El venezolano...

Hola, me llamo Estefany, soy de Lima, Perú, y tras mucho buscar en internet, me decidí a crearme un usuario y publicar mis relatos en ésta página. Tengo 35 años, soy casada, madre de dos niños, así que ya se imaginarán que mis historias vienen por el lado de la infidelidad.
Hace algunas semanas estaba haciendo las compras por mi distrito, cuándo al pasar frente a la ferretería del boulevard, veo a un Venezolano acomodando la vidriera. Al ferretero, don Omar, lo conozco, porque es amigo de mi marido, pero al Veneco era la primera vez que lo veía. 
Fue, cómo se dice, un flechazo a primera vista. Debo admitir que a causa de la ola de inmigrantes que desde hace años llegan al Perú, algunos para delinquir, otros para trabajar por menos de lo que le pagarían a un peruano, estaba medio recelosa con los venezolanos. Pero éste en especial, me enamoró.
Estuve varios días pasando frente a la ferretería para verlo, y cuánto más lo veía más me gustaba. Supongo que les habrá pasado eso de ver a alguien que ni siquiera conocen, y sentir que se lo tienen que coger. Bueno, a mí me pasa bastante, y me estaba pasando de nuevo con el Veneco.
Un día no me aguanté más y entré, para verlo más de cerca. No es lindo de cara, pero tiene un físico fabuloso, debe medir como 1,90, moreno, bien agarrado, yo soy más bien chata, apenas llego al metro sesenta y con tacos, así que al tenerlo cerca me parecía que estaba junto a una montaña.
Había dos clientes por delante mío, escucho que a uno de ellos le pregunta si había tenido algún problema con la instalación eléctrica que le hizo en la casa. El aludido le responde que no, que estaba todo perfecto. Ahí estaba mi excusa, pensé. Así que cuándo me atiende don Omar, le digo que tengo un desperfecto en casa, algo que explotó y toda una parte se quedó sin luz. 
-El Chamo es bueno para eso me dice- y lo llama -Jean, acá la Seño tiene un problema eléctrico en su casa-
Ahí es que me entero de su nombre: Jean.
Cuándo me pregunta sobre el desperfecto, se lo hago medio confuso. Mi táctica resulta acertada, ya que le dice al ferretero que para ver de que se trata tendría que hacer una visita técnica.
¡Perfecto!
Don Omar me pregunta si tendría algún problema y le digo que no. Pero le pido si podría ser al otro día, por la mañana. En ese momento ya estaban por ser las cuatro de la tarde, mis hijos no tardarían en llegar del Colegio, y en un rato más mi esposo. En cambio al otro día sí estaría sola. Les dejo mi número para que me llamen cuándo esté por ir y regreso a casa. 
Esa noche mi marido se pone mimoso, pero lo despacho diciéndole que estoy con el período. Mentira, no quería sexo para estar bien aceitadita al otro día para el Chamo.
A las nueve de la mañana de ese miércoles, recibo la llamada de un número desconocido. Era el ferretero para avisarme que el técnico estaba de camino. Ni bien mis hijos se fueron al Colegio y mi marido a la chamba, había alistado todo para aquella visita.
A los quince minutos tocan el timbre. Aquel era un día nublado, frío, lluvioso, típico de Magdalena, pero al abrir la puerta y verlo, para mí salió el sol.
Quiero decir que hasta ese momento aún no me había decidido, pero al tenerlo tan cerca y a solas, ya no lo dudé. Me lo iba a coger.
Lo hago pasar y le enseño dónde estaba la supuesta falla, que era, obviamente, en el dormitorio. Ni bien mi marido salió para el trabajo, cambié las sábanas, bajé las luces, puse velas aromáticas y una tenue melodía de saxo matizando el ambiente. Era, en toda regla, la habitación de un telo.
-Es ahí...- le digo, señalando la mesita de luz, encima de la cuál, a propósito, había dejado varios condones y un pomo de gel lubricante.
Apoya la caja de herramientas en el suelo y se pone a revisar el cableado. 
-Bueno, te dejo haciendo tu trabajo, yo me voy a duchar porque tengo que irme a trabajar y no quiero que se me haga tarde- le digo.
-Prometo no demorar demasiado- me asegura.
Me meto al baño, que está dentro del dormitorio, y dejando la puerta entreabierta, abro el caño. Esa era la otra parte de mi plan, atraerlo con el ruido del agua, pero no hay caso, el Veneco ni se aparece.
Poniendo en marcha entonces el plan B, me saco la ropa, me envuelvo en una toalla, y cerrando el grifo, salgo del baño.
-¿Y, encontraste la falla?- le pregunto, atrayendo a propósito su atención.
