Fue una tarde, un día en que los dos trabajamos solo medio turno, salimos al centro de la ciudad con tiempo, pero sin ningún plan, nos acercamos a un restaurante y pedimos de comer, no teníamos ninguna prisa ni lugar a donde ir, solo era ocupar el tiempo que las leyes laborales nos regalaban.
Hacia cerca de dos meses que habíamos hablado del tema de llevar a cambo un encuentro cuckold, usamos las redes sociales como medio para contactar, pero no había gran fortuna, muchos mensajes y conversaciones con personas que solo estaban ahí para indagar sobre el tema, conocer personas, pero al final, nunca se concretaba nada. El juego seguía en pareja, tampoco es que tuviéramos necesidad del sexo, pues entre nosotros siempre ha sido un tema que se lleva bien, pero la inquietud que teníamos ambos nos hacia insistir en la búsqueda, así, aquella tarde llego la oportunidad.
Su nombre era Diego, nos envió un mensaje con que decía “mucho gusto chicos, mi nombre es Diego, tengo 51 años, vi su perfil y me agrado mucho, me gustaría tener la oportunidad de conversar con ustedes”. Nosotros correspondimos el mensaje y le preguntamos sobre él, nos comento que era divorciado, no tenía pareja en ese momento, tenía dos hijos ya mayores de edad, trabajaba en una empresa en el área de tecnología y en los ratos libres era taxista de aplicación, nosotros le comentamos algo sobre nuestra relación, que éramos recién casados y aun sin hijos.
La conversación iba muy bien, pero a un ritmo normal, él había salido de su trabajo a medio día por las mismas razones y había vuelto a su departamento para bañarse y dedicar la tarde al taxi, de hecho por un lapso de tiempo no contesto, cuando se reintegró nos explicó que ya se había arreglado y se disponía a salir, justo comenzaría por el centro de la ciudad, no podíamos dejar pasar dicha coincidencia, así que le enviamos un mensaje de “te deseamos buena tarde” y un “a ver si nos ves por aquí”, adjuntando una foto del lugar. Lo hicimos sin realmente esperar nada, pasaron los minutos y como pensábamos, no nos contestó, pagamos la cuenta y nos retiramos, caminamos por las calles del centro rumbo a tomar el subterráneo, de repente entro otro mensaje, era el señor Diego de nuevo, preguntando si podía saludarnos y enviándonos una foto del restaurante en el que antes habíamos consumido.
Nos pareció entre gracioso y perturbador, ya que se había tomado la molestia de ir hasta allí, aunque sabiendo que era taxista tampoco consideramos que fuera extraño que conociera el lugar y supiera como llegar, nos miramos y con la vista nos dijimos “porque no”. Le regresamos el mensaje y le dimos de nuevo la ubicación, mencionándole que nos moveríamos a una Estación del suburbano y allí mismo podríamos conocernos, lugar publico como medida de seguridad.
El señor Diego envió su ubicación en tiempo real, así que no nos quedó más que esperar y al amenos recompensar sus buenas intenciones con una conversación, tras unos minutos nos dijo que ya se encontraba en el lugar, que no había estacionamiento y si podíamos salir, esto nos causó algo de inseguridad, pero nos pusimos en sus zapatos, sabiendo que era verdad que no había donde aparcar por la zona. Salimos de la estación y observamos alrededor, había varias personas y autos esperando a las afueras, vimos un auto negro cruzando la calle y nos pareció que nos hecho las luces, camine por delante de ella y cruzamos al otro lado, me acerque con cautela al auto y observe al conductor, hombre moreno, cabello con algunas canas, algo corpulento, me observo por un momento y pregunto.
😨 ¿Karin?
K: ¿señor Diego?
😨 si soy yo, mucho gusto
K: hola que tal
Nos dimos la mano, mientras Yesica se encontraba detrás de mí, mi esposa que siempre tenía un carácter atrevido, hoy se mostraba como una niña inocente y temerosa. Le incite a que lo saludara y así lo hizo, de beso en la mejilla por supuesto, nos dijo que si gustábamos nos podía invitar a un lugar cerca y tomar un café o lo que nos apeteciera, por las molestias tomados le aceptamos la invitación, subimos a su auto y fuimos a un pequeño bar de la zona.
Ahí la platica fue amena, tocamos temas comunes, hablamos de trabajo, de familia, contamos algunos chiste, y reímos, como si de compañeros de trabajo o amigos se tratara, poco a poco nos sentimos cómodos con su presencia y tras las copas prometidas, el pago la cuenta y salimos del lugar, nos ofreció llevarnos de nuevo al mismo punto de encuentro, accedimos y una vez dentro del auto, la conversación siguió, sin darnos cuenta ya nos encontrábamos en el sitio indicado, pero continuábamos platicando como si no quisiéramos terminar, al darse cuenta de la situación nos dijo que si deseábamos, podíamos continuar la noche en su departamento que se encontraba muy cerca, sin ningún compromiso de por medio, nuevamente entre miradas cómplices, acetamos su propuesta al unisonó.
Se movió hasta el lugar, que deberás estaba muy cerca, pero la zona había cambiado de aires, era un barrio común, como donde nosotros vivíamos, gente en las calles, pero que no se metían con nadie, se estaciono en una esquina y bajo del vehículo para comprar algunas bebidas, le acompañe, entramos como si solo fuéramos un par de amigos en busca de unos tragos, el chico que atendía lo saludo como cualquier conocido, era evidente que era un cliente frecuente y vecino del establecimiento, a mi solo me observo haciendo evidente que no me conocía, el pago las cosas y se despidió, Sali con él mientras pude observar que el chico continuo mirándome, se asomo hacia fuera como para ver el vehículo de su vecino y solo sonrió, como si algo le hubiese dado gracia.
Volvimos al vehículo y continuo hasta media calle, en un edifico de departamentos, allí se detuvo y abrió el portón, estaciono su vehículo en el sótano con los demás y nos invitó a pasar, subimos por unas escaleras de concreto llegando a un pasillo muy enredado, si uno no era vecino del edificio, salir seria toda una aventura. En el recorrido hacia su departamento, en un pequeño patio, nos encontramos con una de sus vecinas ya algo mayor en compañía de un niño que debía ser su nieto o algo así, esta lo saludo y le preguntó si éramos amigos suyos, pues no nos ubicaba, además que era entre semana, un día muy atípico para reuniones sociales, el señor Diego le contesto que no se preocupara, éramos amigos suyos y veníamos con él, la señora se tranquilizó, nos dio la bienvenida y nos dijo “que la pasáramos bien”, ella se despidió de él y entro a su departamento.
