Resort Sexual - Capítulo 12

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12. Capítulo 12

Día 12. Al amanecer

Me desperté muy bien descansado al día siguiente. Y más aún cuando, tras recordar el día anterior, me di cuenta de que seguía rodeado por mis chicas. Tumbaditas, con las tetas expuestas. Y Andrea, a mi lado. Con una pierna pasada por encima de la mía, y sus labios en mi hombro. Ay, Andrea, con lo mal que habíamos empezado y ahora me quería tanto...

Elena también se levantó, tenía que hacer su turno. La acompañé a la cocina, y nos tomamos un café, sin la ropa.

"Elena... quería hablar contigo un momento"

"Dime"

"Lo de ayer, cuando te decíamos que vinieras con nosotros. ¿Te presioné demasiado? Es decir, ¿quieres estar con nosotros de verdad?"

Ella asintió y me dedicó una de sus preciosas sonrisas.

"Claro que quiero, JP. Es solo que... me da un poco de miedo el cambio, ¿sabes? Estoy acostumbrada a mi rutina... Al sexo sin lazos con nadie... perdona", dijo. Yo hice un gesto de no tiene importancia, "pero primero con Luna... luego contigo... me siento diferente. No quiero seguir entregándome a más desconocidos, os quiero a vosotros. Y a Andrea, y Matt e Irina porque también me han aceptado muy bien. Así que... me iré con vosotros. Porque quiero ser feliz con vosotros"

Me dio un beso. Eso me gustaba.

"Yo me tengo que ir a trabajar. ¿Vas a ir a despedirte de Leo y Julio? Después de lo de ayer..."

"Quiero hacerlo, sí... ¡mierda! ¡Mi ropa!", dije. "Se quedó en la habitación de esos dos. No puedo salir de aquí desnudo. Y no me puedo ir con lo que me pusieron para venir aquí, está sucia... Y mi llave... agh"

"Tu ropa se la llevó Luna, me dijo que estaría en vuestra habitación hoy", dijo Elena. "Pero no, no puedes salir desnudo... te puedo intentar dejar algo"

Volvimos al dormitorio, las demás seguían durmiendo. Elena se puso su uniforme, y a mi me prestó una camiseta de manga corta, blanca, unisex... y un pantalón corto de deporte femenino. Me quedaba muy ajustado, se me notaba la curva del culo... y el bulto de mi polla. Pero bueno, era para unos minutos nada más.

"Me pondré cachonda la próxima vez que haga deporte con ellos", rio Elena mientras salíamos de allí. Fuimos juntos al ascensor, y me dejó en mi planta antes de irse a trabajar. "Pásalo bien, amor. Disfruta mucho, ¿vale?"

"Igual me animo a visitarte...", le propuse.

"Me gustaría mucho", dijo, colorada.

Yo me dirigí a mi habitación, y llamé a la puerta. A lo mejor Luna estaba aún dormida... pero no. Me abrió la puerta muy rápidamente. En su cara se notaba que había llorado mucho la pasada noche.

"¡JP!", sollozó al verme.

Me metió en la habitación y me dio un fuerte abrazo. Sentí sus manos en mis mejillas, me besó con pasión y volvió a abrazarme. Me estaba llenando la camiseta de mocos y lágrimas. Pero alguien estaba con ella. Apenas me soltó me vi rodeado por otros brazos.

"JP... lo siento... lo siento...", Matt. También lagrimeaba y moqueaba. Apoyó la cabeza contra mi hombro. Joder. Me había acostumbrado ya tanto a los chorros femeninos y al semen que ya ni me importaban, pero sentir sus mocarros contra mi... reconozco que me dio un poco de asquete.

"¿Pero qué os pasa?"

"Debí haber cuidado de ti... vi que Leo intentaba hacerte suyo todo el rato y no lo impedí...", lloró Luna.

"Yo ni siquiera me di cuenta... lo estaba pasando tan bien... JP, no te quería hacer daño"

"Vale, ya basta...", dije, pero seguían llorando. "Chicos...", más llantos. "¡CHICOS!", grité con firmeza. Me llevé dos dedos a la boca y di un silbido tan fuerte que ambos cortaron el llanto. "Vamos a hablar, ¿vale?"

"No... primero tienes que vengarte", dijo Matt, que solo tenía puesto el calzoncillo. Se lo quitó y se puso en la cama a cuatro patas. "Fóllame duro... córrete en mi como quieras, te lo debo... ¡AY!"

Le había dado un azote en el culo. Tal vez me había pasado. Me picaba la mano. Pero me empezaba a cansar de la tontería. Debió darse cuenta, pues se sentó en la cama. Luna se sentó con él, y por fin pude hablar. Les tendí las manos.

"Lo de ayer pasó no porque me obligarais a nada. Ni vosotros, ni ellos. Lo hice porque quería, y me sentí bien. Quizá demasiado y por eso me desmayé. Pero fue en todo momento consensuado. No tenías que cuidar de mi, Luna, porque yo estaba bien. Y quería que vosotros también lo estuviérais. ¿De acuerdo?"

"Pero el desmayo..."

"Lo hicisteis bien. No seguísteis, y me llevasteis con Elena. No habéis abusado de mi. Así que está todo bien, ¿vale?"

"JP...", Matt iba a volver a llorar.

"Os lo digo en serio. Yo estoy bien. Establecimos que los días que nos quedaban en el resort serían para follar mucho, ¿recordáis? Pues en lugar de estar aquí con la pena, deberíamos ir a follar"

Aunque les cayeron un par más de lágrimas, aceptaron mis palabras. Les di un beso a cada uno, me aseguré de que Matt tenía bien su nalga, y luego me puse algo de mi ropa. Bañador limpio y camiseta de tirantes. Más cómodo así. No se me marcaba tanto el paquete. Al contrario que Matt, que ese día había decidido llevar su bañador más ajustado. Pero me parecía bien.

Miré por la ventana mientras Luna también se ponía guapa. Y entonces los vi. Julio y Leo, haciendo un poco de deporte en el bosquecillo. Me despedí de Matt y Luna, y fui para allá. Tenía que darles el último adiós.

