El regalo de mi hermana

Mi nombre es Liza, soy una chica de 24 años y este es el tercer post que redacto; ya les he platicado lo básico en relatos anteriores, ya saben que soy lesbiana y que el amor de mi vida es mi hermana Paola, con quien mantengo una relación sexual a escondidas de todos. Esta experiencia con ella ha sido lo mejor de mi vida y espero que nunca cambie.

Hoy les quiero seguir contando más sobre esta pequeña aventura que mantengo con ella, debo aceptar que ha durado mucho más de lo que hubiera imaginado, y sinceramente espero que jamás termine, ya que es lo mas excitante que he vivido jamás. Adoro hacer el amor con ella, sentir su cuerpo sobre el mío, saborear cada rincón de su hermosura y probar cada centímetro de ella.

Estuve leyendo mis anteriores relatos, reviviendo cada palabra, cada frase candente y no puedo evitar decirles que cada vez que releo mis posts anteriores, es cuando me animo a seguir contándoles todo, en este punto es ya una adicción dejarles saber, y la verdad no lo hago tanto porque se enteren, creo que es una descarga de adrenalina porque en el fondo quiero que ella lea todo lo que escribo, porque es mi musa, mi inspiración, pero no me atrevo a decirle abiertamente.

Últimamente me cuesta mucho trabajo sostener toda esta cortina, no puedo evitar mirarla con deseo cada vez que pasa delante de mi, incluso con mis padres cerca ha habido veces que me quedo viendo sus labios, sus piernas, sus ojos. Necesito tenerla para mi pero mis padres no han salido últimamente y no me atrevo a hacer nada cuando ellos están en casa, afortunadamente se me ocurrió que podría llevarla a un hotel, pero sería imposible simplemente llegar a uno, rentar una habitación y subir con ella como si nada, Paola no me lo permitiría por miedo a que nos vea alguien conocido. He decidido entonces llevarla a un motel, pero no será tarea fácil, mi hermana jamás aceptaría ir a uno así como así, tengo que engañarla o algo para llevarla y que no le importe, pero cómo?

Ya que mis padres me prestan el auto y tiene los cristales medianamente polarizados, no sería problema llegar a algún motel y ver que hay alguien que nos conozca, ya hice pruebas y es muy difícil darse cuenta de quien va adentro a apenas unos metros del auto, eso es una gran ventaja, pero aun necesito llevarla a ella sin que oponga resistencia y ese es el verdadero problema. Ya no me satisface masturbarme en la bañera, ver una que otra porno a escondidas o incluso dejar que ella me toque un poco por las noches; quiero tener sexo desenfrenado con ella, sin temor a que mis padres me vean, sin temor a gritar si quiero y ella también lo quiere, a diario me lo hace saber: Se masturba por las noches frente a mi, se desviste cuando estamos en la habitación y se inclina para que la vea toda o me muestra su tanga cada vez que puede. Ella no se atreverá a dar el primer paso si eso significa hacerlo en otro lado que no sea nuestra casa, y yo ya no aguanto más.

Tras mucho meditarlo, un día le pedí el auto prestado a mis padres y fui a un motel yo sola, alquilé una habitación para el próximo viernes y dije que llevaría a mi novia sin que ella supiera, ya que era una sorpresa, por lo que iría con los ojos vendados y necesitaba que la persona que cobra en la caseta no dijera nada para que ella no se diera cuenta, que simplemente me dejara pasar a la habitación y asunto arreglado. De paso pedí que adornaran la habitación con un toque romántico: pétalos de rosa en la cama y otros adornos para que no se viera tan simple todo. Le pagué al tipo de la caseta y todo quedó listo, era miércoles así que tenía un par de días para ver que me ingeniaba con ella.

Pensé en hacer que se tomara unas copas antes para que no fuera totalmente consiente pero inmediatamente descarté la idea, ya que no se quedaría callada y no era muy probable que se dejara vendar los ojos, así que decidí inventar que sus amigos le harían una fiesta sorpresa ya que recientemente había conseguido trabajo de hostess en un restaurante. Al día siguiente aproveché que mis padres estaban aún en el trabajo y teníamos un rato para platicar solas.

