No es fácil ser madre. Capítulo 2



¿Permitir que mi hijo me folle? ¿O parar ahora que estamos a tiempo?


‘’No tengo que decidir ahora’’ me contesté a mi misma.


Durante semanas Pedro, mi hijo, y yo mantuvimos sesiones de sexo sin llegar a penetraciones. Él siempre estaba dispuesto para mí, y yo para él.


Llegó el verano y yo seguía sin decidir nada sobre mi hijo, cuando a David, mi esposo, se le ocurrió la idea de irnos de vacaciones. Buscamos por internet sitios para irnos a veranear y finalmente nos decidimos por un apartamento en frente de la playa en la costa de Mallorca.


El apartamento estaba enfrente de una de las playas más bonita que había visto en mi vida. Al llegar e instalarnos pensé que sería buena idea, así estaríamos los tres juntos y yo no tendría tentaciones con Pedro. A la mañana siguiente de llegar bajamos a la playa, encontramos un buen lugar para poner las toallas y sentarnos. Mi hijo y yo nos acariciábamos pero sin ningún interés sexual, caricias madre e hijo. Pero cuando mi marido dijo que se iba a tomar una siesta, se me ocurrió que podría pasar un rato a solas con Pedro.




Le dije a mi marido que Pedro y yo íbamos a explorar la playa y que volveríamos más tarde.


Yo iba con la parte de debajo de un bikini, y un top con el que se me marcaban los pezones, mi hijo iba con un bañador que le llegaba a las rodillas.


Estuvimos andando media hora cuando descubrimos a cien metros una roca enorme y esa parte de la playa totalmente vacía echamos a correr y llegamos a la parte trasera de la roca. Era la primera vez en dos días que mi hijo y yo estábamos a solas y no sabia cuando podría volver a tenerlo para mí. Nos miramos a los ojos y nos fundimos en un beso carnal madre e hijo. Sin embargo al momento oímos a personas acercarse y nos separamos. Pedro me cogió de la mano y preguntó: —¿Mamá cuando volveremos a jugar?— yo me limité a sonreírle y eché a caminar.


Lamentablemente durante la semana de vacaciones mi hijo y yo no tuvimos momentos a solas para disfrutar, ya fuera por mi marido o por personas y turistas. Pero el último día hubo un cambio. Mi hijo y yo estábamos en la pequeña parcela que nos correspondía por el apartamento, sentados disfrutando de la brisa marina, de la compañía y de una bebida refrescante. David, mi marido, estaba dentro viendo el fútbol.


Me di cuenta de que Pedro no dejaba de mirarme, me sentía observada, e imaginaba en que estarían enfocados sus pensamientos, en las tetas de mamá, en el culo de mamá y en el coñito de mamá. Noté un bulto en su pantalón, me acerqué a él y le susurré:


—Vamos a buscar un lugar donde podamos estar solo, te necesito cariño.


Subimos por una colina al lado de la playa. No se veían muchas personas por allí. Más allá había un pequeño bosque, sin ningún alma a la vista, era el lugar perfecto. Nos dirigimos hacia el bosque y una vez llegamos Pedro de inmediato comenzó a tocar las tetas de mamá, segundos después su mano izquierda se quedó en mis tetas y su mano derecho bajó a mi coñito que ya estaba mojado y caliente.


Se quitó los pantalones, me dio la vuelta contra un árbol y pegó mi culo contra él. Puso su polla entre mis muslos y empezó a frotarse. —Pobrecito quiere follarme— pensaba yo.


Al cabo de unos segundos se corrió en mi espalda.


Estaba a punto de ponerme de rodillas para empezar a mamar esa polla que me tenia loca pero oímos que alguien venia. Se trataba de un runner. Le pedí a Pedro que se fuera detrás del árbol he hiciera como estaba orinando. Cuando el runner pasó a nuestro lado nos miró y preguntó si estábamos bien, yo le respondí que sí, solamente mi hijo tenia ganas de orinar. El runner se fue alejando de mi sin saber que mi espalda estaba manchada del semen de mi hijo.


Ese mismo día por la noche Pedro y yo estábamos sentados juntos observando la puesta de sol mientras mi marido venia la televisión.


Yo en la tumbona sentada y mi hijo entre mis piernas sentado, abrazados y mirando la puesta de sol, me pareció un momento muy romántico que nunca pensé que tendría con mi hijo pero estaba sucediendo. En ese momento decidí que mi hijo me iba a penetrar.


Mientras íbamos en el coche camino a casa iba pensando en como mi hijo me follaria e hice listas mentales de todo lo que necesitaba para que nuestra primera vez fuera muy especial.


Lo primero que hice fue acudir al doctor para que me diera algún anticonceptivo, quería que mi hijo se corriera dentro del coño de su madre, pero no quería quedarme embarazada.


Pasaron semanas sin poder tener ningún oportunidad para nuestra primera veza hasta que el finde semana mi marido me dijo que tendría mucho trabajo ese finde en la oficina y teníamos que cancelar nuestros planes. Y eso me dio una idea, ese finde mi marido y yo íbamos a ir a la capital, a casa de mi hermana a que esta había tenido que irse con su marido a otro país por que estaba enfermo. Y me había propuesto ir a su casa con mi marido, visitar la ciudad y comer en los restaurantes de moda, pero no iría con mi marido, iría con mi hijo.


Dos días antes del viaje fui de compras para comprar lo que necesitaría. No quería que mi hijo olvidara nunca nuestra primera vez, y quería ponerme lo mas sexy que podía. Pensé en un conjunto de cuero pero eso asustaría a mi niño. Vi un conjunto de lenceria rosa y me pareció perfecto para la ocasión pero el color no me convencía. Seguí buscando hasta encontrar un conjunto, con una tanga negro, unas medias de rejilla, tacones, y un sujetador que dejaba al aire mitad de mi pecho y mis pezones, decidido era ese.