Día 12. Por la mañana

Temí llegar muy tarde. Se acercaba la hora del check-out. Pero no. Cuando llegué al parque, solo tuve que buscar un poco entre los árboles y allí los encontré. Parecían centrados en hacer flexiones. Llamé su atención. Casi se caen intentando ponerse de pie.

"¡JP!", dijo Leo. Se acercó a mi, pero al final, se quedó paralizado, a dos pasos de mi.

"¿Estás bien?", preguntó Julio, tampoco se atrevía a acercarse. "Nos quedamos ayer muy preocupados..."

"Estoy de maravilla. Y ayer lo pasé genial con vosotros. No hay nada por qué pedir perdón, ¿vale?"

"Sí lo hay, JP...", murmuró Leo. "Tú..., joder, me gustas muchísimo. Y sentí muchos celos cuando te veía con Luna y Matt... y cuando lo hacías con nosotros me gustaba aún más... No sé cómo Julio puede seguir conmigo después de esto..."

"Porque te amo", dijo él. "Y sé que JP no te ama. Sé que lo pasa genial con nosotros, pero otros se han ganado su corazón, ¿verdad?", me preguntó. Yo asentí. "Y sé que no me dejarías por él, Leo... sé que querías que se quedase con nosotros"

Leo estaba avergonzado. Ninguno de los dos se atrevía aún a acercarse. Yo avancé un poco hacia ellos, lo cual les pareció animar. Abrí los brazos. Quizá la situación se había descontrolado un poco. Pero me caían bien.

"Voy a echar de menos lo que hacemos", dijo Leo. "JP... ¿estarías dispuesto a follarnos una vez más? Quiero llevarme un buen recuerdo de nuestra última vez"

"A mi también me gustaría. Pero igual ya no tenemos tiempo de subir a la habitación", dijo Julio. "Por suerte, aquí no hay mucha gente..."

"¿Queréis hacerlo aquí?", pregunté, sorprendido.

"¿Por qué no?", dijo Julio con malicia.

"¡Estamos preparados! ¡Tenemos ahí la manta de hacer ejercicio, cabemos los tres!", sonrió Leo.

El entusiasmo de la pareja era un poco abrumador, y no tuve más remedio que aceptar. Su energía era como un torbellino cuando me echaron sobre la manta. Antes de darme cuenta, los tres estábamos desnudos, y los chicos estaban entrelazados en la manta, mientras nos cubría un árbol por arriba y los arbustos por el alrededor.

Cuando Julio trepó sobre Leo, empezaron a hacer un 69 delante de mi. Aquello me descuadró un poco, no sabía qué debía hacer. Pero decidí ponerme de rodillas frente a Julio, quien levantó la mirada soltando de su boca la polla de Leo.

"Ooh, ¿es para mi?", dijo con su voz traviesa. "¡Me encantará chupártela!"

Julio tomó mi polla en su boca. Yo dejé escapar un pequeño jadeo cuando sus labios envolvieron mi erección, y empezó a bombear su cabeza arriba y abajo por toda mi longitud. La técnica experta de Julio nunca fallaba en sorprenderme.

"Ah, Julio..."

Sus cabellos se agitaban rítmicamente debajo de mi.

"¡Mm! La polla de JP es muy buena, ¿verdad, Leo?"

Leo no respondió, yo podía escucharle mientras seguía mamando la polla de Julio debajo de él.

"¡Es tan gruesa y deliciosa!", le siguió provocando su novio.

Julio siguió chupando mi polla ruidosamente, intentando conseguir alguna reacción de Leo. Parecían haberse olvidado, o no les importaba, que estábamos en medio del parque y que no debían pillarnos follando. Aunque estábamos tapados, yo podía ver gente en la distancia. Pero si alguno nos estaba percibiendo, pretendían no hacerlo.

"¡Mm! ¡Mm! ¡Qué rico chupar una buena polla!", solto Julio.

De pronto, pude escuchar la voz de Leo protestando bajo el culo de Julio.

"¡Vamos, no es justo! ¡Yo también quiero probar la polla de JP!"

"¡Pues vamos, te toca, Leo!", le dije.

Julio me sonrió cuando me moví al otro extremo, donde estaba la cabeza de Leo. Según me acerqué, Leo se metió mi picha en la boca.

"¡Mmm!", le sentí gemir alrededor de mi polla mientras me la chupaba. Con el culo de Julio justo a mi lado, yo pude descansar mi mano en la curvatura de su glúteo.

"¿A que su polla es buena?", dijo Julio.

"¡Mm-hmm!"

No había duda. La técnica de Leo no estaba tan pulida como la de Julio, pero su habitual entusiasmo lo hacía muy agradable. Yo manoseé con ganas el culo de Julio mientras leo me la chupaba, disfrutando de la temperatura del parque.

"¡Oye, JP! ¡Si vas a seguir tocándome el culo así, más te vale estar listo para darme una buena follada!", me advirtió Julio.

"Oh, estoy listo para eso", sonreí. "Leo, ¿te parece bien?"

"¡Claro!", dijo, liberando mi picha. "¡Me encanta ver cómo follas a mi novio!"

Yo me reposicioné, y deslicé mi polla en el culo levantado de Julio. Entró con facilidad, como siempre me ocurría con él.

"¡Oh, sí! ¡Mmph!"

Julio regresó a la tarea de chupar la polla de Leo, mientras que yo podía sentir al propio Leo lamiendo mis bolas. Empecé despacio a meterla y sacarla de Julio, procurando no ir muy rápido para que Leo pudiera mantener el ritmo. Su boca se sentía genial en mi escroto, y combinado con el culo de Julio apretando mi polla me sentía genial.

"¡Vosotros dos sois increíbles!", exclamé.

"¡Claro que lo somos!", respondió Julio.

"¡Ni lo dudes!", añadió Leo.

"Ah, pero aunque me estás follando de maravilla... quiero intentar una posición diferente, JP"

"¡Oye! ¿Y qué pasa conmigo? ¡Yo también quiero sentir su polla otra vez!"

"Bueno, él ya me está follando", le provocó Julio con voz de puta.

