Vacaciones inolvidables

Había llegado Enero, y hacía poco que me había comprado la moto. Por ser un vehículo recién comprado, era la justificación para salir de viaje, sin destino fijo, al lugar que se presentase. Encima era algo que me tenía bastante calentito desde hacía mucho tiempo, que era nada mas y nada menos que una Honda CBR del año 91; un bicho infernal para sentir el pavimento y la velocidad.
Preparo algunas cosas, y me monto en mi "corcel motorizado" para encarar la ruta que saliera.
Enciendo el poderoso motor 600 cc. y me lanzo por la ruta 11, solo, a la madrugada, con destino a la costa.
Andaba bastante a las chapas; y como a las dos horas y media de viaje, ya estaba en San Bernardo. Noto que el panorama es bastante prometedor, había lindos flacos y esperaba,poder tener algo.
Busco un lugar donde parar, y encuentro un hotel, normal y apartado, a no cinco cuadras de la playa.
Como era muy temprano, todavía, me voy para la habitación para poder dormir un rato (a todo esto, eran las ocho de la mañana). Ese día, dormí hasta las doce y media, y me fui caminando hasta la playa, para ver que onda.
No había nada que se presentara, con lo que volví al hotel después de dos horas, almorcé y me dormí una siesta liviana, hasta las seis de la tarde, hora en que debía volver a salir.
Ya sobre el fin de la tarde, la costa se pone interesante; hay muchos flacos que vuelven de la playa solo con el traje de baño, ojotas, y el torso desnudo; con los pelos revueltos y pajosos de haberse metido al mar. Este estereotipo, era lo que mas me calentaba.
Voy con la moto, despacio por la costanera en dirección a Mar de Ajó mirando flacos a través de mis lentes de sol (el casco, obviamente que no lo llevaba). Cuando llego al límite con Mar de Ajó, veo un flaco que habia ido al mismo gimnasio al que iba yo. En el gimnasio, mas que un hola y chau, no hubo, pero ahora, estaba dispuesto a ver si algo podía pasar.
El flaco el el gimnasio, llegaba y se iba sin hacer sociales con nadie, tampoco andaba con minas, pero me daba la sensación de que era gay.
Paro al lado de él, y le digo, "Hola, vos vas al gimnasio de XXX", si, me dice, a vos te ubico de ahí, ¿cómo andás? -Bien, le mando, - acá de vacaciones, estrenando la moto. (no sabía como mierda encarar, solo quería coger).
- "linda máquina", me dice; a lo que le respondo, "dale, subí, vamos a dar una vuelta".
Se sube y empiezo a andar, despacio al principio, salgo por costanera y agarro Libertador en Mar de Ajó, subo hasta San Juan y empiezo a rumbear de nuevo para San Bernardo; doblo en la Av. San Bernardo, camino a la playa y le pregunto "¿tenés algo que hacer?", - No, me dice, boludeaba hasta que se haga tarde y volver a la casa; estoy parando en lo de mis tíos en Mar de Ajó, todo bien no pago un peso, pero es un embole padre.
Vamos a tomar algo le dije, a lo que dice que si. Vamos a un bar en Chiozza y compartimos un par de cervezas. Yo aguante con el alcohol tengo, pero este pibe (Lucas) era de los que no están acostumbrados; los ojitos se le estaban poniendo brillosos.
Yo estaba muy caliente viéndolo, me excitaba como la remera se le marcaba en el pecho, o el bulto se le marcaba a través de su short Quiksilver.
Me tiro a la pileta, y me sale bien, acepta acompañarme a la habitación del hotel.
Apenas entramos, lo apoyo contra la pared y lo empiezo a besar y acariciar en la cabeza, me excitaba revolverle el pelo, rozar mi pecho contra el de él, sentir que nuestras pijas estaban paradas y rozándose, dejando salir la humedad del preseminal.
Nos empezamos a sacar las remeras y las mallas, quedando completamente en bolas los dos, yendo a la cama y siguiendo el juego erótico; hasta que le subo las piernas y nos quedamos en posición de misionero. Ya me había sacado el gusto, Lucas estaba penetrado.
El placer que estábamos sintiendo era espectacular; cuando estoy por acabar, la saco, me quito el forro y le pido que me la chupe.
Era genial sentir como tenía la pija mojada de saliva y preseminal mientras Lucas seguía con su trabajo de boca. Mientras me la chupaba, paró un rato y me pidió que no le acabase en la boca, solo eso, no le importaba que el semen se lo echase en otra parte del cuerpo.
Cuando estoy por acabar, me aparto de él, y le largo el lechazo sobre la frente y el pelo, rozándole la frente con la cabeza latente y húmeda.
Como el estaba caliente, aprovecho para pajearlo y así lo hago, hasta que acaba.
Por suerte, ese primer día de vacaciones, marcó lo que serían unas vacaciones inolvidables.

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