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PISO 9 DEPARTAMENTO D
Parte 2 de 2
Si quieres visitarme nuevamente y quieres meterte en mi cama, tendrá que ser con un plan, debemos hacer algo loco, algo que no sea habitual en tu cama, algo que te guste y que al mismo tiempo a él no le guste, para poder darme eso reprimido que tienes en algún sitio
Es que yo no tengo nada reprimido - respondà - acaso me ves reprimida?
Estoy seguro de que hay algo que deseas, tus ojos me lo dicen...
Sos un tonto, te dejo, ya es tarde y mi esposo está al caer...
El me tomo por la mano reteniéndome antes de que partiera, y sentenció
Hablando de tu esposo, cuando vuelvas a mÃ, él deberá estar en el departamento, busca una excusa, no sé, tu sabrás, pero será más caliente para ambos cuando te penetre y él sienta sin imaginarlo tus gemidos
Me reÃ,
Sos un mocoso estúpido, eso jamás sucederá
Bajé al departamento, preparé la merienda, porque mi marido llegarÃa de un momento a otro.
Cuando Axel llegó nos sentamos a la mesa frente a frente, como cada tarde, a contarnos un poco de nuestras cosas, pensaba que no podrÃa mantenerle la mirada, pero el encuentro con el chico del piso de arriba no hacÃa mella en mis sentimientos, no sentÃa pudor, ni molestias, nada, haberle sido infiel me supo tan morboso que en ese mismo instante supe que tarde o temprano me verÃa tentada a volver a subir
Mientras él me hablaba de su jornada sin que yo le prestara atención a las palabras, mi loca mente perdida se iba a la terrible chupada de concha que me habÃan pegado y a esas palabras de hacer algo prohibido mientras mi esposo estuviera en el departamento, se me escapó una sonrisa inconsciente por la comisura de mis labios, al punto que Axel extrañado preguntó
De que te ries? no es gracioso lo que te estoy contando
No, no, - repliqué al notarme sorprendida - estoy con la cabeza en cualquier lado, disculpa
Salà del entuerto y le dije de tomar una ducha, se hacÃa tarde, asà que dejé llenándose la tina con agua tibia mientras buscaba mi ropa interior limpia y las toallas para secarme
Me encerré en el baño y me sumergà en el agua, no podÃa sacarme de la cabeza lo que habÃa sucedido, cerré los ojos, recordando cada instante, cada segundo y sentà el agua bordeando mis pezones y solo me los acariciaba pasando el jabón sobre ellos, mojando mis labios con mi lengua, y llevando mi mano libre por sobre mi conchita, respiraba profundo, me dejaba llevar en un sueño de placer y sentÃa la presencia del vikingo en cada poro de mi piel, lo sentà correr por mis venas, latir en mis sienes, palpitar en mi corazón, tragué saliva con fuerzas, apreté los ojos con más fuerzas aún y dejé escapar un orgasmo contenido, puesto que Axel estaba al otro lado de la puerta, diablos, no podÃa respirar, me faltaba el aire y solo pasó
LlegarÃa el tiempo del remordimiento, ahora si, que diablos estaba haciendo? Axel era un tipo extraordinario, mi esposo, mi amor, le habÃa sido infiel, no se lo merecÃa, además, que podrÃa esperar de ese extraño que hasta podrÃa haber sido el hijo que no tenÃa, si para mà era casi un niño, y solo ya, cambié de rumbo, en busca de otro puerto, ya no más vikingos en mi mundo
Cenamos y fuimos a la cama, no hablamos mucho antes de dormir, pero nuevamente los sonidos calurosos y sexuales del noveno piso invadieron nuestra propia alcoba, era imposible que no sucediera, y otra vez los recuerdos de ese chico se colaron en mis pensamientos, empecé a acariciarle la verga a Axel imaginando que era la del vikingo, los ruidos me podÃan, pero mi esposo estaba molesto, en otra sintonÃa, mientras yo más me calentaba él más se molestaba, intentaba ser suya pero parecÃa que no serÃa mi noche, recordé lo que me habÃa dicho el vecino sobre mis deseos no realizados y le dije directamente a mi esposo
Amor, estoy caliente, quiero que me la des por el culo
Rosa, estas loca?, te portas como una puta... me estresa el vecino, y vos lo único que se te ocurre es pedirme que te la de por el culo? sabes que no me gusta eso...
