Visita de verano

Había llegado el final del curso académico y había vuelto a casa por verano. Mi madre, Anastasia, tiene su trabajo en la ciudad por lo que generalmente siempre he tenido la casa para mí solo. Me encantaba correr desnudo por toda la casa y matar mi tiempo haciéndome pajas mientras veía porno en el ordenador. A mi adolescencia, antes de ir a la universidad, la recuerdo como una época bastante divertida. Llena de pajas hasta que empecé a follar, incluso después también.


Mi madre tenía cuarenta y dos años. Era una mujer hermosa. Me la hubiera follado sin dudarlo, pero nunca conseguí un ambiente para lograr eso. Y yo nunca traté de seducirla. Era el niño de la familia, e hijo único. Y siempre había conseguido lo que quería, hasta cierto punto, claro. No éramos ricos, pero mi madre lo hizo suficientemente bien para que nunca nos faltara de nada después de la muerte de mi padre, cuando yo era muy pequeño.


Mi madre tenía dos hermanas menores, una era mi tía Eva. Quién se había casado y divorciado dos veces, y fruto de su primer matrimonio nació mi prima Andrea. Y mi tía Marta, quien nunca se había casado y en la familia era muy criticada por su homosexualidad y por todas las mujeres con las que se había acostado. Para mi no era algo raro, yo solo quería que fuera feliz.


Aquél verano mi tía Eva decidió venir para una visita. Me gustaba mi tía Eva. Era lo que llamaban un espíritu libre. Siempre era divertido estar con ella. Era muy atractiva. Debe ser genética por que todas las mujeres de mi familia cuentan con un gran atractivo. Incluso mi abuela, con sesenta años, levantaba pasiones entre los hombres más jóvenes del pueblo. Las tetas de mi tia Eva tenían la misma forma que las de mi madre, grandes y en su sitio. Tenía el pelo castaño, largo y ondulado. Unas curvas despampanantes y un culo increíble.




Ella apareció en un fin de semana cuando mi madre estaba en casa, y pasaron horas farfullando como las mujeres en la familia siempre hacían, hablando al mismo tiempo, sin escuchar a la otra, pero básicamente sólo disfrutando de su mutua compañía. Yo sólo podía sentarme, escuchar y sonreír a las mujeres más bonitas en mi vida. Por fin había llegado el momento de que me fuera a la cama. Siempre me he dado una ducha en la noche antes de acostarme. Odiaba el despertarme darme una ducha.


Mamá y Eva seguían hablando y tomando un poco de vino tinto hasta que se fueron a dormir. Subí a mi habitación, me desnudé y me tapé con una toalla, y me dirigí hasta el cuarto de baño de mi ducha. Mi madre dormía en el piso de abajo en la habitación principal. Eva se quedaría en mi habitación en la cama contigua a la mía, y compartiría el baño conmigo. Eso no era un problema.


Yo estaba cantando bajo el agua de la ducha. Siempre lo hago. Esto hace que mi voz suene genial. No oí, pero sentí una ligera brisa cuando se abrió la puerta.








—No te preocupes, sobri. Soy yo. Tengo que hacer pis. ¡No mires! No podía aguantar más.


Era Eva! Maldita sea, mi polla empezó a ponerse dura pensando como ella bajaba sus bragas y se sentaba en el inodoro con su orina fluyendo fuera de su coño. Hice trampa. Me asomé. Sus hermosas piernas se extendieron mientras se limpiaba el coño con el papel. Ella estaba mirando hacia abajo y no me vio. Empecé a tocarme incluso antes de que saliera el baño.


Pero no lo hizo! No salió, en vez de eso ella corrió la cortina, me vio sosteniendo mi erección, y sonrió como un duendecillo.


—¡Tú, pequeño pervertido! A que se lo digo a tu madre, seguro le encantaría conocer esto.


Y ella se rió con el cacareo que todas las mujeres de la familia tenían. Mi polla empezó a ponerse blanda.




—Oh, ¿se ha asustado? Ven aquí, déjame ayudarte.




Extendió la mano, agarró mi polla y comenzó a acariciarla —para que esté erecta de nuevo—. Yo estaba perdido. —¿Qué tengo que hacer?— Dejar que ella lo haga. Yo no iba a perder la oportunidad de que una hermosa mujer me ayudara a correrme. Tomó alrededor de un minuto y yo ya estaba disparando contra la pared de la ducha, viendo mi esperma siendo lavado por el desagüe y mi tía Eva seguía sonriendo con regocijo. Se secó las manos después de lavarlas, me sonrió y salió de la habitación, probablemente para ir a la cama.




