Hola chica. Te cuento lo que te haría

Fui a bañarme, como siempre, antes de ir a acostarme. Vos ya te habías bañado a la tarde, así que me esperabas en la pieza. Estaba muy relajado dejando que la ducha me cayera en la cabeza que no sentí el ruido de la puerta, y no me percaté del movimienro hasta que se habrío la puerta de la ducha.
De repente estabas ahí, frente a mí, desnuda y con una sonrisa. Me acerqué despacio y comenzamos a besarnos. Nos fuimos metiendo bajo el agua para que a los dos nos salpique y nos relaje.
Mis manos recorrian tu cuerpo. Apretaba tus nalgas con fuerza para traerte contra mi y después te alejaba para buscar morder tus pezones.
 Estuvimos así un ratito hasta que me moviste y me apoyaste conrtra la pared. Empezaste a besarme el cuello y tu mano envolvió mi pija, que acariciabas despacio mientras ibaa bajando por mi cuerpo besando cada centímetro hasta llegar a arrolidarte. El agua te pegaba en la espalda. Yo parado ahí podía ver como el agua recorría tu espalda, tus caderas y terminaba en tus nalgas empapándolas.
Tu lengua recorría mi pija de un lado a otro, mientras por momentos toda tu boca la recorria. Yo podía sentir el calor de tu boca y la caricia de tus labios en cada centímetro. 
Cada movimiento me aceleraba más la respiración. Sentía cono ni piba latía y quería explotar. Tu mano se sumó para envolverla y empezar a acariciarla con el fin de que explotara de una vez. Era imposible aguantar. La sacaste de tu boca cuando los latidos se hacían más intenso y en ese momento explote. Guiaste la mano de manera tal de que que cada una de las gotas cayera encima tuyo. Y no dejaste de acariar hasta qie dejó de latir. Y apenas eso pasó, volviste a llevarla hasta tu boca para darle las ultimas caricias con los labios mientraa yo abría los ojos para empezar a recuperarme.
Mientras me reponía te paraste y te ubicaste debajo del agua. Podía ver como el agua recorría tus tetas. No me aguanté y di un paso adelante y para ir derecho a tus tetas. Mordí un poco los pezones mientras mia manos buscaban tu concha para acariciarte. 
Me frenaste y me mandaste a que te espere en la cama. 
Allá fui. Me acosté desnudo y esperé a que vuelvas. Te vi pasar la puerta y me pare para ir a buscarte con la idea de llevarte a la cama. Me frenaste y me volviste a tirar en la cama. Me hiciste acostar y te sentaste arriba mio, asegurandote que tu concha quede a la altura de mi boca. Tus manos se apoyaron en la pared y comenzaste a moverte despacio mientras mi lengua jugaba dentro de tu concha. 
Una y ortra vez te movías y yo podía sentir como mientras tu concha se mojaba tu resporación se aceleraba. 
Paraste de golpe y te acostaste al lado mio. Entendí enseguida que necesitabas más comodidad. Me gire y comencé a morderte los pezones y desde ahí fuí bajando hasta llegar a tu concha. Tus piernas estaban bien abiertas, mi lengua volvió a jugar mientras sentía que tu concha latía con más fuerza. Podía sentir como ae mojaba cada vez más. 
Mientras seguí recorriendo cada centímetro con mi lenfgua, uno de mis dedos comenzó a jugar en la cola. Primero con caricas, despacio. Se sentia mojado, y ya todo latía. 
Mientras mi dedo se abria paso podía sentir como latías, acelerabas la respiración y empezaban a sentirse algunos gemidos intensos.
Mi lengua se aceleró. Vos te mojabas cada vez más y los gemidos eran más intensos. Todo se aceleró. Arqueaste el cuerpl y soltaste un gemido intensó y sentí como tu cuerpo se tensó de golpe para después relajarse de la misma manera. Aflojé. Saque mi dedo despacio mientras seguís tratando de calmar la respiración. 
Mientras dejaba que te recuperes me dediqué a mirarte. Desnunada, abierta, hermosa, excitante.
Cuando te recuperaste me paré al costado de la cama y preparé para seguir. Saque u  juguete de la mecita de luz y un lubricante. Venia la parte más intensa. Abriste los ojos y me miraste como tratando de entender que venía. Fueron segundos hasta que te diste cuenta. Viniste hasta el borde y te acomodaste. Vi tus caderas delante mio y me perdí. Agarraste el juguete y lo fuiste metiendo despacio en tu concha, soltaste el primee gemido apenas lo sentiste entrar, ya que la zona estaba más que sensible. Despacio y ayudado por el lubricante empecé a entrar. Tu gemido fue más intenso. Esperé unos segundos quieto y comencé a moverme despacios pero de forma constante. Una y otra vez. Sentía como gemias. Una de rus manos apretaba la sabana cuando tus gemidos se hacian intensos. Sentí como temblabas y volvías a llegar, al mismo tiempo que yo explotaba adentro tuyo. Fueron segundos de una intensidad indescriptible. Salí despacio. Caiste en la cama. Me deje caer al lado tuyo. Estuvimos unos segundos callados y con los ojos cerrados. Los abrimos, nos miramos. Sonreímos. Nos besamos. Y la noche se terninó ahí mismo.

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