Me mordà los labios para no discutir, muchas veces lo habÃa hecho por detrás con otros hombres, novios o solo de ocasión y me gustaba mucho, pero Axel, basado en arcaicas creencias religiosas de crianzas, sostenÃa que era una perversión sucia y asquerosa, y siempre decÃa que los hombres que practicaban sexo anal en el fondo, eran homosexuales reprimidos, y como ya habÃamos discutido demasiado ese tema, preferà solo darme vueltas para tratar de conciliar el sueño, a pesar de los ruidos del vikingo, del enojo de Axel hacia el vecino y de mi enojo hacia mi marido
La tarde siguiente, en la soledad, tratando de estudiar, otra vez mis pensamientos se fueron hacia todo lo que estaba sucediendo, pero esta vez, no serÃan mis impulsos los que me llevarÃan, sino la lógica de una situación que me hacÃa caminar por el borde del abismo, sin dudas habÃa sido un error, y mi vecino serÃa solo eso, mi vecino
Pasaron unos quince dÃas de tortura, Axel seguÃa en su rutina sin imaginar nada de lo ocurrido esa tarde, el vikingo en la suya, los ruidos seguÃan a cualquier hora, y era evidente que, para él, yo solo serÃa un nombre más en su colección, pero yo, yo me marchitaba en mi soledad, entre deseos reprimidos y fantasÃas bien guardadas
Lo que más me molestaba, era que en algún cruce casual que se daba en el edificio, yo lo miraba con todas las ganas de comérmelo, pero él me saludaba con la cortesÃa que un vecino saluda a una vecina, y me dolÃa demasiado sentirme ignorada
El sábado mi esposo y yo no la habÃamos pasado del todo bien, solo habÃamos discutido por todo, no habÃa sido un buen dÃa, y el domingo por la mañana nos levantamos un tanto enemistados, después de desayunar me puse una falda a la rodilla, una remerita ajustada y unos zapatitos cómodos, tomé el celular, mis lentes de sol y le dije
Me voy a caminar un rato, necesito despejarme, vuelvo cerca de las doce para preparar la comida
El se encogió de hombros e hizo una mueca con su cara, como restando importancia a mis palabras, diciendo casi sin abrir la boca
Haz lo que quieras, no me interesa
Fui por el ascensor, por si él acaso estuviera atento a mis movimientos, bajé a planta baja, esperé unos minutos y luego subà hasta el noveno piso, y fui directo a su puerta
Golpe una, dos y tres veces, habÃa un silencio completo al otro lado, pero no me iba a dar por vencida, estaba por volver a hacerlo cuando el vikingo abrió, sin comprender nada
Estaba fuera de lÃnea, dormido, evidentemente habÃa pasado un sábado de fiesta, con sus cabellos enredados, los ojitos chiquitos y hundidos, bostezando, con su torso desnudo, en slip ajustado marcando cada detalle de su anatomÃa masculina, preguntó en forma inconexa
Que pasa? que hora es?
Solo me metà pasando la puerta y retruqué
Aca estoy, mi marido está abajo, como lo pediste, y solo quiero que me la des por el culo
El vikingo parecÃa dudar si aun dormÃa y todo era un sueño ó si realmente su vecina del piso de abajo se estaba regalando como una puta, solo volvió sobre si dejándome la puerta abierta y lo vi dirigirse hacia el baño cerrando tras sus pasos la puerta, hice lo mismo cerrando yo la de ingreso
HabÃa un notorio desorden por todos lados, botellas de bebidas y vasos usados desparramados por doquier, reparé en su cuadro de firmas y noté algunos nombres nuevos, y supe que el mÃo serÃa el próximo en la lista
El vikingo salió del baño, se habÃa lavado el rostro y acomodado sus cabellos, pero sin dudas lo que me llamarÃa la atención serÃa notar que estaba desnudo y una enorme verga blanca como la leche esperaba colgando por su próxima presa, era demasiado larga, demasiado gruesa, al punto que mis ojos fuera de órbita no podÃan quitarle los ojos de encima
Después de un corto desafÃo de palabras donde él me dejó entender que estaba caliente porque mi esposo no me la daba por el culo, y asegurándome que él completarÃa el trabajo de hombre que no cumplÃa Axel, me tomó por el brazo y me llevó a su dormitorio
No fui muy gentil, ni caballero, me puso en cuatro patas, acomodada a su antojo, apenas si me subió la falda hasta la cintura, para luego recorrer con su dedo Ãndice la lÃnea de la tanga que tenÃa enterrada entre los cachetes de mi trasero, para engancharla y hacerla hacia un lado, lo suficiente para dejar mi intimidad indefensa, hizo que me arqueara más aun y me sentà entregada a él
Tomó un lubricante lÃquido y como si fuera miel lo dejó escurrir por detrás, entonces solo empezó a acariciarme en una manera muy rica por todo mi esfÃnter y alrededores, diablos, me hacÃa desear, sentà sus dedos llegar a las puertas del volcán para luego retroceder, intentaba forzarlo a que avanzara, pero era muy hábil, y solo ya, no podÃa
Después de unos quince minutos de tortura infinita, ya tenÃa mis ojos cerrados, ya gemÃa en deseos y el vikingo se aprestaba al asalto final, lo vi colocarse un preservativo en esa pija enorme que estaba rÃgida como una roca, vino por detrás, me nalgueó un par de veces y luego hizo centro, me relajé, y su glande empezó a dilatarme, pero era demasiado grueso para mi culito y en ese momento quise arrepentirme
No, no, pará... es muy grande, me duele, pará, pará...
