No es fácil ser madre. Parte 3

Parte 1: http://www.poringa.net/posts/relatos/3613175/No-es-facil-ser-madre.html
Parte 2: http://www.poringa.net/posts/relatos/3614119/No-es-facil-ser-madre-Capitulo-2.html 

Parte 3

Mi hermana tenía pruebas.


Dos años atrás, unos ladrones habían entrado a casa de mi hermana y habían robado, dejando a mi hermana con el miedo dentro del cuerpo, y por esta razón decidió contratar una empresa de seguridad que le instaló entre otras cosas una cámara de seguridad de la cual yo desconocía su existencia.


Aquél mensaje recibido de mi hermana me heló la sangre, esto había llegado demasiado lejos, todo se desmoronaba. Durante las dos siguientes semanas no era capaz casi ni de hablar o mirar a los ojos a mi hijo Pedro. No sentía vergüenza, sentía miedo de lo que podría pasar, el lo notaba y cada día me preguntaba si estaba bien, yo me limitaba a responderle con un escueto —Sí.


Sabía que extrañaba a su madre, acariciarla, besarla, chuparla, follarla, lo sé por que yo también le extrañaba, pero no podía dejar de sentirme en todo momento observada. Cada vez que me llegaba un mensaje me asustaba, cada vez que a mi marido le llegaba un mensaje se me erizaba la piel.




Finalmente llegó el día que tendría que hablar con mi hermana. Era un sábado bastante soleado, me preparé para salir, y antes de coger el coche, Pedro me preguntó que a donde iría, yo le respondí que tenía una cita importante y le di un beso en la frente. Me subí al coche y emprendí el viaje hacía la capital. Durante el trayecto pensaba en que me diría mi hermana, era la mayor, se acercaba a los sesenta años, no tenía hijos y su esposo era un gran devoto del cristianismo al igual que ella. Iba imaginando posibles preguntas y mis posibles respuestas para evitar que nos delatara a mi hijo y a mí. 


Llegué a su casa, y ella me abrió. Llevaba sin verla desde su marido enfermó, tal vez siete años o incluso más. Pensaba que habría envejecido, pero para nada, mantenía su cintura. Entre ella y yo, ella siempre fue la más atractiva y así seguía siendo.


Al entrar ni siquiera me saludó, se limitó a invitarme a sentar en el salón. Fue a la cocina y trajo limonada. Se sentó en el sillón en el que semanas atrás yo había sido follada por mi hijo.


—¿Qué se te pasa por la cabeza para mantener relaciones sexuales con tu hijo, Carolina?— dijo en un tono bastante suave.


—No lo sé Alicia…simplemente pasó. Yo no lo busqué…él tampoco…solo surgió—respondí yo sin levantar la mirada del suelo.


Le conté desde el principio todo lo que pasó, desde aquella cena, descubrir que mi hijo fantaseaba conmigo, hasta la noche en la que follamos por primera vez en su casa.


Ella por su parte no decía nada, solo escuchaba.


De un momento a otro se levantó del sillón, se acercó a la ventana, miró el paisaje del centro de Madrid y dijo:


—Hermana…hace mucho tiempo no me siento deseada. Desde que mi marido enfermó no he tenido sexo con nadie, mi vida desde hace once años se ha basado en cuidar a mi marido, y durante todo este tiempo le he sido fiel, créeme. El día que revise la cámara de seguridad, me sentí asqueada por un momento…pero después sentí como mi cuerpo se calentaba, hacía mucho que nada me calentaba. Y te envíe aquel mensaje. Sin embargo, al día siguiente mi marido falleció. Y me di cuenta de algo: la vida es muy corta, y hay que disfrutar, pero lo tuyo no es sano Carolina. Sin embargo me gustaría pedirte algo, se que no debería…pero no he dejado de pensar en ello. ¿Dejarías que tu hijo me follara?.


Mis ojos se abrieron como platos, no podía creerme lo que mi hermana me estaba pidiendo, mi hermana la puritana quería follar con su sobrino.


—No lo sé Alicia, podría insinuarlo o preguntárselo directamente, pero no sé cual será su respuesta—conociendo a mi hijo seguro que le gustaría la idea, pero no estaba segura si a mi me gustaría.


—Habla con él, pregúntaselo, convéncelo. Y si acepta, la semana que viene podéis pasar el fin de semana aquí.


Me despedí con un abrazo de mi hermana y cogí el coche de vuelta a mi casa, seguía sin creer lo que mi hermana me había pedido.


Llegando a casa tomé una decisión. Aunque quería a mi hijo, lo amaba como hijo y como hombre, esta aventura debía parar. Hoy era mi hermana pero mañana podría ser cualquier otra persona, y esa persona podría destruirme la vida, y no podía permitirlo, por mí, por mi hijo, por mi marido y por nuestra familia.