En ese mismo pasillo de lado izquierdo estaba el departamento del señor Diego, abrió la puerta y nos invitó a pasar, tras la puerta estaba una pequeña sala, del lado derecho una pequeña cocina y una barra a modo de comedor, de cada lado había una puerta que llevaba a una habitación, del lado derecho estaba la de él y la otro era de uno de sus hijos que vivía con él, se notaba que era el departamento de un par de hombre solteros.
Nos sentamos en la pequeña sala y continuamos conversando, destapamos las cervezas que antes habíamos comprado y poco a poco se fueron consumiendo, nos platicaba sobre su vida, las causas de su divorcio, la experiencia de ser padre, el empleo y otras cosas más, la realidad es que era muy interesante por lo que conversaba y por su manera de expresarse, pero ya se había hecho de noche y nos preocupaba que su hijo fuera a volver, seria difícil de explicar que hace una pareja joven bebiendo en su departamento a solas con su padre, nos comentó que era verdad que no tardaría mucho en volver, si gustábamos él podría acercarnos a nuestro departamento, le acepte y solo nos pidió un momento para ir al sanitario.
K: ¿cómo estas, te siente bien?
Y. si, solo es el alcohol
K: ¿qué te ha parecido la plática?
Y: muy buena, la verdad Diego hace buena compañía
K: si, a mi también me ha caído bien, ha sido paciente y no nos ha presionado a nada más, supongo que podríamos platicarlo en casa y quien sabe, volver a salir con él
Y: si claro, puede ser
K: aunque si no te ha simpatizado claro que no
Y: no, bueno, si me agrado
K: entonces cual es el problema
Y: es que…
K: ¿Que pasa, algo te ha molestado?
Y: Todo lo contrario, no sé cómo decirlo, ¿crees que no le he gustado?
K: claro que sí, ¿por qué lo preguntas?
Y: no lo sé, es que solo estuvimos conversando y no paso nada
K: Diego no ha querido faltarnos al respeto, por eso solo ha sido una plática y ya, es como una primera cita
Y: por lo que hemos leído, imaginaba que iría directo al grano
K: el hecho de que no haya ido al grano a la primera habla bien de él
Y: supongo que tienes razón
K:o dime, ¿acaso es que tu si quieres algo más?
Y: pues… la verdad… si me gusto el señor Diego
K: entonces solo házselo saber
En ese momento el señor Diego regreso del sanitario.
😨 bueno chicos, pues ¿ya están listos?
K: si, creo que si
D. pues entonces los acompaño, adelante
Yo solo mire a Yes esperando si pretendía hacer o decir algo, pero ella se quedo estática y no dijo una palabra, conforme avanzamos hacia la puerta note su decepción, la chica que siempre parecía tan atrevida hoy estaba avergonzada y la pena no le permitía hacer nada, antes de que abriera la puerta hable.
K: disculpe señor Diego
😨 si, dime
K: nos ha agradado mucho como persona y la hemos pasado bastante bien bebiendo y conversando
😨 les agradezco sus palabras, si lo que me dicen es verdad, les agradecería volvernos a ver y platicar de forma más privada
K: si gracias, sobre eso…
😨 ok entiendo, no se preocupen, ha sido sin compromiso, si no soy de su agrado para otra cosa al menos queda en la amistad
Yo seguí esperando que Yes interviniera, pero seguía sin palabras, sin embargo, se le notaban los nervios y me veía como si ella no tuviera idea de que hacer.
K: no es eso señor, de hecho, mi esposa tiene algo que decirle
Le deje la ultima palabra a ella, se puso roja, pero se aferro a su silencio, el señor Diego la observaba, pero ella solo volteo a verme a mí, sentí como con su mirada me decía, “díselo tu”.
K: mi esposa ha disfrutado de su compañía, le ha parecido un hombre muy agradable y atractivo
Y: ¿eso es verdad querida Yes?
La miro y ella no tenia donde meter la cabeza.
K: si señor, de hecho, hace un momento me ha dicho que… que le gustaría que pasáramos a algo más
😨 cuando ustedes gusten, mi casa es su casa
K: no me esta entendiendo señor, mi esposa quiere saber, ¿si le gustaría estar con ella esta noche?
Ella aun mantenía su mirada en mí, incrédula de lo que acababa de decirle al señor Diego, él le tomo las manos y le pregunto
😨 ¿es verdad lo que tu marido dice?, ¿quieres estar conmigo ahora?
Con toda la pena e inocencia del mundo, contesto con una vez temblorosa, entrecortada y casi inaudible
Y: si
Acercando su cuerpo al de ella, volvió a preguntar
😨 necesito que seas clara, ¿qué quieres hacer?
Y: quiero para esta noche con usted
😨 dime Karin, ¿estás de acuerdo con lo que me pide tu esposa?
Y: si, estoy de acuerdo
Sin esperar nada más, el señor Diego la tomo de la cintura y la llevo a sus labios, Yes lo beso en la boca con torpeza de primeriza, los nervios le estaban ganando, eso le gustaba a Diego que bajo las manos a sus caderas y la pego totalmente a él, a lo que Yes solo reaccionaba dejándose hacer y acelerando su respiración. En esa pose dieron pasos hacia dentro llegando a la barra que usaba como comedor, yo me senté en una de esas sillas altas, Diego paso sus manos más abajo, recorrió sus piernas alzando una y pegando a Yes hacia él en con esa pierna arriba, la volvió a bajar y ahora ponía sus manos sobre sus nalgas, nada de esto pasaba desapercibido por ella, cada que la tocaba ella lanzaba un gemido, esta ebria y excitada, su sensibilidad estaba al límite y se notaba.
A mí el momento me parecía irreal, todo lo que habíamos fantaseado, el acuerdo al que habíamos llegado, lo que parecía un juego, ahora estaba haciéndose realidad y esa realidad superaba por mucho la ficción, solo habíamos llegado ahí por casualidad, un día aburrido sin esperar nada, se había vuelto el día en que se me cumpliría mi más perverso deseo, que otro hombre se follara a mi esposa.
