Vacaciones con mis primos (5)

En capítulos anteriores:
Capitulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capitulo 4

(los nombres, oficios, y demás posibles datos de carácter personal han sido modificados para proteger la identidad de los implicados, empezando por yo mismo)

Gastamos un total de cuatro preservativos aquella noche. Después de la primera vez, mi prima había querido repetir, esta vez más rápido y ardiente que la vez anterior. Aquello también se sentía bien, pero ni punto de comparación con el momento en que ella trepó sobre mí y empezó a cabalgarme como si de una cowgirl se tratara. Era sensualidad en estado puro. Finalmente estábamos agotados, por supuesto, pero eso no había impedido echar uno más, despacio pero aprovechando la noche hasta el final.

Y así despertamos por la mañana. Sudados, cansados, pero muy satisfechos. Yolanda estaba pegada a mi cuerpo, con mi pene acomodado entre los cachetes de su culo. Mi mano descansaba sobre sus tetas, y ella me usaba como edredón.

“Buenos días, primo…”, susurró. Pude notar en su voz que estaba contenta.

“Buenos días”, respondí. “Esto es un poco raro, ¿verdad?”

“Un poco. Pero no te arrepientes, ¿no?”

“Claro que no. ¿Has dormido algo?”

“Poco, pero estoy bien”.

“Descansa un poco más. Voy a ir preparando café”.

Me dio un beso lento antes de dejarme ir a la cocina. Eché el agua y el café a la cafetera y esperé a que se preparase. En ese momento, me abrazaron por la espalda. Yolanda se había levantado y venía buscando guerra. Empezó a acariciarme el cuerpo, pegándose a mí. Sentía sus tetas contra mi espalda.

“Es peligroso hacer el tonto en la cocina”, le advertí, aunque realmente no me importaba.

“¿Ah, sí? ¿Es que me puede pasar algo?”, respondió juguetona, y su mano rozó mi pene.

“Te puede pasar esto”.

Obedeciendo un impulso me giré, la agarré por la cintura, la levanté, la subí a la encimera, me acerqué a ella hasta que no hubo aire entre nuestros cuerpos, y la besé.

“Vaya, vaya… por fin el milagro”.

Rocío y Enrique habían llegado y parecían muy interesados. A mi me dio un poco de vergüenza, ya que con el jueguecito me había empalmado de nuevo. En cualquier caso, ella parecía más animada que mi primo, que parecía tener un pequeño debate interno.

“Mirad”, dijo por fin, “me parece perfecto lo que hagáis. Pero delante de mí, limitaos al nudismo, por favor”.

“Vaaaaaaale”, dijo Yolanda, imitando a una niña pequeña. “Aguafiestas”.

“Hermanita, hermanita, no te pongas tontorrona, que anoche no nos dejaste dormir”.

“Eso es porque el primo es muy macho”, dijo Rocío, y una vez más no supe si era broma o no. “En fin. ¿Vamos a ir hoy a bañarnos?”, preguntó.

Pensamos en darnos un baño rápido por la playa, pero volver a la hora de comer para echarnos una siesta, y luego aprovechar la piscina para relajarnos y quizá montar un pequeño picoteo para cenar. Eso más una radio, suficiente para pasarlo bien.

En la playa, Enrique vino primero a darse un baño. Las chicas quisieron quedarse en la toalla para broncearse. Me temía que mi primo hubiera rectificado con su idea de que Yolanda y yo tuviéramos sexo. Pero no.

“Espero que tomarais precauciones anoche”

“Por supuesto, tranquilo…”

“No quiero entrar en detalles. Pero te voy a dar las gracias. Por lo que oí anoche…Bueno, sería un tontería pensar que ahora no está cómoda con su físico”.

“¿No te enfades pensar que tu hermana fue… “segundo plato"?”

“Eso depende de si le mentiste anoche o no. Hemos hablado antes de salir, ¿sabes?”

“Claro que no mentí. Pero vamos a ver. ¿Cómo iba a reconocer que ella me gusta?”

“¿Cómo te crees que me quedé cuando me lo dijo? Pero bueno. Te conozco. No eres un capullo. Allá vosotros.”

