Mi esposo me propuso un trio.

Mi nombre es Desiré, significa deseo, mido 1,70 m y mis medidas son 91-62-89, soy muy fogosa, y casi siempre soy la mirada de muchos hombres en lugares que concurro, a mi esposo le halaga, ver cómo me miran.

En esa época vivía con mi esposo Pablo, 11 años mayor que yo, tendría unos 28 años, me consideraba una linda mujer, con una atractiva cola, y tetas apetecibles, atributos a los que actualmente los siguen ponderando.

¿Pero voy al grano, en aquellos tiempos nuestra relación con Pablo, era muy buena, teníamos un buen sexo, aunque no muy continuo, y a pesar que me ruboriza un poco confesarlo, más de una vez tuve que recurrir a masturbaciones para aplacar mi ansia, posiblemente dirán por qué no buscaba otro hombre?, no sé, puede ser porque no querría engañarlo, falta de oportunidades, no me faltaban, pero no era de acostarme con el primero que se presentaba.

Con el tiempo, nuestra relación se fue haciendo un poco monótona, ambos lo sabíamos, pero no lo hablábamos. Así transcurría el tiempo, hasta que un día, Pablo saco el tema, con respeto a nuestra relación, como que se estaba apagando, que habría que buscar algo, para renovar nuestros estímulos y deseos.

No pensaba en nada o no quería pensar en nada, a la espera a donde llegaría la cosa, llegando a pensar que tenía otra mujer. Me propuso ver un video que se trataba de un trío constituido por dos hombres y una mujer, que tuvieron muy buenas variantes

Realmente me excitó bastante, pero a pesar de eso traté de no demostrar mi estado emocional, cuando al final de la proyección, me comentó:

“Que te pareció?”

“Excitante, pero no sé si nos animamos a probar” Sin llegar a decirle, que me encantó.

No sé qué me excitó más, a los dos hombres poseyendo a esa mujer, o el tamaño de una de las vergas de los protagonistas. Esa noche no se tocó el tema, pero días después Pablo lo volvió a mencionar. No puse demasiado interés, pero reconozco que la idea, me estaba empezando entusiasmar.

Una noche después de ir a cenar, fuimos a un Pub, no había demasiada gente, tomamos un par de whiskys, mientras comenzó a concurrir más gente, por efecto del alcohol, la lengua parecía más liberada y decimos cosas que a veces nos arrepentimos, no para este caso.

Volvió a resurgir nuevamente la propuesta, de manera franca y directa le digo:

“¿Porque deseas que otro tipo, me coja delante de ti?

“”Al pensar que alguien te está penetrando en mi presencia y viéndote como gozas, me produce una excitación muy especial”.

“¿Bueno, me parece interesante, pero estas preparado para ver, como otro se folla a tu querida esposa?”

“No sé, supongo que lo estoy, además me atrae.”

“¿Y tienes previsto, quien puede ser? - lo dije de manera irónica

“No” – contestó

No había nadie previsto, ni amigo, ni conocido, llegamos a la conclusión que mejor seria, encontrar a alguien, que no fuese de nuestro círculo social, Realmente en ese momento, si bien mi imaginación corría como loca, el rostro del candidato no estaba definido.

El dialogo continuo, hasta que le dije:

“Quiero dejar algo en claro, si esto se llevase a cabo, no lo haría con cualquiera, actuaría libremente en todo momento y además no quería ser forzada a determinados actos que no me agraden. Tú iniciaste esto, además si quiero que solo mires deberás aceptarlo, casa contraria olvidémoslo, te aclaro que si me gusta el candidato,, lo gozare”

Acepto mis requerimientos, solo faltaba dar el primer paso, encontrar al hombre, tarea que estaría a mi cargo por supuesto.

Si bien esa noche no pasó nada en espacial, los fines de semana, empezamos a recorrer los centros nocturnos, discotecas, pub etc. a la búsqueda del candidato ideal, no sé qué me ocurría, pero ninguno terminaba de convencerme, me era difícil concretar, Pablo estaba un poco malhumorado con respecto a mi vacilación.