Ellos continuaban besándose y explorándose, el señor Diego ya había desabotonado la blusa de Yes, ella ya había bajado sus manos hacia el paquete del señor Diego, lo acariciaba por encima del pantalón y ahora era él quien respiraba con mayor frecuencia, le desajusto el cinturón y buscaba despojarlo de sus pantalones, Diego no espero más, así como la tenía besándola de frente, la tomo de las piernas y la levanto, camino hacia la puerta de su habitación y la llevo dentro. Yo me quedé estático ante la situación, les perdí de vista, pero tampoco me animaba a buscarlos con la mirada, la puerta había quedado entre abierta, solo pudiendo escuchar el sonido de sus besos y sus respiraciones entremezcladas.
De nuevo me sumí en mis pensamientos, mucho había deseado que ocurriera esta situación, pero ahora no sabía si lo soportaría, las experiencias que había leído, me decían que podía ser una situación dura para el marido, había veces en que ellos no soportaban los celos y detenían a sus parejas o hasta agredían al tercero, quizás yo no estaba preparado para ello, lo mejor seria dejarlos solos y no ver, pues no quería que un arranque de celos le cortara la experiencia a Yes, con esa idea en mi mente me resigne a quedarme sentado ahí en el comedor, con una cerveza en la mano, mientras ellos consumaban el acto dentro de su dormitorio. Estaba en eso, cuando el sonido de besos se convirtió en susurros, algo se decían y no podía entenderlo, de poco en poco se escuchó la ropa caer y se hizo el silencio por un momento, cuando preste mayor atención para intentar escuchar algo, en la habitación comenzó a sonar un “gluk, gluk”, la curiosidad se intensifico, haciendo dejar a la duda de hace un momento atrás, casi hipnotizado por el sonido me acerque prácticamente de cuclillas, con total cuidado de que no me escucharan, como si tuviera miedo de que ellos me vieran ahí, abrí lentamente la puerta y despacio entre a la habitación, los busque entre la oscuridad de la habitación, hasta que finalmente vi las dos siluetas dibujarse ante mí.
Yes estaba de rodillas con la cabeza a la altura de su pelvis, Diego sostenía su cabello en una especia de coleta hecha solo con su mano, la llevaba lentamente, pero con firmeza hacia él, ella engullía su miembro como una golosina, después de un momento de observarlos Diego me percibió.
😨 ¿te vas a quedar de pie? es mejor que vayas por una silla
Como si fuera una orden, salí de nuevo de la habitación y busque la misma silla donde estuve sentado antes, entre con ella y busque donde ponerla, no lo había notado hasta el momento, pero la habitación era pequeña, en el medio del piso tenía un colchón King size, que dejaba poco espacio en las orillas, alrededor pocas cosas, algunas prendas tiradas y una gran pantalla en el frente sobre un mueble, al lado de la pantalla estaban ellos dos, puse la silla a la altura de su cabecera, pegado a la pared, en el rincón más alejado de ellos, como para no estorbarles. Con las luces apagadas, era difícil distinguir las siluetas, pero la vista se acostumbra a la oscuridad y poco a poco los pude distinguir mejor, el señor Diego ya había sacado su miembro de la boca de mi esposa, ahora jugaba con esté dándole golpes en sus tetas, la levanto y con una mano tomo su cara, mientras salían hilos de saliva de su boca, él la beso.
Con ese beso guarro, la volvió a levantar y ahora la tiro encima del colchón, no estaba seguro de si ella me percibía o si sabía que yo estaba presente, ya que su mirada estaba centrada en el señor Diego, él se recostó sobre ella y comenzó a jugar de nuevo con su miembro, lo pasaba por su entrada una y otra vez, de forma lenta, pero restregándola con fuerza, ella estaba desquiciada por el placer, se veía en su cara la necesidad de ser penetrada. No pudo soportar más el juego, lo tomo de su cabeza y susurrándole al odio le digo, “penétrame”, Diego obedeció, dirigió su miembro a la vagina de mi esposa y la penetro con facilidad, lo húmeda que estaba permitía que el señor Diego entrara y saliera con facilidad, manejo un ritmo regular, ni lento ni rápido, pero asegurándose de hacerle sentir todo su peso en cada embestida, no tardo en llegar el orgasmo de Yes.
Mientras ellos se detuvieron, otro sonido se hizo presente en la habitación, afuera se escuchaban voces y sonidos de platos y cucharas chocando, no me había percatado de que la ventana de la recamara de Diego daba justo en el pasillo por donde antes habíamos pasado, las voces si hicieron mas claras, en el otro departamento se encontraban cenando. Ajenos a esto, los ahora amantes volvieron a los movimientos, Diego había tomado de los tobillos a mi mujer y los sostenía alzando completamente sus piernas, de esa manera la volvió a penetrar llegando más profundo en su interior, con cada estocada ella lanzaba un gemido cada vez más intenso, al principio había intentado mantener la calma, pero ante tal placer era inevitable que soportara tanto, así cedió a sus instintos y comenzó a gemir con fuerza.
Las voces afuera seguían, era la voz del niño y la señora que antes habíamos encontrado, hablaban de cosas que no se entendían muy bien, pero sus voces eran distinguibles, lo que quería decir, que, si nosotros los escuchábamos a ellos, lo más seguro era que ellos podrían escucharnos a nosotros también. En esa posición, Diego recostó su peso en Yes, acerco su cara a la de ella y le decía cosas al oído, “estas muy apretada”, “lo sabias”, “¿tu esposo te lo dice?”, de pronto, Diego volteo a verme y me dijo sin ninguna vergüenza, “gracias por traerme a tu esposa”, Yes soltó un gemido profundo al escucharlo, a mí se me hizo un hueco en el estómago con su comentario, en ese momento sentía rabia, coraje ,enojo, ahora entendía por qué decían que los celos podrían ser un problema, aun así, solo atine a decirle, “de nada”.
Se detuvo y la reincorporo, ahora tocaba ponerla en cuatro, Yes se dejaba llevar sin ningún tipo de oposición, solo estaba interesada en el placer que le estaba proporcionando su infidelidad, la puso de frente a mí, y volvió a dirigir su pene a su vagina, se quedo en la entrada y le dijo a Yes.
😨 voltea a ver a tu marido
Yes obedeció y su mirada se encontró con la mía, ahora dirigiéndose a mi pregunto.
😨 ¿te gusta lo que ves?
Con voz cortada conteste
K: S s sii
😨 ¡Dile a tu marido que quieres Yes!
Y: ¡quiero que me penetre!
😨 jaja, dime ¿se lo meto a tu esposa?