Yo no estaba seguro de qué hacer, así que empecé a mover mis caderas más despacio, entrando y saliendo del culo de Julio mientras los dos amantes discutían.

"¿Lo probamos al piedra-papel-tijeras?", propuso Leo.

"No seas tonto, Leo. ¡Deja que JP decida!"

Oh, ahora la presión estaba sobre mi.

"¿Y bien, JP? ¿A quién te quieres follar ahora?", preguntó Leo.

"Bueno. Creo que mereces un poco de esto", dije, sacando mi polla del culo de Julio.

Nos reacostamos, y tuve a Leo tendido en su espalda enfrente de mi. Julio se acurrucó a su lado, con una sonrisa traviesa y hambrienta en su cara.

"¡Esto es lo que querías, Leo!", le dijo Julio.

Yo presioné mi polla en el culo de Leo, y con una pequeña resistencia, entró.

"¡Aah! ¡Es muy grande! ¡Siempre lo olvido!"

Yo dudé, mi polla descansaba en su culo y él se retorcía debajo de mi.

"¿Estás bien, Leo?"

"S-Sí... ¡Estoy bien! ¡Puedo con esto!"

"Sé que se comporta como si fuera virgen, pero mi chico puede ser enculado muy bien", comentó Julio. Parecía más excitado por ver así a Leo, de hecho su picha aún estaba erecta. "¡Dale lo mejor que puedas, JP!"

"¡Ah, Julio!"

Con la bendición de Julio, empecé a empujar dentro y fuera de Leo, procurando no ir muy rápido al principio. Él gemía debajo de mi, retorciéndose en la manta con los pies al aire a cada lado de mi.

"¿Qué tal, Leo?"

"¡Es mucho, pero me gusta! ¡Sigue follándome!"

Y lo hice, abriendo su estrecho culo mientras aumentaba el ritmo.

"Te ves muy sexy ahora, Leo", dijo su novio.

"Jeje, gracias... ¡ah!"

"Si me preguntas, en mi opinión, este no es el mejor ángulo"

"¿Huh? ¿Gueguieres decir?"

Leo gimió cuando Julio le hizo girar sobre si mismo, dando la vuelta con mi polla aún en su culo. Yo apreté los dientes, la sensación era demasiado. Al final, Leo estaba sobre sus manos y rodillas debajo de mi.

"¿Qué tal ahora? ¿No se ve mejor así?", preguntó Julio, con malicia.

"Debo admitirlo, se ve precioso"

"¡Julio, tienes que avisarme antes de hacer algo como eso!"

El gran culo de Leo estaba levantado hacia mi, y yo podía verlo temblar con los impactos ahora que estaba volviendo a follármelo. Julio sujetó a su novio por sus caderas, mirándome mientras yo se la metía.

"¿Te sientes bien, JP?", me preguntó.

"Mucho", era verdad, me sentía más cerca del orgasmo con cada embestida. Pero no estaba seguro de si debía hacerlo, no aún. "Pero quiero volver a follarte a ti"

"¡Ja! Lo sabía, soy adictivo!", rió Julio. "¿Te parece bien, Leo?"

"Sí, yo también quiero verte"

Y me vi tumbado con la espalda sobre la manta. Julio empezó a cabalgar mi polla con gusto, de cara hacia mi

"¡Mmph! ¡Es tan bueno así! ¡Puedo tener el control!"

Leo trepó encima de mi, pasó una pierna sobre mi cabeza, su polla se balanceaba sobre mi. Empecé a chupar y lamer su miembro, asegurándome de que no se sentía fuera mientras su novio cabalgaba mi falo.

"Ahh, se siente tan bien, JP...", suspiró Leo. Julio también gemía.

"¡Mm! ¡Ah! ¡Hah!"

Julio rebotaba arriba y abajo de mi polla, su culo chocaba contra mi pelvis cada vez que se la metía hasta el fondo. Desde mi posición, un poco más allá de la polla de Leo, le podía ver que empezaba a lamer los pezones de Julio.

"¡Ah, Leo! ¡Sabes que los tengo sensibles!"

"¡Por eso me encanta jugar con ellos!"

Leo continuó chupando los pezones rosados de Julio, alterńandose entre ambos mientras este seguía cabalgándome.

"¡Ah, eso no es justo, se siente demasiado bien!"

Después de un momento, Leo se bajó de mi cara. Aprovechando el momento, me senté.

"¿Eh? ¿Qué?", preguntó Julio, confuso.

Le había pillado con la guardia baja, y le hice tumbarse en la manta.

"Jejeje, me has pillado, JP..."

"¿Y qué tal así?", pregunté mientras volvía a hundir mi polla en su culo hambriento.

Sujeté los tobillos de Julio al aire y empecé a metérsela más rápido y profundo.

"¡Aah! ¡Sí! ¡Es perfecto!"

Leo se quedó cerca de él, y volvió a lamerle los pezones.

"¡Joder, eso no es justo, Leo!", intentó protestar, pero se le veía sonreír.

"A ti también te encanta"

"¡Hnngh!"

La lengua de Julio se salió de su boca mientras Leo y yo le hacíamos la doble estimulación. Desde este ángulo, mi orgasmo ya no tenía vuelta atrás y era cuestión de segundos el correrme.

"¡Chicos, voy a correrme!"

"¡Hazlo en nuestras caras!", apremió Leo.

"¡Sí, deja que lo compartamos!"

En un momento, ambos chicos estaban de rodillas delante de mi, lamiendo y chupando mi polla al unísono.

"Mm, puedo sentir tu sabor, Leo..."

"No digas esas cosas..."

Trabajaron juntos para acercarme al límite del orgasmo, sus estilos dispares funcionaban bien como tándem.

"¡Leo! ¡Julio! ¡Me corro!"

"¡Dánoslo!"

"¡Cubrenos con tu semen, JP!", pidió Julio.

Eché la cabeza hacia atrás en el momento en que me corría. Primero sobre Leo, y a continuación sobre Julio.

"Ah... está caliente" suspiró Leo.

