Siempre me dio curiosidad el semen, desde mis primeras pajas, cuando caía en mi pecho y estómago, o cuando mis manos quedaban empapadas de esperma.
Me ponía a oler mis manos, me ponía a mirar como se iba secando, sintiéndolo en mi piel después de cada paja.
Pasaron los años, empecé a tener relaciones sexuales y me gustaba correrme encima de las mujeres con las que estaba, me gustaba ver mi semen en sus colas, en sus teas, en sus caras.
Me gustaba y aun me gusta ver videos de pajas masculinas, ver como eyaculan, ver donde cae el semen eyaculado, a veces podía ver una y otra vez el mismo video y sobre todo repetir el momento de la eyaculación.
Después empecé a masturbar hombres, y desde el principio fue maravilloso sentir su semen en mis manos, me gustaba hacerlos eyacular y ver que su esperma salía caliente.
Con el paso del tiempo sentí una gran curiosidad por saber que sentía aparte de lamer una verga hermosa saber que sentiría recibir semen en la cara y, sobre todo, que sabor puede tener.
Recuerdo que en la primera mamada que hice deje que eyaculara en mi cara, que deliciosa sensación la del semen cayendo en mi cara, se sentía muy penetrante el olor, la textura del esperma.
Y cuando limpie esa verga erecta y probe el semen por primera vez, lo sentía en mi boca entre amargo y dulce, pero muy, muy excitante para mí.
He lamido varias vergas desde entonces, y cada vez me gusta mas que se vengan en mi cara, la verdad prefiero no tragarme la corrida, solo pruebo el semen cuando limpio el pene después de la corrida, y hasta ahora siempre han sido corridas con rico sabor.
Me encanta también probar el precum, recogerlo con mi lengua lentamente, disfrutándolo, lo cual es una fiesta para mi boca.
Seguiré lamiendo y chupando penes cada vez que pueda, me encanta sentir su delicioso esperma en mi cara, me gusta dejarlos limpios, probando de paso su rico semen, es una adicción que nuca imagine que pudiera llegar a tener.
Me ponía a oler mis manos, me ponía a mirar como se iba secando, sintiéndolo en mi piel después de cada paja.
Pasaron los años, empecé a tener relaciones sexuales y me gustaba correrme encima de las mujeres con las que estaba, me gustaba ver mi semen en sus colas, en sus teas, en sus caras.
Me gustaba y aun me gusta ver videos de pajas masculinas, ver como eyaculan, ver donde cae el semen eyaculado, a veces podía ver una y otra vez el mismo video y sobre todo repetir el momento de la eyaculación.
Después empecé a masturbar hombres, y desde el principio fue maravilloso sentir su semen en mis manos, me gustaba hacerlos eyacular y ver que su esperma salía caliente.
Con el paso del tiempo sentí una gran curiosidad por saber que sentía aparte de lamer una verga hermosa saber que sentiría recibir semen en la cara y, sobre todo, que sabor puede tener.
Recuerdo que en la primera mamada que hice deje que eyaculara en mi cara, que deliciosa sensación la del semen cayendo en mi cara, se sentía muy penetrante el olor, la textura del esperma.
Y cuando limpie esa verga erecta y probe el semen por primera vez, lo sentía en mi boca entre amargo y dulce, pero muy, muy excitante para mí.
He lamido varias vergas desde entonces, y cada vez me gusta mas que se vengan en mi cara, la verdad prefiero no tragarme la corrida, solo pruebo el semen cuando limpio el pene después de la corrida, y hasta ahora siempre han sido corridas con rico sabor.
Me encanta también probar el precum, recogerlo con mi lengua lentamente, disfrutándolo, lo cual es una fiesta para mi boca.
Seguiré lamiendo y chupando penes cada vez que pueda, me encanta sentir su delicioso esperma en mi cara, me gusta dejarlos limpios, probando de paso su rico semen, es una adicción que nuca imagine que pudiera llegar a tener.
4 comentarios - Mi curiosidad con el semen