K: si Diego, cógetela por favor
Todo pasaba como un sueño, sin pensarlo tanto, Diego sabia como hacer que dijéramos lo que él quería, nos estaba dirigiendo a ambos y movidos por el morbo, caímos en su juego, Diego la había penetrado de nuevo y tras las pocas palabras que nos dirigió, Yes se mostraba aun mas sensible, ya no eran simples gemidos, ahora se escuchaban gritos fuertes, Diego la estaba embistiendo con fuerza y ella solo podía gritar entre una mezcla de dolor y placer. Cuando mis sentidos volvieron en sí, note que los ruidos de fuera se habían apagado, ya no parecía que hubiera nadie hablando en el otro departamento, solo se escuchaban los gritos de mi esposa mientras recibía en su interior la verga de Diego y los bufidos que este daba en cada embestida, literalmente se la estaba cogiendo y se podía escuchar en toda la habitación y seguramente, en el departamento de sus vecinos.
Diego continúo cogiéndose a Yes en esa posición, mientras le seguía diciendo lo buena que estaba, lo puta que era por coger con otro en frente de su marido, que tenía la edad de las amigas de su hijo, alas cuales también tenía ganas de cogérselas, etc., todo esto para encenderla aun más y vaya que lo logro, fueron minutos de intensos gemidos, hasta que Diego anuncio que se venía, Yes se tiro a la cama de espaldas y Diego se masturbo sobre su vientre hasta que derramo su blanco esperma, lanzo un tremendo bufido mientras se corría, de igual forma Yes gimió mientras sentía su calor caer sobre su piel, por la oscuridad no lo había notado hasta ese momento, pero el señor Diego no se había colocado condón y Yes tampoco se lo había pedido, aun así se vino afuera.
Estuvieron un momento recostados, mientras recuperaban el aire, Diego se levantó y me dijo:
K: ¿terminaste?, yo me voy a dar un baño, están en su casa
Era verdad, de los nervios ni siquiera había considerado masturbarme, tenia una erección considerable desde el principio, pero tenia miedo de que si me corría antes de que ellos terminaran, los celos me podrían traicionar, así que decidí aguantarme hasta volver a casa, sin embargo, quizás por la experiencia de Diego, el nos estaba permitiendo utilizar su habitación para tal fin. Me acerque a Yes, estaba totalmente sonrojada y con la temperatura a tope, me vio a los ojos y me pregunto:
Y: ¿qué tal estuvo, te gusto lo que viste?
K: estuvo genial amor, super caliente
Y: ¿también te corriste?
K: no, no lo hice
Y: entonces ven
Se sentó sobre el colchón, me tomo el pene y comenzó a masturbarme
Y: ¿imaginaste que iba a ser así?
K: no, fue más intenso de lo que imagine
Y: si lo sé, para sus años el señor Diego tiene buena condición
K: ¿ah sí?, ¿Te gusto como lo hace?
Y: si, desde el principio supo llevar el ritmo, yo solo me deje llevar
K: ya veo, ¿y usaron condón?
Y: no, no traía condones, no esperaba que pasara algo esta noche
K: ¿y, aun así, se lo permitiste?
Y: ya estaba muy caliente, no iba a quedarme con las ganas, pero si te preocupa, me tomare la pastilla
K: ¿pero se vino afuera o no?
Y: si, él se salió por sí mismo
K: jaja, tu querías que se viniera adentro
Y: jeje, pues si, se hubiera sentido más rica su leche adentro
Con ese último comentario me corrí abundantemente, por increíble que parezca, esa fue una de las mejores pajas de mi vida. Nos levantamos de la cama y nos vestimos de nuevo, Diego ya se había terminado de bañar y nos dijo que en un momento nos llevaba de vuelta a casa, nosotros le dijimos que no se molestara y que solo nos acercara al mismo punto de encuentro, a lo que él acepto.
Salimos de su departamento, tomados de la mano y abrazándonos como una pareja de recién casados irradiando felicidad, hasta que nos pusimos nerviosos, cuando vimos que por las escaleras venia subiendo de nuevo la vecina de horas atrás, en esta ocasión no nos dirigió la palabra, paso de largo lanzándonos una mirada de desprecio o asco. El señor Diego nos llevo al punto acordado, nos dimos un fuerte estrechón de manos y se despidió de mi esposa besándola en la mejilla, “fue un placer, espero verlos de nuevo”, solo esas palabras quedaron.
Ya una vez en el camino, nos fuimos besando, acariciándonos, hablándonos de forma tiernas como recién enamorados, la experiencia lejos de causarnos un conflicto en pareja, pareciera que nos había devuelto al tiempo de novios, con los nervios y las sensaciones a flor de piel. En casa repasamos lo acontecido, volvimos a desnudarnos y jugar con nuestros cuerpos, lamí y recorrí cada parte de su cuerpo aun impregnado en el sudor de Diego, conversamos sobre lo que había pasado por la mente de la señora.
Había escuchado sexo entre un hombre y una mujer, sabía que los ruidos provenían del departamento de su vecino, los bufidos se escucharían de un hombre mayor y no de un joven como yo, deduciendo que no podrían ser de nadie más que de su vecino; los gemidos eran de una chica y había visto entrar a una chica al departamento con su vecino, pero venia acompañado de su marido, no había mas mujeres, los gemidos definitivamente serian de la chica, pero, nunca se escuchó al marido, solo eran los gemidos de ellos dos. Supongo que es inimaginable para ella el escenario, pero lo vio, un chico joven trajo a su esposa veinteañera, a la casa de su vecino cincuentón, para convivir y beber unas copas y las cosas irían tal, que su vecino maduro terminó cogiéndose a la chica y lejos de escuchar alguna discusión entre su vecino y el marido, vio salir a la joven pareja feliz y con una total satisfacción en la cara, acompañados de nuevo por su vecino, con toda tranquilidad como si lo que escucho no hubiera pasado.
Toda esa conversación nos dio tal morbo que volvimos a hacerlo durante toda la noche, así, sin siquiera habernos bañado, oliendo el aroma de su sudor en mi mujer, el olor a su semen sobre su vientre e introduciendo mi pene, en el mismo lugar donde el señor Diego había estado hace unas horas, pudiendo notar la lubricación y lo abierta que la había dejado, además de tener presente, que había estado sin condón, mezclando sus fluidos con los de mi esposa y ahora con los míos. Esta primera experiencia abrió nuestro matrimonio a nuevos placeres, siendo testigos vivos de que cuando se separa el sexo y el amor en un matrimonio, la pareja puede vivir una sexualidad donde disfruten ambos sin tabús ni remordimientos, siendo solo el principio de las tantas experiencias que viviríamos después.