"Genial, JP. No todos pueden hacernos esto", aseguró Julio.

Yo me senté sobre mis talones, admirando lo que les había hecho. Sus caras cubiertas por mi semen, incluso un poco les había caído en sus lenguas.

"Túmbate, Leo", ordenó en ese momento Julio.

Pude ver a Leo tumbarse sobre la manta. Julio trepó sobre él, dejando que la lefa que había en su boca cayera.

"Ahh...", Leo abrió mucho la boca, expectante, dejando que cayera todo dentro. Julio entonces se dejó caer, besando a Leo en los labios. Podía escuchar mi semen chapoteando entre sus bocas mientras lo hacían. Yo me relajé, recuperando el aliento mientras disfrutaba de las vistas. Estaba todo bien...

"¿Qué cojones estáis haciendo?", tronó una voz a nuestras espaldas.

Nos giramos. Era uno de seguridad.

Día 12. Antes de comer

"JP... ¿recuerdas las normas... que prohíben tener sexo en las zonas públicas?", me preguntó Elena.

"Sí... lo siento, Elena", respondí.

"Te lo dije... no quiero tener que expulsarte..."

"Lo sé... perdóname..."

"Me vas a causar un lío si te vuelven a pillar", me advirtió.

"No me pillarán, Elena..."

"Aaaaahhh... no debería estarte regañando ahora mismo...", gimió.

Me habían llevado a su despacho. Leo y Julio, que ya iban a irse, no estaban afectados por aquella norma (aunque podrían vetarles el acceso si volvían a intentar reservar) pero a mi me quedaban aún dos días por delante y debía portarme bien. Así que había decidido disculparme con Elena de la mejor forma que sabía. Me metí bajo su mesa, le quité las bragas, y empecé a chupar su su coño.

"Es para que me perdones", le dije mientras seguía usando mi lengua en su rajita. Empezaba a gotear.

"Yo te perdono, pero... ohhhhhh... no te juegues la estancia ahoraaaaaaah", se sujetaba a los reposabrazos de la silla. "Y menos por ellos dos..."

"Era el polvo... de despedida", dije y empecé a deslizar un dedito en su chocho. Acompañado de mi lengua. Eso le dio aún más placer. "¿Cómo nos han pillado?"

"Te lo dije... desde aquí... ih... ih... veo todo...", dijo, señalando la ventana. Y en ese momento me sujetó la cabeza. Empezó a frotar su coño contra mi lengua. Yo me sujeté a su cintura y se lo comí con más ganas. Le metí un segundo dedo. A buen ritmo. Con ganas. Y de pronto, unos chorros salados me mancharon la cara. Seguí usando un poco mi lengua, estirando su corrida, hasta que me pidió detenerme. "Ya... ya..."

"¿Seguro? Puedo seguir", le propuse. Pero ella negó, así que retrocedí con cuidado y me senté en mi silla mientras ella reposaba. "Así que mandaste al vigilante a por mi..."

"Sí... pero porque quería que te trajeran aquí, otra no sería tan indulgente. No contaba con que me iba a llevar esto...", dijo. "Sátiro"

"Podría haber hecho esto más días. Si hubieras querido", le recordé.

"No es profesional..."

En ese momento, le entró un correo electrónico.

"¿Me voy?", le pregunté.

"Vuelve ahora... Julio y Leo están en la recepción para decirte adiós. Y ahora te cuento algo"

"¿Te fías de ellos?"

"Me fío de ti", me dijo con una sonrisa.

Salí de allí y fui al vestíbulo. Con una gran maleta para ambos, ahí estaban Leo y Julio, esperando. Con carita triste. Y aún así no podían disimular el orgasmo que habían tenido conmigo antes de aquello.

"No me gusta decir adiós", dijo Julio.

"Digamos hasta el verano que viene", le propuse. "¿Volveréis por aquí?"

"Seguramente. Nos lo hemos pasado de maravilla", dijo Leo. "Te echaré mucho de menos..."

"Un momento", les dije. Me acerqué al mostrador y les pedí un papel y un boli. Escribí en él y volví con mis amigos. "Este es mi teléfono. Podemos hablar por WhatsApp, llamarnos a ver qué tal... me caéis bien, me gustaría que seamos amigos fuera de aquí"

"¿Amigos con derechos?", preguntó Leo, con un tono de voz ilusionado.

"Quién sabe... yo voy con lote", le recordé.

"Ha sido un placer estos días, JP. Me alegro de haberte conocido", dijo Julio, estrechándome la mano. Yo le devolví el saludo. Esperaba que, al menos, su relación con Leo no estuviera demasiado tocada por mi culpa y que aún había esperanza para ellos.

"Lo mismo te digo. Leo...", le tendí la mano.

Pero me besó. Un beso lento. Tierno. Casi romántico. Me dejé llevar. Sentí su lengüita dentro de mi boca. Gemí, y él también. Creo que se detuvo a tiempo antes de intentar quitarse la ropa.

"Te echaré de menos", repitió.

"Qué demonios...", suspiró Julio, y en ese momento me vi besado por él también. Nuevamente gemimos mientras nuestras lenguas entraban en la boca del otro. Cuando cortó el beso, un hilillo de baba le caía por la comisura de la boca. "Cuídate mucho"

"Igualmente", les dije.

Julio agarró la maleta y se marchó con Leo. A paso lento. Estaban tristes. Y qué demonios, yo también un poco. Mi relación con ellos se basaba exclusivamente en el sexo, sí, pero me caían bien. Ojalá nos pudiéramos ver el siguiente verano. O un poco antes, poder quedar en algún sitio a tomar algo. Y follar... bueno. Si mis parejas consentían, por supuesto.

Regresé con Elena, que estaba terminando de escribir un correo electrónico.

"¿Ya?"

"Ya"

"Sabes que esos dos están enamorados de ti, ¿no?"

"Bueno. Espero que su relación sobreviva sin mi. ¿Qué me ibas a contar?"

"Pues voy a hacer la pausa para comer, así que, ¿qué tal si nos juntamos los seis y os lo cuento?", propuso Elena.