Pero él me retuvo a la fuerza para nalguearme con más rudeza
Si llegaste hasta acá, ahora te la aguantás!
No, no, ay! ay! ay! ay! duele, duele!
Pero él solo ganaba tiempo y poco a poco me iba perforando
Cuando la sentà entrar grité como una perra, creà que morirÃa, lo cierto es que el pubis de mi amante estaba ya golpeando contra mis nalgas y sentà ese placer tan rico y postergado de notarme penetrada por la cola y ese dolor inicial paso a un placer tan único que me llevó a masturbar mi clÃtoris con rudeza.
El alternaba entre penetraciones profundas y rápidas, a suaves y pausadas, incluso la sacaba y hacÃa que yo misma me acariciara la puertita para que notara como me estaba dejando, como una puta sin cura
Cada tanto me nalgueaba, me hacÃa gemir, me hacÃa gritar y al placer anal que me regalaba, le sumó el dialéctico
De quien es ese culito mami?
Tuyo, tuyito papi... me haces doler, me lastimás...
Y no es de tu maridito?
No, no... tuyo solito...
Si? y él está abajo, cierto?
Si, si papi... él se lo pierde
Gritá entonces putita, gritá para que te escuche tu maridito
Ayyyy, mmmm! ayyyyy! ayyyy! que gorda es!!!! me duele, ayyyy
Era todo tan perverso que me sentÃa fuera de mÃ, todo se mezclaba, ese dolor placentero, esa humillación, saber que Axel estaba tan cerca, y ese juego a lo peligroso, a lo prohibido, al punto de exigirle
Sacate el preservativo, sacatelo por favor, quiero que me llenes el culo de leche!
El vikingo hizo una pausa para complacerme y dejar sin protección su bestia, volvió sobre mà y empezó a jugar con su glande en la entrada, piel contra piel, en mi zona más sensible y yo solo trataba de apretar mi esfÃnter para envolverlo por completo, noté que masturbaba su largo tronco con una de sus manos mientras que con la otra apoyada en mi espalda me mantenÃa sometida, lo sentà llegar, y fue imposible que yo no me acabara, y grité con furia mi orgasmo sintiendo como llenaba mi interior con sus jugos calientes y viscosos
Me mantuvo en posición, fue a uno de los cajones de su mesa de luz, tenÃa varios juguetes, tomó un pequeño plug anal, y lo dejó entrar con facilidad sobre mi dilatado esfÃnter, me dijo algo como
Un regalo, para que conserves en tu interior mi leche, y no te olvides de mi
El vikingo, con la misma frialdad que habÃa empezado el juego, ahora lo daba por terminado, se acomodaba sus prendas y me daba un marcador blanco para que agregara mi nombre, al tiempo que yo me acomodaba la tanga entra las nalgas y asumÃa como propio ese pequeño juguete que escondÃa tantos secretos
Caminé haca la pared con el cuadro de nombres bajándome la falda, para agregar un 'Rosa' con un corazoncito, intenté besarlo en la boca, pero él lo impidió poniendo sus dedos como barrera entre sus labios y los mÃos, y con una madurez impropia de un chico de su edad me dijo
No, vos no sos una de las tantas con las que yo ando, vos sos una mujer completa, y serÃa un riesgo para ambos, un error
Bajé por la escalera hacia mi departamento, Axel estaba a un lado sobre el sillón, con auriculares, muy concentrado con un juego de guerra con la play, era su pasatiempo, y me mordà los labios pensando que nada de mis gritos hubieran llegado a sus oÃdos.