Al voltearse para responderme se me queda mirando con la boca abierta. 
-¿Qué pasó, te comieron la lengua los ratones?- bromeó.
-Ehhhh... No, es que... todavía no pude encontrar el problema- responde, paseando su mirada por todo mi cuerpo, especialmente por esas zonas que la toalla no llega a cubrir.
-¿Y qué te parece si mejor buscas por acá?- le digo, dejando caer al suelo lo único que impide mi completa desnudez.
Me quedo calata (desnuda) frente a él, un extraño, un absoluto desconocido, aunque no puedo evitar sentir mis pechos llenos y mi sexo cada vez más húmedo y dilatado.
-No hay nada para arreglar, ¿no?- deduce finalmente.
Le digo que no moviendo la cabeza.
-No tenías que mentir para hacer que viniera- me dice, acercándose.
-Don Omar conoce a mi marido, tenía que disimular un poco- le digo, disfrutando de como sus manos resbalan por mi cuerpo y me aprisionan las tetas.
Nos besamos hasta quedar sin aliento. Por supuesto que mientras el me acaricia a mí, yo lo acaricio a él, sintiendo por debajo de su bragueta una consistencia por demás prometedora.
No me aguanto, así que le desabrocho el pantalón a las apuradas. Tanto tiempo anhelando eso que tiene ahí abajo, que no puedo esperar ni un segundo más. Se lo bajo de un tirón, de modo que el pincho aparece de un salto, duro, mojado, curvado hacia un lado, exudando vigor y virilidad por cada vena.
No me defrauda, por el contrario, es más de lo que esperaba. Me gustan los pingones, sobre todo teniendo un marido que no ha sido muy beneficiado en ese aspecto.
Se la chupo a mi gusto, a lo bestia, escupiéndola, llenándola de saliva, comiéndome cada pedazo, hasta sentir que me ahogo. La suelto solo para recuperar el aliento, y se la vuelvo a comer, sorbiendo con fuerza, con entusiasmo, con esas ganas que vengo juntando desde que lo ví aquella primera vez acomodando la vidriera de la ferretería.
Le paso la lengua a todo lo largo, le chupo los huevos, y se la sigo lamiendo, besando, chupando, hasta que él mismo me la saca de la boca y me golpea con ella, cómo si fuera un bastón, en una mejilla y en la otra, en los labios, haciéndome sentir su brutal contundencia.
Me levanto mientras se calatea. Me encanta ver su cuerpo moreno, musculoso, con la pinga como estandarte. Nos besamos, nos abrazamos, recorriendo con las manos cada centímetro del cuerpo del otro.
Me recuesto en la cama, de espalda, y me abro toda, invitándolo a darse un atracón con lo que tengo entre las piernas. Me chupa con ganas, punteando con la lengua esas partes que parecen más sensibles a los estímulos.
Me la deja hecha un aguadito. Se coloca uno de los preservativos que pudo ver al entrar al cuarto, y echándose encima, me la entierra hasta el fondo.
-¡Ahhhhhhhh...!- sentirlo entrar y resbalar por mi interior es todo lo que necesito.
Arqueo la espalda y empujó mi vientre hacia arriba, para sentirlo aún más nítidamente. Se coloca mis piernas sobre los hombros, y en una posición como de flexiones, me coge con un ritmo enloquecedor, entrando y saliendo con golpes cada vez más elocuentes. Yo estoy que alucino. Había fantaseado tanto con ese momento, que no podía creer estar por fin viviéndolo, y que fuera aún mucho mejor de lo que había imaginado.
Haciendo alarde de su fuerza, me levanta, y así alzada, con él de parado, me bombea a morir.
PLAP PLAP PLAP, me la saca y un chorro de algo me sale expulsado de adentro. No es orina, sino flujo o algo así. De nuevo, PLAP PLAP PLAP, y otro chorro. PLAP PLAP PLAP y otro más.
No es la primera vez que me pasa, me ha sucedido otras veces, pero tengo que estar MUY pero MUY arrecha para que me salga con esa fuerza.
Me arroja sobre la cama, cómo si fuera un paquete, haciéndome caer de espalda, toda despatarrada, con la concha pidiéndome clemencia.
Pienso que me va a dar una tregua, un respiro, pero no, me agarra de los pelos, me levanta y me pone de cara contra la pared. Me mete un par de dedos en el culo, y tras comprobar mi elasticidad anal, me atraviesa con la pinga. Sí, aunque es pingón me la mete toda de un solo empujón.
El grito que doy al sentirlo es como si me estuviera descuartizando. Miren que estoy acostumbrada a que me cojan por el culo, pero lo del Veneco es impresionante, una animalada. Está tan arrecho que la verga parece a punto de romper el condón de tan hinchada que la tiene.
