Haciendo a Marcela mí puta (micro relato con muchas fotos)

Buenas gentes!!!
Hoy les traigo un micro-relato.
Espero que les guste y, de ser así dejen sus puntos y comentarios.
Saludos Totales!!!

Conocí a Marcela y Miguel el fin de semana pasado en un café. Noté que de ella salía una mirada de deseo hacía mí, le hice un gesto de aceptación y correspondencia. Aprovechamos mientras Miguel pagaba la cuenta para pasarnos los números de teléfono. Al despedirnos yo dije que volvería a mí casa y la pareja se fue por su lado.



Media hora después recibí un mensaje de Marcela diciendo de encontrarnos en un telo de caballito, que Miguel se había ido a trabajar y ella le puso el pretexto de tener que hacer compras. Como un torpedo fui a la dirección acordada en la calle Yerbal.






Pedimos una suite con jacuzzi y ya desde que nos íbamos a la habitación, en el ascensor, no podíamos disimular las ganas que nos teníamos.









Cuando entramos, nuestras manos se desesperaron para sacarnos la ropa, Marcela me chupo la pija como una desesperada tomándose toda la leche e, inmediatamente, se tiró en la cama pidiendo que le destroce el culo, que quería sentir toda mi pija en el orto.



















De a poco se la metí, ella gritaba de dolor, pero poco a poco se volvieron gritos de placer, así estuve por media hora hasta que llené todo ese culo con mí espesa y caliente leche hecha especialmente para la tan querida marce.





Le saque la verga de ese culo ya destrozado, se la puse en la boca para que me la limpie y, sin decirle nada, me acomodé, puse sus piernas en mis hombros y le penetré esa concha rosita que tiene. Marcela gemía de placer, me dijo que hacía mucho que mi pija adentro así que le empecé a dar más duro hasta que estuve por acabar. Ella me pidió que no lo haga adentro porque estaba ovulando y no tomaba la pastilla, pero, en vez de detenerme, eso hizo que la penetre más duro y profundo.





Marcela seguía pidiendo que no le acabe adentro, pero yo la sujeté del cuello para que se quede sumisa. Le dije que me mire y, ni bien lo hizo, comencé a vaciar mis bolas dentro de ella. Una lágrima corrió por su mejilla al saber que la podría estar embarazando.











Cuando me salí de ella le dije 'No te limpies, volvé a tu casa así, rellena de mí', no dijo nada, solo agachó la cabeza y comenzó a vestirse. En ese momento tomé mi teléfono e hice una video llamada a Miguel para que vea cómo dejé a su mujer mientras él trabajaba, lo único que él dijo fue “Uh, mirá lo rellena que la dejaste, buen trabajo pibe”. Entonces ahí, fue que entendió, todo había sido planeado por Miguel, su marido, y a partir de ahora me pertenecía ya que desde ese momento iba a ser mí depósito de esperma, la incubadora de mis hijos y, sobre todo, mí puta.