Enrique no quiso comentar nada más al respecto. Hicimos una pequeña competición de natación. Sobra decir que él, acostumbrado a hacer más deporte que yo, me ganó. Volvimos a las toallas, jadeando. Nos echamos una partida a las cartas, y a la hora de comer, decidimos recogernos.

“Deberíamos comprar algo más de comida”, dijo Yolanda al pasar por delante del supermercado.

Entramos los cuatro, pero nos separamos para terminar antes. Yolanda vino conmigo, para variar. Curiosamente en público volvía a comportarse como mi prima, sin intentar seducirme. Sería porque ya había caído.

“Oye, primo”.

“¿Mmmm?”, yo estaba distraído mirando zumos.

“Está noche podríamos repetir, ¿no?”

Me puse colorado nuevamente. No voy a negar que yo ya había pensado en esa posibilidad, pero nunca me hubiera atrevido a decirlo.

“Oh…”

“Entiendo. Te supo a poco”, Yolanda se las apañaba para hacerme sentir mal, aunque no era su intención.

“No digas eso. Me encantó. Es sólo que no contaba con que te apeteciera volver a hacerlo”.

“No me puedes dar a probar algo tan bueno y luego quitármelo. Es cruel.”

“Tranquila. Estaré encantado de hacerlo de nuevo”.

“Bueno, de nuevo no exactamente”.

“¿A qué te refieres exactamente?”

Yolanda dejó su cuerpo pegado al mío, y me miró con los ojos brillantes al hablar. En voz muy baja, para que nadie nos pudiera escuchar.

“Anoche sólo probamos penetración. Pero creo que sabes que hay más formas de tener sexo. Pensaba que podríamos experimentar. Si te parece bien.”

Tardé un poco en asimilar tan maravillosa idea. Sí, claro que me apetecía probar. Mi prima se alegró tanto de que aceptara que estoy seguro de que si no llegamos a estar en un estable público, se hubiera lanzado a por mi. Y no me hubiera importado, de hecho.

“Y… bueno, luego te lo cuento”.

Rocío y Enrique llegaban, bien cargados también. Pagamos y con cierto esfuerzo, fuimos a casa con las bolsas. Rocío me echó una mano para preparar una ensaladilla campera. Pero aprovechó un momento en que Enrique fue al baño y Yolanda estaba distraída viendo la tele, para acercarse mucho a mi.

“Ten cuidado, a ver si la vas a romper”, dijo con una risita.

“No exageres”, respondí, intentando no ponerme colorado.

“No lo hago. Yo pocas veces he gemido asi. Me da un poco de envidia”.

Tenía serias dudas sobre si Rocío se me estaba insinuando. Era difícil saberlo. Tenía un halo propio de misterio. Y el distraerme con lo bonito de su cuerpo no ayudaba para entenderla.

“Lo estás haciendo muy bien. Por ella y por ti. Así que”, y con total falta de disimulo me puso la mano sobre el bañador, directamente encima de mi pene, y lo estimuló, “pórtate igual de bien esta noche con ella”.

Me dejó atontado por unos momentos. Luego me recobré y serví la comida, justo cuando Enrique volvía. Yolanda se mantenía ajena a lo que había ocurrido en la cocina, algo admirable, ya que apenas había una puerta de por medio, y abierta.

Comimos con ganas. Había que reconocerlo, entre unas cosas y otras, apenas estábamos descansando. Claro que era la edad de aprovechar a tope, pero aún así todo cuerpo tenía su límite.

Enrique decía no sé qué de que esa semana habría que salir de fiesta, conocer gente, y empezar a llevarlos a casa. “Con piscina propia vamos a ser los reyes”, aseguró. También, en confianza, nos dijo que también tenía ganas de echar un polvo, y que le daba “envidia que su hermana hubiera encontrado a alguien tan rápido”.

“Y estoy seguro de que Rocío está igual”, concluyó.

“Pues si, no voy a mentirte. Pero estoy segura de que eso va a cambiar muy pronto”, respondió ella, con su habitual calma. Todos nos miramos cómplices, pensando que muy pronto la ciudad iba a conocer el lado más fogoso de mi querida prima.