"Genial"

Día 12. Hora de comer

"¿Que mañana vamos a poder qué?", preguntó Luna, sorprendida.

Matt estaba sentado entre ella y Andrea. Y, frente a ellos tres, yo tenía a Elena y a Irina a mi lado. Estábamos comiéndonos unos hot-dog mientras Elena nos contaba la noticia. Era sobre el e-mail que había recibido antes de irme a despedir de mis amigos.

"Esta tarde-noche harán el anuncio oficial, pero sí. Mañana se permitirá por primera vez en mucho tiempo el sexo en público por todo el resort", confirmó Elena.

"Pero pensaba que eso estaba prohibido", dijo Irina.

"Normalmente sí. Pero mañana no hay ningún check-in ni check-out. Así que no habrá que tener cuidado con si alguien entra o sale. Y como hay muy pocos días al año que nadie entra ni sale del resort, pues por eso se reservan esos días para el sexo libre por todo el recinto. De ocho de la mañana a tres de la madrugada"

"¿Y qué pasa con los empleados?", preguntó Matt. "¿Seguiréis... prohibidos?"

Elena sonrió.

"No. También podremos follar. De hecho, van a poner un mensaje automático para recepción, si alguien llama de fuera, la locución les dirán que reserven por la web. Así no las escucharán si en ese momento están follando. Quedaría feo que atiendan una llamada mientras se comen una polla", bromeó. "Sí que podrán atender llamadas de dentro... y lo mismo los de seguridad, podrán follar pero siguen de guardia para evitar que no haya ningún abuso"

"O sea... que mañana a estas horas, todo esto podrá ser una película porno", comentó Irina mientras miraba alrededor. "¿Y qué pasa con los puestos de comida?"

"Igual. Se irán cubriendo los turnos si alguno va a follar. Y por supuesto, no podrán tener sexo con la comida cerca... aunque si alguien quiere, ellos les pueden ofrecer su salsa especial", dejó caer. Todos entendimos.

"¿Y por qué finaliza a las tres de la mañana?", preguntó Andrea.

"A esa hora entrará un servicio especial de limpieza", nos explicó. "Se limpiará también todo el agua de la piscina, porque más de uno de correrá dentro... paredes, suelos, moquetas... la idea es que pasado mañana a primera hora esté todo adecentado para seguir con nuestras rutinas"

"Nuestro último día", suspiré. "Creo que tengo una idea. Sé que dijimos que estos días podríamos follar libremente, pero ¿y si mañana aprovechamos como último día con desconocidos, y al día siguiente ya nos reservamos para nosotros? Hacemos algún plan juntos, luego podemos quedarnos en un dormitorio... como lo de ayer pero nosotros seis juntos"

"Yo me tendría que pedir la mitad del día para poder hacerlo", dijo Elena. "Pero me parece bien. Total, ya he dado los quince días de preaviso. Es oficial, me voy con vosotros", añadió con una sonrisa. "Por cierto, Irina. ¿Dijisteis adiós a las demás cuando decidísteis quedaros?", preguntó. Cierto. Andrea e Irina habían venido con más amigas al resort...

"Sí, lo hicimos. Fue un poco fría la cosa, no entendían lo que hacemos. Ni falta que hace", dijo Andrea.

"Pero nos desearon lo mejor, y se marcharon. La verdad... me gustaría seguir en contacto con ellas", dijo Irina. "No son compañeras sexuales, son amigas. Y creo que ninguno de vosotros debería dejar atrás toda su vida. Se supone que tenemos que tener un proyecto común, no alejarnos de todo el mundo"

"Yo no tengo muchos amigos fuera de aquí, pero estoy de acuerdo. Vida conjunta. Nuestra gente y vosotros", apoyó Luna.

"Así lo haremos. ¿Brindamos?", propuse.

Levantamos las bebidas.

Día 12. Después de comer

"JP, ¿te quieres ir a dar una vuelta con Luna y Andrea?", me propuso Matt. "Irina y yo... vamos a preparar algo"

Yo miré extrañado a los demás, pero hubo un asentimiento general. Elena tenía que volver a trabajar, así que acepté. Me fui con Luna y Andrea por la tarde. Empezamos primero disfrutando de la playa. Era artificial, sí, pero parecía totalmente natural. Nos ayudamos mutuamente a echarnos crema solar, y luego estuvimos un rato tumbados, sin decir nada. Simplemente tomando el sol, en tres toallas mientras juntábamos nuestras manos. Habíamos acordado que, ya que al día siguiente tendríamos sexo casi sin descanso, lo mejor era descansar un poco ese día.

Después de un chapuzón en el mar, pensamos que estaríamos más cómodos en las piscinas, y allí que fuimos. En la hierba nos encontramos con un grupo de amigos jugando al volleyball. Un chico y cuatro chicas. Nos invitaron a jugar con ellos, y decidimos hacer una partida de strip-volley: una de sus amigas se pasó a nuestro grupo para jugar un cuatro contra cuatro. Cada punto marcado significaba que alguien del otro equipo se quitaba una prenda. Pero con bañadores. Así que el otro chico y yo sólo teníamos el bañador puesto, mientras que las chicas tenían el bikini. Perdía el primer equipo que se quedase por completo desnudo.

Tuvimos bastantes espectadores interesados. Andrea fue la primera en quitarse el sujetador del bikini cuando nos marcaron, pero nosotros ganamos los dos siguientes puntos. Y una chica del equipo opuesto pagó ambos puntos, desnudándose por completo. Aquello me distrajo, y nos marcaron un punto. Miré a Luna, disculpándome, pero me detuvo cuando estuve por desnudarme. Y se quitó ella la prenda. No el sujetador. Directamente la parte de abajo, exhibiendo su polla. Me sorprendió su actitud. Pero los silbidos de admiración la animaron aún más.

Fue un partido ajustado. De hecho, en el último punto, el otro chico y yo éramos los únicos con el bañador puesto. Le tocaba a él sacar. Se impulsó de un salto y golpeó la pelota. Pero calculó mal. Y la pelota tocó la red. Rebotó hacia atrás. Y perdieron. Sonreí con satisfacción. El chico, asumiendo su derrota (aunque no le vi muy triste por ello), se desnudó para la concurrencia, mostrando su falo, completamente duro.