Llegué a mi casa, por suerte mi marido no estaba. Subí a la habitación de mi hijo, y allí estaba él, escuchando música y mirando al techo. Me senté a su lado, le miré a los ojos y le dije:


—Cariño…sabes que me encantas, te amo, eres mi hombre pero esto no está bien y tenemos que parar.


A Pedro los ojos se le llenaron de agua y preguntó:—¿pero…por qué?.


—Tu tía después de que asaltaran su casa puso una cámara de seguridad, y esa cámara nos grabó a ti y a mi dándonos amor. Tu tía no dirá nada, pero hoy ha sido tu tía y mañana podría ser tu padre, y el no nos perdonaría. Espero que lo entiendas hijo mío.


Pedro me abrazó y sollozando dijo:—Mamá, no quiero que esto termine.


—Cariño, la decisión está tomada. Lo siento.


Pedro me miraba con cara de corderito degollado.


—Pero tengo una sorpresa para ti, tu tía vio el hombre en el que te has convertido y me preguntó si te gustaría jugar con ella.


Pedro se quedó callado, y tras unos segundos respondió: —Pero yo solo quiero contigo mamá, con nadie más solo contigo.


En aquél momento pensé: ‘’Mi hermana no aceptara un no por respuesta, la conozco de toda la vida y se que es capaz de vengarse, y Pedro quiere estar conmigo…’’


—Hijo…¿y si jugamos los tres juntos?.


Pedro se quedó pensativo y tras dos minutos de reflexión respondió con un sí.


Pero le advertí: —Será la última vez que lo hagamos.


Llamé a mi hermana y le dije:–Pedro dice que sí pero con una condición, tengo que estar yo y participar, aceptas o no.


Yo pensaba que mi hermana dudaría en tener relaciones sexuales con su sobrino y su hermana, pero no se pensó ni un segundo la respuesta.


—Si, el viernes de la próxima semana, ponte guapa hermanita, a ver cual de las dos zorras calienta más a mi sobrino.


Escuchar esas palabras salir de la boca de mi hermana me puso muy cachonda. Tanto que sentí como mi coño mojaba mi tanga. Tenia unas ganas enormes de volver al cuarto de Pedro, bajarla los pantalones y comerme de nuevo esa polla, que me follara la garganta hasta salirme lagrimas, que me pusiera contra la pared, me bajara el tanga y se comiera el coño de la puta de su madre, pero tenía que controlarme. Ya le había dicho a mi hijo que solo lo haríamos una vez más y con mi hermana, no podía falta a mi propia palabra, no quería confundirle. Así que sacando fuerzas de flaqueza me aguanté el calentón y seguí con mi vida normal.


Durante esa semana la relación entre mi hijo y yo mejoró bastante, nos abrazábamos, nos dábamos besos de madre e hijo, sin ninguna connotación sexual, después de unos meses volvía todo a la normalidad.


Sin embargo, estaba decidida a llevar a cabo nuestros planes para ese fin de semana, mi hermana, mi hijo y yo, desnudos, y gozando de nuestros cuerpos. Y ante el reto de mi hermana salí de compras para demostrarle que mi hijo siempre me iba a preferir a mí.


Fui al mejor centro comercial que conocía, a media hora de mi casa, allí entré a la tienda más erótica que había. Trajes, tangas comestibles, dildos, plugs anales, bolas chinas, esposas, y un sinfín de juguetes sexuales. Estaba decidida a ser la mujer más zorra sobre la faz de la tierra y estaba en el sitio adecuado.


El primer conjunto que me probé era un conjunto de encaje blanco con el que se transparentaba todo, mis tetas y mi coño. Sinembargo el color no me convencía. El siguiente fue un body negro con bragas transparentes y una apertura justo en la raja de mi coño, favoreciendo así la penetración sin tener que desnudarme totalmente, pero tampoco me convencía. El último que me probé era un picardías negro, mis tetas se transparentaban totalmente, y mi abdomen aunque se transparentaba tenia flores cosidas, junto a unas braguitas negras. Este fue el elegido, sabía que mi hijo se volvería loco.


Y sabiendo que iba a ser la última vez que pudiera follar con mi hijo decidí comprarme un gran consolador, así cuando echara de menos a mi hijo podría correrme en su honor.


El día llegó, se notaba que Pedro tenía ganas, para que mentir, yo también. Nos subimos al coche y emprendimos nuestro viaje. Durante el trayecto yo me fui calentando pensando en follar con mi hermana y mi hijo. Mientras conducía y sumida en mis pensamientos sentí la mano de mi hijo entrando por mi pantalón y llegando a mi coño. Como pude mantuve la calma.


