Vacaciones con mis primos (14)

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(los nombres, oficios, y demás posibles datos de carácter personal han sido modificados para proteger la identidad de los implicados, empezando por yo mismo)

Era Ainhoa, por supuesto. Por alguna razón que yo no comprendía, su mirada derrochaba satisfacción. Esa clase de mirada tras la cual se oculta un “cómo me gusta tener la razón”. Sonrió. Imposible. ¿Se había enterado? ¿La gente ya sabía lo que habíamos hecho?

Eso era una putada. De las grandes. Estábamos veraneando, al fin y al cabo, en el típico pueblo de España en el cual no existen los secretos y los chismes corren como la pólvora. Y si de casualidad, alguien se ponía en contacto con nuestros padres, sabrían que mis primas y yo habíamos follado entre nosotros, lo que equivalía a una sentencia de muerte. Y no exagero. Mis padres me matarían si mis tíos no lo hacían antes.

“No debiste elegir a Alicia”, dijo Ainhoa, como si me estuviera comentando el calor que hacía. “Pero no me hiciste caso. Me lo esperaba, de hecho”.

“Y aún así intentaste… espera, ¿qué es eso de que te lo esperabas?”

“Ahora te explico. Mira. Esto me ha llegado hace un rato al teléfono”.

Sacó su móvil. Trasteó un poco con él, y había un mensaje.

De Alicia. 20:43. “¡ESE KBRON S A TIRADO A OTRA! 😞 IJO D PUTA. TIA LO SIENTO”

“¿Ha sido a Tania? Estoy segura, a esa le gusta el mambo más que a un tonto le gusta un lápiz…”

“Espera, espera, espera. Que aquí hay muchas cosas que no entiendo. ¿Cómo te ha mandado ese mensaje Alicia? ¡Si casi os dais de ostias el otro día en mi casa!”

Mi cerebro no podía procesar toda esa información. Necesitaba aclararlo todo. Y Ainhoa me iba a responder. Se puso a caminar mientras hablaba, y me apresuré a ir a su mismo paso.

“Alicia, Tania y yo fuimos amigas durante mucho tiempo. Pero bueno, la edad… a eso de los trece nos empezamos a distanciar mucho… ellas dos siguieron siendo amigas, yo conocí otra gente… y cuando cumplimos los dieciséis, Alicia y yo empezamos a competir”.

“¿Competir?”

“Hombres. A ver quien se tiraba a más chicos. Y antes de que me preguntes, sí, tengo un año más que ella, pero repetí un curso hace mucho tiempo, e íbamos a la misma clase. Así que te puedes imaginar la tensión cuando empezamos a lucirnos para conquistar a los chicos. No me enorgullezco de ello, ojo”.

Me las pude imaginar perfectamente desplegando sus encantos en el aula.

“Pero siempre hay una diferencia… y es que ella es del tipo enamoradiza. Ella cuando se folla a alguien suele pensar que hay una conexión de algún tipo, que puede juntarse con esa persona, empezar a salir… yo soy más realista, y casi todos los tíos que he conocido querían sólo un “aquí te pillo aquí te follo” rapidito”.

Me sorprendía su historia. Y lo peor era que me cuadraba con la actitud que había tenido Alicia conmigo. Sí, teníamos un calentón tremendo y lo habíamos hecho como locos, pero al mismo tiempo parecía ponerse en plan novia. Tal vez su reacción había sido tan tremenda por eso. Porque contaba con algo más serio, formal… Y había descubierto que yo era un degenerado que se lo montaba con su prima en cuanto se daba la vuelta.

“Sólo por curiosidad. ¿Te ha pillado follando con la otra?”, me preguntó. Yo asentí. “Joder. Su cara ha tenido que ser épica”.

“Sí, la verdad…” dije intentando quitarle importancia. “Pero ¿Qué era lo que te esperabas?”

“Que la eligieras, pero que algo os lo iba a joder”, comentó ella. “Me di cuenta de que eres igual que ella”.

“¿Igual?”

