Habías mencionado en algunas charlas que se te hacía rara esa idea de tener que pasar el resto de la vida estando con una misma persona, y que a veces sentías ciertas ganas de volver sentir la adrenalina de seducir a alguien. Yo te había contado que me gustaría verte tener sexo con otra persona, obvio que yo participando también. Esa noche salimos sin pensar que algunas de esas cosas podían pasar.
Fuimos a cenar, aprovechando que íbamos a pasar un fin de semana solos en casa. Comimos poco, pero nos tomamos varias cervezas. Nos entonamos un poco decidimos seguir la noche en un boliche.
Estabas vestida con un vestido corto y ajustado que marca tus caderas y resaltaba tus tetas, que están liberadas de la presión del corpiño. Apenas entramos pude ver que los ojos de muchos se posaban en tu cuerpo mientras avanzábamos entre la gente con destino a la zona de baile. La música y el alcohol fueron empujándonos a bailar cada vez más pegados. Los roces eran constantes y la calentura subía. Eran muchos los que miraban ese show casi erótico que estábamos dando. Pero había alguien en particular que me llamó la atención. Un chico que estaba con sus amigos y que no nos sacaba la vista de encima. Después de un rayo te invite a que vayamos a la barra a tomar algo. Nos acercamos y pedimos una cerveza. Te abrace y te pegué a mi para besarte mientras esperábamos.
Nos pusimos a charlar y a reírnos cuando de repente por detrás tuyo apareció el chico que no paraba de mirarnos. Note que venia derecho donde estabas vos. Provocó un choque, como si fuera sin querer. Fue muy evidente. Me hizo sonreir. Te diste vuelta entre sorprendida y enojada, pero al verlo tu cara cambío. Te congelaste, se te iluminaron los ojos, sonreíste y soltaste un “Hola, tanto tiempo”. Y lo saludaste con dos besos y una sonrisa algo nerviosa. Entendí que no era un encuentro normal. Algo te generaba. Me lo presentaste y comenzó una charla entre los tres que en pocos minutos se transformó n una charla entre ustedes dos en la que yo solo era un espectador. Anécdotas, recuerdos, preguntas por gente conocida en común. Y cosas así. Mientras tanto la cerveza seguía corriendo. Los comentarios de él empezaron a subir un poquito su tono y recordaba anécdotas de como te veía bailando y hasta hablaba de ciertas ropas que decía te quedaba muy bien. Era evidente que a ese chico le gustaste y el volver a verte lo impactó.
En un momento subió el volumen de su voz para hacer un comentario esperando que yo lo escuche bien. “Que raro que estés acá sentada con lo que te gusta bailar, y lo bien que te movés”. Me reí, y rápido de reflejos le respondí que estaba sentada por mi culpa, pero que si quería ir a bailar no había problema. El te miró y soltó un “vamos?”. Desconcertada me miraste y sonreí. Y dijiste que si sin sacarme la mirada. Te fuiste con él, solo llevaste tu cel.
Los primeros dos o tres temas bailaron con algo de distancia, entre risas y charla. Pero la temperatura fue subiendo y se acercaban más y más. Te tomó de la cintura y te acercó a él. En el giro quedaste de frente a mí mirando a ver que hacía. Solo sonreí. Me exitaba ver que alguien te deseara así. Te fuiste soltando. Las charlas a distancia se transformaron en susurros al oído. Él se detuvo a tomar un trago de cerveza. Vos agarraste el cel y me mandaste un mensaje. “Esto se pone caliente. Quiere que salgamos afuera”. Me miraste. Soreí. Y contesté. “Anda hasta donde vos quieras. Los sedusiste. Es tuyo 😁”.
Siguieron bailando. Otro susurro al oído se transformó en un beso en el cuello de él a vos. Tu respuesta fue pegarte a él para sentirlo, y que te sienta. Algo le dijiste al oído. Te agarro de la mano y te llevó hacía la otra punta de la pista. Me levanté y fui detrás de ustedes. Salieron por una puerta. Despacio fui hasta allá, la abrí con cuidado y salí. Era un estacionamiento. Los ví detrás de un auto. Busqué la forma de verlos sin que se dieran cuenta. El show había empezado.