Terminamos de recoger, y nos dispusimos a echar una siesta. Mi primo Enrique se excusó para irse al dormitorio, de forma que me quedé con mis primas en el salón. Pusimos el típico telefilm que acompaña para echarse una siesta y asegurarnos descansar, en lugar de alguna película que acelerase los sentidos. Fiel a su costumbre, Yolanda se tumbó sobre Rocío y sobre mí. Previamente, mi prima pelirroja se había asegurado de quedarse bien cerca, como si temiera que me fuera a escapar. Cuando se quedó dormida, su cabeza cayó sobre mí hombro.

“¿Está dormida?” preguntó Yolanda, en un susurro.

“Sí”.

Tal vez debí haber dicho que no. Mi prima, como habitualmente, tenía la cabeza sobre mis piernas. En ese momento giró con mucho cuidado, hasta que miraba hacia mí en lugar de la tele. Sin que pudiera evitarlo, tiró para abajo de mi bañador, sacando mi pene.

“Si te mueves quizá se despierte”, susurró, y empezó a darme besos por todo el pene.

Creo que nunca antes en mi vida se me había puesto dura tan de repente. Los labios de mi prima apenas rozaban mi prepucio, de forma que no sentía gran cosa, pero era jodidamente excitante verla ahí, con su boca jugando con mi erección.

“Yoli… por favor…”

“¿Por favor “qué”? ¿Que haga esto?”

Y tocó mi glande con su lengua.

A punto estuve de correrme. Había sido una sensación tan poderosa y tan repentina que poco me faltó. El precum empezaba a brotar. Tuve que poner la mano de por medio para impedir su juego más tiempo. Ahí no. No delante de Rocío.

“Por favor, para”, le pedí. “Esta noche podemos hacerlo”.

“Es una promesa”.

Me dio un besito en la punta, y me la volvió a tapar. No sé cómo podía estar cómoda con mi polla tiesa en su nuca, pero parecía no importarle. Quizá porque se sentía orgullosa de que estuviera así por ella. Quise acariciarle la mejilla, pero el hecho de que empezara a chuparme el dedo me hizo quitar la mano.

Alguno me tomará por idiota por negarme a aquellas atenciones, pero con mi prima delante era muy difícil dejarse llevar. En cualquier momento se podría despertar? O peor. Aparecer Enrique que no quería saber nada de lo que hiciera con su melliza.

“Sabes que no soy una niña, ¿verdad?”

“Claro que sí. Pero no es plan de hacer esto con la prima y tu hermano cerca. Esta noche te prometo que no me voy a cortar”.

“Más te vale dejarla satisfecha"

La voz de mi prima Rocío me asustó. No supe realmente cuánto sabía o cuanto había visto u oído. Y ese semblante habitualmente calmado que tenía dificultaba saberlo. Pero por alguna razón, y esa vez me di cuenta, a Yolanda parecía no afectarle. Estaba tranquila, como si no le afectase que Rocío nos pillase in fraganti.

“¿Café?”, preguntó mi prima y se levantó para prepararlo.

Cuando se levantó Enrique fuimos a preparar el pequeño tentempié para la cena. Jamón, chorizo, queso, paté, y todo lo que se nos ocurrió. También echamos hielo en un cubo y metimos botellas para mantener la bebida fresquita. Yo no tardé mucho en meterme en la piscina, pues le estaba cogiendo el gusto a pasarme un largo rato en remojo.

Llegó un momento en que los cuatro nos quedamos flotando en el agua tranquilamente. Estábamos cómodos, a gusto, y relajados. Eran vacaciones. Sentí la mano de Yolanda rozando la mía. La verdad, según iba cayendo la noche, mis ganas iban en aumento. Me apetecía una noche como la anterior.

Llegó el momento de recogernos para dormir. Apagamos las luces de la casa, y una vez más, mi prima Rocío me dio un ligero beso antes de ir a su dormitorio. “Tranquilo, que no se va a poner celosa”, me susurró.

Llegué al cuarto, y allí me esperaba Yolanda, en su bikini, sentada sobre la cama, esperando con ilusión. Me sorprendía que se lo tomara de aquella forma tan inocente. “Aunque el jueguecito de esta tarde no ha sido para nada inocente”, me recordé. Ella me confirmó que no era inocente cuando me mostró que tenía preparada la ristra de condones. Iba a haber mucho sexo esa noche…

Literalmente. Empecé a oír gemidos en la habitación de al lado. No eran muy audibles, pero sin duda, en la habitación de Rocío y Enrique, alguien estaba follando. Y si sólo estaban esos dos…

“No ha perdido el tiempo…”, dijo Yolanda.