"Habéis ganado", dijo, y se acercó a mi. Me estrechó la mano. "Buen partido"

"Igualmente"

"¿Puedo verle la polla a mi ganador también?", me preguntó. Tras él empezaban a juntarse las chicas de su equipo, y detrás de mi, mis compañeras. Yo acepté y me desnudé también. El chico aquel me la miró con asombro. La suya no era tan grande, pero tampoco se podía decir que estuviera mal dotado. "¿Qué os parece si...", se lamió los labios, con descaro, "os damos cinco minutos de oral por habernos ganado?"

Miré a las demás. La chica que se había unido a nuestro equipo temporalmente parecía entusiasmada con la idea. Igual que las del otro equipo. Así que tuvimos que aceptar, por supuesto. Nos fuimos rápidos a los vestuarios que ofrecían las piscinas, y ahí pude dejar a aquel chico que me la chupase tranquilamente. Me gustó su boca. Era cálida, y su lengua cuidaba muy bien de mi pene. Delante de mi podía ver a Luna, gimiendo mientras otra de las nenas chupaba su polla, y Andrea gozaba de la lengua de otra en su coñito.

"¿Me pueo hacé una paha mientash?", me preguntó el chico mientras seguía dedicado a mi polla. Miré el reloj.

"Sí, pero... ya van a pasar los cinco minutos..."

"Lo shé", dijo

Fueron más de cinco minutos. Quince, los que tardé en correrme. Luna tardó un poco menos en llenar de lefa la boca de la chica que la daba placer, y Andrea consiguió acabar dos minutos después que yo. Mi amigo se corrió sobre el suelo mientras seguía chupando mi pene. Lo dejó completamente limpio antes de liberarla.

"El próximo partido lo ganaremos nosotros", dijo mientras salíamos de allí como si nada hubiera pasado.

"Eso está por verlo", le dije. Nos echamos a reír y luego nos fuimos. Luna y Andrea me escoltaron. Caía la noche y había que ver qué idea tenían Irina y Matt.

Día 12. Caída de la noche

Llamé a la puerta del dormitorio de Irina. Luna y Andrea se fueron, dejándome esperando. Un minuto después, ella abrió.

"Adelante", me invitó, con una sonrisa.

Abrió la puerta del todo y entonces pude verla. Se había puesto un sujetador y unas bragas de cuero. Llevaba una fusta en la mano. Estaba tremenda con esa pinta. No se había puesto antifaz, pero sí se había pintado el contorno de los ojos en color negro, lo suficiente como para dar un aspecto más dominante a su aspecto. Me fijé en que las bragas no estaban del todo cerradas. Tenían un agujero, justo donde estaba su coño. Sonreí.

Pero me llamó más la atención llegar a la cama y toparme con Matt, tumbado, con solo un boxer (casi un tanga) también de cuero puesto. Y sobre la cama, dos juegos de esposas, una mordaza de bola, un dildo con un cinturón, cuerdas...

"¿Qué es todo esto?", pregunté.

"Hemos pensado en algo diferente para esta noche", dijo Irina. "El día que os vi follar a los dos me gustó mucho. Y hoy he pensado que podríais ser los dos míos. A mis órdenes. Y Matt quería además ser sumiso, así que hemos montado un poco esto"

"Hostia..."

"La idea es usar los juguetes sobre todo con él. A ti te dejamos elegir si los aceptas o no. Solo tienes que obedecerme si quiero que le hagas algo, o que él o yo te lo hagamos"

"Espera... Matt... ¿por qué haces esto?", le pregunté. "¿No será por lo de ayer?"

"Más o menos", asintió. "Tú dijiste que ayer aceptaste en todo momento y querías hacerlo... bueno, ya te dije que soy un pervertido. Yo quería probar estas cosas. Y ahora mismo, solo me atrevo a hacerlo con vosotros dos. Solo confío en vosotros para entregarme por completo"

"Luna, Elena y Andrea lo saben también y aceptan que de momento sea así. Así que tendremos que hacerlo muy bien para que se atreva a hacerlo más veces con todas, ¿verdad?", me dijo Irina.

Yo asentí, un tanto preocupado. Pero se me fue la preocupación cuando vi los ojos, ilusionados de verdad, en Matt. Si yo aceptaba ese juego él era feliz.

"Y antes de empezar: si alguien quiere parar esto, solo tiene que gritar ¡rojo!. Vamos, Matt. Empieza por quitarle la ropa a JP", ordenó Irina, y golpeó el colchón con la fusta.

Matt obedeció rápido. Se incorporo y me quitó la camiseta. Muy pegado a mi cuerpo, sentía su calor. Se arrodilló mientras me bajaba los pantalones, y su cara se rozó con mi polla.

"No puede chupártela sin mi permiso", me dijo Irina mientras Matt volvía a subir. Su cara volvió a frotarse contra mi falo, sin atreverse a abrir la boca. "Y ahora, dale un beso mientras le tumbas en la cama, JP"

Empecé a empujar el cuerpo de Matt con el mío mientras le daba un beso. Matt lo aceptaba completamente pasivo. Invadí su boca con mi lengua mientras le tumbaba. Cayó en la cama, y le fui moviendo hasta que quedó lo suficientemente arriba como para que Irina le pudiera atar las muñecas al cabecero.

"Ven aquí, JP", me ordenó Irina, que estaba a los pies de la cama. Me fui con ella, y entonces, vi que empezaba a jugar con su pie con el pene de Matt, aún tapado por el boxer de cuero. "Ponle esto", me dijo, y me tendió una de esas mordazas con una bola. Con mucho cuidado, me acerqué a Matt, quien abrió la boca. Conseguí ponérsela sin hacerle daño, y la até a su nuca. Luego volví con Irina, que se bajó el sujetador, enseñándome las tetas. "Chúpamelas. Vamos a torturarle haciéndole mirarnos"

De reojo vi a Matt que nos observaba con atención. Yo me centré en las tetas de Irina, Intenté usar las manos, pero ella me dio un suave golpecito. Solo boca, vale. Pues me senté de rodillas en la cama (ella sonrió) y empecé a chuparlas, mientras ella seguia torturando a Matt haciéndole aquella tortura sobre su picha tapada. Yo disfruté de las tetas de Irina, sus pezones se volvían duros en mi boca. Primero la izquierda, luego la derecha... Mi polla empezaba a humedecerse pero yo no me podía tocar. No si ella no lo permitía.

