En La Despedida De Soltera De Mi Sobrina, Me Han…

Desde hace tiempo me ufanaba, de a pesar de tener más de cincuenta años, me la llevaba muy bien con mis sobrina y sus amigas, ya que más que una sobrina la consideraba mi mejor amiga.


Así que cuando recibí la invitación, a su despedida de soltera, no me extrañó que ella me hubiera invitado. Es verdad que mi esposo me comentó que ese tipo de fiestas eran para las muchachas de la edad de mi sobrina, y que mi presencia tan solo las cohibiría de actuar libremente. 


Ahora sé que debí hacerle caso a mi marido, pero en ese momento más me pareció, un velado recuerdo de mi edad, más que un comentario sin malicia. Bueno si asistí a la despedida de soltera, y como la mayoría de las presentes, me puse a beber, a reír y contar chistes relacionados con el sexo, así como darle consejos de las cosas que debía hacerle en la cama, para que su futuro esposo no se fijase en ninguna otra mujer. 


Después de un buen rato, de los chistes, pasamos a ver los regalos y maldades, que al igual que sus amigas yo también le había traído. Desde ropa íntima bien sugestiva, pantis con letreros graciosos, y hasta los infaltables consoladores, de todos los tamaños, formas y colores. Aparatos que a varias de las chicas les dio, por demostrar abiertamente, cómo era la mejor manera de usarlos, cuando el marido no estaba dispuesto o se encontraba de viaje por muchos días. En fin la fiesta era todo un relajo. 


Hasta que de momento, no sé de donde, ni como irrumpieron en la sala tres tipos enmascarados, portando armas de fuego. Al principio pensé que se trataba de un asalto, pero cuando mi sobrina fue tomada y que como rehén, y uno de los tipos comenzó a desnudarse frente a ella, fue que me di cuenta que los ladrones, realmente era de esos tipos que se dedican a realizar stripper para damas. 


Al igual que yo el resto de las presentes, finalmente también se dieron cuenta. Al principio nos reíamos de cómo mi sobrina procuraba ni tan siquiera ver a los tipos esos, pero finalmente, terminó agarrándole la verga a uno de ellos frente a todas nosotras. Después un par de sus amigas, se pusieron a bailar con los otros dos, a medida que ellos les fueron quitando la ropa a ellas frente a todas nosotras, hasta dejarlas sin nada puesto, excepto sus pantis, por la que por encima de la tela descaradamente rozaban sus miembros ocultos tras los pequeños y ajustados pantalones que ellos usaban. 


Así que cuando uno de esos tipos semidesnudo me invitó a bailar, no dudé ni por un instante en aceptar la invitación. Lo cierto es que yo me encontraba ya bastante bebida, por no decir borracha, por lo que cuando él comenzó a ir quitándome la ropa, entré en una especie de desespero, y sin dejarlo terminar a él, yo misma me quité todo incluso hasta mis pantis. El resto de las chicas, incluso hasta mi propia sobrina, comenzaron a corearme, lo que me hizo sentir mejor y más excitada todavía. 


La música a todo volumen, la poca luz y que los otros dos tipos ya totalmente desnudos, se pegaran a mí, me gustó mucho. En cierto momento uno de ellos, colocó su verga frente a mi boca, la que yo sin demora alguna y me dediqué a mamar, al tiempo que mi sobrina y sus amigas me aplaudían. Así que cuando los otros dos se dedicaron acariciar todo mi cuerpo frente a todas ellas, mejor me sentí. 


Los dedos de uno de ellos acariciaban sabrosamente mi vulva, incluso hasta llegó un momento en que prácticamente tenía toda su mano dentro de mi coño. Mientras que el otro, no dejó de pasar sus dedos por entre mis nalgas, y continuó acariciando y presionando mi esfínter, hasta que disfruté como poco a poco me iba metiendo uno a uno varios de sus dedos mojados en saliva. 


Yo me sentía en esos instantes la mujer más feliz del mundo, no faltó entre las amigas de mi sobrina que me dijeran que yo era toda una puta, y hasta me di cuenta que me tomaron más de una foto, pero en ese momento poco me importó. Después de un buen rato los tres me colocaron en el piso, y comencé de inmediato a sentir que sus miembros se abrían pasó dentro de mi coño y mi culo al mismo tiempo. 


A medida que ellos continuaban haciéndome todo eso frente a las chicas, yo me sentía mucho más caliente, y movía mis nalgas como una desesperada, hasta que de golpe disfruté de manera seguida de múltiples orgasmos, como nunca los había disfrutado antes. Al que se la estaba mamando, se vino y yo como si fuera una viciosa no tan solo continué mamando su verga, sino que hasta me trague gran parte del semen, y el que no cayó en mi boca con mis propios dedos lo recogía y terminaba chupándomelos. 


Yo quedé finalmente tirada en el piso de la sala, completamente agotada pero satisfecha, al punto que hasta me quedé dormida. A la mañana siguiente al despertarme, a la primera que me encuentro a es a mi sobrina, al ver su rostro, me entró una vergüenza enorme, y llorando le comencé a decir que no sabía que me había pasado, pero por lo que más quisiera no le dijera nada a su tío. 


Mi sobrina me dijo que no me preocupase por nada, que lo más seguro era que él jamás se enteraría, y para mi mayor tranquilidad, me dijo. Que ella personalmente borró todas las fotos que me habían tomado. Desde luego que no le conté nada a mi esposo, pero como a los dos meses después de la boda de mi sobrina, ella me invitó junto a sus amigas, a otra despedida de soltera. Yo no pensaba asistir, pero debido a la insistencia de mi marido finalmente asistí, pero había hecho el firme propósito de no beber, demasiado. 


Pero cuando llegaron los stripper yo ya tenía unas cuantas copas encima, y alentada por mi sobrina y sus amigas, comencé a bailar junto con uno de los dos tipos que nos daban el show. Para no perder el tiempo les diré que terminé otra vez completamente desnuda y dejándome hacer todo lo que a ellos se les ocurrió ponerme hacer, incluso hasta a uno de ellos le di lo que llaman el beso negro, que asco. Mientras que el otro me daba salvajemente por el culo. Nuevamente al despertar, mi sobrina me dijo que se había hecho cargo de todo. Después me comentó, que en medio de todo era preferible que esas cosas me sucedieran a mí y no a ninguna de sus amigas, ya que a diferencia mía, sus maridos no les perdonarían lo que sucedió. 


Cuando se dio cuenta de lo que había dicho, tontamente trató de cambiar lo que había dicho, hasta que finalmente me confesó que desde la primera vez, mi esposo, su tío, no tan solo había estado presente viendo como esos tipos hacían conmigo lo que les daba la gana, sino que fue él quien les pagó, al igual que la segunda vez también. Después de eso y de ver unos resultados médicos de él en casa, entendí el porqué mi esposo, ya no se interesaba en el sexo entre nosotros, y es que simplemente es diabético crónico, ya no tiene erección, pero no quiere que yo deje de disfrutar del sexo, a como dé lugar.

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