Al cabo de varios intentos fallidos, una noche estábamos por volvernos, cuando de repente vi a un chico, que no superaba los 25 años, de piel oscura, el pelo muy corto, alto, buen aspecto, apoyado en la barra. Me observo un par de veces. Hasta que me quiñó un ojo, le sonreí, sin esperar demasiado me acerqué, y comenzamos a conversar, mientras mi esposo observaba.

Me invito una copa, iniciando un leve coqueteo, al sentarme en la butaca, mi corta falda, apenas cubría la entrepierna, zona que no solo observaba, sino que apoyó su mano, percibiendo la calidez de su palma, que me hizo erizar bastante.

Javier, así se llamaba, fue bastante directo, intentando meter más su mano bajo la pollera, en el momento que me dice:

“Quien es ese que nos observa tan detenidamente?”

“Mi esposo” Le conteste muy abiertamente, sacando la mano de mi pierna.

“Tranquilo, puedes continuar, no le molesta” Mientras me miraba algo sorprendido.

“Quieres ir a alguna parte en especial?”

“Si, a mi casa, es cerca”

“Y tu esposo?”

“Él nos lleva, viene con nosotros”

Me miró muy sorprendido, mientras mi esposo levantaba su copa, en señal de brindis, o más bien de aprobación.

Una vez en el auto, me senté atrás, junto a Javier, quien tímidamente, me tocaba, aunque en el momento de intentar quitarme las bragas llegábamos al departamento.

Me sentía como con juguete nuevo, no comente nada a Pablo, pero algo del chico me cautivaba, a lo que no perdía oportunidad para mirarlo y tocarlo, donde había alcanzado, una elevada excitación.

Una vez en el departamento, tomamos unas copas, para entrar en clima, algo que yo no necesitaba demasiado estaba más que estimulada, presta a desnudarme y sentirlo dentro de mí.

Me fui manteniendo imparcial esperando la reacción de ambas partes, así que se me ocurrió poner música lenta, para sentir su contacto al ritmo de la música, que apenas comenzamos a bailar, me tomo con fuerza, aplicando su sexo contra mi vientre, percibiendo el estado de su bulto, lo bese en sus labios de manera impulsiva, respondiendo abiertamente.

Pablo se adhirió a mi espalda, tomando mis pechos, me estaba empezando a motivar, cuando las manos de mi esposo comenzaron a desabotonar mi blusa, para quitarla y quedar con mi sostén, que no tardó en sacarlo.

Mis pechos no tardaron en quedar al descubierto, situación que me hizo sentir un poco inhibida, pero a pesar de eso, comencé a quitar la camisa a Javier, siguiendo desabrochando su cinto, mientras tocaba su bulto a través del pantalón, distinguiendo su estado, a lo que estaba impaciente por verlo, así que bajé su cremallera para quitarlo, mientras que Pablo continuaba desnudándome, deslizando la falda por mis piernas,

Me arrodille y tome los costados del bóxer del chico, no sé si para despegarme de Pablo o para acercarme mejor a ese falo, los baje con lentitud, como apreciando pausadamente lo que brotaría.

Mis expectativas habían sido inferiores ante lo que mis ojos veían, apreciando una hermosa verga rígida, de un tamaño, que jamás había tenido a mi alcance.

Mi rostro estaba a escasos centímetros de su aparato, al que toque suavemente unos instantes, para besar su glande con timidez, mientras miraba a mi esposo, como esperando su venia, quien, con una suave inclinación de cabeza, dio como aprobaba mi intención.

Sentía que la situación se estaba tornando densa, y especialmente para Pablo, a pesar de su consentimiento, pero tener a un joven dispuesto a complacerte cuando lo deseas, sabiendo que tu marido te banca, era para disfrutarlo a fondo, dado que esto llegaría a ser bastante efímero.

No dejaba de sujetarla con mi mano, mientras con mi lengua le producía pequeños impactos en su extremo, en tanto el chico permanecía con los ojos cerrados disfrutando, de lo que le estaba ejecutando. Comencé a lamer sus testículos y meterlos en mi boca, jamás me había sentido tan desesperada por deglutir el sexo de un hombre

Después de un lapso, abrí mi boca para ir introduciéndola, mi apetito sexual por esa verga era cada vez mayor.