El te besaba el cuello mientras sus manos habían levantado un poco tu vestido y se aferraban a tus muslos. Vos mirabas al cielo con los ojos cerrados. Una de sus manos empezó a apretar tus tetas mientras te empujaba contra la pared. Bajó un poco la parte de arriba de tu vestido y tus tetas se dejaron ver para que él con su boca comenzara a jugar con tus pezones. En ese momento una de sus manos entró por debajo de tu vestido. En tu cara se notó el placer que provocaron las caricias que estaba dándole a tu concha. Apretabas su cabeza contra tu pecho cada vez con más fuerza. Empecé a notar que tus movimientos se hacían intensos. Estabas a punto de llegar, se notaba. Temblaste casi desplomándote mientras él sacaba la mano y te besaba.
Lo agarraste de los hombros y lo apoyaste contra la pared. No te diste tiempo ni de acomodar el vestido. Tus tetas seguían afuera cuando te arrodillaste frente a él y sacaste su pija. La acariciaste y comenzaste a recorrerla con tu lengua, de arriba abajo. Jugando al llegar a la parte más alta. De repente su mano se posó en tu cabeza. Pareció una señal. En ese momento te la metiste entera en la boca y comenzaste a moverte. En poco tiempo lo vi temblar. La sacaste de tu boca y seguiste masajeando. Explotó enfrente tuyo. No te dio tiempo a correrte y terminaste enchastrada. Te aparaste mientras acomodabas la ropa. Te dio un pañuelo para limpiarte. Y se movieron como para venir había la puerta. Volví a entrar y fui al lugar de la barra donde me dejaste. Llegaste sola. “voy al baño y vamos” me dijiste. Y salimos de ahí. Llegamos al auto y te dije con una sonrisa “Vi todo. Estoy que exploto”. Te reíste. Tu mano fue directo a mi pija que estaba muy dura. Nos fuimos a casa.
Fuimos a cenar, aprovechando que íbamos a pasar un fin de semana solos en casa. Comimos poco, pero nos tomamos varias cervezas. Nos entonamos un poco decidimos seguir la noche en un boliche.
Estabas vestida con un vestido corto y ajustado que marca tus caderas y resaltaba tus tetas, que están liberadas de la presión del corpiño. Apenas entramos pude ver que los ojos de muchos se posaban en tu cuerpo mientras avanzábamos entre la gente con destino a la zona de baile. La música y el alcohol fueron empujándonos a bailar cada vez más pegados. Los roces eran constantes y la calentura subía. Eran muchos los que miraban ese show casi erótico que estábamos dando. Pero había alguien en particular que me llamó la atención. Un chico que estaba con sus amigos y que no nos sacaba la vista de encima. Después de un rayo te invite a que vayamos a la barra a tomar algo. Nos acercamos y pedimos una cerveza. Te abrace y te pegué a mi para besarte mientras esperábamos.
Nos pusimos a charlar y a reírnos cuando de repente por detrás tuyo apareció el chico que no paraba de mirarnos. Note que venia derecho donde estabas vos. Provocó un choque, como si fuera sin querer. Fue muy evidente. Me hizo sonreir. Te diste vuelta entre sorprendida y enojada, pero al verlo tu cara cambío. Te congelaste, se te iluminaron los ojos, sonreíste y soltaste un “Hola, tanto tiempo”. Y lo saludaste con dos besos y una sonrisa algo nerviosa. Entendí que no era un encuentro normal. Algo te generaba. Me lo presentaste y comenzó una charla entre los tres que en pocos minutos se transformó n una charla entre ustedes dos en la que yo solo era un espectador. Anécdotas, recuerdos, preguntas por gente conocida en común. Y cosas así. Mientras tanto la cerveza seguía corriendo. Los comentarios de él empezaron a subir un poquito su tono y recordaba anécdotas de como te veía bailando y hasta hablaba de ciertas ropas que decía te quedaba muy bien. Era evidente que a ese chico le gustaste y el volver a verte lo impactó.