Así que mi tía me había hecho una paja. ¿Significaba algo? Podía fantasear con que lo que podría ocurrir después de eso. Me fui a dormir con otra erección en mi mano, pensando en mi tía, pero ella estaba desnuda en su cama y tenía las piernas abiertas, durante unos minutos me quedé observando su coño. Tuve grandes sueños esa noche.




Me desperté con algo húmedo y caliente en mi polla. Gemí y oí una risita. Miré hacia abajo y Eva tenía sus labios rojos alrededor de mi polla. Sabía que mamá se había ido a trabajar. Era lunes y yo siempre dormía hasta tarde. Ahora que estaba despierto Eva comenzó a utilizar su saliva para masturbarse mientras ella chupaba la cabeza de mi polla. Entonces, comenzó a mordisquear y pasándose la lengua alrededor de mi glande, y todo el rato tirando mis huevos duro y haciéndome gemir de lujuria. Yo había eyaculado rápidamente anoche en la ducha.




Tardé mucho más tiempo esta mañana.


Mirando más de cerca a mi tia y vi que estaba desnuda con sus tetas colgando y su coño frotando contra mi rodilla. Era húmedo y depilado. Podía sentir su flujo correr por toda mi pierna. Ella estaba chupando tan fuerte que pensé que iba a empezar a disparar sangre.




Qué gran mamada. Ella debía tener mucha práctica.


—Estás haciendo que me corra como una jodida puta, sobri. Joder, esta es una gran polla. Tu madre nunca me lo dijo. —decía mientras sonreía y sacaba mi polla de su boca—Me vendría bien un montón de esto. Joder, es que ha sido demasiado tiempo. Voy a utilizarte mi niño.


Todo este tiempo ella me acariciaba como lo había hecho la noche anterior en la ducha, pero también me la chupaba. Sentí como estaba a punto de correrme pero no quise avisar. Y sentí el orgasmo. Se ahogó y luego luchó para conseguir cada puta gota de semen. ¡Esta perra amaba el esperma! Seguí disparando semen en la boca chupadora de mi tía, y ella se lo tragó todo. Me lamió y limpió. Y sonriendo, me miró y luego me dijo lo que tenía que hacer.


—Está bien, muchacho. Ahora es tu turno. Es hora de comer un poco del coño de tu tía. Está mojadito y listo para tu lengua. Mueve el culo y déjame descansar en las almohadas. A trabajar sobri, cómeme el coño.


Me encantó comerle coño. Me comía el de mi novia casi todas las noches. Ahora me estaba comiendo un poco de un nuevo coño mojado que encima era de mi tia. Chorreaba su flujo, y sus labios estaban hinchados. Sus piernas Me encantaban. Tuve que hacer el amor a esas piernas. Su coño podía esperar.


Chupar sus dedos y lamer sus pies la hizo reír y luego jadear. Mi polla estaba dura y arrastraba sobre la colcha mientras lamía a lo largo de cada pierna, dándole un pellizco aquí y allá. Yo estaba trabajando en sus muslos cuando ella se agachó, me agarró del pelo con las dos manos, y apretó mi cara contra su coño.


—Cómeme el coño. Chupa el clítoris primero, pero ponte a trabajar en el coño!


Haciendo como ordenaba, con placer, lamí su pequeño clítoris y ella gimió, pero todavía apretaba mi cabeza contra su coño y ahora estaba frotándose contra mi cara. Ella gruñía y gemía y se corrió en mi boca. Yo chupaba todos los jugos del coño que ella me daba.


—Jodido, niño, eres bueno comiendo coño.


Seguía chupando y metí mi lengua tan lejos en su coño como pude. Separé los labios a lo ancho, con mis dedos y lamí profundo y duro. Yo sabía lo que quería. Y lo consiguió. Volvió a correrse en mi boca.


—Sobri para. Detente ahora. No puedo más. Ha estado bien, chico, muy bien. Para un joven de veinte años pareces haber tenido mucha práctica. El coño de tu novia tiene suerte.


—Gracias tía. Con un coño como este se tiene que ser muy bueno. Me encantaría follarte.


—Todo a su tiempo, sobri. Ten paciencia. No podemos dejar que tu madre sepa lo que está pasando. Tenemos que guardar nuestro secreto ¿vale?


—Puedo esperar. Puedo esperar mucho tiempo para follar tu coño tia.


Pasamos el día por caminos separados. Eva estaba de vuelta en su pueblo natal y tuvo gente a la que visitar. Mis abuelos vivían al otro lado del pueblo. Pasó el día visitando a la gente con ellos. El abuelo y la abuela solían venir los fines de semana, pero el abuelo estaba poniéndose senil y ya no salían mucho. Nos gustaba visitarlos siempre que podíamos, pero era un poco deprimente.