Como no podía ocultar el pretexto falso para llevarla conmigo sin que ella hiciera preguntas e incluso hablara con sus amigos, decidí cambiar un poco la táctica, le dije que una de sus amigas me había marcado por teléfono para comentarme sobre la fiesta sorpresa pero que se supone que ella no debía saber nada, y que debía fingir que no estaba enterada y que yo debía llevarla a casa de su amiga sin que ella se diera cuenta de a donde íbamos, por lo que tendría que llevarla con los ojos vendados. Paola al principio no lo creyó pero fui inventando mas cosas por lo que al final me creía ciegamente, y por lo tanto aceptó sin ningún problema. Todo estaba listo, yo había comprado una botella de champagne con mis ahorros de unas semanas y tomé prestadas un par de copas de la casa para la ocasión.

Al día siguiente, cuando eran las 6 pm mas o menos, comencé a arreglarme, me puse una tanga mariposa nueva que me había comprado para la ocasión, color morado y tipo crotchless, que básicamente es una tanga que esta abierta de la parte de abajo, lo cual me excitaba mucho. La acompañé con un sostén también morado, abierto y de media copa, es decir que el sostén solo era la parte de abajo, no cubría mis senos como tal y se veía muy sexy. encima me puse un vestido negro corto bastante escotado y muy pegado y tacones altos color rojo, combinando con mi labial. Justo cuando terminé de arreglarme entró Paola a la habitación, ya arreglada.

-Hola Lai, ya lista para irnos? Preguntó entusiasmada, se veía hermosa con un vestido rojo ardiente, muy sexy y escotado y tacones negros altos.

-Justo a tiempo, respondí. Recuerda que debes vendarte los ojos y pretender sorpresa cuando lleguemos ok?

-No te preocupes Lai, yo soy muy buena para fingir, contestó. Acto seguido, nos salimos de la habitación y nos subimos al carro.

El motel estaba cerca, a unos 15 minutos en auto, por lo que a la mitad del trayecto le dije que ya íbamos a llegar, y que debía vendarse los ojos, mientras señalaba una pequeña pashmina que tenía a un lado. Paola obedeció y se vendó los ojos, yo estaba temblando, si ella descubría que íbamos a entrar a un motel, la cosa probablemente se pondría fea. Cuando por fin llegamos, yo rezaba porque el tipo de la caseta recordara nuestro trato y no dijera nada.

Me acerqué a la entrada, muy lentamente, e hice un cambio de luces para que me vieran dentro de la caseta, al principio dudé pero me tranquilicé mucho cuando vi la mano del sujeto salir por la ventana haciendo una seña de "ok". Yendo muy despacio pero sin detenerme me acerqué a la ventanilla, el sujeto reaccionó fenomenal, ya que solo me mostró un pequeño papel con el número 210, era el número de la habitación. Junté fuerzas para decirle a Paola que casi llegábamos y que no se quitara la venda de los ojos por nada del mundo, ella estaba muy emocionada, y solo asintió con la cabeza. Estacioné el auto en el cajón de estacionamiento que está a un lado de la entrada a la habitación, me bajé rápidamente y fui a abrirle la puerta a Paola, no podía dejar de pensar en su reacción, yo ya había estado en moteles en un par de ocasiones, pero por lo que ella me había contado, jamás había entrado a uno, yo temía lo peor.

Ayudé a que se bajara del auto, no cerré la cortina para que no la confundiera el ruido, la puerta estaba entreabierta, la abrí bien y entramos, era el momento de la verdad; la habitación estaba muy bien adornada con los pétalos de rosa sobre y alrededor de la cama, algunos globos color rojo y varias velas pequeñas ambientando el lugar. Cuando cerré la puerta tras nosotras, quedó solo el silencio, yo no podía ni respirar, me temblaban las piernas, y Paola en un susurro, preguntó:

-Lai, que pasa? Por qué tanto silencio?

-Estás lista para tu sorpresa? Respondí, nerviosa.

-Si! dime ya que está pasando?

-Velo por ti misma, respondí, y al momento, le quité la venda. La habitación lucía muy romántica a la luz de las velas, 20 velas muy pequeñas por lo menos.

Paola quedó totalmente en shock.

-Qué es esto? Preguntó, sonaba confundida.

-Es tu sorpresa, preciosa. Contesté, mientras veía su cara, entre asombro y algo mas que no lograba descifrar.