Hacia cerca de dos meses que habíamos hablado del tema de llevar a cambo un encuentro cuckold, usamos las redes sociales como medio para contactar, pero no había gran fortuna, muchos mensajes y conversaciones con personas que solo estaban ahí para indagar sobre el tema, conocer personas, pero al final, nunca se concretaba nada. El juego seguía en pareja, tampoco es que tuviéramos necesidad del sexo, pues entre nosotros siempre ha sido un tema que se lleva bien, pero la inquietud que teníamos ambos nos hacia insistir en la búsqueda, así, aquella tarde llego la oportunidad.
Su nombre era Diego, nos envió un mensaje con que decía “mucho gusto chicos, mi nombre es Diego, tengo 51 años, vi su perfil y me agrado mucho, me gustaría tener la oportunidad de conversar con ustedes”. Nosotros correspondimos el mensaje y le preguntamos sobre él, nos comento que era divorciado, no tenía pareja en ese momento, tenía dos hijos ya mayores de edad, trabajaba en una empresa en el área de tecnología y en los ratos libres era taxista de aplicación, nosotros le comentamos algo sobre nuestra relación, que éramos recién casados y aun sin hijos.
La conversación iba muy bien, pero a un ritmo normal, él había salido de su trabajo a medio día por las mismas razones y había vuelto a su departamento para bañarse y dedicar la tarde al taxi, de hecho por un lapso de tiempo no contesto, cuando se reintegró nos explicó que ya se había arreglado y se disponía a salir, justo comenzaría por el centro de la ciudad, no podíamos dejar pasar dicha coincidencia, así que le enviamos un mensaje de “te deseamos buena tarde” y un “a ver si nos ves por aquí”, adjuntando una foto del lugar. Lo hicimos sin realmente esperar nada, pasaron los minutos y como pensábamos, no nos contestó, pagamos la cuenta y nos retiramos, caminamos por las calles del centro rumbo a tomar el subterráneo, de repente entro otro mensaje, era el señor Diego de nuevo, preguntando si podía saludarnos y enviándonos una foto del restaurante en el que antes habíamos consumido.
Nos pareció entre gracioso y perturbador, ya que se había tomado la molestia de ir hasta allí, aunque sabiendo que era taxista tampoco consideramos que fuera extraño que conociera el lugar y supiera como llegar, nos miramos y con la vista nos dijimos “porque no”. Le regresamos el mensaje y le dimos de nuevo la ubicación, mencionándole que nos moveríamos a una Estación del suburbano y allí mismo podríamos conocernos, lugar publico como medida de seguridad.
El señor Diego envió su ubicación en tiempo real, así que no nos quedó más que esperar y al amenos recompensar sus buenas intenciones con una conversación, tras unos minutos nos dijo que ya se encontraba en el lugar, que no había estacionamiento y si podíamos salir, esto nos causó algo de inseguridad, pero nos pusimos en sus zapatos, sabiendo que era verdad que no había donde aparcar por la zona. Salimos de la estación y observamos alrededor, había varias personas y autos esperando a las afueras, vimos un auto negro cruzando la calle y nos pareció que nos hecho las luces, camine por delante de ella y cruzamos al otro lado, me acerque con cautela al auto y observe al conductor, hombre moreno, cabello con algunas canas, algo corpulento, me observo por un momento y pregunto.
😨 ¿Karin?
K: ¿señor Diego?
😨 si soy yo, mucho gusto
K: hola que tal
Nos dimos la mano, mientras Yesica se encontraba detrás de mí, mi esposa que siempre tenía un carácter atrevido, hoy se mostraba como una niña inocente y temerosa. Le incite a que lo saludara y así lo hizo, de beso en la mejilla por supuesto, nos dijo que si gustábamos nos podía invitar a un lugar cerca y tomar un café o lo que nos apeteciera, por las molestias tomados le aceptamos la invitación, subimos a su auto y fuimos a un pequeño bar de la zona.
Ahí la platica fue amena, tocamos temas comunes, hablamos de trabajo, de familia, contamos algunos chiste, y reímos, como si de compañeros de trabajo o amigos se tratara, poco a poco nos sentimos cómodos con su presencia y tras las copas prometidas, el pago la cuenta y salimos del lugar, nos ofreció llevarnos de nuevo al mismo punto de encuentro, accedimos y una vez dentro del auto, la conversación siguió, sin darnos cuenta ya nos encontrábamos en el sitio indicado, pero continuábamos platicando como si no quisiéramos terminar, al darse cuenta de la situación nos dijo que si deseábamos, podíamos continuar la noche en su departamento que se encontraba muy cerca, sin ningún compromiso de por medio, nuevamente entre miradas cómplices, acetamos su propuesta al unisonó.
Se movió hasta el lugar, que deberás estaba muy cerca, pero la zona había cambiado de aires, era un barrio común, como donde nosotros vivíamos, gente en las calles, pero que no se metían con nadie, se estaciono en una esquina y bajo del vehículo para comprar algunas bebidas, le acompañe, entramos como si solo fuéramos un par de amigos en busca de unos tragos, el chico que atendía lo saludo como cualquier conocido, era evidente que era un cliente frecuente y vecino del establecimiento, a mi solo me observo haciendo evidente que no me conocía, el pago las cosas y se despidió, Sali con él mientras pude observar que el chico continuo mirándome, se asomo hacia fuera como para ver el vehículo de su vecino y solo sonrió, como si algo le hubiese dado gracia.
Volvimos al vehículo y continuo hasta media calle, en un edifico de departamentos, allí se detuvo y abrió el portón, estaciono su vehículo en el sótano con los demás y nos invitó a pasar, subimos por unas escaleras de concreto llegando a un pasillo muy enredado, si uno no era vecino del edificio, salir seria toda una aventura. En el recorrido hacia su departamento, en un pequeño patio, nos encontramos con una de sus vecinas ya algo mayor en compañía de un niño que debía ser su nieto o algo así, esta lo saludo y le preguntó si éramos amigos suyos, pues no nos ubicaba, además que era entre semana, un día muy atípico para reuniones sociales, el señor Diego le contesto que no se preocupara, éramos amigos suyos y veníamos con él, la señora se tranquilizó, nos dio la bienvenida y nos dijo “que la pasáramos bien”, ella se despidió de él y entro a su departamento.