“Sois un par de románticos los dos. De ella lo sabía desde hace mucho. Y a ti, perdona que te lo diga, pero se te veía en la cara cuando hablábamos que tu cabeza estaba pensando en otra chica”.

“Vaya… ¿Tanto se me notaba?”

“Sí. Y también me di cuenta de que la chica no era Alicia en cuanto regresó y tu tenías la misma actitud. ¿Puedo saber quién es?”

“No la conoces. Es una de mi ciudad”. Mis primas vivían en la misma ciudad que yo, así que no era mentira.

“Ya veo. Bueno, pues ahí lo tienes. Le has roto el corazón a Alicia por haber querido hacerlo con ella en lugar de aceptar un polvo sin compromiso conmigo”.

“Gracias por la franqueza”, ironicé.

“Lo siento, pero me encanta tener la razón. Los tíos sois un poco simples para el tema de las señales. Así le ha pasado a Tania muchas veces…”

“¿A Tania?”, pregunté.

“Sí. A ella siempre le ha ocurrido la situación contraria de Alicia. Tania busca sexo, y ha roto muchos corazones de tíos que se pensaban que podían salir con ella. De hecho creo que pasa de follar con alguien si sospecha que ese tío puede sentir algo por ella”.

Esto explicaría por qué te echó ese polvo rapidito en su casa. Porque sólo era algo físico, pensé. Pero eso no justifica que seas un cerdo que se lo monta con sus primas.

“Te sientes culpable…”

No me había dado cuenta de que mi lenguaje corporal expresaba a gritos que no me sentía para nada bien con la situación. Pero ni yo mismo sabía exactamente a qué se debía mi sentimiento de culpa.

“Sí”.

“Típico de los enamoradizos”, comentó Ainhoa. “Por curiosidad, ¿qué cara puso Alicia cuando te vio con la otra?”

Intenté imitar la expresión que había visto en el rostro de Alicia, y tuvo que ser realmente cómico, ya que nos empezamos a reir. Me sentó bien la risa para quitarme un poco la tensión que tenía acumulada.

“¿Sabes que me voy mañana?”, soltó de pronto.

“¿Que te vas? ¿A dónde?”

“A Francia. Mis padres me van a llevar el resto de las vacaciones”

“Oh, vaya. Pues qué suerte, ¿no?”

“Mucha. Pero como veo que te sigue costando entender las cosas, lo que quiero decir es que podríamos aprovechar esta noche”.

“¿Aprovechar? ¿Te refieres a…?”

“A echar un polvo, sí”, dijo Ainhoa con tono cansino. “En serio, ¿Alicia te lo tuvo que explicar para llevarte a la cama?”. Cuando desvíe la mirada supo que efectivamente así había sido. “Joder”

“¿Pero después de lo que pasó aún quieres hacerlo?” pregunté sin entender nada.

“Me enfadó bastante. Pero no me apetece quedarme sin hacerlo contigo. A saber si algún día nos volvemos a ver”

Había terminado de oscurecer en el avance de la conversación. Caminamos hacia su casa. Me di cuenta entonces de que no sabía dónde vivía. Lo mismo con sus padres, lo mismo con sus amigos, lo mismo me desnudaba y me echaba a la calle humillado.

Resultó que tenía una pequeña casita en alquiler. Por lo que entendí sus padres manejaban dinero (Por gilipollas has rechazado poder tener algo serio con una rica, me dijo mi mezquino cerebro). Me sorprendió ver ennla penumbra del salón a Juan y Marcos echados en el sofá, despatarrados, y por el olor en el ambiente, durmiendo la mona después de haber estado bebiendo alcohol.

Pasamos a su habitación y cerró la puerta. Echó el pestillo. Y aguardamos de pie. A pesar de lo que habíamos hablado, a la hora de la verdad la situación era tensa por lo que había pasado. Un rechazo marca mucho.

“Quizá no lo hemos pensado muy claramente”, dije.

“Quizá. Joder, esto es absurdo”, respondió ella.

