Hola, estoy me pasó el año pasado en mi último año de universidad. Pasaron unos días, yo me sentía muy bien conmigo misma después de descubrir los placeres de coger con Diego, el amigo de papá, después cuento eso jajaja. Soy una chica muy coqueta, me gustaba exhibirme en la calle, en la escuela o donde pudiera sentir esas miradas morbosas. Sobre todo, si eran maduros calientes como él, ya tenía una idea de cuales profesores eran así, les encantaba verme las piernas o morbosearme y verme la colita. Yo se las mostraba sin pudor jajaja, me sentaba al frente en sus clases, con la falda apenas cubriendo lo necesario para que me vieran bien mis piernas. Mis calcetas largas a veces y empecé a usar botínes y zapatos con tacón mediano o zapatillas, eso los ponía como locos, no podían evitar tener erecciones. Al principio pensé que me dirían algo, pero para mí buena suerte, cooperaban a mi coqueteo y poco a poco me sentí más cómoda. Mis calificaciones mejoraron, me ponían puros dieces en mis tareas y trabajos, las materias más pesadas ya no se me complicaban.

Incluso cuando me encontraban en la explanada o en la cafetería me sonreían, charlábamos y me decían lo hermosa que me veía. Eran cuatro profesores con los que empecé a tener más acercamientos, me abrazaban y se me pegaban mucho, obvio yo me dejaba que me dieran sus arrimones o me toquetearan según ellos discretamente jajaja. Dos de ellos eran los más estrictos y exigentes, el Profe Ramsés de Cálculo y el Profe Jaime de Química, no perdonaban a nadie. Noté el cambio en mis calificaciones, empecé a contestar mal las pruebas a propósito para confirmarlo y aprovechar esa oportunidad. Con los otros dos no tenía problemas, el Profe José de Historia era de mis favoritos, mi promedio era de los mejores en su clase. Y el Maestro Arturo de Computación era un viejo pervertido, con él no hacía falta coquetear, todas lo conocíamos bastante bien. Aprovechaba cualquier oportunidad que tenía para hacernos comentarios, bromitas en doble sentido, hasta las maestras les tocaba.
Obvio me interesaba, pero decidí poner mi atención primero con el profe Ramsés y Jaime, sus materias me tenían muy estresada. Y como empecé a sacar buenas calificaciones me enfoqué, obvio fui muy discreta, jamás le dije nada a nadie, ni a mis mejores amigas. Continúe coqueteándoles y mostrándoles mis piernas, una tarde subí tanto mi falda que mi tanguita se asomó y ellos lo disfrutaron mucho jajaja, parecía que se le salían los ojos. Claro, no sólo ellos lo notaban, muchos de mis compañeros me veían y recibía invitaciones para salir, me hice de buena fama esos días. Como estaba interesada en mis profesores no tenía tiempo para salir con ellos, afortunadamente nunca sospecharon de mis intenciones. Creo que solo pensaban que me gustaba mostrarme, yo les decía que mis padres me habían castigado y no me dejaban salir. Una tarde el director entro a mi salón buscando a uno de los profesores, yo no pude acomodar mi ropa, pensé que me iba a regañar.
Pero me miró de arriba a abajo y sonriente, dijo que se sentía muy contento de que nosotros íbamos bien presentables a diario. Cuando se despidió, me miró y me guiñó el ojo, una idea loca nació dentro de mí, ahora también pensaba en coger con el director. Recuerdo bien que me emocioné tanto que mi tanguita terminó bien mojadita, a pesar de todo, me relajé y seguí con el plan. No iba a arruinar lo que había empezado, ya tenía a los dos que más me interesaban en la mira, tocaba dar el siguiente paso en mi plan. Debía buscar una oportunidad para pedirles su número y salir con ellos, el problema era cómo le iba a hacer, aun no tenía tanta malicia. Pero las cosas pasan si tienen que pasar, esa mañana en la clase de Cálculo, seduje tanto al profe que sin miedo me mostró su erección. Como el escritorio lo tapaba, en el momento en que intercambiábamos miradas, él bajó su mano y sujetó su verga mostrándomela sobre el pantalón.