En ese mismo pasillo de lado izquierdo estaba el departamento del señor Diego, abrió la puerta y nos invitó a pasar, tras la puerta estaba una pequeña sala, del lado derecho una pequeña cocina y una barra a modo de comedor, de cada lado había una puerta que llevaba a una habitación, del lado derecho estaba la de él y la otro era de uno de sus hijos que vivía con él, se notaba que era el departamento de un par de hombre solteros.
Nos sentamos en la pequeña sala y continuamos conversando, destapamos las cervezas que antes habíamos comprado y poco a poco se fueron consumiendo, nos platicaba sobre su vida, las causas de su divorcio, la experiencia de ser padre, el empleo y otras cosas más, la realidad es que era muy interesante por lo que conversaba y por su manera de expresarse, pero ya se había hecho de noche y nos preocupaba que su hijo fuera a volver, seria difícil de explicar que hace una pareja joven bebiendo en su departamento a solas con su padre, nos comentó que era verdad que no tardaría mucho en volver, si gustábamos él podría acercarnos a nuestro departamento, le acepte y solo nos pidió un momento para ir al sanitario.
K: ¿cómo estas, te siente bien?
Y. si, solo es el alcohol
K: ¿qué te ha parecido la plática?
Y: muy buena, la verdad Diego hace buena compañía
K: si, a mi también me ha caído bien, ha sido paciente y no nos ha presionado a nada más, supongo que podríamos platicarlo en casa y quien sabe, volver a salir con él
Y: si claro, puede ser
K: aunque si no te ha simpatizado claro que no
Y: no, bueno, si me agrado
K: entonces cual es el problema
Y: es que…
K: ¿Que pasa, algo te ha molestado?
Y: Todo lo contrario, no sé cómo decirlo, ¿crees que no le he gustado?
K: claro que sí, ¿por qué lo preguntas?
Y: no lo sé, es que solo estuvimos conversando y no paso nada
K: Diego no ha querido faltarnos al respeto, por eso solo ha sido una plática y ya, es como una primera cita
Y: por lo que hemos leído, imaginaba que iría directo al grano
K: el hecho de que no haya ido al grano a la primera habla bien de él
Y: supongo que tienes razón
K:o dime, ¿acaso es que tu si quieres algo más?
Y: pues… la verdad… si me gusto el señor Diego
K: entonces solo házselo saber
En ese momento el señor Diego regreso del sanitario.
😨 bueno chicos, pues ¿ya están listos?
K: si, creo que si
D. pues entonces los acompaño, adelante
Yo solo mire a Yes esperando si pretendía hacer o decir algo, pero ella se quedo estática y no dijo una palabra, conforme avanzamos hacia la puerta note su decepción, la chica que siempre parecía tan atrevida hoy estaba avergonzada y la pena no le permitía hacer nada, antes de que abriera la puerta hable.
K: disculpe señor Diego
😨 si, dime
K: nos ha agradado mucho como persona y la hemos pasado bastante bien bebiendo y conversando
😨 les agradezco sus palabras, si lo que me dicen es verdad, les agradecería volvernos a ver y platicar de forma más privada
K: si gracias, sobre eso…
😨 ok entiendo, no se preocupen, ha sido sin compromiso, si no soy de su agrado para otra cosa al menos queda en la amistad
Yo seguí esperando que Yes interviniera, pero seguía sin palabras, sin embargo, se le notaban los nervios y me veía como si ella no tuviera idea de que hacer.
K: no es eso señor, de hecho, mi esposa tiene algo que decirle
Le deje la ultima palabra a ella, se puso roja, pero se aferro a su silencio, el señor Diego la observaba, pero ella solo volteo a verme a mí, sentí como con su mirada me decía, “díselo tu”.
K: mi esposa ha disfrutado de su compañía, le ha parecido un hombre muy agradable y atractivo
Y: ¿eso es verdad querida Yes?
La miro y ella no tenia donde meter la cabeza.
K: si señor, de hecho, hace un momento me ha dicho que… que le gustaría que pasáramos a algo más
😨 cuando ustedes gusten, mi casa es su casa
K: no me esta entendiendo señor, mi esposa quiere saber, ¿si le gustaría estar con ella esta noche?
Ella aun mantenía su mirada en mí, incrédula de lo que acababa de decirle al señor Diego, él le tomo las manos y le pregunto
😨 ¿es verdad lo que tu marido dice?, ¿quieres estar conmigo ahora?
Con toda la pena e inocencia del mundo, contesto con una vez temblorosa, entrecortada y casi inaudible
Y: si
Acercando su cuerpo al de ella, volvió a preguntar
😨 necesito que seas clara, ¿qué quieres hacer?
Y: quiero para esta noche con usted
😨 dime Karin, ¿estás de acuerdo con lo que me pide tu esposa?
Y: si, estoy de acuerdo
Sin esperar nada más, el señor Diego la tomo de la cintura y la llevo a sus labios, Yes lo beso en la boca con torpeza de primeriza, los nervios le estaban ganando, eso le gustaba a Diego que bajo las manos a sus caderas y la pego totalmente a él, a lo que Yes solo reaccionaba dejándose hacer y acelerando su respiración. En esa pose dieron pasos hacia dentro llegando a la barra que usaba como comedor, yo me senté en una de esas sillas altas, Diego paso sus manos más abajo, recorrió sus piernas alzando una y pegando a Yes hacia él en con esa pierna arriba, la volvió a bajar y ahora ponía sus manos sobre sus nalgas, nada de esto pasaba desapercibido por ella, cada que la tocaba ella lanzaba un gemido, esta ebria y excitada, su sensibilidad estaba al límite y se notaba.
A mí el momento me parecía irreal, todo lo que habíamos fantaseado, el acuerdo al que habíamos llegado, lo que parecía un juego, ahora estaba haciéndose realidad y esa realidad superaba por mucho la ficción, solo habíamos llegado ahí por casualidad, un día aburrido sin esperar nada, se había vuelto el día en que se me cumpliría mi más perverso deseo, que otro hombre se follara a mi esposa.
Ellos continuaban besándose y explorándose, el señor Diego ya había desabotonado la blusa de Yes, ella ya había bajado sus manos hacia el paquete del señor Diego, lo acariciaba por encima del pantalón y ahora era él quien respiraba con mayor frecuencia, le desajusto el cinturón y buscaba despojarlo de sus pantalones, Diego no espero más, así como la tenía besándola de frente, la tomo de las piernas y la levanto, camino hacia la puerta de su habitación y la llevo dentro. Yo me quedé estático ante la situación, les perdí de vista, pero tampoco me animaba a buscarlos con la mirada, la puerta había quedado entre abierta, solo pudiendo escuchar el sonido de sus besos y sus respiraciones entremezcladas.