Y sin pensárselo mucho, se quitó la camiseta. Llevaba un sujetador de encaje negro semitransparente. No me dio tiempo a fijarme mucho más. Se quitó el pantalón a continuación. Sus braguitas iban a juego con el sostén. Me miró, como si esperase una evaluación. Pero en lugar de eso, yo mismo me deshice de mi camiseta y luego del pantalón. Muy delator, ya que mi ropa interior era elástica, de forma que se adivinaba perfectamente que mi polla estaba endurecida. Ainhoa sonrió.

“Me gusta”, dijo, y se relamió los labios. “¿Seguimos?”

Seguimos. Nos quitamos la poca ropa que aún nos tapaba. Mi imagen con mi pene apuntando hacia ella me pareció absurda en comparación con su cuerpo de diosa, con los pezones erectos, y un pubis que más que depilado parecía que nunca había tenido pelo.

Nos acercamos. Nos miramos. Sabíamos lo que iba a pasar. Pero yo fui más rápido. La tumbé sobre su propia cama, y lamí su chochito. Efectivamente, pude sentir una suavidad en la piel que parecía realmente delatora. Ahí no había crecido el vello. Continué lamiéndolo despacio hasta que, muy al contrario, ella cerró las piernas detrás de mi cabeza, aprisionándome.

“Ahí, chupa… oh, joder, sí… dios… hijo de puta, que bien lo… oh…”

Me sorprendió su lenguaje sucio. Pero más me sorprendió el hecho de que me ponía cachondo. Ni siquiera con Alicia habia sido tan… puramente físico. Estábamos ahí para desahogarnos, para tener sexo hasta reventar de placer. Yo en ese momento le iba a comer el coño y luego seguiríamos haciendo obscenidades.

Degusté su salado coñito. Obedecí cuando me pidió “méteme los dedos… aaaah…me gusta…” y alterné entre mi lengua y mi mano entrando y saliendo de su humedad. Estaba chorreando fluidos, pero no me daban ningún asco. Me subían las ganas de seguir follando, pues le tenía que gustar para estar así. Sentí que me sujetaba la cabeza con las manos.

“Sigue… sí… sigue… sí… sigue, sí… sigue, si… sigue, si, sigue, sí, sííííííííí”, exclamó finalmente cuando tuvo su orgasmo. Sentí que me aprisionaba del todo al tensarse su cuerpo, pero no me rendí y le comí el chocho un poco mas hasta que me pidio que me detuviera. “Eres un cabrón… comes así de bien los coños y no me lo has querido hacer hasta hoy. Eres malo.”

“Gracias”, le dije. Tenía la lengua algo seca después de haberlo dado todo ahí abajo. Pero ya se ocupó ella de que me recuperase comiendome los morros. No era un beso de amor. Era un beso que significaba “fóllame más”.

“Vamos a ver… ¿que puedo hacer con todo esto?”, preguntó mientras empezaba a meterme mano. Mi erección no se había bajado durante el cunnilingus, y emanaba un poco de liquido preseminal. Ella lo sintió al pasarme el pulgar por el glande, y se llevó este dedo a la boca para chuparlo. “Rico. Y que bien, porque me ha entrado hambre”

Y sin pensárselo mucho, me la chupó. No quise preguntar cómo podía hacerme una garganta profunda nada más empezar. Genial. Volvió a metérsela entera en la boca un par de veces antes de mamarmela con normalidad. Su lengua repiqueteaba contra mi pene. Sus labios sabían presionar muy bien sobre toda mi longitud. Y me recorrió un escalofrío placentero cuando me mostró su habilidad para recorrer mi polla rozándola con los dientes, sin hacerme daño en un solo momento. Sabía comérmela.

Pero un impulso me dio cuando dejé de sentir sus dientes y empecé a mover mis caderas en dirección hacia ella. Se llevó las manos a la espalda mientras seguía degustando toda mi erección. Era una mezcla entre que ella me la chupaba y yo follaba su boca. Me volví loco de placer, y eyaculé. Primero en su boca, luego salpicando su cara, sus tetas. Odio la expresión, pero me miró como una verdadera puta satisfecha.