Nuevamente la encajé en mi boca, chupando y absorbiéndola desesperadamente, clavando mis dedos en sus glúteos, intentando aferrarme con mayor firmeza, como impidiendo que me la quitaran, Trataba de introducirla totalmente, a pesar de producirme arcadas, no podía parar mi impulso, metía y sacaba mi boca de manera vertiginosa, sentía como estaba cada vez más mojada, Como loca lleve mi mano a mi vagina para acelerar mi orgasmo, no tardó en llegar en el momento que sentía latir su aparato en mi boca, succionando con más desesperación, hasta notar como su cálido líquido, impactaba en mi cavidad, disfrutando ese sabor tan especial, entonces deslice esos jugos alrededor de su ya húmeda verga, haciéndola tan escurridiza y deliciosa de tocar.

Apresándola con mis manos, esparciendo su reluciente leche sobre el capullo, oprimí esa verga contra su vientre para terminar de lamer su tronco, hasta que la flacidez de su miembro se hizo presente.

Fue el instante, en que reaccione, frenando mi impulso, me sentía ruborizada, por la manera desenfrenada que había actuado, aunque satisfecha por haberlo hecho y deseosa de poder repetirlo.

Mire a mi esposo que parecía asombrado por mi "actuación", que arrancándome prácticamente, mi última prenda, después de volcarme sobre la alfombra, comenzó a cogerme de manera enardecida

Tomé la mano del chico, para que participara, nos besábamos mientras mi esposo no paraba de bombearme, cuando Javier me succiona mis pezones mientras mi esposo continuaba penetrándome, arribaron un par de orgasmos, producto de esa doble estimulación, que me hicieron deleitarme de un buen sexo.

Lamenté haber llegado al punto de hacerlo acabar, creo que eso empaño el momento, pero fue algo más fuerte que yo, era posible que la situación se hubiese desarrollado de otra manera. Javier intento retomar la acción, al tratar de besarme y notar que su aparato empezaba a adquirir volumen, pero no sé por qué motivo, o si, Pablo de manera muy diplomática le rogó que se fuese.

De mi parte estaba satisfecha, pero me hubiese gustada tener un contacto más con el chico, pero bueno, ya habría otras oportunidades. No se tocó el tema, pero creo que a Pablo no le agradó la manera tan efusiva con que le hice el sexo oral.

A partir de ese día comencé a tener fantasías con Javier, al punto de llegar a masturbarme, cosa que hacía rato no realizaba, pasaron varias semanas, prácticamente ya se había olvidado esa noche, aunque una tarde decidí salir de compras con una amiga, mientras recorríamos un shopping, creí ver a Javier, mis pensamientos me llevaron a aquella noche.

Continuamos con mi amiga recorriendo, al salir de un local me topé cara a cara con Javier, sentí acelerar mi corazón, después de saludarlo, lo presente a mi amiga como alguien allegado a la familia.

Decidimos ir a tomar un café, en un patio de comidas del lugar, nos sentamos, Javier a mi lado, mientras entablábamos una conversación, no tardó mucho tiempo que la mano del chico se posó sobre mi pierna, traté de retirarla, no porque no me agradaba, sino por temor a que Carla, mi amiga se percatara de la situación, después de dos o más intentos, terminé permitiendo que la posara.

La mano no tardó en introducirse a través de mi pollera, comenzando a acariciar mi entrepierna (mi punto débil), las cerré tratando de evitarlo, pero su insistencia era mayor, sintiendo que empezaba a estimularme, al punto de no poder llevar la conversación.

Mi calentura iba creciendo paulatinamente, me fui entregando, mis piernas se abrieron lentamente, hasta permitir a su mano tocar con libertad todo el sector, mientras mis hormonas y palpitaciones se aceleraban,

Las sensaciones que me producían al suave contacto de sus dedos, a través de mi tanga, eran imposibles de evitarlas, hurgando sus dedos dentro de prenda, rozando los bordes de mi vagina, no pude contenerme hasta emitir un leve gemido.