De nuevo me sumí en mis pensamientos, mucho había deseado que ocurriera esta situación, pero ahora no sabía si lo soportaría, las experiencias que había leído, me decían que podía ser una situación dura para el marido, había veces en que ellos no soportaban los celos y detenían a sus parejas o hasta agredían al tercero, quizás yo no estaba preparado para ello, lo mejor seria dejarlos solos y no ver, pues no quería que un arranque de celos le cortara la experiencia a Yes, con esa idea en mi mente me resigne a quedarme sentado ahí en el comedor, con una cerveza en la mano, mientras ellos consumaban el acto dentro de su dormitorio. Estaba en eso, cuando el sonido de besos se convirtió en susurros, algo se decían y no podía entenderlo, de poco en poco se escuchó la ropa caer y se hizo el silencio por un momento, cuando preste mayor atención para intentar escuchar algo, en la habitación comenzó a sonar un “gluk, gluk”, la curiosidad se intensifico, haciendo dejar a la duda de hace un momento atrás, casi hipnotizado por el sonido me acerque prácticamente de cuclillas, con total cuidado de que no me escucharan, como si tuviera miedo de que ellos me vieran ahí, abrí lentamente la puerta y despacio entre a la habitación, los busque entre la oscuridad de la habitación, hasta que finalmente vi las dos siluetas dibujarse ante mí.
Yes estaba de rodillas con la cabeza a la altura de su pelvis, Diego sostenía su cabello en una especia de coleta hecha solo con su mano, la llevaba lentamente, pero con firmeza hacia él, ella engullía su miembro como una golosina, después de un momento de observarlos Diego me percibió.
😨 ¿te vas a quedar de pie? es mejor que vayas por una silla
Como si fuera una orden, salí de nuevo de la habitación y busque la misma silla donde estuve sentado antes, entre con ella y busque donde ponerla, no lo había notado hasta el momento, pero la habitación era pequeña, en el medio del piso tenía un colchón King size, que dejaba poco espacio en las orillas, alrededor pocas cosas, algunas prendas tiradas y una gran pantalla en el frente sobre un mueble, al lado de la pantalla estaban ellos dos, puse la silla a la altura de su cabecera, pegado a la pared, en el rincón más alejado de ellos, como para no estorbarles. Con las luces apagadas, era difícil distinguir las siluetas, pero la vista se acostumbra a la oscuridad y poco a poco los pude distinguir mejor, el señor Diego ya había sacado su miembro de la boca de mi esposa, ahora jugaba con esté dándole golpes en sus tetas, la levanto y con una mano tomo su cara, mientras salían hilos de saliva de su boca, él la beso.
Con ese beso guarro, la volvió a levantar y ahora la tiro encima del colchón, no estaba seguro de si ella me percibía o si sabía que yo estaba presente, ya que su mirada estaba centrada en el señor Diego, él se recostó sobre ella y comenzó a jugar de nuevo con su miembro, lo pasaba por su entrada una y otra vez, de forma lenta, pero restregándola con fuerza, ella estaba desquiciada por el placer, se veía en su cara la necesidad de ser penetrada. No pudo soportar más el juego, lo tomo de su cabeza y susurrándole al odio le digo, “penétrame”, Diego obedeció, dirigió su miembro a la vagina de mi esposa y la penetro con facilidad, lo húmeda que estaba permitía que el señor Diego entrara y saliera con facilidad, manejo un ritmo regular, ni lento ni rápido, pero asegurándose de hacerle sentir todo su peso en cada embestida, no tardo en llegar el orgasmo de Yes.
Mientras ellos se detuvieron, otro sonido se hizo presente en la habitación, afuera se escuchaban voces y sonidos de platos y cucharas chocando, no me había percatado de que la ventana de la recamara de Diego daba justo en el pasillo por donde antes habíamos pasado, las voces si hicieron mas claras, en el otro departamento se encontraban cenando. Ajenos a esto, los ahora amantes volvieron a los movimientos, Diego había tomado de los tobillos a mi mujer y los sostenía alzando completamente sus piernas, de esa manera la volvió a penetrar llegando más profundo en su interior, con cada estocada ella lanzaba un gemido cada vez más intenso, al principio había intentado mantener la calma, pero ante tal placer era inevitable que soportara tanto, así cedió a sus instintos y comenzó a gemir con fuerza.
Las voces afuera seguían, era la voz del niño y la señora que antes habíamos encontrado, hablaban de cosas que no se entendían muy bien, pero sus voces eran distinguibles, lo que quería decir, que, si nosotros los escuchábamos a ellos, lo más seguro era que ellos podrían escucharnos a nosotros también. En esa posición, Diego recostó su peso en Yes, acerco su cara a la de ella y le decía cosas al oído, “estas muy apretada”, “lo sabias”, “¿tu esposo te lo dice?”, de pronto, Diego volteo a verme y me dijo sin ninguna vergüenza, “gracias por traerme a tu esposa”, Yes soltó un gemido profundo al escucharlo, a mí se me hizo un hueco en el estómago con su comentario, en ese momento sentía rabia, coraje ,enojo, ahora entendía por qué decían que los celos podrían ser un problema, aun así, solo atine a decirle, “de nada”.
Se detuvo y la reincorporo, ahora tocaba ponerla en cuatro, Yes se dejaba llevar sin ningún tipo de oposición, solo estaba interesada en el placer que le estaba proporcionando su infidelidad, la puso de frente a mí, y volvió a dirigir su pene a su vagina, se quedo en la entrada y le dijo a Yes.
😨 voltea a ver a tu marido
Yes obedeció y su mirada se encontró con la mía, ahora dirigiéndose a mi pregunto.
😨 ¿te gusta lo que ves?
Con voz cortada conteste
K: S s sii
😨 ¡Dile a tu marido que quieres Yes!
Y: ¡quiero que me penetre!
😨 jaja, dime ¿se lo meto a tu esposa?