Me ofreció repetir. Aún era temprano… o quizá no pero me daba igual. Yo debía ser así. Follando con quien me apeteciera. Sin ataduras. Sin emociones. Sin hacer algo tan impensable como usar a mis primas para obtener placer.

Así que nos echamos a la cama, tumbados de costado, y nos pusimos a hacer un 69. Su pna aplastaba mi cabeza mientras la tenía enterrada entre ambas para alcanzar su laguna de placer, donde me entretenía chupeteando su clítoris, mientras ella me hacía maravillas en el pene con su lengua.

Se me nublaba la vista ahí en medio. Era realmente bueno lo que estábamos haciendo. No me sentía mal. Estaba gozando, ella también. Así tenían que ser las cosas, pensaba yo, mientras llenaba por segunda vez la boca de Ainhoa con mi semen mientras ella tenía un orgasmo en mis labios.

“No me extraña que Alicia se haya enfadado”.

“¿A qué viene eso?”, pregunté.

“A que si yo tuviera a mano un semental como tú no te permitiría ir por ahí follando con otras. Te querría para mi en exclusividad.”

Me puse colorado, pero Ainhoa no me dio tiempo a responder. Sacó una caja de condones, y empezó a masturbarme con los pies. Aquello fue raro, pero aún asi… había algo especial. Su técnica era algo tosca (soy un ferviente defensor de la paja con la mano… bueno, o con la boca), pero ayudó mucho verla manoseándose las tetas con el envoltorio del preservativo sujeto con los dientes.

“¿Te gusta?”, me preguntó. Yo asentí. “Espero que merezca la pena”

Cuando pensó que estaba lo suficientemente erecto, me cubrió el pene con la gomita y no se lo pensó mucho antes de subirse encima. Fue una gozada verla subiendo y bajando rápidamente por mi cuerpo. Qué rica estaba. Sus tetas se movían arriba y abajo con su movimiento. Sus gemidos me indicaron que también le estaba gustando.

“Me encanta… cómo me gusta… muévete un poco…” obedecí. “Oh, sí… así me gusta…”

Mis caderas se movian ligeramente, pero parecían ayudarla a tener placer. Ainhoa gemía con un tono de voz cada vez más agudo. Y alto. Me dio miedo que en cualquier momento alguien pudiera entrar y nos viera así, pero según se acercaba mi orgasmo ese pensamiento se desvanecía.

“¿Vas a correrte? ¿Puedes aguantar un poco?”, me pidió Ainhoa. Yo asentí, no muy seguro de poder cumplir la promesa, pero lo hice como pude. Procuré bajar un poco el ritmo para que ella tuviese tiempo de alcanzar su clímax. Por suerte, me corri y unos momentos después ella también.

“Joder, Ainhoa… que buena eres, tía”.

“Gracias, guapo”, dijo mientras se ponía de pie, con mucho cuidado. Se apoyó en un mueble de cajones, supongo que de esos para guardar la ropa interior, y se miró al espejo que había encima del aparato. “Qué pelos me has dejado”, rio.

Empezó a peinarse un poco, pues se le había revuelto el pelo de haber estado follando a lo loco. Estuve a punto de sumergirme de nuevo en oscuros pensamientos en aquel “hiato”, pero algo me lo impidió.

“En realidad no sé para qué te he puesto la goma… tomo la píldora, y también tengo de las del día después… podrías habérmelo hecho a pelo. Pero bueno, supongo que ya es tar…”

Quería decir que era tarde. Pero no lo fue. Un pensamiento raudo pasó por mi cabeza. Me levanté y me acerqué a ella por la espalda. Mi polla rozó su culo, pero no entré por ahí. Mi rabo se colocó bajo su vagina, y de un empujón de mi pelvis, se la había metido. Se quedó sin palabras por un momento. Luego apoyó las manos en el cristal del espejo.

“No te pares ahora”, me pidió.