Yo me relamí los labios y él me miraba serio, en sus ojos veía el deseo que le provocaba, se me pasó el tiempo y no hice los deberes. En vez de eso, le escribí una nota pidiéndole su número y dejándole bien claro que necesitaba que me diera todo eso muchas veces. Le dejé mi cuaderno como siempre, al leer mi nota, me miró sonriente, complacido por leer mis deseos, me escribió su número. También escribió que me esperaba frente al estacionamiento al salir, yo le sonreí aceptando la cita, terminó su clase como siempre. Nos dejó mucha tarea, ya estábamos a pocas semanas de los exámenes parciales, terminó las indicaciones y se marchó mirándome feliz. Era la última clase, guardé mis cosas y les dije a mis amigas que no me iría con ellas, me salí de la escuela lo más rápido que pude. Como no se me ocurrio que inventarles, solo me despedí mirando mi telefono como si estuviera leyendo, corrí a la puerta y salí.
Llegué a la esquina esperando al profe Ramsés, ocultándome de las chicas, tardó unos 15 minutos y salió en su coche buscándome. Cuando me vio, me hizo señas para que caminara hacia la otra calle, él avanzó una cuadra y giró rodeando la escuela, ahí me esperó. Caminando hacia él subí mi falda, casi a la altura de mis pompis, al llegar me subí a su coche, al sentarme se me veía todo. Con esa mirada morbosa, me acerqué a saludarlo de beso, casi rosando sus labios, se puso en marcha sin decirme una palabra. Apenas nos alejamos de la escuela, sintiendo que nadie nos podría ver, se detuvo en una calle, me propuso ir a su departamento. Sin rodeos me dijo sus intenciones, dejarlo cogerme varias veces a cambio de pasar su materia sin hacer nada y mejorar mi promedio. Obvio acepté, necesitaba pasar cálculo y mejorar mi promedio.
Apenas le dije que sí, aceleró y en el camino le avisé a mi mamá que llegaría un poco tarde a casa porque iba con las chicas a estudiar. Mi mami me dijo que sí, pero que tenía que llegar a casa antes de las 9 como siempre, teníamos un par de horas para divertirnos. Llegamos en menos de 20 minutos, vivía en una casita pequeña que rentaba para no irse diario hasta su casa con su esposa, metió el coche y entramos. Apenas cerró la puerta empezó a besarme y a manosearme con pasión y lujuria, ni siquiera me dio chance de quitarme la mochila jajaja. Sus manos apretaban mis nalgas y su lengua se metía en mi boca, mientras su respiración se agitaba y me pegaba a su erección. Pude sentir una verga dura de buen tamaño, yo colgada de su cuello, me pegué a ese bulto, sus manos subieron mi falda a mi cintura. Metio las manos bajo mi diminuta tanga sobando mis nalgas, abriéndolas, separándolas, apretándolas, mientras mordía mis labios.



Por fin me dejó quitarme la mochila y me llevó a la recámara sin decirme nada, ahí empezó a desnudarme, cada prenda caía al suelo. Dejándome solo en ropa interior, empezó a desnudarse, yo lo miraba con la curiosidad de saber cómo estaría esa verga dura que sentí. Se quitó la ropa y su cuerpo robusto, lleno de bello y su piel morena me encantó, ya en trusa, no me resistí y empecé a sobar su verga. Así sobre la tela, ya la tenía bien dura, él me miraba como si supiera lo que iba a hacer, yo sin pena me puse de rodillas mirándolo al fin ya tengo mucha experiencia de tantas veces que me han cogido jajaja. Bajé su trusa y su verga saltó frente a mí, la tomé con ambas manos y empecé a masturbarlo con fuerza. Él lo estaba gozando, su verga olía muy rico, entre crema y loción, además de que estaba bien rasurado, con poco bello en la pelvis. Pero todo lo demás bien depilado, empecé a sobar sus huevos duros, soltó un leve gemido, me acerqué y lo lamí de abajo hacia arriba y empecé a chuparlo, lo que más me excitaba era saber que era casado y que en la recámara donde me iba a coger había muchas fotos con su esposa y me excitaba saber que lo ponía tan caliente.


