Vacaciones con mis primos (4)

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(los nombres, oficios, y demás posibles datos de carácter personal han sido modificados para proteger la identidad de los implicados, empezando por yo mismo)

Desperté a la mañana siguiente entre los brazos de mi prima. Por supuesto, ambos seguíamos desnudos, ya que nadie iba a entrar en el dormitorio de dos chavales para taparnos. Me tenía sujeto como si fuera un peluche, e incluso cuando me giré hacia ella, no me soltó.

Ten cuidado. Tu prima es preciosa y te está empezando a gustar. Y Rocío también”, me dije. Y era cierto. Eran listas, guapas, y tenían unos cuerpos perfectos.

Pero yo tenía una salvación a mano. Alicia, la chica rubia de la playa. Si teníamos la suerte de coincidir con ella de nuevo ese día, iba a intentar seducirla. Una chica que fuera como mis primas pero sin ser familia era lo que yo necesitaba. Estaba riquísima, y me puse cachondo pensando en qué pasaría si lograra llevármela a la cama.

“Buenos días, primo”, dijo de pronto Yolanda, con los ojos entrecerrados aún por el sueño. Fui a responder, pero me dio un beso de buenos días. Por supuesto, en los labios. “Es muy pronto, vamos a quedarnos un poco más…”

“Es pronto y vamos a ir a la playa”, le recordé. “Querremos tener un buen sitio, ¿no?”

Yolanda hizo un puchero, pero me soltó y se estiró, desperezándose. Yo me fui adelantando para ir a preparar café. Llamé al dormitorio de mis primos para que se fueran levantando también, y puse la cafetera.

Oye, primo, ¿te importaría taparte?, dijo a mi espalda mi prima Rocío, de cachondeo.

No me había dado cuenta de que yo aún seguía desnudo cuando fui a hacer el café, y estaba luciendo mi pene al viento, medio empalmado. Morí de la vergüenza.

“Tranquilo, es broma. No te tapes. Alegrame la vista”, dijo, y me guiñó un ojo.

“Por favor, Rocío, eso es un poco violento”.

“Pues tranquilo, que no estoy de broma. En serio. Como no tengas cuidado, te vas a ligar a Ángela”.

Alicia”.

“Eso”.

No supe qué problema tenía mi prima con que me ligara a Alicia. De hecho debería alegrarse por mi. Pero como ya he dicho yo aún no entendía cosas.

Desayunamos fuerte y nos encaminamos a la playa. Empezaba a llenarse, y teníamos que darnos prisa para coger un buen sitio. Logramos un lugar lo bastante cerca del agua y de un chiringuito con buena pinta, y plantamos la sombrilla para evitar quemarnos.

“¿Os habéis puesto la crema solar?”, preguntó Enrique. Negamos mis primas y yo con la cabeza. “Pues me voy adelantando al agua. Que no se os olvide ponerosla ya”.

Caminó hacia el agua. Yo me quedé en las toallas con mis primas y empecé a echarme crema por los hombros, el torso, las piernas…

“Primo… ¿nos ayudas?”

Yolanda y Rocío estaban echadas sobre las toallas, bocabajo, y con el sujetador del bikini desabrochado. Pretendiendo que les echase la crema por la espalda.

Obviamente no iban a aceptar mi negativa. Y me sinceré conmigo mismo: me apetecía hacerlo. Me situé entre ambas y dejé caer un poco de crema sobre ambas. Una mano sobre la espalda de cada una, y empecé a restregar, asegurándome de que las embadurnaba bien. Veía su piel brillante por el producto. Me volvieron a parecer diosas. Y no pude evitar fijarme en que incluso así, podía adivinar sus pechos…

“¡Hoooooooooola!”, saludó una voz que no tardé en reconocer.

Ahí se acercaban Alicia y Tania. Esas dos chicas que me hipnotizaban se acercaban a nosotros. Traían una bolsa con ellas, además de las toallas atadas a la cintura.

“¡Hola, Alicia!”, saludó Rocío, mientras se ataba el sujetador… después de incorporarse, así que por un momento nos mostró las tetas a todos los presentes. “¿Cómo nos has visto? Con tanta gente…”

“De casualidad. Vi que por ahí había aún un hueco libre”, dijo, señalando un pequeño sitio un poco más cerca del agua.