Creo que Carla, se dio cuenta de la situación, porque con una sonrisa se levantó, para despedirse, aludiendo que se le hacía tarde.

Al quedar solos, regañe a Javier por la manera de comportarse, me beso en los labios a lo que no me resistí, mientras me tomaba de la mano, llevándome a uno de los sanitarios, lo seguí sin pensar, después de mirar que no había nadie, me hizo acceder, a pesar de mis negativas, entramos en un excusado. Jamás había hecho una locura de esta índole, Nos quitamos parte de la ropa, con mi blusa abierta, subió mis corpiños, besando de manera desenfrenada mis desnudas tetas,

Alzó mi pollera para quitar mis bragas, me alzo y sentí como su verga se introducía en mi vulva, ayudada por la enorme lubricación que había producido. Me sentía en una nube, al recibir esa verga, desplazándose por las paredes de mi matriz, hasta el momento que comenzó a agitarse.

Lo abrazaba con fuerza mientras no dejaba de gemir, ante su rápido y penetrante bombeo, mientras permanecíamos pegados por nuestras bocas, entrelazando nuestras lenguas de manera vertiginosa. Si bien fue corto ese acoplamiento, fue lo suficiente intenso como para producirme un largo e inigualable orgasmo, mientras su caudaloso liquido era recibido en mi útero. Creo que fue el mejor polvo de mi vida, a pesar de lo breve, continuamos abrazados mientras disfrutaba aun, su verga en mi interior.

No, demoramos en vestirnos entre besos y caricias, para salir del excusado, que ante nuestra sorpresa, había dos hombres, que mientras hacían uso de los sanitarios nos miraron sorprendidos.

Salimos corriendo del lugar tomados de la mano, riéndonos como chicos después de hacer una travesura: Me sorprendía por lo que había hecho, me sentía como liberada después de esa loca experiencia.

Ya era tarde, así que me despedí de Javier, me pidió que quería volver a verme. Le dije que no, únicamente si vienes a casa y está mi esposo, por la expresión no le agrado demasiado la idea, era evidente que no deseaba compartirme.

Traté de no involucrarme con Javier, si bien me gustaba, la diferencia de edad, estar casada y otros motivos, los interpuse como barrera, para cortar esa relación breve y apasionada.

Pero a pesar de mis trabas, y evitar de verlo, lo recordaba, había transcurrido un tiempo, desde aquella fogosa relación, Pablo volvió a retomar el tema.

Interiormente me alegre, pero trate de darle poca trascendencia a su comentario.

Una noche, después de tomar unas copas en un pub de la ciudad, sacó el tema nuevamente, me demostré poco interesada, diciéndole:

“Lo haré para complacerte, pero esa vez, impediste seguir, invitando a Javier a que se fuese, algo que nunca lo comenté. Te aclaro que no tengo interés en buscar a otro” Algo que me dio la impresión que no fue demasiado de su agrado.

“Además, querías ver cómo era follada, verme gozar.”

Quedamos en tratar de ubicarlo, pero le conteste que estaba dispuesta a intentarlo, para complacerlo, ya que la vez anterior no la hubo, pero que no tenía mucho interés en ir a la búsqueda de un nuevo candidato, así que cuando lo deseara, se encargara de llamarlo y establecer el momento, si es que estaba de acuerdo.

A pesar de que por dentro vibraba como loca, trate de no demostrar mi ansiedad por tener una relación con el chico.

Llego el día fijado, estaba nerviosa, pero a pesar de eso trate de disimularlo lo mejor posible.

Sonó el timbre, salte de la tensión que tenía, Pablo se dirigió a abrirle, que apenas entró se acercó para darme un beso en la mejilla.

Mi idea era, tratar de no excederme, esperando que los hombres iniciasen la acción y que las cosas se fueran desarrollando fluidamente.

Como para romper, con lo denso que sentía el ambiente, propuse ver una película erótica.

Sentada en el sillón, con los dos hombres a mi lado, nos preparamos para verla.