Y así como estábamos me la empecé a follar. Podía ver el reflejo de su cara de placer en el espejo, así como sus tetas rebotando, e incluso, por lo largo que era el espejo, podía ver mi propia polla hundiéndose en las profundidades de su coño. Yo me había sujetado a sus caderas, pero fue muy tentador tocarle los pechos. Me encantaban.

“No juegues asi con… mis pezones”, dijo ella. Me pareció que se estaba excitando demasiado, así que me detuve. “Tonto, no pares de verdad…” pidió. Así que volví a jugar con sus tetas libremente, hasta el momento en que me corrí. Seguí un rato dentro de ella, moviéndome más suave, hasta que ella también acabó.

Se tumbó en la cama, agotada. Yo me eché a su lado.

“Si te apetece más sexo despiertame… o no, hazmelo como quieras”, me dijo antes de caer agotada en la cama.

Te está autorizando para seguir follándotela dormida, aprovecha”, pensó mi mente cerda. Pero no lo hice. Intenté dormir también.

Y me desperté en medio de la noche. Ainhoa seguía dormida a mi lado, con las piernas abiertas, como si aguardase que empezara a follármela en sueños. Pero lo extraño de aquello era que en la cama también estaban Rocío y Yolanda.

“¿Has visto como la ha dejado?”, preguntaba Yolanda.

“Completamente satisfecha”.

“¡Pero…! ¿Pero cómo habéis entrado aquí?”, susurré, dándome cuenta de que sería peligroso despertar a Ainhoa de un grito.

“Tu sabrás. ¿Cómo podemos estar aquí, Yolanda?”

“Nos habremos colado por la ventana. O a lo mejor estábamos escondidas en el armario de Ainhoa”

“Pero lo más probable es que hayamos estado toda la noche con el primo, dentro de su cabeza”.

Así que era un sueño. Eso explicaría por qué estaban ahí en ropa interior blanca con total normalidad. Pero ¿por qué no me despertaba? ¿Y por qué estaban ellas en mis sueños esa noche?

“Ni siquiera estáis aquí… idos”, ordené. Quería volver a dormir.

“¿Cómo sabes que no estamos aquí?”, preguntó Yolanda.

“Porque no podéis haber entrado, simplemente”.

“Bueno, podemos comprobarlo… si no estamos aquí, yo no podría hacer esto…”

Para mi erotismo, Rocío se agachó de pronto hacia el coño expuesto de Ainhoa. Sacó la lengua, lo lamió… y quiso la casualidad que en ese momento ella suspirase. Se me cortó la respiración.

“Tienes razón, está muy rico”, me dijo Rocío. “¿No quieres probar, Yoli?”

“No, gracias. Sólo quiero saber qué es lo que quiere el primo”, dijo esta, muy seria. “No me gusta que se haya ido así esta tarde”.

“A mi tampoco”.

“Dejadme en paz, no sois reales…”

“Pero como si lo fuéramos. Porque no tendrías que haber hecho eso”, soltó Yolanda.

“Lo que no debería haber hecho es follar con vosotras. Está mal. Somos familia. Es una aberración”.

“Te queremos. Te lo hemos dicho muchas veces”, dijo Rocío. “Sólo tienes que aceptar tus sentimientos”.

“Los he aceptado. Y mira para lo que ha servido. Para volvernos unos degenerados que… paso de discutir”.

“Pues rompe con nosotras”, dijo Rocío. “Adelante. No estamos aquí, ¿verdad? Así puedes practicar para mañana…”

“Eso. Que nos lo diga ahora”, aceptó Yolanda. “Venga. Dilo”.

Abrí la boca. Y la cerré. Volví a intentarlo. Pero no pude. No era capaz. Ni quiera dentro de mi cabeza. No quería romper con ellas a pesar de que aquello estaba mal. Y pude sentir el cuerpo de mis primas apoyándose contra el mío. Si no estaban ahí, el sueño era realmente vivido.

“No puedes porque no quieres hacerlo. Tienes que aceptar la realidad y ser feliz, primo”

“Y así nos harás felices a nosotras. Estamos esperandote, tonto. Queremos una verdadera relación.”