Fui a la piscina. Y me puse cachondo pensando en el coño caliente de Eva. Necesitaba follarla, si ella me lo permitía. Mientras tanto, me senté junto a la piscina. Las chicas que se acababan de graduar a los dieciocho años les gusta hacer alarde de sus tetas y culos firmes en sus diminutos bikinis. No me importaba. De ningún modo.


Mamá y Eva estaban en casa cuando regresé. Ellas fueron preparando para la cena. Mi tía me sonrió y apretó una teta cuando mi madre no estaba mirando. Mi polla empezó a endurecerse. Corrí escaleras arriba diciendo que me iba a cambiar. Cuando estuve bajo control volví abajo y ayudé a poner la mesa.


Comimos y otra vez charlaban de la manera que siempre lo hacían. Después de la cena habíamos limpiado juntos y Eva procuraba cruzar miradas conmigo sonriendo. Vimos una película en el salón. Mamá se sentó en su silla. Yo me senté en el sofá y Eva se sentó a mi lado. En el salón, mientras ella y mamá conversaban acerca de la película, ella empezó a tocarme disimuladamente mi polla por encima de los pantalones. Yo estaba a punto de correrme cuando la película terminó y las dos damas se levantaron para hacer cócteles.


Después de dos bebidas mamá dijo que estaba cansada y quería irse a la cama temprano.




Cuando mamá estaba yendo a su dormitorio, Eva y yo estábamos empezando a besarnos en el sofá.








Me estaba frotando la polla mientras yo acariciaba esas tetas que amaba. Nuestras leguas se juntaban y entrelazaban mientras ella sostenía mi cabeza y acariciaba mi pelo con sus manos. Entonces puse mis brazos alrededor de ella y nos abrazamos mientras la besaba el cuello y las orejas, haciéndola gemir de lujuria.


– Ay Dios, me encanta esto. ¡Bésame más mi niño!


Continuamos besándonos durante otros quince minutos. Pero lo que necesitaba era conseguir meter mi polla en algún agujero de tía Eva. Me detuve, le di un beso en la nariz y la cogí con mis brazos. Las mujeres de mi familia eran pequeñas. Se podían manejar con facilidad.


La llevé a mi habitación. Mi madre ya estaba dormida. Coloqué suavemente a Eva en mi cama. Yo quería que ella mirara y deseara mi cuerpo. Lo hice despacio como un stripper. Ella rió y comenzó a quitarse la blusa, la falda y el sujetador que llevaba. Sin bragas, por supuesto. ‘’Un poco puta si que era’’. Pensaba yo en mi cabeza. Cuando me quité los pantalones vio que yo que tampoco llevaba topa interior y soltó una carcajada. Me reí en voz alta, porque los dos estábamos muy traviesos.


—Eva, necesitas una polla que te folle. Quiero follarte tanto… Mira como está mi polla. Nunca ha estado tan dura. Está asó para ti tía.


—¿Por qué crees que estoy aquí sobri? Necesito follar más que tú. Vamos a follar ya.—dijo con una sonrisa picarona.


Me puse un condón y luego salté encima de ella y ella envolvió sus piernas alrededor de mi cintura y sus brazos alrededor de mi espalda. Guié mi polla hacía su coño mojado. Entonces la penetré, y la saqué y comencé a follarla. Cada vez más fuerte, rápido y profundo. Ella mordía mi cuello y arañaba mi espalda. Me importa poco, quería follarla el coño.


Mi tía Eva era una puta salvaje. Ella claramente estaba encantada. Gemía y gritaba. Yo la penetraba como un caballo en celo. Apretaba su cuello mientras mis huevos golpeaban sus nalgas.


—Dios…sobri…como me follas…me corro—y tras decirme esto, cogió mi polla con su mano y me quitó el condón —sigue follándome— y a pelo empecé a penetrarla.


Gruñendo como un cerdo le embestí y empecé a correrme en su interior mientras ella también se corría. Chorros de semen inundaron su interior. Yo seguía penetrándola, aunque mi polla estaba sensible no podía parar, y seguía metiendo mi polla en su coño hasta que fue perdiendo firmeza. Mi polla se deslizó fuera de su coño y ella introdujo sus dedos dentro de su coño sacándolos mojados con su flujo y mi semen, y empezó a chuparlos. Volvió a hacerlo, esta vez sacando el máximo semen posible y lo saboreó entre sus labios.


Al día siguiente se despidió. Tenía que volver a su casa. Su hija, mi prima Andrea, estaría de regreso de su viaje al extranjero. A la despedida me sonrió en secreto mientras abrazaba a mi madre. Y me di cuenta de que mi tía Eva necesitaría una nueva visita.

3 comentarios - Visita de verano

forehead95 +1
Muy buen relato, me dejo re caliente , si le haces la continuación me gustaría muchísimo x si pasa algo con los demás miembros d la familia
Fabunse
Quisiera conocer a tu tia