Maduro me hizo chuparsela en un taller mecánico..

A mis 18 y pico de años me encontraba estudiando en la facultad y trabajaba medio tiempo en un taller mecánico de un amigo de mi padre, la verdad que a mi me gustaba mucho trabajar ahi porque me encontraba siempre rodeado de hombres y el entorno siempre era de compañerismo. Yo era el más chico y más nuevo ante lo cuál mi tarea era la de ser el ayudante de todos los empleados mas viejos y hasta a veces el chico de los mandados hasta ahí nada raro. Con el correr de los meses entable amistad con un empleado en particular de nombre Jorge, el era pintor, muy respetuoso tenía entre unos 50 años aprox pero se veía bien, no era muy alto, 1.65 aprox, morocho, pelado y de buena contextura física entre delgado y fibroso, de buenos brazos gordos y usaba lentes. Resulta que los Sábados por la tarde yo me quedaba a hacer horas extras en el taller, las tareas eran de limpieza o finalización de los vehículos y un Sábado por la tarde coincidimos con Jorge los dos solos, la tarea era terminar de limpiar y pulir un vehículo que se encontraba para entregar. Con Jorge siempre hablabamos de nuestras cosas mientras realizabamos nuestros trabajo, de lo poco que sabia era que habia enviudado hacia unos años y que no tenía hijos tampoco por lo cuál se encontraba sólo. Ese sábado mientras limpiabamos el auto encontramos en el baúl del mismo una caja que contenía muchas revistas pornos, al abrirla empezamos a ojearlas y a joder con las cosas que veíamos, pero note que a Jorge se le empezaron cómo a empañar sus lentes y tratando de que yo no me diera cuenta llevo una de sus manos hacia un bolsillo de su mameluco y comenzo a masajearse el bulto entre sus piernas que aunque trataba de hacerlo sigilosamente se notaba igual que se le había parado la verga, a mi la situación también comenzo a calentarme un poco y sin saber mucho más que hacer comencé a hacerle preguntas tontas cómo si ya habia hecho tal o cual pose a lo que el siempre respondía con risas y cómo quebse fue tornando cómo un juego yo le señalaba una imagen y el me decía si o no, así fuimos pasando las revistas entre risas y complicidades hasta que de la caja sacamos unas revistas gays y en dónde salían hombres maduros siendo mamados por adolescentes, a lo que siguiendo con mi juego le señale una de las imágenes y le pregunté y esto?
A lo que el me respondió: no no..
Yo: mm.. Seguro?
J: Si, la verdad que es una experiencia que me gustaría tener en algún momento. Y a vos?
Yo: Si a mi también me gustaría.
J: Y que te gustaría específicamente?
Yo: Probar una.. Dije con miedo
J: Bueno justo! Podriamos sacarnos las ganas dijo.
Y procedio a desprender su mameluco hasta su cintura, dejando ver su pecho negro envuelto en pelos canosos y saltando hacia afuera una pija gorda y venosa de cabeza morada y brillante por todo el líquido preseminal. Me arrodille ante la misma y cómo el sediento que encuentra una vertiente la lleve a mi boca y comence a chuparla y saborearla lentamente, explore sus sabores y olores, pasaba mi lengua por esa gran cabeza morada mientras el sólo me acariciaba el pelo, podía sentir los latidos de su pija en mis labios, saque sus bola hacia afuera y las lami suavemente, (si bien yo ya no era un niño ni tampoco habia tenido muchas experiencias sabia bien que era lo que le daba placer a un hombre), mientras pajeaba su pija, después el llevo sus manos a mi nuca y comenzo a cogerme la boca suavemente sacandome algunas arcadas de algunos pijazos que llegaban hasta mi garganta, al cabo de unos minutos me sostuvo firmemente y sentí cómo descargo su tibia y espesa leche en mi boca, trate de tragar todo lo que pude ya que no era mucha, y cuando me solto lo seguí pajeando con lagrimas en mis ojos mientras el me daba con sus dedos las últimas gotas de leche que brotaban de su pija. Me hizo parar y me dió un beso de lengua, mi primer beso de macho, y me dijo que le habia encantado. Al cabo de un rato nos fuimos a los vestuarios y nos bañamos juntos pude acariciar todo su cuerpo mientras el acariciaba el mío, pero miedosos de ser descubiertos terminamos nuestras tareas y nos fuimos cada uno a su casa. No sé bien porque, aunque creo que por miedo o vergüenza, no volví más a trabajar al taller.