Al sentir mi lengua bajó la mirada, incrédulo por lo que veía, sus enormes ojos de sorpresa me sacaron una risita, él se sonrojó. Continuaba lamiéndolo, probando esa paleta de carne, mientras acariciaba mi cara, mi cabello, yo chupaba sus huevos mirándolo. Así estuve unos minutos, jugando con ese trozo de carne de buen tamaño, poniéndomelo sobre la cara, él solo se dejaba querer. Pero noté que las ansias se estaban apoderando de él, sin hacerlo esperar más, atrapé su cabeza brillosa entre mis labios. Soltó un buen gemido, mi lengua empezó a rodear todo su glande sin sacármela de la boca, sus manos tomaron mi cabeza. Con leves movimientos trató de cogerme por la boca, yo bajé las manos y lo dejé cogerme así, mientras me quitaba el sostén el me cogía por la boca, su miembro llegaba hasta mi garganta.


Después bajé mi tanguita y me iba a quitar los tacones, pero me pidió dejarmelos, verme así lo motivaba a cogerme muy duro por como me hacían ver las piernas.
Lo complací y me los dejé, seguía cogiéndome por la boca, poco a poco me la metio toda, hasta sentir mi garganta y mis arcadas las lágrimas escurrían por mis ojos hasta mis mejillas. Esos sonidos que hacía con la boca lo ponían más caliente, sus manos apretaban mi cabeza y me daba leves jalones de cabello. Yo ya estaba bien mojada, mi saliba escurría por mi barbilla, parecía que no quería parar de cogerme así, lo hacía más rápido. Me la sacaba y me la metía, entre suspiros y gemidos, tomando mi cabeza y mi barbilla, apretaba como si quisiera que le mordiera. Yo procuraba tener cuidado porque podría lastimarlo, pero él me miraba como si quisiera que le obedeciera, así que lo mordí un poco. Obvio con mis labios cubrí mis dientes para no lastimarlo, él empezó a gemir un poco más, se notaba que le gustaba esa sensación. Después de unos minutos así, me la sacó y tomándome de las manos me levantó, me besó con mucha pasión metía su lengua en mi garganta, yo lo masturbaba.
Después me dio una vuelta para ver y admirar mi culo, me puso inclinada sobre la cama y empezó a sobar mis nalgas, poco a poco iba dándome de nalgadas, subiendo la fuerza hasta el punto que sus nalgadas me hacían dar pequeños brincos por el dolor y gemir, me tumbó boca abajo en la cama, me jaló hacía él y abrió mis piernas. Levantó mi cadera un poco, para tenerme bien expuesta, metió su cara entre mis nalgas, sentí su lengua tratar de meterse en mi ano. Instintivamente lo apreté y él empezó a lamerme por todos lados, me dio leves mordiscos en mis nalgas, las sobaba y me nalgueaba más fuerte.



Volvió a chupar mi colita, su saliba escurría por mi vulva, poniendo toda su atención ahí, como si no le interesara probar mi coñito. Incluso trató de meterme un dedo, pero yo lo apreté tan fuerte que no lo consiguió, después me giró con fuerza por la cadera. Nuevamente abrió mis piernas y ahora sí empezó a comerse mi vulva, me chupaba tan rico que enseguida se me erizó la piel. Que rico sentir nuevamente a un maduro comerse mis jugos, empecé a gemir y al tomarlo por el cabello le daba jalones suavemente.