Al notar mi presencia, dejó el juego de lado y vino para abrazarme y decirme
Volviste vida, ya no peleas, si? compré comida, recién la trajeron, asà que pongamos la mesa y almorcemos, tengo ganas de hacerte el amor
Pasé un segundo al baño, para sacarme ese plug que tenÃa incrustado y para higienizarme bien, tenÃa todo el culo roto y sentÃa el corazón palpitar, con ese peligro a lo desconocido
Nos sentamos a almorzar, Axel me preguntó que habÃa hecho
Salà a caminar – respondà – nada en especial, solo a mirar vidrieras por la avenida, pero siendo domingo está todo cerrado y aburrido, asà que llegué al parque, y me quedé un tiempo viendo a los niños jugar con sus padres, solo eso, y recordé que tenÃa que preparar el almuerzo y acá me tienes
El se tragó el anzuelo sin dudarlo, incluso bromeó sobre qué tal vez nosotros pudiéramos tener nuestro propio hijo, ya estábamos grandes y me recordó cuantas veces mi madre nos decÃa que querÃa ser abuela
Entonces le pregunté por su mañana, con la inocencia de una mujer llena de pecados, y el solo me respondió
Nada nuevo, tu vecino de arriba, otra vez con alguna de sus putas, y no sabes cómo gritaba! parecÃa que la estaban torturando! por eso me metà a jugar con la play, ya no lo soporto…
Me reà con una carcajada contenida, me mordà los labios, si morÃa por deseos de confesarle quien era esa puta gritona que él no habÃa podido reconocer
Después de almorzar estaba con todo el morbo de lo sucedido por la mañana, y con el deseo de lo prohibido, fui a la cama como mi marido para hacer el amor como hacÃa tiempo no lo hacÃamos
Recuerdo pedirle que me diera sexo oral y mientras mi marido me lamÃa la conchita, solo revivir el sexo anal que mi vecino del piso superior me habÃa dado, para tener un enorme orgasmo en su boca y ser dueña de mi propio silencio
Luego hice que me cogiera en cuatro nuevamente, para imaginar que Axel viera todo mi culo abierto y me preguntara al respecto, me excitaba notarme el borde del abismo, pero él seguÃa sin siquiera imaginar lo que habÃa sucedido, y solo eso, me llenó la conchita de leche y nos desplomamos de lado en la cama para dormir un rato.
Mi historia de jugar a dos puntas se hizo habitual, amaba a mi marido, pero también amaba a ese maldito jovencito rompiéndome el culo una y otra vez, dejándomelo tan estirado como si fuera una perra de pelÃculas pornográficas.
La historia terminarÃa casi dos años después, en esos dÃas estaba sensible, lloraba sin causa aparente y por alguna razón no estaba muy a gusto son mi vecino del noveno D, y no pude contener el llanto cunado me dijo que expiraba su contrato y volvÃa a su pueblo natal, su padre se habÃa cansado de malgastar su dinero en un jovencito que no tenÃa futuro, la situación estaba clara desde el primer dÃa y él asà me lo habÃa dejado saber.
Y poco después me enterarÃa del porqué de mis cambios de humor, tenÃa vida en mi vientre, Axel serÃa papá, yo serÃa mamá
La situación me hizo madurar de golpe, y la salida del vikingo de mi vida no serÃa traumática, tenÃa que dar vuelta de página, ya no podÃa pensar en mÃ, sino en la criatura que latÃa en mis entrañas
Volvimos a nuestra vieja casona de las afueras de la ciudad, tuvimos suerte, justo estaba disponible en alquiler y nuestro pequeño departamento serÃa demasiado pequeño para tres. Los domingos por la mañana, tal cual habÃa bromeado Axel tiempo atrás, nos dedicamos a ir los tres a la plaza y si bien no se compara con el parque Ortigoza, es nuestra plaza, vamos en familia, solo nos sentamos en algún banco y vemos a nuestra pequeña corretear torpemente, en sus primeros añitos, nos reÃamos, somos cómplices, y disfruto de este presente, el vikingo es solo una linda parte de mi pasado, que dejó un recuerdo imborrable en mi mente, y una marca única en mi cuerpo, a veces fantaseo con volver a cruzarlo, para que mi marido en su ignorancia, escuche sin imaginarlo como su esposa gime cuando otro le hace el culo, pero no, ya no, mejor dejar el pasado en su lugar, solo un lindo secreto que no se puede contar
FIN
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Si quieres visitarme nuevamente y quieres meterte en mi cama, tendrá que ser con un plan, debemos hacer algo loco, algo que no sea habitual en tu cama, algo que te guste y que al mismo tiempo a él no le guste, para poder darme eso reprimido que tienes en algún sitio
Es que yo no tengo nada reprimido - respondà - acaso me ves reprimida?