“Y entonces te vi”, dijo Tania. “Espero que no os importe. Tú te llamabas… Rocío, ¿verdad? Y a ti no te vi.”

“Yolanda”, dijo mi prima.

“Un placer”.

“¿No vais a ir al agua? Tengo muchas ganas de un buen remojón”, dijo Alicia. “¿Me acompañas?”.

Me faltó tiempo para aceptar. Tenía ganas de poder charlar un rato con ella, y con mis primas delante, no podría hacerlo con comodidad. Quería conocerla y… qué diablos, quería rollo. Estaba buenísima, y me decepcionaría haber ido a la playa aquel verano y no haber ligado.

El agua estaba genial para el baño aquella mañana, y nadamos un largo trecho. Aún así, aún hacíamos pie cuando nos detuvimos, y eso que la zona de arena estaba lejos ya.

“Oye, ¿habéis venido sólos a la playa?”, me preguntó Alicia.

“Sí. Hemos cumplido los dieciocho hace poco, nos apetecía poder venir sin padres”.

“Mola eso. Mis padres son algo más pesados, y eso que Tania y yo tenemos diecinueve… Menos mal que sólo vienen cada tres o cuatro días, como ayer”.

“¿Y eso?”

“Bueno, somos dos chicas sólas en la playa… ellos están lejos. Pero aquí donde me ves, soy luchadora”, añadió en tono presumido.

“Eso mola también. ¿Y Tania? ¿Una amiga?”

“Como una hermana. Sus padres se mudaron aquí cuando ella era muy joven. Fuimos vecinos. Nos juntamos mucho, así que… no podíamos venir la una sin la otra”.

“Qué bonito. Me recordáis a mi con mis primos. Llevamos toda la vida juntos”.

“Se os nota, la verdad. Pero… ¿puedo decirte algo? Deberías tener una vida al margen de ellos, permitirte no atarte siempre a ellos”, comentó Alicia, mientras se limitaba a flotar bocarriba. En su caso estaba más que justificado no mirar con descaro sus tetas, pero eran demasiado llamativas como para no hacerlas caso.

“No nos pasamos todo el día juntos… bueno, aquí sí, porque acabamos de llegar, pero…”

“Voy a ser más clara. ¿Pasaría algo si hoy decides no volver a casa con ellos?”

“¿Por qué?”

Alicia no respondió de inmediato. Volvió a ponerse en vertical, y de pronto, se aferró a mi. Cerró sus piernas a mi espalda. Sentí su vagina contra mi pene, el cual se endureció en cuestión de segundos. Se relamió los labios.

“Por esto… ¿tengo que explicártelo? Ven esta noche, anda”.

“¿Pero así de fácil?”

“Si prefieres no hacerlo… pero me ibas a decepcionar mucho”.

“Joder, no es eso… es que apenas nos conocemos”.

Y me pones cachonda” me susurró al oído. “Mira, nunca suelo hacer esto, pero no me pareces la clase de tío que le gusta ir presumiendo de sus triunfos, o que yo pueda ser facilona por decírtelo tan abiertamente”.

“No me conoces tanto”

“Pero me gustas. Quizá he sido demasiado bocazas…”

“Tranquila… Me apetece mucho”.

Parecía dispuesta a besarme, pero se lo pensó mejor. Me dijo que íbamos a esperar a la noche para disfrutarlo más. Acepté, por supuesto. A nadie se lo ponían tan fácil y no iba a ser yo el tonto que lo echara a perder por no hacer caso. ¿Quería aguantar? Estaba bien. Volvimos para las toallas, donde nos encontramos que mi primo Enrique ya había regresado.

Sacamos una baraja después de secarnos y empezamos a jugar. Mi prima Yolanda bromeó en un par de ocasiones con jugar al strip-póker, lo cual en realidad no habría sido mala idea de no ser porque estábamos en una playa pública.

“Creo que va siendo hora de comer”, propuse. “¿Filetes? ¿Tortilla?”