Él aprisiono mi clítoris entre sus labios, ahora si me metio un par de dedos en la vagina, me hizo gritar con esa manera de cogerme. Movía tan rico sus dedos y me chupaba tan rico que me vino un orgasmo delicioso, mis espasmos lo pusieron como animal en celo. Acelerando sus movimientos, con la voz entre cortada le pedí más, ya no quería esperar, necesitaba su verga hasta adentro. Complaciéndome, me jaló a la orilla de la cama, ni siquiera noté cuando se puso un condón, ya me tenía bien mojada esperando. Me la paso por toda la vulva hasta encontrar el lugar, me la metió poco a poco, despacio, cielos que sensación tan genial es coger. Sentí como su pelvis se pegaba a la mía, moviéndose lento, me la metía y me la sacaba, mientras apretaba mis tetas y mis piernas. Aceleró el ritmo hasta metérmela duro y con furia, mis gemidos se cortaban por las embestidas, juntó mis piernas sobre su hombro.
Continúa...

Incluso cuando me encontraban en la explanada o en la cafetería me sonreían, charlábamos y me decían lo hermosa que me veía. Eran cuatro profesores con los que empecé a tener más acercamientos, me abrazaban y se me pegaban mucho, obvio yo me dejaba que me dieran sus arrimones o me toquetearan según ellos discretamente jajaja. Dos de ellos eran los más estrictos y exigentes, el Profe Ramsés de Cálculo y el Profe Jaime de Química, no perdonaban a nadie. Noté el cambio en mis calificaciones, empecé a contestar mal las pruebas a propósito para confirmarlo y aprovechar esa oportunidad. Con los otros dos no tenía problemas, el Profe José de Historia era de mis favoritos, mi promedio era de los mejores en su clase. Y el Maestro Arturo de Computación era un viejo pervertido, con él no hacía falta coquetear, todas lo conocíamos bastante bien. Aprovechaba cualquier oportunidad que tenía para hacernos comentarios, bromitas en doble sentido, hasta las maestras les tocaba.
Obvio me interesaba, pero decidí poner mi atención primero con el profe Ramsés y Jaime, sus materias me tenían muy estresada. Y como empecé a sacar buenas calificaciones me enfoqué, obvio fui muy discreta, jamás le dije nada a nadie, ni a mis mejores amigas. Continúe coqueteándoles y mostrándoles mis piernas, una tarde subí tanto mi falda que mi tanguita se asomó y ellos lo disfrutaron mucho jajaja, parecía que se le salían los ojos. Claro, no sólo ellos lo notaban, muchos de mis compañeros me veían y recibía invitaciones para salir, me hice de buena fama esos días. Como estaba interesada en mis profesores no tenía tiempo para salir con ellos, afortunadamente nunca sospecharon de mis intenciones. Creo que solo pensaban que me gustaba mostrarme, yo les decía que mis padres me habían castigado y no me dejaban salir. Una tarde el director entro a mi salón buscando a uno de los profesores, yo no pude acomodar mi ropa, pensé que me iba a regañar.