-Tu... preparaste todo esto? Me preguntó Paola, mirándome muy extrañada y confundida.

-Si, yo.. creí que te gustaría, no te preocupes, si no te gustó podemos irnos, solo quería darte la sorpresa y no se si fue buena idea ahora, contesté.

Me sentía muy nerviosa, comenzaba a creer que había sido una terrible idea y la cara de Paola no ayudaba. Tras unos minutos, que parecieron horas, por fin logró recomponerse, y me contestó:

-Vaya, esto no era lo que yo esperaba... ¿Cómo lo has hecho? ¿Alguien te ayudó? Quedó hermoso, respondió, y por su cara, noté que no había sido mala idea.

-Nadie me ayudó, bueno, salvo la gente que trabaja aquí, ellos arreglaron el lugar la verdad, pero todos los toques fueron idea mía, aunque obviamente no soy la primera que les pide algo así, respondí.

-Me encantó! y todo esto lo hiciste solo por mi! contestó.

Antes de poder decirle nada, se abalanzó sobre mi, besándome hasta que casi no podía respirar, al cabo de unos minutos, se separó.

-Y esto no es todo mi amor, tengo algo más en el auto, pero tu espera aquí, no tardo. agregué mientras salía del auto por la botella y las copas.

Habré tardado apenas unos minutos pero cuando entré de nuevo me sorprendí: Paola estaba acostada en la cama, se había quitado el vestido y me esperaba solo con una tanga tipo brasileña muy pequeña, totalmente transparente y sus tacones, casi tiré la botella en ese momento.

-Te gusta como me veo? Por qué no traes esas copas para que brindemos por esta noche? Contestó, mientras se sentaba sobre la cama. Yo no podía mas que verla, lucía de lo mas candente solo con esa tanga tan ajustada y transparente que me permitía ver todo y esos tacones que resaltaban su figura.

Yo no pude ni contestar, simplemente cerré la puerta de un empujón y caminé hacia ella, le di las copas y destapé el champagne, serví un poco en ambas copas, dejé la botella sobre el buró y bebimos, Paola se levantó de la cama y me besó, aun no se pasaba su trago y me lo compartió con un beso, bebí mientras su lengua se encontraba con la mía, casi instintivamente y muy despacio comencé a quitarme el vestido, cuando al fin lo bajé, Paola se hizo a un lado para verme y se quedó ahí, congelada.

-Eres la mujer mas hermosa y sexy que he visto en toda mi vida, y te ves... Dijo sin completar la frase.

-Y me veo que? Agregué, mientras me daba la vuelta y me inclinaba mas de lo normal para tomar de nuevo la botella.

Sentí como Paola agarraba mis senos, abrazándome por detrás.

-Te deseo, me dijo, sin dejar de masajear suavemente mis senos.

Tomé la botella, lentamente me di la vuelta y serví otro poco en cada copa, brindamos y ella bebió de un trago todo el contenido, yo tomé mi copa, me acerqué a ella y derramé lentamente el líquido sobre sus senos, mientras la veía a los ojos. Pude escuchar un ligero "aah" que se ahogó rápidamente cuando comencé a lamer sus senos. Paola dejó caer la copa, afortunadamente el piso era de alfombra y no se rompió, el líquido llegó hasta tu breve ropa interior, así que yo fui bajando por su abdomen, al llegar al borde de su tanga, la tomé por la cadera y la recosté sobre la cama, ella intentaba reprimir uno que otro gemido leve, su tanga estaba empapada por el champagne, tomé de nuevo la botella, que había dejado sobre el piso alfombrado un momento antes, al recostarla, y tiré un poco de líquido sobre su abdomen, y un poco sobre su ropa interior, esta vez no pudo reprimir un ligero gemido causado por el frío del líquido y por el momento.

Comencé a lamer la zona donde había vertido el líquido, primero el abdomen, pasando por el ombligo, luego bajando un poco mas hasta empezar a lamer su vagina por encima de la tanga. Paola no dejaba de retorcerse de placer, estaba en éxtasis, pasaba sus piernas por encima de mis hombros y con ellas me empujaba hacia ella. Con la mano que me quedaba libre, aparte su tanga y comencé a hacerle sexo oral, mientras tiraba pequeños chorros de champagne sobre ella para que llegara a mi lengua y a su vagina.