No tardó la mano de Javier, apoyarla en mi rodilla, que irradiaba un calor que no tardo en invadir mi cuerpo. Su mano comenzó a desplazarse lentamente por mi entrepierna (lugar donde me excita bastante), apoye mi mano en el bulto de mi esposo, que aparentaba haber aumentado su volumen, mientras su mano tomo mí otra pierna. Ese juego a escondidas, como tratando de calentarme sin que el otro lo percibiera, me ponía a mil.

Abrí más mis piernas para permitir, a esas manos tuviesen un accesible a mi sexo ardiente, tener mejor acceso a mí ya ardiente "conchita", las manos de Javier llegaron antes, metiéndose a través de mi tanga acuosa, hurgando con sus dedos mi cavidad. Apreté el bulto de Pablo como indicando que estaba calentándome, mientras acercaba mi boca para besarlo. Levantando mis piernas las separaron hasta apoyarlas en ambos regazos Fue suficiente para que en ese instante me abordaran para comenzar a desplazar mis prendas, quedando en sostén y tanga, las que no demoraron demasiado en permanecer puestas, subiendo mi corpiño, para liberar mis pechos agitados, cuando ambas bocas de manera sedientas se abalanzaron sobre mis pezones, para chuparlos de una manera enardecida. Mi tanga iba siendo desplazada, en los momentos que desabrochaban mi corpiño, mientras deslizaban mi tanga, hasta quedar totalmente desnuda.

No me sentía inhibida, sino deseosa de que se apoderasen de mi cuerpo, me volcaron en la alfombra para besar de manera alocada cada parte de mi cuerpo, era percibir en todas las zonas de mi expuesta piel, , besos, lamidas, suaves y continuaos, mordiscos, chupadas en mis pezones, de manera simultánea mientras una lengua lamía mí entrepierna, para acabar en mi vulva, mientras otra boca estaba en los pechos, mantenía los ojos cerrados, para gozar de manera más intensa esas excitantes sensaciones, sin saber quién era quien,

La penetración de los dedos y el roce continuo de mi clítoris, hicieron vibrar mi cuerpo hasta llevarlo a producir un incomparable y prolongado orgasmo. Abría mas mis piernas para seguir ofreciendo mis cavidades, cuando la verga de Javier, friccionando mi abertura intentaba introducirse hasta que sentí, como penetraba, tomé la mano de mi esposo, haciéndolo arrodillar, para colocarme la suya en mi boca.

Realmente me sentía plena, al volver a disfrutar a Javier, con su aparato bombeándome alocadamente, y deleitándome con la verga de mi esposo succionándola de manera impetuosa. No sé qué correría por la cabeza, de mi esposo, al ver cómo me cogía Javier, pero por mi parte estaba gozando con todo mí ser.

El desenlace no tardó en hacerse notar, primero Pablo, llenando mi boca con su semen y segundos después Javier, que, al sentir su líquido, me vine nuevamente, formando una masa de cuerpos entrelazados, permanecimos un rato aplacados, para recuperar nuevas energías.

No tardó Javier en recobrarse rato después, para colocarme en cuatro, penetrándome sin mucho preámbulo, mientras Pablo entreabriendo la boca, disfrutando de manera morbosa la escena. Tuve en ese momento una sensación extraña, me sentí una mujer- objeto, a pesar de gozar ese contacto.

En la tercera y última incursión, (esta vez los dos superados), tuvieron la intención de hacérmelo por el culo, cosa que me negué rotundamente. Era un lugar que no me atraía demasiado ser penetrada, y menos por el tamaño de la verga de Javier. Así que la relación fue similar a la primera

Pablo mantenía el control, de las reuniones, que no eran frecuentes, a lo que no me hacía demasiada gracia. Pero las disfrutaba de manera apasionada cada vez que sucedían, y poco a poco se intensificando esa relación, a pesar de ser bastante espaciados los encuentros.

Pero cuando sucedía, me desenfrenaba totalmente, aunque a pesar de los intentos de hacérmelo por vía anal, (al que siempre me oponía), no dejaba de disfrutar cada encuentro, pero fundamentalmente cada vez que Javier me poseía, me entregaba totalmente.