Pero me miró de arriba a abajo y sonriente, dijo que se sentía muy contento de que nosotros íbamos bien presentables a diario. Cuando se despidió, me miró y me guiñó el ojo, una idea loca nació dentro de mí, ahora también pensaba en coger con el director. Recuerdo bien que me emocioné tanto que mi tanguita terminó bien mojadita, a pesar de todo, me relajé y seguí con el plan. No iba a arruinar lo que había empezado, ya tenía a los dos que más me interesaban en la mira, tocaba dar el siguiente paso en mi plan. Debía buscar una oportunidad para pedirles su número y salir con ellos, el problema era cómo le iba a hacer, aun no tenía tanta malicia. Pero las cosas pasan si tienen que pasar, esa mañana en la clase de Cálculo, seduje tanto al profe que sin miedo me mostró su erección. Como el escritorio lo tapaba, en el momento en que intercambiábamos miradas, él bajó su mano y sujetó su verga mostrándomela sobre el pantalón.
Yo me relamí los labios y él me miraba serio, en sus ojos veía el deseo que le provocaba, se me pasó el tiempo y no hice los deberes. En vez de eso, le escribí una nota pidiéndole su número y dejándole bien claro que necesitaba que me diera todo eso muchas veces. Le dejé mi cuaderno como siempre, al leer mi nota, me miró sonriente, complacido por leer mis deseos, me escribió su número. También escribió que me esperaba frente al estacionamiento al salir, yo le sonreí aceptando la cita, terminó su clase como siempre. Nos dejó mucha tarea, ya estábamos a pocas semanas de los exámenes parciales, terminó las indicaciones y se marchó mirándome feliz. Era la última clase, guardé mis cosas y les dije a mis amigas que no me iría con ellas, me salí de la escuela lo más rápido que pude. Como no se me ocurrio que inventarles, solo me despedí mirando mi telefono como si estuviera leyendo, corrí a la puerta y salí.
Llegué a la esquina esperando al profe Ramsés, ocultándome de las chicas, tardó unos 15 minutos y salió en su coche buscándome. Cuando me vio, me hizo señas para que caminara hacia la otra calle, él avanzó una cuadra y giró rodeando la escuela, ahí me esperó. Caminando hacia él subí mi falda, casi a la altura de mis pompis, al llegar me subí a su coche, al sentarme se me veía todo. Con esa mirada morbosa, me acerqué a saludarlo de beso, casi rosando sus labios, se puso en marcha sin decirme una palabra. Apenas nos alejamos de la escuela, sintiendo que nadie nos podría ver, se detuvo en una calle, me propuso ir a su departamento. Sin rodeos me dijo sus intenciones, dejarlo cogerme varias veces a cambio de pasar su materia sin hacer nada y mejorar mi promedio. Obvio acepté, necesitaba pasar cálculo y mejorar mi promedio.
Apenas le dije que sí, aceleró y en el camino le avisé a mi mamá que llegaría un poco tarde a casa porque iba con las chicas a estudiar. Mi mami me dijo que sí, pero que tenía que llegar a casa antes de las 9 como siempre, teníamos un par de horas para divertirnos. Llegamos en menos de 20 minutos, vivía en una casita pequeña que rentaba para no irse diario hasta su casa con su esposa, metió el coche y entramos. Apenas cerró la puerta empezó a besarme y a manosearme con pasión y lujuria, ni siquiera me dio chance de quitarme la mochila jajaja. Sus manos apretaban mis nalgas y su lengua se metía en mi boca, mientras su respiración se agitaba y me pegaba a su erección. Pude sentir una verga dura de buen tamaño, yo colgada de su cuello, me pegué a ese bulto, sus manos subieron mi falda a mi cintura. Metio las manos bajo mi diminuta tanga sobando mis nalgas, abriéndolas, separándolas, apretándolas, mientras mordía mis labios.