“¿El tiempo?”

“¿Quieres que te lo cuente ahora… o esperamos a después?”, me preguntó, y para facilitar mi respuesta, dejó caer el sujetador de su bikini, mostrándome sus bonitas tetas. Las juntó con sus manos. “¿Me vas a hacer caso?”, preguntó con un fingido puchero.

La empujé sobre el colchón. Sin pensármelo mucho, terminé de desnudarla. Me parecía aún más hermosa, si cabía. Sonrió, esperando a ver si yo haría algún movimiento. Probé a besarla, sintiendo el calor de su cuerpo contra el mío. Podía sentir su respiración agitándose por la excitación. Seguía nerviosa, y se le erizaba la piel, algo que me ponía realmente cachondo.

Hice todo lo que no habia hecho la noche anterior. Probé, saboree, chupé cada parte del cuerpo de mi prima que me parecia apetecible… es decir, todo su cuerpo. Cuello, hombros, pechos, vientre. Iba bajando poco a poco por todo su cuerpo, haciéndole lo que se llamaría un “traje de saliva”. Ella debía estar muy excitada también, ya que gemía y suspiraba cuando me sentía en las zonas menos erógenas.

“Primo… espera… no tienes que hacer nada…”, me advirtió.

En ese momento yo me estaba acercando peligrosamente a su vagina. Su precioso coñito depilado, a excepción de un mechón que quedaba bonito. Sonreí, podía ver que estaba empapada por la excitación. Tenía un olor curioso, no comparable con otra cosa que hubiera olido antes en mi vida, y me ponía jodidamente cachondo.

“¿Qué no tengo que hacer? ¿Esto?”

E imitando su juego de aquella tarde, acaricié sus labios vaginales con mi lengua. Gimió. La introduje un poco más. Gimió en un tono más agudo. Así que le gustaba. Pues no habia razón para detenerme.

Con mucho cuidado, me dediqué a comerle el coño. Mi lengua trabajaba lenta, pero firmemente, recorriendo su sexo con ganas, acariciando todas las partes accesibles, y dedicándome en largos momentos a su clítoris. Yolanda había insistido en que parase al principio, pero su discurso había cambiado.

“Joder, sí… más, más… justo ahí… ay, qué rico… cómemelo bien… oh, sí, primo…”

Todo aquello se veía interrumpido por gemidos, jadeos, espasmos, y en general, la pérdida de cabeza que estaba teniendo por el cunnilingus que le estaba haciendo. Noté que su cuerpo empezaba a tensarse después de un largo rato.

“Primo, para… voy a… voy a… aaaaaaah”

No tardó mucho en. En acabar, por supuesto. Finalmente noté que se relajaba, a pesar de que había hecho todo lo posible por contener sus gemidos. Detuve mi lengua, y me tumbé sobre ella. Su respiración se iba tranquilizando. Tenía los ojos cerrados. Me repito mucho, pero me seguía pareciendo preciosa. Me apetecía besarla, pero en ese momento, la boca tenía todo su aroma íntimo, y aunque me encantaba, me daba la impresión de que seguramente a ella no.

No supe si le gustó o no, pero sí que le dio lo mismo. Fue ella quien me besó. Con ternura, nada especialmente provocativo.

“Gracias”, me susurró.

Pensé que estaba lo suficientemente cansada aquella noche para acabar ahí (al fin y al cabo, la noche anterior tampoco habíamos descansado), pero en absoluto.

“Lo estoy disfrutando como nunca, primo… y ahora me toca a mi”.

Me quité el bañador, dedicándole un pequeño strip-tease para su disfrute. Pero le pudo el ansia, y apenas acabé, volvió a apoyar la cabeza sobre mi pene, el cual estaba medio erecto. Me lo acarició y me masturbo con energía, hasta que se me puso completamente tieso.

