Infiel a mi marido y lo gocé: Atendiendo visitas

Se acercaba el aniversario de mi matrimonio con mi querido esposo, ya tenemos 15 años de casados, en los cuales hemos pasado buenos y malos momentos juntos, a pesar de que ya no me resulta tan atractivo en la cama el cariño que le tengo es grande debido a que ha estado siempre conmigo, haciendo de todo porque la familia se mantuviera unida, yo también he hecho de todo para salvar nuestro matrimonio, sin embargo, confieso que por mi fuego uterino que cargo entre mis piernas he tenido muchas veces que serle infiel.
Lo he engañado principalmente con su padre, que es el que más me folla, pero también como he contado en mis relatos anteriores, con un doctor, su jefe, la esposa de su jefe, un instructor de un gimnasio, un sobrino joven, su hermano, un vecino, un grupo de ancianos en una playa, clientes en hoteles como dama de compañía, entre muchos otros que ya perdí la cuenta, me sorprende mi gran actividad sexual, la cual de jovencita no tenía tanto pero que actualmente está activa casi a diario.
Tanto es así que cuando mi marido trae visitas masculinas a la casa siempre quedan con deseos sexuales hacia mí, en parte tengo la culpa porque en mi casa me gusta vestirme ligera de ropa, mi marido a veces me llama la atención para que me ponga ropa que no revele mis grandes pechos y mi trasero voluminoso, así como mis piernas gruesas pero yo le digo que así me siento más cómoda.
El dilema pasa que apenas los amigos que mi marido trae me ven quedan excitados imaginándose ponerme en una y mil poses sexuales, sobre todo Julio y Julián, amigos de la infancia de mi marido, dos hombres cuarentones, el primero muy atlético y atractivo, el segundo ya gordito por años de mala alimentación, los traigo a colación porque no los considero amigos reales de mi esposo ya que si lo fueran no me mirarían con lujuria y me respetarían, por eso creo que ya no existe el amor y la amistad verdadera.
Lo peor es que ellos saben que me gusta que me miren así pues sus miradas lascivas me provocan humedad, cosa que ellos perciben en mis shorts y licras que me pongo, no me puedo resistir a sentirme deseada por un hombre y quedo propensa a mostrarme puta ante ellos. Mi marido ni cuenta se da por ser tan ingenuo de que sus mejores amigos quieren cogerse a su querida esposa, él los tiene en mucha estima, al punto que un día que estaban viendo un partido de futbol por la tv fue a comprar cervezas porque se habían acabado y me dejó sola con ellos.
Enseguida se me acercaron y me dijeron:
Julio: Amor mi amigo tiene una mujer muy rica en casa, me imagino que por las noches lo debes de poner a gozar mucho…
Yo: ja ja loco, creo que sí pues él me lo dice..
Julián: Así mami, ¿qué cosas te dice?
Yo: Que soy buena en la cama y que lo hago ver estrellas ja ja (yo digo estas locuras pues también participo de la ingesta de licor, quedo más abierta al hablar).
Julio: ¿Tu hombre te aguanta un meneo?, con esas tetas grandes y ese culo de puta que tienes lo dudo mucho…
Yo: ¡Oye respétame, no me hables esas cosas, soy la mujer de tu amigo!
Julián: Cálmate amor, estamos en confianza, nuestro querido amigo y maridito tuyo no tiene por qué enterarse o ¿tú se lo dirías?
Yo: Para nada, yo lo que menos quiero es que mi marido sufra del corazón, no está bien de salud.
Julio: Con más razón imagino que no te aguanta que lo cabalgues, y tú quedas insatisfecha, como que necesitas probar otras cosas ricas que sacien tu sed.
Yo: Ja ja están es arrechos, mejor mastúrbense viendo porno o algo así.
Julián: ¿Para qué vamos a ver porno si tenemos a una actriz porno en frente de nosotros?, en seguida sacó un teléfono celular y empezó a grabarme.
Yo: ¿Qué estás haciendo?, deja de grabarme que no soy puta.
Julio: Tranquila amiga que tu marido no se va a enterar y sólo nosotros veremos el video, no nos conviene que a nosotros nos vean en él, recuerda que también somos casados (lo dijo con una sonrisa que imaginé que poco le importaba).
Yo: olvídenlo que no pienso hacer nada, además ya mi marido debe estar por regresar.
Julio: Tranquila cariño que eso lo arreglamos (sacó su móvil y llamó a mi marido pidiendo que comprara otras cosas más que acá le daban el dinero, se oía la voz por el altavoz de mi marido diciendo que estaba lleno el local y que compraría las cosas pero que demorará un poco, el miserable le dijo que no se preocupara, que acá ellos esperaban, apenas terminó de hablar se desnudó frente a mi mostrándome su verga gruesa y parada, casi igual a la de mi suegro, estaba depilado, lo cual me gusta en un hombre).
Yo: ¡Qué haces cabrón!, ¿Cómo vas a desnudarte en mi casa?, seguro estás borracho (yo decía esas palabras pero mi cuerpo me pedía hacer lo mismo que él).
Julián: No te preocupes zorrita que nadie sabrá lo puta que es la mujer de nuestro amigo (se bajó el pantalón y también mostró un miembro no tan grande pero bien cabezón).
Yo: Déjenme que soy casada, no me toquen, no quiero chismes ni nada míos…
A pesar de mis palabras los dos degenerados  se me acercaron y empezaron a tocarme, Julio me metió su mano por dentro de mi pantalón y exploró mi vagina húmeda, mientras Julián grababa todo y se masturbaba.
Yo: Son cabrones, ¡están aprovechándose de la mujer de su mejor amigo, no les da vergüenza !.