Cuando Paola ya no pudo mas, se incorporó, jadeaba intensamente, me levantó de la alfombra, se echó un trago pequeño a la boca y me volvió a besar, me encantaba que hiciera eso, besarnos con el sabor a champagne era delicioso, pero inmediatamente se separó y me tiró al centro de la cama, acto seguido, me devolvió el favor, me abrió las piernas y se puso en medio de ellas, de rodillas, me miró con mi atuendo y solo pude notar su inmensa sonrisa.

-Eres solo mía, me dijo con un tono atrevido al momento que se agachaba directamente para hacerme sexo oral. Yo tenía aun la botella en la mano, estaba a punto de soltarla pero ella la tomó.

-Yo también quiero probar, me dijo, quitándome la botella de la mano. Me miró fijamente a los ojos y dejo caer un chorro generoso sobre mi vagina directamente, sentí el frío líquido recorriendo mi entrepierna, no pude evitar un gemido por el frío y la excitación, inmediatamente ella se agachó a beber directamente de mi. Comenzó a lamer suavemente mi vagina y a los pocos minutos me provocó un orgasmo intenso, gemí intensamente entre espasmos y me volví a tirar a la cama, ella siguió en lo suyo, haciéndome retorcer de placer, tirándome mas y mas champagne, embriagándose con el alcohol y con mi esencia.

En ese momento yo no había tomado más de un par de copas a lo mucho pero me sentía ligeramente ebria, apenas un poco, casi nada, pero me encantaba la sensación. Paola no se detenía, sabía perfectamente como me gustaba y yo gemía cada vez más duro, justo lo que quería.

De tanto en tanto se detenía a beber un sorbo de la botella, después me besaba aun con el líquido en la boca, me encantaba. Cuando menos me fije, la botella casi se acababa, así que la detuve, la atraje hacia mi, le di de beber un poco y yo bebí otro poco y la besé inmediatamente, sin importarme que el líquido se derramara de nuestras bocas, me sentía sumamente excitada y ella también, ambas ligeramente mareadas por el alcohol, nos besábamos intensamente mientras jadeábamos y cuando ya no pude mas, tiré la botella y me abalancé sobre ella, la aventé sobre la cama, se notaba cierto rubor sobre sus mejillas, probablemente por el alcohol y el calor del momento, me puse encima de ella, y comenzamos a hacernos sexo oral mutuamente. Ambas gemíamos de placer, Paola abría sus piernas todo lo que podía y gemía muy duro cada vez que mi lengua se hundía en ella. Por mi parte, ya no sabía ni cuantos orgasmos llevaba en la noche.

Al final explotamos en un orgasmo las dos, entre espasmos sentíamos el cuerpo de la otra retorciéndose de placer. Cuando por fin terminó nuestra noche nos acostamos una a un lado de la otra, bastante mareadas las dos por el alcohol. No podíamos quedarnos a dormir ahí, puesto que la habitación la rentaban por 6 horas, no sabíamos realmente cuanto tiempo llevábamos ahí, pero después de dormir un par de horas, nos fuimos. Mi ropa interior, y la de ella, estaban empapadas en alcohol, así que nos pusimos lo que traíamos pero sin ropa interior, guardé la mía en mi bolso, nos cambiamos y nos subimos al auto. Paola tomó su tanga, la metió en su bolso y nos fuimos.

Al llegar a casa, Paola me dijo que era la primera vez que iba a un motel, y que no sería la última, que quería volver a ir conmigo todas las veces que quisiéramos, que había sido una de las noches mas excitantes de toda su vida. Nos dimos un beso apasionado en el auto, justo afuera de la casa, después nos bajamos y fuimos a dormir.

7 comentarios - El regalo de mi hermana

dany082
Wow...que excitante,como todos tus relatos me dejaron con la boca abierta,y la mano mojada jeje...saludos y espero más.
LeylaErikaAylenF +1
exquisito, unico, fantastico, ojala tuviera una hermana como la tuya, no dejen de amarse,, sigan asi,, y espero recibir mas de tu historia de amor, aunque sea prohibido para los inutiles, para nosotras es el verdadero amor,,,,, van puntos y sigue asi