—Sabía que estarías mojada—dijo Pedro con una sonrisa picarona.


Le pedí que parara, que nos estrellariamos, pero él no paraba y seguía metiendo sus dedos en mi coño, cada vez más rápido y fuerte, y cada vez más al fondo. Tuve que parar en medio de la carretera y dejar que Pedro me hiciera los dedos que quisiera. Mientras el seguía follandome con sus dedos yo me apretaba las tetas y pellizcaba mis pezones hasta que sentí como mi coño se contraía y una sensación de subidón recorría todo mi cuerpo. Casi había olvidado lo que era que mi hijo me follara.


Una vez me hube corrido. Emprendí nuevamente nuestro trayecto. Llegamos sobre las ocho de la tarde a casa de mi hermana. Mi hermana y mi hijo se saludaron normal, dejamos las cosas y salimos los tres a cenar. Mientras cenábamos, mi hermana y yo tomábamos vino y poco a poco fui emborrachándome al igual que mi hermana. En un momento dado mi hermana se levantó y se dirigió al baño. Yo por debajo de la mesa acerca mi pie a la polla de Pedro, me encantaba estar tocando la polla de mi hijo en un sitio tan público. Mi hermana volvió del baño. Venía con el puño derecho cerrado. Cuando se sentó cogió la mano de Pedro y abrió la mano sobre su palma dejando caer sus bragas.


—Huelelos seguro que te gustará—dijo la guarra de mi hermana.


Mi hijo los olió y pude notar con mi pie como su polla se ponía dura como una piedra. Me hervía la sangre, ¡sentía celos de mi propia hermana!


Al llegar a casa, le pedí a Pedro que nos esperara en salón por que íbamos a ponernos cómodas.


Mi hermana y yo juntas nos dirigimos a la única habitación del piso. Y sin vergüenza alguna nos desnudamos y nos empezamos a vestir para mi hijo. Me veía realmente sexy con el picardías, y así lo reconoció mi hermana. Cuando giré mi vista hacía ella me quedé embobada. Llevaba un corsé rojo precioso con el que se le podía ver muy bien las tetas. Eso sumado a su fabuloso cabello rubio y sus preciosos ojos azules me hacía darme cuenta de que esta batalla la había perdido yo. Antes de salir la cogí de la mano y le dije:


—¿Estás segura de esto?


—Si hermanita.


—En ese caso creo que antes de darle estas sorpresas a Pedro deberíamos probarnos entre tu y yo…para que ahí fuera no sea tan violento o incómodo.


Me fui acercando hacia mi hermana. La empecé a acariciar los brazos, después su espalda bajando hasta su culo. Mi hermana me respondió apretando mi culo con una mano y una teta con otra mano. Empezamos a besarnos mientras nos acariciábamos. Tendríamos que llevar un buen rato besándonos por que mi hijo desde el salón nos preguntó si todo iba bien. Mi hermana y yo nos separamos riéndonos y salimos hacia el salón. Mi hijo estaba sentado en el sillón, solo se había dejado la ropa interior, y al vernos notamos como su polla crecía. Mi hermana y yo nos sonreímos.


Nos pusimos de rodillas, y gateando nos fuimos acercando poco a poco a mi hijo al llegar yo le quité la ropa interior, y por fin, después de muchos días volví a ver la polla de mi hijo, mi hermana miraba fijamente esa polla. Su mano se posó sobre mi culo, y mi mano empezó a acariciar su coño por encima del tanga, y juntas empezamos a chupar la polla de mi hijo, nos intercambiábamos los papeles, mientras ella le pajeaba y se encargaba del tronco, yo le lamía los huevos y con un dedo presionaba en su culo. Escuchar a mi hijo gemir era la mejor poseía que podría escuchar. Luego yo me encargué de pajearle y le chupaba el tronco y el glande, y mi hermana le lamía los huevos mientras empezaba a introducirle un dedo por su culo. Mientras tanto con las manos que teníamos libres mi hermana y yo nos estábamos masturbando la una a la otra. Mi coño estaba muy mojado pero el de mi hermana era una cascada de flujo.


Tras unos minutos trabajándole la polla, los huevos y el culo a mi hijo, nos avisó que no aguantaba más. Mi hermana pidió el honor de chuparla la polla y recibir su corrida en la boca y ¿y cómo no iba a permitírselo?. Mientras yo lamia sus huevos, metí mi dedo hasta el fondo de su culo y sentí la contracción que indicaba la salida de su leche. Empezó a correrse y mi hermana no paraba de chupársela, hasta que salió el último chorro, mi hermana con cara de placer, me cogió la cara y empezó a besarme con la leche de mi hijo. Que rica sabia, y encima que estuviera en medio de los besos húmedos de mi hermana y yo era una situación muy excitante.