Julio: Para nada, si ya sabemos lo zorra que eres, sólo hay que ver lo húmeda que te pones con nuestras miradas y la ropita que traes puesta para provocarnos, empieza a chuparme la verga como la puta que eres….
Me agachó a la fuerza y me puso su pene cerca de mi boca, mientras el otro disfrutaba grabando todo, no pude resistir más y me introduje de golpe ese miembro que me llegó hasta la garganta.
Julio: Ahhh yo sabía que eras bien puta, cómo mamas de rico perra, sigue chupándola así, no pares, dale duro, gózala que es tuya.
Chorros de saliva emanaban de mi boca, el cabrón sabía cómo emputecerme, ya no había marcha atrás, así que me quité la blusa, puse su verga entre mis tetas, la escupí y empecé a hacerle una cubana deliciosa, su verga entraba y salía entre mis senos, empecé a disfrutar y poner mi cara de viciosa y cerda.
Julián lo notó y me la enfocaba, me decía: ¡vaya perra que saliste, muestra esa cara de sucia!, yo lo complacía y hasta miraba a la cámara mientras chupaba la verga de Julio, verme siendo grabada me hacía sentirme actriz porno, me levanté y empecé a desnudarme sin decir palabra, me puse de espaldas y les mostré mi codiciado culo mientras les mostraba mi sonrisa de satisfacción, empecé a menearme para provocarlos más, les decía: ¿Querían verme así? Pues ya dense por satisfechos porque lograron emputecerme, por favor no le digan nada a mi marido.
Ellos me dijeron que no me preocupara que todo quedaba entre nosotros,  Julio se acercó a mí y me la enterró de un solo golpe en cuatro, sentí todo el vigor se sus penetraciones, me follaba como un salvaje y no pude resistir las ganas de gemir: Ahhh si papi, ricoooo, me estás matando con tu verga, ¡no la saques de mis nalgas!.
Su enorme pene entraba y salía con facilidad, me llenaba toda, Julián enfocaba los mejores ángulos, no aguantó más y me puso su verga en mi boca mientras Julio me enculaba, se sentía rico complacer a dos machos pervertidos, se la mamaba tan duro que el pobre no aguantó y se vino en mi boca, con su celular grababa ese grandioso momento en que me tragaba su espeso semen caliente, se dio por satisfecho y siguió grabando.
Julio se sentó en el sillón y yo empecé a montarlo con mucha energía, mis nalgas revotaban sobre sus bolas, el sonido de cada penetración se escuchaba fuerte: Paf Paf, así como mis gemidos, no aguanté y me vine a chorros sobre su pene que seguía bombeándome, Julio me levantó y cargada me penetraba, no cualquier hombre podía con mi peso pero él hacía ejercicio así que me penetraba cargada, era tan rico sentir su verga: ohhhh papi que culeador eres, vas a tener que seguir viniendo más seguido, él me respondió: claro, las veces que quieras, todo sea por ayudar a la esposa de mi amigo ja ja.
Me puso en cuatro sobre el sillón y lamió mi culo, ya sabía lo que venía, me fue hundiendo su verga en mi orificio anal, qué placer y morbo se sentía, fue bombeándome rico, me la hundía despacio pero con el pasar del momento sus embestidas eran fuertes como si me estuviera cogiendo por delante.
Julio: Qué puta más rica, me voy a venir en tu culo.
Yo: Ahí si papi llénamelo de leche, ya mi boquita probó, ahora falta mi culito.
Julio: Si zorra, sé que te encanta que te la metan por detrás, eres tan puta.
Yo: Si no pares, sigue papi ahhh lléname de leche….
Julio no pudo más y descargó un río de semen que entraban por mis intestinos, se sentía delicioso, descargó tanta leche que me dejó chorros de semen afuera de mis nalgas. Quedamos sudados y agotados, yo desnuda abrí mis piernas sobre el sillón me puse a masturbarme frente al celular de Julián, poniendo mi cara de perra, sacando la lengua de gusto, verme así me hizo venirme nuevamente pero frente a la cámara, fue exquisito.
Al rato sonó el teléfono de Julio, era mi marido diciendo que ya estaba en camino, el degenerado le dijo: amigo te pondré a tu mujer que tiene que decirte algo, me puso el teléfono y me preguntó que deseaba, yo le dije: “hay papi agradecerte por traer a tus amigos, me han tratado muy bien, tráelos más seguido”, se lo dije mientras le limpiaba el pene con la lengua a Julio, mi esposo me dijo: “ok amor, me alegra que te hayan caído bien, son buenas personas”.
Julián dijo: nena falto yo por comerme ese pastel, te falta leche en tu micha, yo le abrí mis piernas lo más que pude y le dije con el dedo: “ven”, Julio tomó el celular y le tocó grabar la penetración de su amigo entre mis piernas, su pene cabezón me provocó otra rica venida, me tenía con mis piernas sobre sus hombros, le decía: “hay papi que verga más rica tienes, tírame tu leche dentro”, él obedeció y derramó su semen dentro de mi micha, era el último agujero que me quedaba por llenar de semen, le limpié la verga con mi boca y me levanté dando un beso a la cámara, nos vestimos y me puse a reírme viendo el video completo. Al rato llegó mi marido y nos preguntó: ¿Qué ven?, le respondí: “nada papi, solo un video gracioso”, él me dijo: “ok yo también lo quiero ver”, le respondí: “hay papi déjate de tonterías y trae las cervezas acá que estamos sudados del calor” (ja ja en realidad estábamos sudados de otra cosa). Les preparé carne guisada con algunas cosas más, comimos en la mesa contándonos bromas y mirándonos pícaramente entre los tres que recién tuvimos sexo, el partido jamás lo terminamos de ver,  los despedí con un abrazo y una frase que les repetí al oído a ambos: “vuelvan pronto a traerme más leche”.

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