Por fin me dejó quitarme la mochila y me llevó a la recámara sin decirme nada, ahí empezó a desnudarme, cada prenda caía al suelo. Dejándome solo en ropa interior, empezó a desnudarse, yo lo miraba con la curiosidad de saber cómo estaría esa verga dura que sentí. Se quitó la ropa y su cuerpo robusto, lleno de bello y su piel morena me encantó, ya en trusa, no me resistí y empecé a sobar su verga. Así sobre la tela, ya la tenía bien dura, él me miraba como si supiera lo que iba a hacer, yo sin pena me puse de rodillas mirándolo al fin ya tengo mucha experiencia de tantas veces que me han cogido jajaja. Bajé su trusa y su verga saltó frente a mí, la tomé con ambas manos y empecé a masturbarlo con fuerza. Él lo estaba gozando, su verga olía muy rico, entre crema y loción, además de que estaba bien rasurado, con poco bello en la pelvis. Pero todo lo demás bien depilado, empecé a sobar sus huevos duros, soltó un leve gemido, me acerqué y lo lamí de abajo hacia arriba y empecé a chuparlo, lo que más me excitaba era saber que era casado y que en la recámara donde me iba a coger había muchas fotos con su esposa y me excitaba saber que lo ponía tan caliente.


Al sentir mi lengua bajó la mirada, incrédulo por lo que veía, sus enormes ojos de sorpresa me sacaron una risita, él se sonrojó. Continuaba lamiéndolo, probando esa paleta de carne, mientras acariciaba mi cara, mi cabello, yo chupaba sus huevos mirándolo. Así estuve unos minutos, jugando con ese trozo de carne de buen tamaño, poniéndomelo sobre la cara, él solo se dejaba querer. Pero noté que las ansias se estaban apoderando de él, sin hacerlo esperar más, atrapé su cabeza brillosa entre mis labios. Soltó un buen gemido, mi lengua empezó a rodear todo su glande sin sacármela de la boca, sus manos tomaron mi cabeza. Con leves movimientos trató de cogerme por la boca, yo bajé las manos y lo dejé cogerme así, mientras me quitaba el sostén el me cogía por la boca, su miembro llegaba hasta mi garganta.


Después bajé mi tanguita y me iba a quitar los tacones, pero me pidió dejarmelos, verme así lo motivaba a cogerme muy duro por como me hacían ver las piernas.
Lo complací y me los dejé, seguía cogiéndome por la boca, poco a poco me la metio toda, hasta sentir mi garganta y mis arcadas las lágrimas escurrían por mis ojos hasta mis mejillas. Esos sonidos que hacía con la boca lo ponían más caliente, sus manos apretaban mi cabeza y me daba leves jalones de cabello. Yo ya estaba bien mojada, mi saliba escurría por mi barbilla, parecía que no quería parar de cogerme así, lo hacía más rápido. Me la sacaba y me la metía, entre suspiros y gemidos, tomando mi cabeza y mi barbilla, apretaba como si quisiera que le mordiera. Yo procuraba tener cuidado porque podría lastimarlo, pero él me miraba como si quisiera que le obedeciera, así que lo mordí un poco. Obvio con mis labios cubrí mis dientes para no lastimarlo, él empezó a gemir un poco más, se notaba que le gustaba esa sensación. Después de unos minutos así, me la sacó y tomándome de las manos me levantó, me besó con mucha pasión metía su lengua en mi garganta, yo lo masturbaba.
Después me dio una vuelta para ver y admirar mi culo, me puso inclinada sobre la cama y empezó a sobar mis nalgas, poco a poco iba dándome de nalgadas, subiendo la fuerza hasta el punto que sus nalgadas me hacían dar pequeños brincos por el dolor y gemir, me tumbó boca abajo en la cama, me jaló hacía él y abrió mis piernas. Levantó mi cadera un poco, para tenerme bien expuesta, metió su cara entre mis nalgas, sentí su lengua tratar de meterse en mi ano. Instintivamente lo apreté y él empezó a lamerme por todos lados, me dio leves mordiscos en mis nalgas, las sobaba y me nalgueaba más fuerte.



Volvió a chupar mi colita, su saliba escurría por mi vulva, poniendo toda su atención ahí, como si no le interesara probar mi coñito. Incluso trató de meterme un dedo, pero yo lo apreté tan fuerte que no lo consiguió, después me giró con fuerza por la cadera. Nuevamente abrió mis piernas y ahora sí empezó a comerse mi vulva, me chupaba tan rico que enseguida se me erizó la piel. Que rico sentir nuevamente a un maduro comerse mis jugos, empecé a gemir y al tomarlo por el cabello le daba jalones suavemente.

Él aprisiono mi clítoris entre sus labios, ahora si me metio un par de dedos en la vagina, me hizo gritar con esa manera de cogerme. Movía tan rico sus dedos y me chupaba tan rico que me vino un orgasmo delicioso, mis espasmos lo pusieron como animal en celo. Acelerando sus movimientos, con la voz entre cortada le pedí más, ya no quería esperar, necesitaba su verga hasta adentro. Complaciéndome, me jaló a la orilla de la cama, ni siquiera noté cuando se puso un condón, ya me tenía bien mojada esperando. Me la paso por toda la vulva hasta encontrar el lugar, me la metió poco a poco, despacio, cielos que sensación tan genial es coger. Sentí como su pelvis se pegaba a la mía, moviéndose lento, me la metía y me la sacaba, mientras apretaba mis tetas y mis piernas. Aceleró el ritmo hasta metérmela duro y con furia, mis gemidos se cortaban por las embestidas, juntó mis piernas sobre su hombro.
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