Me levanté y les dije:—Esto aún no ha acabado.


Y moviéndome con sensualidad me fui desnudando hasta quedar totalmente desnuda. Mi hermana se levantó e hizo lo mismo. Mi hijo seguía sentado y alucinando del espectáculo que su madre y su tía le estaban ofreciendo.


—Creo que tendremos que darle más espectáculo para que esa polla vuelva a estar firme—dijo mi hermana.


Empezamos a besarnos, me empujó y caí sobre el sofá, se acercó y empezó a comerme el coño, no sabía que mi hermana sabía comer el coño tan bien, yo lo disfrutaba muchísimo. Introducía su dedos en mi coño y mi culo a la vez que succionaba mi clítoris, al poco rato llegué al orgasmo dejando la boca y la cara de mi hermana llena de flujo.


Yo también quería comer coño, así que me levanté, la cogí del pelo y la tiré a al sofá, y empecé a comerle el coño, no estaba nada depilado, pero el olor de su flujo y el sudor propio del vello era un aroma muy placentero, y abriéndome paso con mis dedos por sus pelos empecé a comerle el coño, que sabor tenía… era delicioso. Mi hijo se levantó del sillón y se puso detrás de mi, y noté su lengua introduciéndose en mi culo, hasta el fondo, por suerte me había hecho un lavado a fondo. Disfrutaba mucho del beso negro que mi hijo me estaba brindando, yo seguía concentrada en el coño de mi hermana. De un momento a otro, Pedro se separó de mi culo, y me metió su polla por el culo sin ningún tipo de delicadeza, durante dos segundos me enfadé muchísimo, debería haberme preguntado, pero cuando empezó a follarme mi enfadó se disipó, me sentía tan sucia, me sentía la zorra de mi hijo, y empecé a pedirle que lo hiciera más fuerte, el obedeció. Me estaba follando el culo sin compasión y yo disfrutaba de aquél dolor. El interior del coño de mi hermana empezó a contraerse, y soltó un pequeño chorro de flujo muy espeso, con un sabor bastante fuerte pero delicioso. Mi hijo seguía follando mi culo, y dos últimas embestidas me indicaron que se había corrido dentro de mi culo. Mi hermana se levantó y me pidió que me sentará en su cara, con mi culo apuntando a su boca, y así lo hice. Tras unos segundos de mi culo salió el semen espeso de mi hijo y cayó en la boca de mi hermana que no se lo pensó y se lo tragó.


—Yo también quiero que me folles Pedro—dijo mientras se ponía de pie.


Nos cogió a ambos de las manos y nos dirigió a su habitación. Ordenó que mi hijo se acostará boca arriba, y empezó a chuparle la polla. Yo me puse de rodillas en la cara de mi hijo y empezó a comerme el coño. Una vez la polla de mi hijo estuvo firme de nuevo, mi hermana puso encima, y fue bajando poco a poco introduciéndose su polla.


Empezó a cabalgar la polla de mi hijo mientras gritaba y gemía de placer. Yo también. Me giré para ver mejor a mi hermana y allí estaba ella, meneándose sobre la polla su polla, mientras sus tetas brotaban. Yo gemía al sentir como la lengua de mi hijo rebuscaba dentro de mi coño. Empecé a besar a mi hermana mientras Pedro la follaba y a mi me comía el coño, tras un rato envueltos en un trio incestuoso mi hijo se corrió dentro del coño de mi hermana, yo me corrí en la boca de pedro y mi hermana se corrió encima de su polla y su cintura. Nunca imaginé esta compenetración entre los tres. Llegamos juntos al orgasmo, fue increíble.


Nos retiramos de encima de mi hijo, y nos fuimos durmiendo poco a poco mientras nos acariciábamos.


A la mañana siguiente nos duchamos. Y Pedro y yo iniciamos el viaje de retorno a casa.


Y de esa manera tan especial la relación carnal entre mi hijo y yo terminó…



¿o no?....

7 comentarios - No es fácil ser madre. Parte 3

forehead95
Me encanta esta historia, ya quiero saber como sigue, van 10 puntos
jorvac164
Esta saga amerita nuevas situaciones y sensaciones!!!Mientras tanto,y esperando ,te dejo10 y saludos desde Puerto Madryn !!!!
anto5115
Noooooo, la historia no termono todavia jajaja, quiero mas
Ronny79mix
Muy buen relato me encantaría una fantacia así
litosclown +1
No por Dios! No puede acabar! Sigue con este historia por favor.
saymomore09
Excelente de principio a fin (aunque espero no haya sido el final), ojalá hubiera una pelicula con un relato así.
el-chepe91
nooo siguela ....sigue el relato corazón