Pero una noche Javier rompió con ese control que Pablo quería conservar, así que, sin previo aviso, los besos de nuestro amigo poblaron mi cuello, mientras apresuradamente comenzó a quitar mi ropa, a pesar de la sorpresa me presté a su intención. Apoyando mi cuerpo sobre la mesa, separando mis piernas, y sin ningún tipo de advertencia, insertó su verga en mi vagina, iniciando un feroz bombeo, algo que no solo me fascinó, sino enervó terriblemente, desplazando vigorosamente mis tetas sobre la superficie de la mesa.

Después de ese alucinante contacto, me giró, sentándome sobre la mesa, elevando mis piernas acometiendo con la misma intensidad, lo rodee con mis piernas gimiendo arduamente.

Al mirar a mi esposo, su rostro no parecía muy feliz del acontecimiento, realmente no me importó demasiada, la posición y el grado de esa vigorosa cogida, era de ser disfrutada sin disimulos.

Apenas acabamos, vi a Pablo vestirse, como indicando que se terminaba la “fiesta”

A pesar de esos encuentros, que se fueron limitando, Javier me llamaba cada tanto para salir y estar solos, que, si bien me tentaba la propuesta, tenía el temor, que empezara a convertirse en un enamoramiento por ambas partes.

Una tarde decidí encontrarme para aclarar la situación, citándonos en un café, tratando de explicarle mi situación, y mantener nuestra relación como veníamos haciéndolo. Pero por su rostro, demostraba estar en disconformidad, me quería a mí, estar ambos, haciendo sexo, sin nadie más.

Insistía en ir a su casa u otro lugar más íntimo, a pesar de mis negativas, su propuesta no dejaba de acosarme.

Su mano comenzó acariciando mi brazo, no podía resistir a su contacto, el simple toque de su mano erizaba mi piel, mientras me pedía de ir a un lugar íntimo. A pesar de tentarme la idea, la rechace, argumentando que, de hacerlo fuese en casa y con mi esposo.

Me resistía a ceder, no porque no lo deseara simplemente, era como si lo engañara a Pablo, aunque de alguna manera, aceptaba que otro se cogiera a su mujer en su presencia.

La tentación y la conciencia se entremezclan y uno queda presa de esos sentimientos, volviendo a rogarme, su forma de pedirlo y la manera de mirarme, hicieron que terminara accediendo a su pedido.

Sin pérdida de tiempo nos dirigimos a un hotel cercano, una vez en la habitación, comenzó a desvestirme de una manera muy sutil, parecía una ceremonia, acariciando mi cuerpo y llenándolo de besos, mientras quitaba mis prendas, hasta desnudarme, tendiéndome sobre la cama, lamiendo mis partes, empezando por mis pezones hasta llegar a mi húmeda y carnosa vagina. Los suaves mordiscos en mis labios inferiores, y el roce de sus yemas de sus dedos, me excitaban enormemente, hasta estremecerme totalmente.

Estaba más que caliente, quería que me follara, era insoportable seguir aguantando, abría mis piernas esperando su penetración, girándome para seguir con mi ano, imagine cuál era su intención, le dije que por ahí no, tenía miedo de su tamaño. Besándome el cuello, me dijo al oído que no me preocupara, continuando con mi agujerito, no soportaba más, al percibir el contacto de su lengua, no pude contener una exclamación de placer. Hasta que su dedo trato de introducirse. Le suplique que no, pero continúo, haciendo caso omiso a mis reclamos.

Había llegado a un éxtasis, que ya no podía aguantar, deseando ser penetrada, por ese lugar, pero el temor a lo que me podía producir, frenaba su instigación, así estuvimos un rato, pero su insistencia, hicieron que cediera, para sentir como sus dedos se fueron introduciendo, produciéndome una sensación más que deliciosa, estaba entregada, al punto que mi vagina no dejaba de producir líquido, la agitación y la respiración entrecortada, delataban mi estado de exaltación.