“Nosotras hemos traído ensaladilla rusa. ¿Queréis?”, ofreció Alicia, amablemente, y ganó un punto más. Si encima era buena persona… ¿qué problema podría haber con ella?”

Enrique estaba hablando con Tania de algún tema aburrido, pero que a ambos les parecía interesar. Lo estábamos pasando de maravilla. Y aquella noche… joder, no podía esperar a que llegara la noche.

“Oye, ¿me das a probar la tortilla?”, me pidió Alicia.

Intenté no ponerme colorado, y le acerqué el tenedor a la boca. Y entonces pude verlo. Yolanda nos miraba furiosa. No lo entendí. Simplemente no lo entendí.

Después nos echamos en las toallas por un par de horas, antes de volver a bañarnos. Alicia fue con Tania, Rocío y Enrique, así que me quedé un rato a solas con Yolanda.

“¿Te pasa algo, prima?”

“No… bueno… ¿No te parece raro congeniar tan rápido con una chica?”

“¿A qué te refieres?”

“No sé… no me fío”

No me equivocaba con que había algo en Alicia que no convencía a mi prima, pero no podía hacer caso. Efectivamente, debía dejarme llevar por la situación. Y la situación se dirigía a la noche, donde con suerte…

Cuando empezó a oscurecer, dijimos de retirarnos ya. Recogimos todo. Y…

“Pues un placer estar hoy con vosotras”, soltó Yolanda. “Vámonos”.

“Si me disculpáis, voy a acompañarlas”, dije.

“¿Por qué? Es decir, ya son mayorcitas”.

“Pero me apetece acompañarlas”.

“Yolanda, ya. Él sabrá si quiere acompañarlas o no”, cortó Enrique. Pero detecté más tono amenazante hacia mí que hacia ella.

Pero me daba igual. Caminé con Alicia y Tania hacia su casa, un segundo piso que no estaba muy lejos de nuestra casa, de hecho.

Cenamos ligero, aprovechando lo que ese día no habíamos comido en la playa. Debo admitir que me sentí muy bien recibido. Se estaba cómodo en aquella casa, cenando con aquellas diosas en bikini. Y yo en bañador. Vaya combinación.

Alicia me agarró la mano cuando acabamos, y Tania sonrió.

“Ya voy, ya voy, parejita… estoy en mi cuarto, por si necesitáis alguien más”, río y nos guiñó un ojo antes de meterse en su dormitorio.

Y en ese momento me vi empujado contra el sofá. Alicia se me subió encima, y me besó. Se notaba que llevábamos toda la mañana aguantándonos las ganas. Creo que se me quitó la respiración incluso. Supe que iba totalmente en serio cuando su lengua invadió mi boca.

“Joder, cómo me gustas”.

“Pues espero gustarte ahora más”, dijo, y se llevó las manos a la espalda. Se deshizo de su sujetador. Me quedé como un idiota mirando aquellas tetas, hasta que me llevó las manos hacía ellas, para que las tocase. “¿Te gustan?”

“Me encantan… son tan firmes… tan suaves…”, me dejé llevar, y las probé con la boca. Chupé y saboreé sus ricos pezones. “... Y tienen un sabor delicioso”

“Mmmmmm… sigue un ratito…”, me pidió. Por supuesto, hice caso. Seguí comiéndole los pechos, hasta que los hube cubierto de saliva. Se le habían endurecido los pezones, y los mordisqueé con cuidado. “Un poco más… un poco más…”, me seguía pidiendo. “Uy. Pero espera…”

Se bajó de encima mía, y sujetó mi bañador. Tiró hacia abajo secamente, liberando mi polla, la cual estaba totalmente erecta, deseando follar.

“Ostias… no me esperaba una sorpresa tan agradable… tienes ganas, ¿verdad?”, preguntó, mientras empezaba a acariciarmela, muy suavemente.

“Muchas…”

“Pues mira yo…”

Me deleitó quitándose la parte de abajo del bikini, y levantó una pierna, permitiéndome una vista perfecta de su coño. Estaba completamente rasurado, y podía ver que estaba cachonda, pues estaba realmente húmedo.

