
María era una madre de 35 años con un cuerpo voluptuoso y curvas pronunciadas. Vestía de manera ajustada y provocativa, mostrando generosamente sus senos grandes y firmes, así como sus nalgas rebotantes. No importaba si estaba en el supermercado o en la escuela de su hijo, siempre llamaba la atención por su escote pronunciado y su falda corta. Su hijo adolescente, Santiago, se sentía profundamente avergonzado por las acciones de su madre

Cada vez que salían juntos, Santiago sentía que todas las miradas estaban puestas en el sensual cuerpo de María. Se preguntaba por qué su madre tenía que vestir de esa manera tan reveladora y sexual.Mientras caminaban por la calle, Santiago notó cómo los hombres se quedaban mirando a su madre, algunos incluso silbándole. Apretó los puños y bajó la cabeza, sintiéndose humillado. “¿Por qué no puedes vestirte como una madre normal?” pensó para sí mismo.María, ajena a la incomodidad de su hijo, sonreía y saludaba a todos los que pasaban, claramente disfrutando de la atención que recibía. Santiago se sentía cada vez más incómodo, deseando que ese paseo terminara pronto para poder quedarse en casa, lejos de las miradas indiscretas.La actitud de María continuaba siendo provocativa y coqueta, incluso cuando llegaban a la escuela de Santiago.

Su hijo rogaba mentalmente que nadie de su clase los viera juntos, pero sabía que era inútil. Seguramente todos notarían la sensual figura de su madre, con su escote casi cayendo fuera del sujetador.Santiago se sentía impotente ante la situación. Amaba a su madre, pero odiaba la forma en que su comportamiento lo hacía sentir constantemente avergonzado y humillado.En ese momento, Santiago estaba sintiendo una gran frustración. No solo debido a la embarazosa situación familiar que vivía, sino también porque sus compañeros de clase hablaban de él detrás de su espalda. Habían escuchado la conversación entre su madre y sus amigos y comentaban que sus tetas eran grandiosas, hasta el punto de que algunos decían que las pensaban cuando masturbaban.

Esto solo aumentó la incomodidad de Santiago. Cuando volvían a casa después de la escuela, su madre seguía vestida de manera provocativa y los hombres seguían mirándola. Algunos de sus compañeros de clase se burlaban de él por estar relacionado con una mujer que ellos consideraban como una puta.Santiago no podía creer que su vida se volviera tan complicada y emocionante. Aun así, sabía que tenía que encontrar una manera de resolverlo todo. Se preguntaba si se podía hablar con su madre sobre sus actitudes y vestimentas, pero temía que eso solo la molestara más.Casi cada noche, Santiago sufría de insomnio y días de depresión. Se sentía culpable por no poder hacer algo para mejorar su vida y la de su madre. Pero por lo que veía, ninguna solución estaba cerca.María era una mujer que se sumergía en la vida nocturna. Todos los días, después de que Santiago ya hubiera ido a dormir, ella se ponía maquillada y se vestía de manera aún más provocativa que antes. Luego, se posaba en una cama, con un cojín de peluche rojo en la foto, y subía fotos de esa manera a Instagram.En cada foto, María mostraba generosamente su cuerpo voluptuoso, con un escote que casi nunca cubría sus senos. A veces, se sentaba en una silla de masajes, mostrando sus piernas largas y rebotantes, otras veces, se agachaba para mostrar sus nalgas grandes.Las fotos atrajeron una gran cantidad de comentarios de los hombres que la seguían, algunos incluso solicitaban sesiones personalizadas. María nunca rechazó una oportunidad de ganar dinero fácil, y comenzó a aceptar citas con varios de los hombres que la siguieron en la red social.Santiago era consciente de las fotos de su madre en Instagram y se sentía profundamente asquerzado. Cuando le preguntaron sobre ello, él siempre decía que esa era su manera de ganarse la vida. Pero Santiago sabía que eso era una mentira.María no necesitaba ganar dinero, ya que su exmarido le daba una buena suma de dinero cada mes como parte del divorcio. Santiago creía que su madre solo hacía eso para llamar la atención y sentirse sexy. Y eso solo aumentaba la incomodidad de Santiago.María tenía una vida nocturna muy activa y agitada.

Cada fin de semana, salía a discotecas y clubes nocturnos, vestida con ropa extremadamente provocativa y atrayente. Se maquillaba y peinaba de manera impecable, asegurándose de que cada detalle estuviera en su lugar para captar la atención de todos los hombres presentes.Mientras estaba en casa, le mentía a su hijo Santiago, diciéndole que salía con sus amigas. Sin embargo, en realidad, se dirigía a lugares donde podía encontrar hombres dispuestos a satisfacer sus deseos más íntimos y oscuros. En esos lugares, María no tenía límites; se entregaba completamente a cualquier tipo de hombre que le llamara la atención.En una de esas noches, María conoció a un grupo de amigos que la invitaron a una fiesta privada. Aceptó encantada y, una vez allí, comenzó a coquetear descaradamente con varios de los hombres presentes. Su vestido corto y ajustado resaltaba sus curvas perfectas, y sus movimientos sensuales atraían todas las miradas.Uno de los hombres se acercó a ella y comenzó a acariciar sus senos grandes y firmes. María no se opuso; al contrario, lo animó a seguir tocándola. Mientras tanto, otro hombre se colocó detrás de ella y comenzó a frotar su miembro erecto contra sus nalgas rebotantes. María gimió suavemente, disfrutando de la sensación de ser deseada por dos hombres a la vez.La fiesta se volvió más salvaje con el paso de las horas. María se puso de rodillas frente a uno de los hombres y comenzó a chuparle el pene con entusiasmo. Luego, otro hombre se acercó y ella comenzó a hacerle una paja con sus tetas grandes y suaves, moviéndolas arriba y abajo mientras él gemía de placer.La noche continuó con María siendo penetrada por varios hombres, uno tras otro.


Santiago estaba sentado en la cama de su habitación, con una expresión de frustración en su rostro. Su mente se llenaba de pensamientos oscuros y angustiados. Sentía como si estuviera atrapado en un círculo vicioso de incomodidad y humillación.Su madre había estado saliendo con muchos hombres y él no podía hacer nada para detenerla. Todavía no podía creer que ella hubiera perdido todo sentido de la decencia y la vergüenza. Aun así, él sabía que debía hacer algo. Por lo menos, debía hablar con ella y pedirle que se detuviera con esa locura.Pero cuando llamó a su celular, no llegó a hablar con su madre. En su lugar, recibió un mensaje de WhatsApp de alguien que se identificó como “Johnny”. El mensaje contenía una foto de María, desnuda hasta los hombros y cubierta en semen. Esta vez, estaba agarrando sus tetas grandes y firmes, con una expresión de placer y orgasmo en su rostro.Santiago no pudo creer lo que estaba viendo. Estaba profundamente asquerzado y molesto. ¿Cómo podía su madre hacer eso? ¿Y por qué lo mostraba a él? Sin dudas, su hijo estaba emocionado y profundamente avergonzado. Pero aún así, sabía que debía encontrar una manera de resolver todo esto.
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