"Estoy cachonda, JP, esto me está gustando", me susurró antes de volver a ponerse dominante. "¿Por qué no usas también tu pie en el pene de Matt? Tu Ama se cansa"

Asentí y estiré el pie. Sentí la polla de Matt bajo mi planta mientras yo seguía chupando aquellas tetas. Hasta que de pronto, ella se subió el sujetador y me plantó un fuerte beso en la boca. Su lengua me invadió, y se aseguró de que Matt podía verlo perfectamente. Y entonces tuvo otra idea, y nos hizo movernos sobre la cabeza de él. Volvió a besarme, un beso cargado de saliva que iba resbalando sobre el pecho de Matt, quien parecía sufrir al ver nuestras bocas besándose sin poder intervenir.

Cuando estuvo satifecha, ella le acarició la cabeza y me indicó que le liberase. Le hizo ponerse de pie y darse la vuelta, me fijé entonces en que ese boxer estaba preparado con un agujero en el culo también. Me pregunté cuánto tardaría Irina en usar el dildo, pero de momento solo me hizo ponerme en pie.

"Voy a ser buena con vosotros. Os vais a besar ahora para mi. Pero no os podéis tocar las pollas... con las manos. Es más. Manos a la espalda", nos ordenó.

Matt y yo empezamos a besarnos, de pie, mientras ella nos ataba las manos a ambos. Una cuerda larga, que impedía que pudiéramos usar nuestras manos en el cuerpo de otro, de modo que nos besamos y juntamos nuestros cuerpos. Irina no le había vuelto a poner el bóxer, de modo que nuestras pollas podían al menos refrotarse juntas. E Irina, por su parte, empezó a envolvernos con las cuerdas. Nada muy elaborado. Pero lo suficiente como para que, de pronto, no tuviéramos tanto margen de maniobra. Estábamos casi inmovilizados, solo podíamos mover la cabeza por el movimiento del beso. Y nos había atado las pollas juntas también. Estábamos a un movimiento brusco de caernos.

¡Plas! En ese momento, Irina me dio un azote. Yo gemí contra la boca de Matt. Él también recibió un azote. Nos dejó así varios minutos, mientras jugaba con la fusta por nuestros cuerpos. Mi polla goteaba un poco de preseminal. No mucho, la situación era incómoda como para excitarme por completo. La de Matt también seguía dura, y de pronto notamos que las cuerdas se aflojaban un poco. Mi torso y el de Matt se pudieron separar, pero nuestras cinturas seguían unidas.

"¿Os gusta si hago esto?", preguntó Irina, pasando una mano entre nosotros y empezando a hacernos una paja a la vez.

"Sí, Ama", dijimos ambos.

"¿Y os parece bien disfrutarlo y que yo no sienta nada?"

"No, Ama", seguimos el juego.

"Pues ahora me vais a compensar", dijo. Miró a Matt, quien asintió con una sonrisa de satisfacción. Irina terminó de soltarnos, y nos movimos un poco para desentumecernos. "JP, sube a la cama. A cuatro patas. Y separa las piernas", me ordenó.

Subí a la cama como ella me indicó. Me dio un azote: mi culo apuntaba a la pared y ella me quería al revés, hacia el cabecero. Cuando estuve en la posición correcta, de pronto se subió sobre mi. Sentada sobre mi culo.

"Matt, ponte el boxer", le ordenó. Qué raro. ¿Cómo iba a hacerle follarme con eso puesto? "Y ven aquí". Todo sucedía a mis espaldas. Noté el colchón hundirse cuando Matt se subió. Irina en ese momento separó las piernas. "Vamos, haz que me sienta bien con tu boca..."

Matt empezó a chupar el coño de Irina. Debía ser difícil, tenía un agujero no muy ancho para meter la lengua, pero parecía ser suficiente. Ella empezó a gemir. Escuché su mano sujetando los cabellos de Matt mientras este se lo comía.

"No... aaaaaah... no te olvides de él...", dijo Irina, separando mis nalgas.

Gemí cuando noté la lengua de Matt chupando mi ojete. Increíble. Irina lo estaba haciendo de maravilla. Noté mis manos flaquear un poco de lo bien que me sentía. Sentí que me daba un par de azotes, no muy bruscos, mientras Matt me daba placer con la lengua. Me dio un pequeño descanso, para volver al coño de Irina un rato. Me pregunté si aquella dilatación serviría para algo.

Irina al final hizo a Matt detenerse y se bajó de mi culo. Con cuidado, me ayudó a tumbarme, había estado mucho tiempo en esa posición y ahora me dolía un poco la cadera. Pero no lo suficiente como para no jugar más. Se puso de pie en la cama, mientras Matt y yo seguíamos de rodillas.

"JP, dame el dildo, y ayúdame a atármelo", me ordenó.

Obedecí. Sujeté el dildo, y... era grande. Más que mi polla, y la de Matt. Me recordaba casi la polla de Marc. Tragué saliva mientras sujetaba el dildo sobre la pelvis de Irina y le ayudaba a atárselo. Pronto lo tenía puesto. Impresionante. Me ponía cachondo solo de verla con ese falo que parecía real entre sus piernas.

"Matt... en cuatro", dijo con una sonrisa.

Él hizo caso. Pero me sorprendió cuando ella no se puso en su culo, sino en su cara.

"Chúpamela", le dijo. Y vi a Mat empezar a mamar aquella polla de goma como si fuera real. Cerró los ojos, le escuché gemir. "JP... tienes que preparar su culo. Así que métesela"

"S-Sí, Ama...", dije. "¿Puedo usar lubricante?"