Estoy seguro de que hay algo que deseas, tus ojos me lo dicen...
Sos un tonto, te dejo, ya es tarde y mi esposo está al caer...
El me tomo por la mano reteniéndome antes de que partiera, y sentenció
Hablando de tu esposo, cuando vuelvas a mÃ, él deberá estar en el departamento, busca una excusa, no sé, tu sabrás, pero será más caliente para ambos cuando te penetre y él sienta sin imaginarlo tus gemidos
Me reÃ,
Sos un mocoso estúpido, eso jamás sucederá
Bajé al departamento, preparé la merienda, porque mi marido llegarÃa de un momento a otro.
Cuando Axel llegó nos sentamos a la mesa frente a frente, como cada tarde, a contarnos un poco de nuestras cosas, pensaba que no podrÃa mantenerle la mirada, pero el encuentro con el chico del piso de arriba no hacÃa mella en mis sentimientos, no sentÃa pudor, ni molestias, nada, haberle sido infiel me supo tan morboso que en ese mismo instante supe que tarde o temprano me verÃa tentada a volver a subir
Mientras él me hablaba de su jornada sin que yo le prestara atención a las palabras, mi loca mente perdida se iba a la terrible chupada de concha que me habÃan pegado y a esas palabras de hacer algo prohibido mientras mi esposo estuviera en el departamento, se me escapó una sonrisa inconsciente por la comisura de mis labios, al punto que Axel extrañado preguntó
De que te ries? no es gracioso lo que te estoy contando
No, no, - repliqué al notarme sorprendida - estoy con la cabeza en cualquier lado, disculpa
Salà del entuerto y le dije de tomar una ducha, se hacÃa tarde, asà que dejé llenándose la tina con agua tibia mientras buscaba mi ropa interior limpia y las toallas para secarme
Me encerré en el baño y me sumergà en el agua, no podÃa sacarme de la cabeza lo que habÃa sucedido, cerré los ojos, recordando cada instante, cada segundo y sentà el agua bordeando mis pezones y solo me los acariciaba pasando el jabón sobre ellos, mojando mis labios con mi lengua, y llevando mi mano libre por sobre mi conchita, respiraba profundo, me dejaba llevar en un sueño de placer y sentÃa la presencia del vikingo en cada poro de mi piel, lo sentà correr por mis venas, latir en mis sienes, palpitar en mi corazón, tragué saliva con fuerzas, apreté los ojos con más fuerzas aún y dejé escapar un orgasmo contenido, puesto que Axel estaba al otro lado de la puerta, diablos, no podÃa respirar, me faltaba el aire y solo pasó
LlegarÃa el tiempo del remordimiento, ahora si, que diablos estaba haciendo? Axel era un tipo extraordinario, mi esposo, mi amor, le habÃa sido infiel, no se lo merecÃa, además, que podrÃa esperar de ese extraño que hasta podrÃa haber sido el hijo que no tenÃa, si para mà era casi un niño, y solo ya, cambié de rumbo, en busca de otro puerto, ya no más vikingos en mi mundo
Cenamos y fuimos a la cama, no hablamos mucho antes de dormir, pero nuevamente los sonidos calurosos y sexuales del noveno piso invadieron nuestra propia alcoba, era imposible que no sucediera, y otra vez los recuerdos de ese chico se colaron en mis pensamientos, empecé a acariciarle la verga a Axel imaginando que era la del vikingo, los ruidos me podÃan, pero mi esposo estaba molesto, en otra sintonÃa, mientras yo más me calentaba él más se molestaba, intentaba ser suya pero parecÃa que no serÃa mi noche, recordé lo que me habÃa dicho el vecino sobre mis deseos no realizados y le dije directamente a mi esposo
Amor, estoy caliente, quiero que me la des por el culo
Rosa, estas loca?, te portas como una puta... me estresa el vecino, y vos lo único que se te ocurre es pedirme que te la de por el culo? sabes que no me gusta eso...