Me culea a full, bombeando cómo si quisiera reventarme las vísceras a puro pingazo.
-¡Cómo me gustan las casadas culo roto...!- me dice con ese dejo caribeño que me pone la líbido a mil.
Yo grito y me desespero, es demasiado el goce, el placer. Cada empujón se me clava en lo más profundo de las entrañas, arrancándome gritos urgentes y enloquecidos.
Me vuelve a agarrar de los pelos, cómo si fuera la crin de un caballo, y sin sacarme el pincho, me lleva de nuevo hacia la cama. Me pone en cuatro y arremete con todo. Primero por el culo, luego de nuevo por la concha.
Me da tan fuerte, tan brutal y violento, que tengo que hacer algo que nunca hice, pedirle que pare.
-¡Para... Para, por favor... Me estás matando...!- le digo, sintiendo que si no lo frenaba iba a terminar desgarrada o mucho peor.
Me toco la concha, para comprobar que todo esté en condiciones, me doy la media vuelta, y abriéndome de piernas, le digo:
-¡Dale... Sigue matándome...!-
Con la pinga por delante, se me echa encima, y me penetra, cachándome ahora con mayor delicadeza.
-¡Sí... Sí... Así... Ahhhhhhh... Cachame... Cachame bien rico...!- le digo entre plácidos suspiros, a punto de mojarme una vez más.
Llego primero yo al orgasmo, sintiendo como una oleada de calor y bienestar se extiende por todo mi cuerpo. Casi de inmediato, acaba él, derrumbándose sudado y complacido encima mío.
Estoy deshecha, destruida, reventada..., pero feliz. Hacía más de una semana que esperaba por ese momento, y ahora que ya había terminado, puedo decir que valió la pena cada segundo de espera.
Antes de que se salga, le rodeo el cuello con mis brazos, lo atraigo hacia mí, y lo beso con locura, con pasión, con gratitud.
-¡Gracias por cacharme y culearme tan rico...!- le digo en un susurro somnoliento.
-De nada, usted se lo merece, señora...- se interrumpe ya que acaba de darse cuenta que no sabe mi nombre.
-Estefany, me llamo Estefany- le digo.
Increíble, me acaba de cachar y ni siquiera sabe cómo me llamo.
-Jean Carlo, un placer conocerte Estefany- se presenta.
-Debo decir que el placer fue todo mío, Jean- le aseguro.
Ya presentados oficialmente, nos volvemos a besar, con toda la lengua, cómo si no quisiéramos separarnos. Pero él debe volver a la ferretería y yo seguir con mis cosas.
Obvio que muy pronto algo más se va a descomponer en casa...







8 comentarios - El venezolano...

Venezolano109 +1
Estoy a tu orden para futuros desperfectos
Estefany_35 +1
Jajaja!!!! Tomaré nota
the_huama +1
coño me gustó ese relato te dio la cojida del año
Estefany_35 +2
Jajaja, espero que no, que haya más y mejores... 😃😃😃
the_huama +1
y no hubo fotos?? , yo te comería, si tu foto eres tú te chuparia esas tetas
the_huama +1
con ese cuerpo, cualquiera te coje y más te da tu rebolcada 😳
Estefany_35 +2
Gracias 💋💋💋
hijodelnegro +1
Que buena revolcada te pego Jejej
Estefany_35 +1
Sublime 💥💥💥💥
elsabiosabeque
Hola Estefany, me gustó tu post, muy buen relato, debes de ser todo un monumento, un espectáculo verte, una alegoría al sexo duro y salvaje como debe ser!!!! Te dejo +10 por este post y me gustaría que compartieras esa imagen de perfile para poder apreciarte mucho mejor 😋
elsabiosabeque +1
Hola Estefany, me gustó tu post, muy buen relato, debes de ser todo un monumento, un espectáculo verte, una alegoría al sexo duro y salvaje como debe ser!!!! Te dejo +10 por este post y me gustaría que compartieras esa imagen de perfile para poder apreciarte mucho mejor 😋
Estefany_35 +1
Gracias, no sé cómo compartirla....💋💋💋
elsabiosabeque +1
Fácil, cuando respondas en el cuadro de texto, en la parte superior izquierda del mismo cuadro hay un ícono de carga ded archivos, así la puedes compartir! 😘
elsabiosabeque
Fácil, cuando respondas en el cuadro de texto, en la parte superior izquierda del mismo cuadro hay un ícono de carga ded archivos, así la puedes compartir! 😘
flogarda
Exelente relato y por lo visto en la foto, quien no quisiera comer tan delicioso culo. Saludos de otro charapa residiendo en Lima.