“¿Qué te parece?”

“Me encanta”

“Pues… ¡MIERDA!”, gritó de pronto. Corrió a su cuarto, pero no cerró la puerta. Fui hacia allí, preocupado, y me la encontré sentada en el suelo, abriendo cajones como una loca.

“No están… no están…”

Abrió su armario y empezó a sacar ropa a montones. Vi unos bonitos sujetadores y bragas por el suelo, pero ella no parecía encontrar lo que buscaba.

“¿Qué es lo que pasa?”, pregunté, pero Alicia me ignoró. Corrió al comedor y repitió la operación de búsqueda por todos los armarios y cajones, sin resultado.

Llamó frenética al dormitorio de Tania, la cual abrió la puerta en bragas.

“¿Ya?”, dijo extrañada.

“No, idiota. ¿Te quedan?”

“¿El qué?”

“¡¿Qué va a ser?! ¡Condones!”

Ostias, era verdad. No podíamos arriesgarnos.

“Lo siento… gasté los últimos ayer”. “Los últimos… menuda fiera tiene que ser también ”, pensé.

“Me cago en la puta… ¡Esto no tenía que pasar!”, dijo Alicia.

“Alicia, calma… aunque hoy no podamos, mañana podemos comprarlos y…”

“No, no lo entiendes… tenemos que volver a casa un par de semanas mañana, para terminar de sacarnos el carné de conducir… por eso quería que fuera hoy”.

“¿Dos semanas?”, eso era mucho tiempo. “Bueno, pero yo voy a estar aquí un mes…”

“¿De verdad? Bueno, entonces… sí, a la vuelta… pero nos saltaremos el día en la playa”, me insinuó. Me gustó eso.

Le ayudé a recoger, y nos dimos los números. Se había desanimado un poco, y prefería que me fuera a casa "antes de que se me vaya la cabeza y follemos a pelo".

“Por cierto… no quiero saber nada de lo que pase mientras no esté, eres libre. Pero reserva toda una caja de doce para mi”, me dijo, antes de despedirse de mí con otro beso corta-respiraciones.

Miré el reloj. Medianoche. Debía tener cuidado por si mis primos se habían ido a dormir ya. No tardé más de de diez minutos en llegar a casa. Como me imaginé, las luces estaban apagadas. Pero…

“Mira quién ha llegado”.

Rocío y Enrique me esperaban sentados en el pequeño recibidor de la casa. Estaban muy serios. Y vestidos, lo cual era más insólito.

“¿Qué os pasa?”

Un sollozo proviniente de mi cuarto llamó mi atención. Debía ser Yolanda. Un momento… ¿Yolanda llorando?

“¿Qué le pasa a Yolanda?”.

“Tú eres lo que le pasa, imbécil. Mira que te dije que tuvieras cuidado, que estaba muy sensible con su cuerpo, que quería sentirse bonita… y vas tú y decides ir a follar con otra antes que con ella”.

“Enrique… ¿Tú te escuchas? ¿Qué estás diciendo?”

“Que le gustas a Yolanda”, interrumpió Rocío. “Lleva días tonteándote para que le hagas caso, y tú has pasado de ella. Se había hecho ilusiones contigo…”

“¿Pero estáis oyendo las gilipolleces que estáis diciendo? ¿Cómo voy a acostarme con Yolanda? ¡Es mi prima, por dios!”

“Eres más antiguo de lo que pensaba”, dijo Enrique.

“Oh, ¿así que te parecería bien?”

“Si ella es feliz, sí. Anda… ve a disculparte y aclararlo con ella. Bueno, si te quiere hablar. Y si no, al sofá a dormir”.

Se levantó y entró en su cuarto. Rocío se levantó también, y me abrazó.

“La prima te quiere mucho. Intenta no hacerle daño”.

No me dio un beso esa noche. Se fue a la cama también. Yo entré con mucho cuidado.

Yolanda estaba en la cama, tendida bocabajo, ni se había quitado el bikini. La vi temblar, y la escuché llorar. Joder… ¿Cómo podía haber ocurrido eso? ¿Mi prima realmente iba detrás de mi?