Me mordà los labios para no discutir, muchas veces lo habÃa hecho por detrás con otros hombres, novios o solo de ocasión y me gustaba mucho, pero Axel, basado en arcaicas creencias religiosas de crianzas, sostenÃa que era una perversión sucia y asquerosa, y siempre decÃa que los hombres que practicaban sexo anal en el fondo, eran homosexuales reprimidos, y como ya habÃamos discutido demasiado ese tema, preferà solo darme vueltas para tratar de conciliar el sueño, a pesar de los ruidos del vikingo, del enojo de Axel hacia el vecino y de mi enojo hacia mi marido
La tarde siguiente, en la soledad, tratando de estudiar, otra vez mis pensamientos se fueron hacia todo lo que estaba sucediendo, pero esta vez, no serÃan mis impulsos los que me llevarÃan, sino la lógica de una situación que me hacÃa caminar por el borde del abismo, sin dudas habÃa sido un error, y mi vecino serÃa solo eso, mi vecino
Pasaron unos quince dÃas de tortura, Axel seguÃa en su rutina sin imaginar nada de lo ocurrido esa tarde, el vikingo en la suya, los ruidos seguÃan a cualquier hora, y era evidente que, para él, yo solo serÃa un nombre más en su colección, pero yo, yo me marchitaba en mi soledad, entre deseos reprimidos y fantasÃas bien guardadas
Lo que más me molestaba, era que en algún cruce casual que se daba en el edificio, yo lo miraba con todas las ganas de comérmelo, pero él me saludaba con la cortesÃa que un vecino saluda a una vecina, y me dolÃa demasiado sentirme ignorada
El sábado mi esposo y yo no la habÃamos pasado del todo bien, solo habÃamos discutido por todo, no habÃa sido un buen dÃa, y el domingo por la mañana nos levantamos un tanto enemistados, después de desayunar me puse una falda a la rodilla, una remerita ajustada y unos zapatitos cómodos, tomé el celular, mis lentes de sol y le dije
Me voy a caminar un rato, necesito despejarme, vuelvo cerca de las doce para preparar la comida
El se encogió de hombros e hizo una mueca con su cara, como restando importancia a mis palabras, diciendo casi sin abrir la boca
Haz lo que quieras, no me interesa
Fui por el ascensor, por si él acaso estuviera atento a mis movimientos, bajé a planta baja, esperé unos minutos y luego subà hasta el noveno piso, y fui directo a su puerta
Golpe una, dos y tres veces, habÃa un silencio completo al otro lado, pero no me iba a dar por vencida, estaba por volver a hacerlo cuando el vikingo abrió, sin comprender nada
Estaba fuera de lÃnea, dormido, evidentemente habÃa pasado un sábado de fiesta, con sus cabellos enredados, los ojitos chiquitos y hundidos, bostezando, con su torso desnudo, en slip ajustado marcando cada detalle de su anatomÃa masculina, preguntó en forma inconexa
Que pasa? que hora es?
Solo me metà pasando la puerta y retruqué
Aca estoy, mi marido está abajo, como lo pediste, y solo quiero que me la des por el culo
El vikingo parecÃa dudar si aun dormÃa y todo era un sueño ó si realmente su vecina del piso de abajo se estaba regalando como una puta, solo volvió sobre si dejándome la puerta abierta y lo vi dirigirse hacia el baño cerrando tras sus pasos la puerta, hice lo mismo cerrando yo la de ingreso
HabÃa un notorio desorden por todos lados, botellas de bebidas y vasos usados desparramados por doquier, reparé en su cuadro de firmas y noté algunos nombres nuevos, y supe que el mÃo serÃa el próximo en la lista
El vikingo salió del baño, se habÃa lavado el rostro y acomodado sus cabellos, pero sin dudas lo que me llamarÃa la atención serÃa notar que estaba desnudo y una enorme verga blanca como la leche esperaba colgando por su próxima presa, era demasiado larga, demasiado gruesa, al punto que mis ojos fuera de órbita no podÃan quitarle los ojos de encima
Después de un corto desafÃo de palabras donde él me dejó entender que estaba caliente porque mi esposo no me la daba por el culo, y asegurándome que él completarÃa el trabajo de hombre que no cumplÃa Axel, me tomó por el brazo y me llevó a su dormitorio
No fui muy gentil, ni caballero, me puso en cuatro patas, acomodada a su antojo, apenas si me subió la falda hasta la cintura, para luego recorrer con su dedo Ãndice la lÃnea de la tanga que tenÃa enterrada entre los cachetes de mi trasero, para engancharla y hacerla hacia un lado, lo suficiente para dejar mi intimidad indefensa, hizo que me arqueara más aun y me sentà entregada a él
Tomó un lubricante lÃquido y como si fuera miel lo dejó escurrir por detrás, entonces solo empezó a acariciarme en una manera muy rica por todo mi esfÃnter y alrededores, diablos, me hacÃa desear, sentà sus dedos llegar a las puertas del volcán para luego retroceder, intentaba forzarlo a que avanzara, pero era muy hábil, y solo ya, no podÃa
Después de unos quince minutos de tortura infinita, ya tenÃa mis ojos cerrados, ya gemÃa en deseos y el vikingo se aprestaba al asalto final, lo vi colocarse un preservativo en esa pija enorme que estaba rÃgida como una roca, vino por detrás, me nalgueó un par de veces y luego hizo centro, me relajé, y su glande empezó a dilatarme, pero era demasiado grueso para mi culito y en ese momento quise arrepentirme
No, no, pará... es muy grande, me duele, pará, pará...