Por fin llegó el día del viaje, Pedro tenía muchas ganas pero no se imaginaba lo que le esperaba.


Tras un hora y media de viaje llegamos al piso de mi hermana. Tras entrar y cerrar la puerta, Pedro se abalanzó sobre mi y empezó a tocarme las tetas, acabábamos de llegar y mi pequeño ya estaba caliente. Y yo me moría de ganas de que me follara pero decidí esperar a la noche, y aunque no le gustó la idea tuvo que aceptarla.


Salimos a cenar, como una pareja de verdad, nos cogíamos de la mano, hacíamos bromas, dimos un paseo después de la cena cogidos de la mano y cada diez metros parábamos para besarnos. Volvimos al piso e inmediatamente se volvió a abalanzar hacía mi, pero me separé de él y le dije: —Cariño, déjame poner cómoda, te prometo que te gustara.


Fui a la habitación y me puse el conjunto que había comprado pero otra vez las dudas llenaron mi cabeza, ¿era lo correcto? ¿hago daño a mi hijo? ¿si se enterara algo que pasaría conmigo…y con mi hijo? No podía dejar de pensar que para la sociedad el incesto era algo prohibido.


Pero pensé: —A la mierda la sociedad, quiero a mi hijo y el me quiere a mí, es lo que importa. Salí de la habitación en busca de mi hermoso hijo.


Al llegar al salón los ojos de Pedro casi se salen de su sitio, me acerqué al reproductor música y le di play, empezó a sonar una canción que había puesto antes de salir a cenar.


Empecé a bailar para mi hijo, movía mi cuerpo al son de la música, acariciaba mi cuerpo de arriba abajo, le pedí a Pedro que se desnudara, y noté que le gustaba mi baila por que su polla ya estaba dura.


Pedro se acercó a mi, y le besé en la frente, después en la nariz, en los labios, el cuello, fui bajando con besos hasta llegar a su polla. Empecé a mamar la polla de mi hijo, mientras acariciaba sus testículos mi lengua disfrutaba de esa polla, me la metía hasta el fondo, la saboreaba, realmente la disfrutaba, y minutos después sin avisar empezaron a salir chorros de leche espesa y blanca. Toda estaba en mi boca, la abrí para que mi hijo viera su leche en la boca de mamá, cerré los ojos y mirándole a los ojos me la tragué.


—Ahora es mi turno cariño—le dije sentándome en un sillón y abriendo las piernas para mi hijo.


Pedro se había convertido en un verdadero experto comiendo el coño, sabia perfectamente que ritmo tenia que coger, donde lamer, era una maravilla sentir la lengua de mi hijo en mi coño. Poco rato después me corrí a chorros en la boca de mi hijo, y ni corto ni perezoso me mostró mi corrida en su boca y mirándome a los ojos se la tragó.


Vi que si polla volvía a estar firme. Había llegado el momento. Y mirándole a los ojos le dije:


—Cariño, folla a mamá.


Pedro acercó su polla a la entrada de mi coño y sin ningún tipo de suavidad o delicadeza me metió la polla hasta el fondo, ¡que primera embestida!, de mi boca salió una mezcla de grito y gemido.


Pedro no paraba de follarme, me embestía cada vez con más fuerza, yo gozaba como una puta.


Y una última embestida que me llegó al fondo me dio a entender que mi niño se había corrido dentro de mi coño, pero no quería desperdiciar su leche, así que le pedí que pusiera su mano debajo de mi coño y esperara a que su semen saliera, cuando salió me puse de rodillas como una autentica perra y mirando a los ojos a Pedro empecé a tomar su leche con mi lengua.


Esa noche probamos tantas posturas como podíamos, estuvimos follando hasta la madrugada.


Al día siguiente me desperté al lado de mi hijo desnudo, para despertarlo le empecé a mamar la polla, muy suavemente, le lamia los huevos, y seguí por ese camino hasta llegar a su ano…mi lengua empezó a jugar con su agujero mientras mi mano subía y bajaba lentamente por su polla y mi hijo se despertaba entre gemidos. Quería probar algo nuevo, así que volví a introducirme su rica polla en mi boca, y un dedo juguetón empezó a jugar con su culo, hasta que lo metí en ese momento una mezcla de grito y gemido salió de la boca de mi hijo y un gran chorro de semen cayó sobre mi cara.


Horas después nos preparamos para volver a casa, y abandonamos aquel maravilloso lugar que se había convertido en nuestro nido de amor donde follamos por primera vez. Una vez llegamos a casa, mi marido seguía en la oficina, yo me senté en el sofá y Pedro salió a jugar futbol con un amigo.


Mi móvil sonó, era un mensaje de Alicia, mi hermana.


El mensaje decía:—Que cojones has hecho en mi casa, enferma de mierda— acompañada con un video que grababa un pantalla donde había una cámara de seguridad en el salón de la casa de mi hermana, y en el video aparecíamos mi hijo y yo follando como animales.


Al momento llegó otro mensaje:—en una semana vuelvo a mi ciudad, si no quieres que hable con la policía ve a mi casa, tenemos que hablar.

10 comentarios - No es fácil ser madre. Capítulo 2

cartonero89 +1
Esta bueno lo malo que falta foto.
emipj +1
Cómo me calienta la verga , espero la próxima parte con ansias
qoqopelado +1
Rico relato, que siga relatando
Osval2233 +1
Que lindo relato de como gozaste espero el otro t van los 10
Mami-madura
Excitante y hermoso relato, me encantó