“Hola…”

“¿Qué? ¿Ya te la has follado?”, soltó mi prima, intentando contener el llanto. Cuando estaba así de triste no tenía filtros y decía las cosas como las pensaba.

“No. No hemos llegado a hacer casi nada…”

“Qué pena”, dijo con ironía.

“Yolanda…”, le fui a poner la mano sobre el hombro, pero se apartó.

“Ni me toques”.

“Por favor, Yoli. Yo no sabía nada. ¿Cómo iba a imaginar que, en fin, que yo te gusto?”

“Claro. Porque no es que te haya estado mandando señales”, volvió a ironizar.

“Somos primos. No podía creer que las señales fueran de verdad”.

“Pues sí. Seré una idiota, pero me gustas mucho. Mira, yo nunca he estado con un chico. Todos con los que iba a intentarlo eran una panda de babosos que sólo querían usarme, y cuando me negaba, empezaban a decir que "tampoco es que yo esté tan buena

Me hirvió la sangre al enterarme de aquello.

“Y tú siempre has sido diferente. No sé cuándo me empezó a despertar la curiosidad por ti, pero me di cuenta de que me gustabas. No puedo hablar de algo como amor. Ni de coña. Pero me siento muy bien contigo”.

“Yoli…”

“Y cuando ayer me enteré de que tú tampoco habías tenido relaciones, pensé que sería perfecto entonces que pudiéramos tener nuestra primera vez juntos. Hasta que apareció esa zorra… perdón. Hasta que apareció Alicia y me di cuenta de que no tenía nada que hacer contra ella y su cuerpo escultural”.

Aunque mi prima me había ordenado no tocarla, me abalancé a por ella. La abracé con fuerza, y aflojé un poco cuando me di cuenta de que no oponía resistencia.

“No tienes nada que envidiarle, Yoli… no ha sido por el físico. Ha sido por mi ceguera. Si lo hubiera sabido…”

“¿Lo habríamos hecho?”

“Tendría que haber pensado en lo moral”.

“Lo moral me puede comer el coño. No estoy hablando de casarnos, ni de salir”.

“Lo sé. En fin, creo que deberías saber que no me he acostado con ella porque no teníamos condones”.

Yolanda empezó a reírse. Pero no era una risa de alegría, porque vi otro par de lágrimas resbalando por su mejilla.

“Soy patética. ¿Te puedes creer que me da igual que sea esa la razón? Sigues virgen, igual que yo, y eso me gusta mucho. Aún quiero hacerlo contigo. Incluso siendo tu segunda opción”.

Quizá no debí haber hecho lo que hice, pero en ese momento la besé. Quería hacerlo. No se merecía haber sufrido por mi. Quería entregarse, al igual que yo. Así que si no me detenía, yo no iba a parar. Empecé a besar su cuello.

En realidad eres mi primera opción”, susurré en su oreja.

Y aquello pareció bastar para perder la cabeza. Sentí que correspondía mi beso, su lengua empezaba a bailar con la mía. Me fui acomodando entre sus piernas, y sentí mi polla alineada con su vagina. Probé a apretar un poco, y gimió. Aquella era la reacción que esperaba. Volví a presionar, y ella gimió de nuevo.

“No seas malo”.

Le pedí que me dejase quitarle el bikini. Ella asintió rápidamente, parecía desearlo. La desnudé, y pude verla, como la mujer que era, dispuesta a recibirme. Tenía las piernas separadas, y podía ver perfectamente su coño preparado. Me quité el bañador, y liberé por segunda vez mi erección aquella noche.

“¿Está así de dura por mi, primito?”, preguntó, mientras me masturbaba. Correspondí, empezando a jugar con su coñito.

“Sólo por tí”.

Llevó una mano al cajón de su mejilla y sacó algo que no me esperaba que tuviese: preservativos. Separó uno de los demás, y abrió el envoltorio brillante. Tiró de mi prepucio hacia abajo, y con mucho cuidado, me puso la goma sobre el glande. Empezó a desplegarlo, hasta que toda mi polla estaba cubierta. La atraje un poco más hacia mi, y apunté a su coño. Inspiré, y se la metí.