En un momento subió el volumen de su voz para hacer un comentario esperando que yo lo escuche bien. “Que raro que estés acá sentada con lo que te gusta bailar, y lo bien que te movés”. Me reí, y rápido de reflejos le respondí que estaba sentada por mi culpa, pero que si quería ir a bailar no había problema. El te miró y soltó un “vamos?”. Desconcertada me miraste y sonreí. Y dijiste que si sin sacarme la mirada. Te fuiste con él, solo llevaste tu cel.
Los primeros dos o tres temas bailaron con algo de distancia, entre risas y charla. Pero la temperatura fue subiendo y se acercaban más y más. Te tomó de la cintura y te acercó a él. En el giro quedaste de frente a mí mirando a ver que hacía. Solo sonreí. Me exitaba ver que alguien te deseara así. Te fuiste soltando. Las charlas a distancia se transformaron en susurros al oído. Él se detuvo a tomar un trago de cerveza. Vos agarraste el cel y me mandaste un mensaje. “Esto se pone caliente. Quiere que salgamos afuera”. Me miraste. Soreí. Y contesté. “Anda hasta donde vos quieras. Los sedusiste. Es tuyo 😁”.
Siguieron bailando. Otro susurro al oído se transformó en un beso en el cuello de él a vos. Tu respuesta fue pegarte a él para sentirlo, y que te sienta. Algo le dijiste al oído. Te agarro de la mano y te llevó hacía la otra punta de la pista. Me levanté y fui detrás de ustedes. Salieron por una puerta. Despacio fui hasta allá, la abrí con cuidado y salí. Era un estacionamiento. Los ví detrás de un auto. Busqué la forma de verlos sin que se dieran cuenta. El show había empezado.
El te besaba el cuello mientras sus manos habían levantado un poco tu vestido y se aferraban a tus muslos. Vos mirabas al cielo con los ojos cerrados. Una de sus manos empezó a apretar tus tetas mientras te empujaba contra la pared. Bajó un poco la parte de arriba de tu vestido y tus tetas se dejaron ver para que él con su boca comenzara a jugar con tus pezones. En ese momento una de sus manos entró por debajo de tu vestido. En tu cara se notó el placer que provocaron las caricias que estaba dándole a tu concha. Apretabas su cabeza contra tu pecho cada vez con más fuerza. Empecé a notar que tus movimientos se hacían intensos. Estabas a punto de llegar, se notaba. Temblaste casi desplomándote mientras él sacaba la mano y te besaba.
Lo agarraste de los hombros y lo apoyaste contra la pared. No te diste tiempo ni de acomodar el vestido. Tus tetas seguían afuera cuando te arrodillaste frente a él y sacaste su pija. La acariciaste y comenzaste a recorrerla con tu lengua, de arriba abajo. Jugando al llegar a la parte más alta. De repente su mano se posó en tu cabeza. Pareció una señal. En ese momento te la metiste entera en la boca y comenzaste a moverte. En poco tiempo lo vi temblar. La sacaste de tu boca y seguiste masajeando. Explotó enfrente tuyo. No te dio tiempo a correrte y terminaste enchastrada. Te aparaste mientras acomodabas la ropa. Te dio un pañuelo para limpiarte. Y se movieron como para venir había la puerta. Volví a entrar y fui al lugar de la barra donde me dejaste. Llegaste sola. “voy al baño y vamos” me dijiste. Y salimos de ahí. Llegamos al auto y te dije con una sonrisa “Vi todo. Estoy que exploto”. Te reíste. Tu mano fue directo a mi pija que estaba muy dura. Nos fuimos a casa.
4 comentarios - Así le conté cuando la vi con otro