“Es realmente bonito”, comentó, mirándolo con ojos brillantes. “Creo que esta tarde me quedé por aquí…”

Volvió a lamerme el glande. Esta vez yo estaba más preparado para aquello, así que pude aguantar. Aunque mi prima me la estaba chupando con cierta dificultad, le ponía ganas, y eso me gustaba mucho. Intenté guiarla un poco, pero no me gustaba ordenarle nada. Aún así, se las apañó para, antes de que me diera cuenta, meterse toda mi polla en la boca. Se apartó un poco, intentando respirar de nuevo.

“Yoli… por favor, no te fuerces…”

“Tranquilo”

Volvió a hacerlo. Muy lentamente, pero lo conseguía. Sin embargo, se debió dar cuenta de que era demasiado complicado, así que optó por cambiarlo por algo más calmado. Su lengua recorrió toda la longitud de mi pene desde la base hasta la punta, volvía a bajar a la base, se entretenía con el glande, succionaba…

“Me corro, Yoli…”

Avisé justo a tiempo… y siempre recordaré aquella imagen en la cual, mi prima recibía mi primer chorro de semen sobre su lengua. El segundo sobre la comisura de sus labios. Se me debió subir la sangre a la cabeza, pues no recuerdo donde terminé de eyacular. Me había corrido como un bendito.

“¿Por qué has hecho eso?”, le pregunté.

“Porque quiero probarlo todo de ti”, fue su respuesta.

Pero nos había gustado mucho el sexo oral. Tanto que decidimos repetir, esta vez en un 69. Nos pusimos de lado, pues no quería aplastarme, y por supuesto yo no iba a subirme encima de ella. Noté su pierna aprisionándome la cabeza cuando la metí entre ambas para lamer de nuevo la sustancia de su coño, tan delicioso y exquisito como era. Igualmente me subió mucho calor cuando ella empezó a chupársela nuevamente, esta vez acompañando su lengua con caricias por entre mis piernas, el períneo, mis testículos.

Correspondí por supuesto introduciendo un dedo en su coñito al tiempo que se lo comía. Su respiración se agitaba más rápidamente. Me encantaba que se comportara así, el tener sexo con otra persona a quien podías dar y de quien podías recibir era algo mágico. Intenté avisarla de que iba a correrme de nuevo, pero tenía mi boca invadida por su vagina, y si me llegó a entender, nuevamente optó por beber mi semilla, al igual que yo no me detenía al sentir, si no me equivocaba, su eyaculación femenina.

Finalmente me puse un condón y me la follé como la noche anterior. Despacio, tranquilamente, pero introduciendola con ganas. Era bastante más fácil meterla cuando había lubricado tan ricamente su coño.

“Adoro tu polla, primo”, soltó de pronto. “Estoy gozando mucho…”

Aquello por poco provocó que me corriera, pero logré aguantar un poco más antes de soltar una nueva rociada de semen en la gomita. Me deshice de ella, y entonces volví a prestar atención al ruido del ambiente, pero ya no se oía nada.

“Han terminado hace un rato”, me dijo Yolanda.

“Pero entonces… ¿tú sabías lo que iba a pasar ahí esta noche?”, le pregunté.

“Bueno… creo que mereces una explicación…”.

¿Te ha gustado? Añade a favoritos, comenta, deja puntos... demuestramelo ;)

6 comentarios - Vacaciones con mis primos (5)

guidin1992 +1
Dos cosas.. Preocupante como se pondrá Yolanda cuando vuelva Alicia.. Y acá va a haber sexo entre los 4, mientras que Enrique lo acepte, cosa que no le convence mucho
Pican3 +1
Quiero ver esa parte,la vuelta de alicia,por lo que dice en el anterior relato me la juego a que de alguna forma se la folla.Toca esperar 😛
PepeluRui
Alicia volverá. Y por supuesto que pasaron cosas 😇 Y Enrique... veremos 😁
PepeluRui
@Pican3, igual te digo, la vuelta de Alicia será interesante, peeeeeero antes pasaron otras cosas 😉
THOMASLALE +1
van 10 y una paja!!!
PepeluRui +1
Me alegra saberlo 😉
THOMASLALE +1
compartida seria mejor!😋
Borknagar10 +1
+10 como siempre capo segui asi 😀
PepeluRui
Y mur pronto, más todavía 😉😄
hacktodo +1
Exelente ya sube la otra :B es lo único que sigo de poringa
Darkberga0300 +1
Aaah buenisimo tome sus 10 puntines maestro