Fui más brusco de lo que hubiera querido, pues entró de una vez. Yolanda gimió, pero lejos de haberla hecho daño, parecía disfrutarlo. Estuvimos unos momentos así, asimilándolo: estábamos follando de verdad. Miré a mi prima, y me sonrió. Ahora sí parecía realmente feliz.

Empecé a moverme. Incluso con el condón puesto, podía sentir placer cada vez que se la metía y se la sacaba. Ella gemía cuando tenía todo mi rabo dentro. Jugueteé y chupeteé sus pechos mientras seguía follándomela. Ella empezó a moverse al mismo tiempo que yo. Gimoteaba y suspiraba mi nombre mientras me pedía más. “Así que así se siente el sexo. No me extraña que la gente sea adicta”, pensé.

Volví a concentrarme en el bonito físico de mi prima. Verla ahí, temblando bajo mi cuerpo mientras se la metía, era irresistible. Sujeté sus caderas y me di más prisa en metérsela Quería correrme, y mi cuerpo me decía a gritos que no iba a tardar. Le avisé, pero ella estaba demasiado ensimismada como para darse cuenta. Vacié todo un chorro de semen en la gomita, y bajé un poco el ritmo, consiguiendo que ella, por lo que noté, también tuviera un orgasmo.

Nos quedamos un largo rato en silencio. Por alguna razón, me quedé detrás de ella, pasé un brazo por encima suya, y la atraje hacia mi, como si estuviéramos juntos. Nuestra respiración se fue normalizando.

“Te quiero, primo…”, susurró. “Y me alegra saber que me consideras tu primera opción”

“Por supuesto”, respondí, y me acurruqué un poco más.

“Son apenas la una y media… tengo la caja llena… ¿no te apetece repetir?”

Apenas dormimos aquella noche.

Y no fue la última.

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9 comentarios - Vacaciones con mis primos (4)

Pican3 +2
Porfin! Tome sus 10 puntos caballero.
PepeluRui +1
Iba a haber hecho el capítulo en dos partes, lo de Alicia y lo de Yolanda, pero... no me pareció justo 😉
Borknagar10 +1
quede re manija como siempre... no queda otra q esperar y.y
PepeluRui
Paciencia, no tardo mucho en escribir nuevos capítulos 🙂
elloco22tony +1
Van mis 10, sólo espero la 5ta
PepeluRui +1
Habrá... y algunos cuantos más, pasaron muchas cosas ese verano 😉
PasarelaK +1
Exelente!, una maravilla... totalmente placentera y exitante
PepeluRui
Gracias, intento transmitir eso en mis relatos 🙂
hacktodo
Un favor podrías quitar los modismos español es que hay cosas que no entiendo un español más neutra el habéis y esas están bien pero hay cosas que no se entiende si no eres de España , gracias.
PepeluRui
Aunque intento escribir en "neutro" hay veces que no me sale, es mi rutina. Al igual que aquí el 90% se publica con modismos de América Latina, y he tenido que guiarme por el contexto para entender ciertas expresiones 😅 Intentaré tenerlo presente, pero no puedo garantizarlo, escribo rápido y sobre la marcha (si no, no podría mantener este ritmo de updates).
PepeluRui
(Sin ofender con el tema de las expresiones. Todas se engloban bajo el idioma español, y son igualmente validas).
hacktodo
@PepeluRui si no hay problema , gracias.
Darkberga0300 +1
Muy bueno loco buenisimos tus relatos aqui tiene unos merecidos 10 puntines
PepeluRui +1
Muchas gracias. Solo por eso habrá quinta parte 😉
guidin1992 +1
Bravo!!! Sorprendente lo que un gusto puede lograr, enamorarse del primo, a tal punto de poner a toda la familia en contra. A seguir así que esta historia es magnifica!
PepeluRui
Muchas gracias 😃 Pero... ¿quién ha dicho que la familia se enteró? 😇 O quiza sí 😛
josepirineo +1
De lo mejor que he leido ultimamente, estoy esperando el proximo. puntos
PepeluRui
Muchas gracias, en serio, me alegra que os guste tanto. Muy pronto, la mañana siguiente 🙂