K: si Diego, cógetela por favor
Todo pasaba como un sueño, sin pensarlo tanto, Diego sabia como hacer que dijéramos lo que él quería, nos estaba dirigiendo a ambos y movidos por el morbo, caímos en su juego, Diego la había penetrado de nuevo y tras las pocas palabras que nos dirigió, Yes se mostraba aun mas sensible, ya no eran simples gemidos, ahora se escuchaban gritos fuertes, Diego la estaba embistiendo con fuerza y ella solo podía gritar entre una mezcla de dolor y placer. Cuando mis sentidos volvieron en sí, note que los ruidos de fuera se habían apagado, ya no parecía que hubiera nadie hablando en el otro departamento, solo se escuchaban los gritos de mi esposa mientras recibía en su interior la verga de Diego y los bufidos que este daba en cada embestida, literalmente se la estaba cogiendo y se podía escuchar en toda la habitación y seguramente, en el departamento de sus vecinos.
Diego continúo cogiéndose a Yes en esa posición, mientras le seguía diciendo lo buena que estaba, lo puta que era por coger con otro en frente de su marido, que tenía la edad de las amigas de su hijo, alas cuales también tenía ganas de cogérselas, etc., todo esto para encenderla aun más y vaya que lo logro, fueron minutos de intensos gemidos, hasta que Diego anuncio que se venía, Yes se tiro a la cama de espaldas y Diego se masturbo sobre su vientre hasta que derramo su blanco esperma, lanzo un tremendo bufido mientras se corría, de igual forma Yes gimió mientras sentía su calor caer sobre su piel, por la oscuridad no lo había notado hasta ese momento, pero el señor Diego no se había colocado condón y Yes tampoco se lo había pedido, aun así se vino afuera.
Estuvieron un momento recostados, mientras recuperaban el aire, Diego se levantó y me dijo:
K: ¿terminaste?, yo me voy a dar un baño, están en su casa
Era verdad, de los nervios ni siquiera había considerado masturbarme, tenia una erección considerable desde el principio, pero tenia miedo de que si me corría antes de que ellos terminaran, los celos me podrían traicionar, así que decidí aguantarme hasta volver a casa, sin embargo, quizás por la experiencia de Diego, el nos estaba permitiendo utilizar su habitación para tal fin. Me acerque a Yes, estaba totalmente sonrojada y con la temperatura a tope, me vio a los ojos y me pregunto:
Y: ¿qué tal estuvo, te gusto lo que viste?
K: estuvo genial amor, super caliente
Y: ¿también te corriste?
K: no, no lo hice
Y: entonces ven
Se sentó sobre el colchón, me tomo el pene y comenzó a masturbarme
Y: ¿imaginaste que iba a ser así?
K: no, fue más intenso de lo que imagine
Y: si lo sé, para sus años el señor Diego tiene buena condición
K: ¿ah sí?, ¿Te gusto como lo hace?
Y: si, desde el principio supo llevar el ritmo, yo solo me deje llevar
K: ya veo, ¿y usaron condón?
Y: no, no traía condones, no esperaba que pasara algo esta noche
K: ¿y, aun así, se lo permitiste?
Y: ya estaba muy caliente, no iba a quedarme con las ganas, pero si te preocupa, me tomare la pastilla
K: ¿pero se vino afuera o no?
Y: si, él se salió por sí mismo
K: jaja, tu querías que se viniera adentro
Y: jeje, pues si, se hubiera sentido más rica su leche adentro
Con ese último comentario me corrí abundantemente, por increíble que parezca, esa fue una de las mejores pajas de mi vida. Nos levantamos de la cama y nos vestimos de nuevo, Diego ya se había terminado de bañar y nos dijo que en un momento nos llevaba de vuelta a casa, nosotros le dijimos que no se molestara y que solo nos acercara al mismo punto de encuentro, a lo que él acepto.
Salimos de su departamento, tomados de la mano y abrazándonos como una pareja de recién casados irradiando felicidad, hasta que nos pusimos nerviosos, cuando vimos que por las escaleras venia subiendo de nuevo la vecina de horas atrás, en esta ocasión no nos dirigió la palabra, paso de largo lanzándonos una mirada de desprecio o asco. El señor Diego nos llevo al punto acordado, nos dimos un fuerte estrechón de manos y se despidió de mi esposa besándola en la mejilla, “fue un placer, espero verlos de nuevo”, solo esas palabras quedaron.
Ya una vez en el camino, nos fuimos besando, acariciándonos, hablándonos de forma tiernas como recién enamorados, la experiencia lejos de causarnos un conflicto en pareja, pareciera que nos había devuelto al tiempo de novios, con los nervios y las sensaciones a flor de piel. En casa repasamos lo acontecido, volvimos a desnudarnos y jugar con nuestros cuerpos, lamí y recorrí cada parte de su cuerpo aun impregnado en el sudor de Diego, conversamos sobre lo que había pasado por la mente de la señora.
Había escuchado sexo entre un hombre y una mujer, sabía que los ruidos provenían del departamento de su vecino, los bufidos se escucharían de un hombre mayor y no de un joven como yo, deduciendo que no podrían ser de nadie más que de su vecino; los gemidos eran de una chica y había visto entrar a una chica al departamento con su vecino, pero venia acompañado de su marido, no había mas mujeres, los gemidos definitivamente serian de la chica, pero, nunca se escuchó al marido, solo eran los gemidos de ellos dos. Supongo que es inimaginable para ella el escenario, pero lo vio, un chico joven trajo a su esposa veinteañera, a la casa de su vecino cincuentón, para convivir y beber unas copas y las cosas irían tal, que su vecino maduro terminó cogiéndose a la chica y lejos de escuchar alguna discusión entre su vecino y el marido, vio salir a la joven pareja feliz y con una total satisfacción en la cara, acompañados de nuevo por su vecino, con toda tranquilidad como si lo que escucho no hubiera pasado.
Toda esa conversación nos dio tal morbo que volvimos a hacerlo durante toda la noche, así, sin siquiera habernos bañado, oliendo el aroma de su sudor en mi mujer, el olor a su semen sobre su vientre e introduciendo mi pene, en el mismo lugar donde el señor Diego había estado hace unas horas, pudiendo notar la lubricación y lo abierta que la había dejado, además de tener presente, que había estado sin condón, mezclando sus fluidos con los de mi esposa y ahora con los míos. Esta primera experiencia abrió nuestro matrimonio a nuevos placeres, siendo testigos vivos de que cuando se separa el sexo y el amor en un matrimonio, la pareja puede vivir una sexualidad donde disfruten ambos sin tabús ni remordimientos, siendo solo el principio de las tantas experiencias que viviríamos después.
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