Pero él me retuvo a la fuerza para nalguearme con más rudeza
Si llegaste hasta acá, ahora te la aguantás!
No, no, ay! ay! ay! ay! duele, duele!
Pero él solo ganaba tiempo y poco a poco me iba perforando
Cuando la sentà entrar grité como una perra, creà que morirÃa, lo cierto es que el pubis de mi amante estaba ya golpeando contra mis nalgas y sentà ese placer tan rico y postergado de notarme penetrada por la cola y ese dolor inicial paso a un placer tan único que me llevó a masturbar mi clÃtoris con rudeza.
El alternaba entre penetraciones profundas y rápidas, a suaves y pausadas, incluso la sacaba y hacÃa que yo misma me acariciara la puertita para que notara como me estaba dejando, como una puta sin cura
Cada tanto me nalgueaba, me hacÃa gemir, me hacÃa gritar y al placer anal que me regalaba, le sumó el dialéctico
De quien es ese culito mami?
Tuyo, tuyito papi... me haces doler, me lastimás...
Y no es de tu maridito?
No, no... tuyo solito...
Si? y él está abajo, cierto?
Si, si papi... él se lo pierde
Gritá entonces putita, gritá para que te escuche tu maridito
Ayyyy, mmmm! ayyyyy! ayyyy! que gorda es!!!! me duele, ayyyy
Era todo tan perverso que me sentÃa fuera de mÃ, todo se mezclaba, ese dolor placentero, esa humillación, saber que Axel estaba tan cerca, y ese juego a lo peligroso, a lo prohibido, al punto de exigirle
Sacate el preservativo, sacatelo por favor, quiero que me llenes el culo de leche!
El vikingo hizo una pausa para complacerme y dejar sin protección su bestia, volvió sobre mà y empezó a jugar con su glande en la entrada, piel contra piel, en mi zona más sensible y yo solo trataba de apretar mi esfÃnter para envolverlo por completo, noté que masturbaba su largo tronco con una de sus manos mientras que con la otra apoyada en mi espalda me mantenÃa sometida, lo sentà llegar, y fue imposible que yo no me acabara, y grité con furia mi orgasmo sintiendo como llenaba mi interior con sus jugos calientes y viscosos
Me mantuvo en posición, fue a uno de los cajones de su mesa de luz, tenÃa varios juguetes, tomó un pequeño plug anal, y lo dejó entrar con facilidad sobre mi dilatado esfÃnter, me dijo algo como
Un regalo, para que conserves en tu interior mi leche, y no te olvides de mi
El vikingo, con la misma frialdad que habÃa empezado el juego, ahora lo daba por terminado, se acomodaba sus prendas y me daba un marcador blanco para que agregara mi nombre, al tiempo que yo me acomodaba la tanga entra las nalgas y asumÃa como propio ese pequeño juguete que escondÃa tantos secretos
Caminé haca la pared con el cuadro de nombres bajándome la falda, para agregar un 'Rosa' con un corazoncito, intenté besarlo en la boca, pero él lo impidió poniendo sus dedos como barrera entre sus labios y los mÃos, y con una madurez impropia de un chico de su edad me dijo
No, vos no sos una de las tantas con las que yo ando, vos sos una mujer completa, y serÃa un riesgo para ambos, un error
Bajé por la escalera hacia mi departamento, Axel estaba a un lado sobre el sillón, con auriculares, muy concentrado con un juego de guerra con la play, era su pasatiempo, y me mordà los labios pensando que nada de mis gritos hubieran llegado a sus oÃdos.