“Pero está mal…”

“¿Y eso importa? Si no le haces daño a nadie y te permite ser feliz, ¿qué tiene de malo? Algo así no puede estar mal”.

Sentí los labios de Rocío contra los míos. Luego los de Yolanda. Cerré los ojos un segundo… y al momento siguiente habían desaparecido.

“Mmm…”, un ruido me indicó que Ainhoa estaba despierta. O a medio despertar. “¿Qué hora es?”

“Temprano. Duérmete…”, le dije.

“¿No puedes dormir? Espera…”

Y giró hacia mi. Sin moverse apenas, ladeó la cabeza para alcanzar mi pene y lo empezó a chupar.

“Ayúdame… tengo sueño”, me pidio.

Normalmente le habría dicho que se durmiera pero toda la noche estaba siendo tan bizarra que en lugar de eso hice casó y empecé a follarle la boquita. Ella se quedó inmóvil, pero de vez en cuando movía su lengua y entreabría los ojos para demostrar que estaba aún pendiente de lo que ocurria. Ahogué un gemido cuando me corrí.

“Perfecto… no me había tomado la leche de antes de dormir…”, comentó, y se quedó dormida de nuevo.

Al día siguiente se despertó antes que yo. Me sorprendió verla en ropa interior y frente al espejo de nuevo.

“Buenos días. Perdona las prisas, pero es que van a venir a buscarme en una hora, ¿Sabes?”, me dijo.

“Oh, bueno… así que esto es un adiós…”

“Sí. Aunque si volvéis el año que viene, espero que no te importe repetir. Y que llame a tu primo, me he quedado con las ganas de un trío”.

Aquella frase me chocó muchísimo ya que apenas me estaba despertando.

“Por cierto, ¿anoche soñaste con la chica a la que quieres?”, me preguntó mientras se ponía una minifalda.

“Bueno, sí…”

“Normal. Mira, te voy a dar un consejo. Dile lo que sientes. Sé feliz con ella. Yo sólo estuve así de pillada por un chico una vez, y él también me queria pero… tardé en decírselo y él ya había empezado a salir con otra”.

Asumí su consejo como buenamente pude mientras me cerebro se ponía en marcha. Pero yo ya había tomado una decisión. La situación que tenía con mis primas no se podía sostener asi como estaba.

Y como siempre, mis otros relatos para amenizar la espera ;)

Sara, novia trans (continuando)
Autoexperimentando, Fantasía: cambio de rol con mi novia, Recibí ayuda de mi amiga especial, Trío con pareja amiga, Masaje con final más que feliz, A las órdenes de mi amiga trans, Polvo con mi ex… y mi novia, Vestido para mi novia (trans), Adicto a la polla trans, Cuarteto bixsexual (o parecido), Fin de semana con amigos (I), Fin de semana con amigos (II), Ayudando a una amiga

La amiga de mi hija (continuando)
Se me declaró la amiga de mi hija, La elección de la amiga de mi hija, Trío prohibido, Reconciliación tabú

6 comentarios - Vacaciones con mis primos (14)

Antonioperez555 +1
Madre mía, estoy flipando 😂😂😂 muy bueno, no puedo esperar al siguiente👌👌👌
PepeluRui
Será pronto 😉
FEDETECOGE +1
tremendo.. a armarse de paciencia y esperar el capitulo siguiente + 10
PepeluRui
Muchas gracias 😃
Aguss269911 +1
Que les dirá a las primas??? Estoy muy curioso +10
PepeluRui
Pues les dije que 😶😶😶😶😶
guidin1992 +1
Sabía que era Ainhoa! Que placer de relato y que rara la situación del ¿"sueño"?.. Excelente, al igual que los anteriores.. Sigue así!
PepeluRui
Un sueño despierto que se le llama, muchas gracias 😉
ReckBlack +1
Gran relato, espero el próximo con ansias
PepeluRui
Espero tenerlo el lunes 🤔
rom123lopz +1
Pero qué bien relato!!!! Ya, por favor la próxima parte!!! Felicitaciones
PepeluRui +1
Gracias 😃 Un poco de paciencia 😀