"Un poco", dijo ella, "déjame el bote"

Le pasé el bote de la mesa de lubricante, y dejó caer un chorrito sobre mi polla. Muy justito.

"Vamos, JP, fóllatelo o te voy a follar yo", me avisó.

Me hizo una paja para tener el lubricante bien extendido y se la metí a Matt. Uf, sí, cómo me gustaba su culo. Matt aguantó muy bien cuando, de pronto, Irina le sujetó y empezó a follarle la boca. Yo empecé a seguir el mismo ritmo en su culo. Era delicioso. Se adaptaba de maravilla a mi falo. Me hubiera gustado hacerle una paja, pero solo Irina consentía cuando darnos placer. Así que me limité a sujetarme a su culo mientras se la metía, una y otra y otra vez...

"Quieto, JP", me ordenó Irina. Sacó el dildo de la boca de Matt. "Ahora lo ha lubricado perfectamente, y me lo voy a follar yo. Date la vuelta, Matt", le dijo. "Túmbate, JP. Matt, se la puedes chupar, pero... no se puede correr"

Matt asintió. Me miró a los ojos. Con la mirada le pregunté si estaba seguro. Él asintió y empezó a chuetear la punta de mi polla. Vi a Irina alineando el dildo con el culo de Matt. Ojalá se lo hubiese preparado bien.

"Aaaaaah...", gimió Matt cuando sintió que le entraba dentro. "¡Es enorme!"

"¿Tu Ama tiene la polla grande?", preguntó Irina. No se la había metido aún por completo.

"Sí, Ama, la tienes muy grande"

Irina retrocedió la cadera y volvió a empujar dentro de él. Matt volvió a gemir.

"¿Te gusta mi gran polla?"

"¡Sí... me gusta tu gran polla!", gimió Matt.

Le sentí gemir de nuevo mientras me la chupaba. Irina no se lo podía meter de una vez todavía. Pero poco a poco lo iba consiguiendo. Matt suspiraba y jadeaba contra mi polla mientras Irina le follaba. Yo lo estaba disfrutando. Me sentía realmente en confianza con ellos. Vi a Irina sujetándose a las caderas de Matt y follarle con energía. Y él... sus ojos cerrados mientras disfrutaban de mi polla...

Y en ese momento, desobedecí a Irina. Me corrí. Por la lengua y la boca de Matt. Y sus mejillas. Mientras Irina seguía follándole el culo con ganas. Hasta que se dio cuenta de lo que yo había hecho.

"¡JP, échate atrás!", dijo, y tuve que retroceder. Matt se limpió los restos de mi semen de la boca y me miró con cara de pena. "¿Sabes lo que has hecho?"

"Perdón, Ama..."

Irina empezó a bajar el ritmo de la follada que le hacía a Matt. Bajó el ritmo suavemente, hasta que decidió sacársela por completo. Le dio una suave caricia en el culo antes de venir a por mi.

"JP, tenías prohibido correrte sin mi permiso", me dijo

"Perdón, Ama... no he podido evitarlo"

"¿Voy a tener que castigarte?", me preguntó, severa.

"A lo mejor sí, Ama...", respondí, con carita y voz de zorra. Me costaba mucho mantener el papel en ese momento. Incluso ella pareció notarlo y perdió la concentración.

"Joder. No me digas que quieres que te folle con esto", me dijo.

"¿Por qué no? A Matt le estaba gustando"

"Se supone que yo estoy al mando", me recordó ella. "Más castigo sería para ti si no te lo hago, ¿no?"

"Pero a ti te ponía cachonda follarle", le recordé.

Me sonrió y luego me miró muy seria. De pronto, me vi con las piernas hacia arriba. Y de un movimiento, Irina me metió el dildo.

"¡Whooooooah!", suspiré. Era grande, sí. Y mi culo sin dilatar.

"Te lo mereces, por correrte sin permiso", me dijo Irina mientras empezaba a mover las caderas. Mi culo ofrecía un poco de resistencia pero empezaba a ceder fácilmente.

"Sí, Ama... me lo merezco, he sido malo"

"Y voy a follarte hasta que me canse", me dijo.

"Sí, Ama... toma mi culo..."

"¡Matt!" suspiró Irina. "¡Tú no te has corrido! ¡Y tengo el coño ardiendo! ¡Fóllame!"

"¿Seguro?"

"¡Haz caso a tu Ama, fóllate mi coño!", le ordenó mientras seguía follándome a mi.

Él se dio prisa en quitarse el bóxer. Irina aflojó el ritmo cuando la invadió la polla de Matt. Suspiró. Echó la cabeza hacia atrás y empezó a besarse con él mientras mantenía el dildo entrando y saliendo de mi. Yo ya me había acostumbrado al tamaño... bueno, no del todo pero ahora me recorría el placer cada vez que lo tenía por completo dentro. Luego Irina me besó a mi, y empezó a hacerme una rica paja mientras seguía follándose mi culo.

Matt terminó corriéndose dentro de Irina, y esta acabó a la vez. Demasiada estimulación. Pero dejó el dildo bien dentro de mi culo mientras continuaba con la paja que me hacía, hasta que me corrí también. Agotados, nos echamos sobre la cama. Ayudé a Irina a desnudarse por completo, ya libre de su disfraz de Ama.

"¿Qué tal ha estado?", preguntó.

"De maravilla", dijo Matt.

"Un diez", respondí. "¿De dónde ha salido ese pedazo dildo?"

"Es... mío" confesó ella. "Pero lo he usado muy poco porque era muy grande. Y aún así... vosotros lo habéis tomado como dos campeones", sonrió. "¿Seguro que te has quedado satisfecho, Matt? Igual te hubiera gustado hacer más cosas con JP..."

"Le he tenido en mi culo y en mi boca, qué más puedo pedir", rió él. "¿Tú estás bien, JP?"

"Genial. Aunque un poco cansado. Y creo que para mañana deberíamos ahorrar energías"

"Tienes razón. Mañana vamos a follar muchísimo con la gente", dijo Irina.

Nos quedamos un rato más hablando, pero el cansancio y el sueño hicieron su trabajo y al final nos quedamos dormidos.


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