Al notar mi presencia, dejó el juego de lado y vino para abrazarme y decirme
Volviste vida, ya no peleas, si? compré comida, recién la trajeron, asà que pongamos la mesa y almorcemos, tengo ganas de hacerte el amor
Pasé un segundo al baño, para sacarme ese plug que tenÃa incrustado y para higienizarme bien, tenÃa todo el culo roto y sentÃa el corazón palpitar, con ese peligro a lo desconocido
Nos sentamos a almorzar, Axel me preguntó que habÃa hecho
Salà a caminar – respondà – nada en especial, solo a mirar vidrieras por la avenida, pero siendo domingo está todo cerrado y aburrido, asà que llegué al parque, y me quedé un tiempo viendo a los niños jugar con sus padres, solo eso, y recordé que tenÃa que preparar el almuerzo y acá me tienes
El se tragó el anzuelo sin dudarlo, incluso bromeó sobre qué tal vez nosotros pudiéramos tener nuestro propio hijo, ya estábamos grandes y me recordó cuantas veces mi madre nos decÃa que querÃa ser abuela
Entonces le pregunté por su mañana, con la inocencia de una mujer llena de pecados, y el solo me respondió
Nada nuevo, tu vecino de arriba, otra vez con alguna de sus putas, y no sabes cómo gritaba! parecÃa que la estaban torturando! por eso me metà a jugar con la play, ya no lo soporto…
Me reà con una carcajada contenida, me mordà los labios, si morÃa por deseos de confesarle quien era esa puta gritona que él no habÃa podido reconocer
Después de almorzar estaba con todo el morbo de lo sucedido por la mañana, y con el deseo de lo prohibido, fui a la cama como mi marido para hacer el amor como hacÃa tiempo no lo hacÃamos
Recuerdo pedirle que me diera sexo oral y mientras mi marido me lamÃa la conchita, solo revivir el sexo anal que mi vecino del piso superior me habÃa dado, para tener un enorme orgasmo en su boca y ser dueña de mi propio silencio
Luego hice que me cogiera en cuatro nuevamente, para imaginar que Axel viera todo mi culo abierto y me preguntara al respecto, me excitaba notarme el borde del abismo, pero él seguÃa sin siquiera imaginar lo que habÃa sucedido, y solo eso, me llenó la conchita de leche y nos desplomamos de lado en la cama para dormir un rato.
Mi historia de jugar a dos puntas se hizo habitual, amaba a mi marido, pero también amaba a ese maldito jovencito rompiéndome el culo una y otra vez, dejándomelo tan estirado como si fuera una perra de pelÃculas pornográficas.
La historia terminarÃa casi dos años después, en esos dÃas estaba sensible, lloraba sin causa aparente y por alguna razón no estaba muy a gusto son mi vecino del noveno D, y no pude contener el llanto cunado me dijo que expiraba su contrato y volvÃa a su pueblo natal, su padre se habÃa cansado de malgastar su dinero en un jovencito que no tenÃa futuro, la situación estaba clara desde el primer dÃa y él asà me lo habÃa dejado saber.
Y poco después me enterarÃa del porqué de mis cambios de humor, tenÃa vida en mi vientre, Axel serÃa papá, yo serÃa mamá
La situación me hizo madurar de golpe, y la salida del vikingo de mi vida no serÃa traumática, tenÃa que dar vuelta de página, ya no podÃa pensar en mÃ, sino en la criatura que latÃa en mis entrañas
Volvimos a nuestra vieja casona de las afueras de la ciudad, tuvimos suerte, justo estaba disponible en alquiler y nuestro pequeño departamento serÃa demasiado pequeño para tres. Los domingos por la mañana, tal cual habÃa bromeado Axel tiempo atrás, nos dedicamos a ir los tres a la plaza y si bien no se compara con el parque Ortigoza, es nuestra plaza, vamos en familia, solo nos sentamos en algún banco y vemos a nuestra pequeña corretear torpemente, en sus primeros añitos, nos reÃamos, somos cómplices, y disfruto de este presente, el vikingo es solo una linda parte de mi pasado, que dejó un recuerdo imborrable en mi mente, y una marca única en mi cuerpo, a veces fantaseo con volver a cruzarlo, para que mi marido en su ignorancia, escuche sin imaginarlo como su esposa gime cuando otro le hace el culo, pero no, ya no, mejor dejar el pasado en su lugar, solo un lindo secreto que no se puede contar
FIN
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