Javier sabía lo que hacía, para lograr su objetivo, colocada en cuatro, apoye mi cabeza en la almohada, mientras levantaba mi culito, como ofreciéndolo a ser amancilladlo, notaba que se iba dilatando mi esfínter

Dándome un beso en los labios, como agradeciendo, se preparó para el desenlace final, se desnudó, para no tardar en percibir, como la punta de su miembro, buscaba mi ano, oprimiendo su glande, tratando de acceder. Mi rostro se debió de volver, blanco, rojo, y luego amarillo, por la manera de sentir el duro pene agrandándome mi poco elástico esfínter. Era doloroso, pero mi calentura, superaba a cualquier sufrimiento, que hacía que lo soportara, estaba ansiosa por ser penetrada, a pesar de todo, Sentía como se introducía dolorosamente, centímetro a centímetro, a través de mi recto, supongo que cada vez más enrojecido por su paso, hasta que el esfínter parecía ceder para tolerar mejor la incursión.

Cuando al fin terminó de entrar y la cabeza se alojó en la profundidad, sentí una extraña y excitante sensación, al cobijar ese falo enterrado en mis entrañas, que parecía querer partirme. Poco a poco percibía, como mi cavidad se amoldaba al tamaño de ese extraño "ocupante"

Le rogué, que no se moviera, quería relajarme para disfrutarlo en mi interior, acariciando la espalda y todas las partes de mi cuerpo que estaban a su alcance, evitando quitar su aparato de mi conducto. Me trataba suavemente, como tratando de evitar dañarme, las formas de acariciar demostraban esa sensación.

Percibía los latidos de su falo en mi íntimo canal, me hacía estremecer, me complacía sentir como esa verga vibraba en mi recto.

Ante mi sorpresa, un nuevo empujón de Javier, termino de penetrarme totalmente, golpeando sus testículos en mis nalgas, arquee mi espalda, apreciando un dolor que formaba parte de esa calentura.

En esos instantes de sosiego, su boca besaba mi cuello, levante mi culo como deseando sentirla más profunda, movimiento suficiente para empezar con un vigoroso traqueteo, que me enloqueció. La sacaba para introducir de manera vertiginosa, apresando mi cintura, desplazándola hacia atrás a cada ante cada embestida, mis tetas oscilaban ante tan inquisidora penetración anal. No cesaba de gemir y gemir, rogándole que no parara.

Lleve mi mano a mi clítoris, para acelerar mi orgasmo, que llego junto con exclamaciones de satisfacción.

Gritaba como sacada, ese roce en las paredes de mi conducto era alucinante, mientras sus testículos no cesaban de golpear mis nalgas.

Pronto llego un orgasmo, que fue fabuloso, sin paralizar su bombeo que parecía partirme, deseosa de que no finalizara, me vine nuevamente, estaba exhausta ante tan vertiginosa cogida. En un instante me produzco la sensación que su verga estallaba dentro mío, cuando un cálido liquido baño mis entrañas, para sentirlo caer sobre mi espalda, abrazándome, realmente estábamos abatidos, ante semejante esfuerzo.

Sentía como de mi culo ardido, emanaba su líquido tibio, para desplazarse por mis entrepiernas.

Con los cuerpos llenos de transpiración y exhaustos, permanecimos tendidos sobre la cama, intentando recuperar las energías

La relación se mantuvo bastante tiempo, sentía que tenía un amante secreto, y por otro lado alguien que me cogía con la aprobación de mi esposo.

Con el tiempo descubrí algo, Javier se comportaba de una manera peculiar, me trataba de dos formas distintas, ante la presencia de mi esposo, me hacía sentir como una puta, por la manera fría de cogerme y feroz, mientras que cuando estábamos solos, lo hacía cálidamente llenándome de ternura y amor.

Admito que engañaba a mi esposo, pero era con el corazón. No sé, que hubiese ocurrido de enterarse de la verdad, pero es de suponer que la hubiese cortado.

Lo peligroso de este tipo de relación, es que los sentimientos afloren, y de tener sexo simplemente, se convierta en algo más, que llegue hacerte vibrar el corazón.

Mantuve la relación mientras fue posible, hasta que se produzco un desenlace poco grato, pero eso es otra historia.
Mi esposo me propuso un trio.

2 comentarios - Mi esposo me propuso un trio.

Fantasias26
Que buen relato, estuvo muy bueno