Angy Colegiala Culona (Parte 5)

Angie tendrá que hacerse cargo de las dolorosas consecuencias de haberle entregado sus inmensas nalgotas al pervertido viejo conserje de su villa, continuarán sus culpas y arrepentimientos junto con nuevas sensaciones que la llevaran a seguir sumergiéndose en la perversión que le generan los hombres mayores, por otro lado, desconoce aún cuáles serán los impactos tras su lascivo encuentro con el vejete, y los cambios que esto traerá a su vida.


Angie apenas despertó al siguiente día, pudo sentir las dolorosas consecuencias de haberle entregado las nalgas al pervertido viejo conserje de su villa, ya que le dolía mucho el ano por la irritación que sufría el maltrecho conducto debido a las gruesas dimensiones de semejante vergota que había profanada la virginidad de su codiciadas pompis, las cuales estaban coloradas y con varios moretones por las fuertes nalgadas que había recibido antes y durante su lascivo enculamiento, al igual que sus caderas y muslos que presentaban moretones de distintos colores que evidenciaban donde el viejo había puesto sus sucias manos para manosearla con más rudeza.

Cuando se miró en el espejo quedó en shock por la impresión de contemplar sus grandes nalgas en ese deplorable estado, se asustó mucho al apreciar que sus pompis estaban literalmente destrozadas, de pronto el miedo la invadió por la posibilidad que ese viejo pudiese haberle hecho daño con su enorme pene, haciendo que recordara los tremendos dolores y gritos que dio cuando sintió la enorme verga abrirse paso con autoridad hacia las profundidades de sus pompis.

Produciéndole un insoportable e intenso dolor en sus paredes intestinales, como si estuvieran apuñalando sus riñones, en ese momento supo que había perdido uno de sus más deseados tesoritos, su virginidad anal, mientras el enajenado vejete le pegaba fuertes nalgadas al ver como su tremenda vergota había desaparecido completamente entre sus glúteos.

Obligando y exigiendo a sus paredes rectales a ensancharse y expandirse de sobre manera para comerse algo tan grande, sintiendo su pequeño orificio contraerse y tensionarse, como si quisiera expulsar aquella barra de carne que profanaba la profundidad de sus pompis, totalmente dominada por ese viejo pervertido, que la tenía completamente enculada con su tremenda pichula, hasta que empezó a darle duro.


Haciéndola sentir como un simple objeto que existía meramente para brindar placer, despertando esa personalidad sumisa y complaciente que estaba gozando de sentirse dominada por ese viejo vergon que le estaba rompiendo las nalgas, mientras ella aguantaba como si fuese su enamorada sumisa, relevando a esa nena que se moría de ganas de ser emputecida, de entregarse a la perversa idea de que ese viejo se la culeara e hiciese lo que quisiera con ella, siempre y cuando le siguiese reventando sus nalgotas tan descomunales, impropias para una adolescente de su edad, como si no fuera más que un simple objeto que existía para complacer con sus enormes cachetes, gozando de sentir ese enorme pedazo de carne dándole duro .

En esos momentos que la jovencita se miraba al espejo, vinieron a ellas aquellas lascivas imágenes cuando el vejete pervertido y barrigón que transpiraba como cerdo, se la estaba culiando en cuatro patas, totalmente desnuda, y en su propia casa, a solas para desatar los más bajos instintos con su voluptuoso cuerpo, mientras ella alzaba más sus enormes posaderas para demostrarle al viejo que le gustaba, moviendo su descomunal trasero con deseo al sentir como esa dura y enorme verga le taladraba el ano


Creyendo que iba desfallecer de tanto placer que le propinaba el pervertido vejete, jamás pensó que algo así le fuera a causar tanto placer, a ella siempre le había parecido sucio y asqueroso, algo denigrante, pero ahí estaba con ese viejo dominante quién no cesaba en llenarla de lujuriosas nalgadas que la hacían estremecerse entera, mientras el vejete con su otra mano le jalaba el cabello para poseerla más recio, imponiendo su dominio, demostrando quién mandaba, metiéndosela con mucha fuerza generando que sus inmensas nalgas comenzarán a chocar morbosamente contra el viejo cuerpo de don Felino, experimentando así el placer más indescriptible de su vida, haciéndole sucumbir completamente a las ricas sensaciones de sentirse penetrada con esa intensidad, que la llevaron a sentirse la hembra más feliz del mundo por las aptitudes y dotes del maduro conserje.

Don Felino la había dominado, haciendo que se entregará en cuerpo y alma a todo el placer que le hacía sentir, sumergiéndose en el éxtasis de sentir que le dieran cada vez más con más fuerza y con más rudeza, gozando la pasión que el pervertido conserje ponía rompiéndole el culo, disfrutando cómo sonaban sus cuerpos fornicando con tal lujuria, llenando toda su casa de los sonidos que hacían sus inmensas ancas rebotando contra el vejete, junto con las fuertes nalgadas que le propinaba, los jadeos, gemidos y gritos que lanzaba a todo pulmón, sin importarle si los vecinos podían escuchar como se la estaban culiando.

Ese pervertido viejo vergón le había roto el culo y ella lo había gozado como una verdadera puta, presa del placer y la excitación más grande de su vida al sentirse penetrada por primera vez y de forma tan salvaje, especialmente cuando le agarró las muñecas. experimentando el verdadero placer sentirse mujer, un placer que nunca había sentido, que la penetrasen, que le metieran la verga, aquello que tanto anhelaba.


Angie se estremeció sensualmente por las ricas sensaciones que recorrieron su anatomía al recordar todo el placer que ese viejo pervertido le había hecho sentir con su enorme y gruesa herramienta, aquellas sensaciones que la llevaron a sucumbir y a comportarse como una verdadera puta en busca de placer, dispuesta a satisfacer y complacer las necesidades de ese viejo vergon, que la había conquistado completamente con ese deseo y lujuria que irradiaba con su actitud dominante y autoritaria.

Sobre todo cómo la había tratado, como si fuese una cualquiera, despertando las facetas desconocidas de su personalidad, esa Angie puta que estaba ansiosa y desesperada por mamar el descomunal miembro del desagradable vejete, esa nena puta que le suplicaba al dotado vejete para que se la culiara y se la metiera con más fuerza, esa nena caliente y pervertida que terminó cabalgando como una auténtica bataclana a don Felino.


La chiquilla a pesar de que se encontraba plenamente complacida por todos los orgasmos que había experimentado gracias al vejete, se estaba empezando a excitar de sólo recordar, cuando en ese instante escuchó que le había llegado un mensaje al celular que la hizo saltar del susto, era su madre, quién le avisaba que llegaría como a las dos con el almuerzo, viendo que aún faltaba mucho para que sus padres volvieran, ya que recién eran las nueve, caminó con dificultad por las fuentes punzadas que sentía en el culito, para cerrar la puerta y las cortinas de su pieza, quería desnudarse para poder verse completa, quitándose así la camiseta y short de su pijama, junto con su ropa interior.

La voluptuosa nena estando totalmente desnuda, cuando se contempló frente al espejo siguió su espanto, al observar que sus desarrollados pechos adolescentes estaban llenos de chupones por la manera que el viejo los había mamado, intentando meterse sus grandes melones dentro de su apestosa boca, para luego succionarlos y mamarlos como si fuese ternero hambriento, como solo un viejo degenerado podía hacerlo, con ese desenfreno animal junto con esa lujuria incontrolable que le llenaba las tetas de su hedionda saliva.

Se giró y se dio cuenta que en la parte baja de su cuello, y la conexión con la espalda también presentaban huellas de las chupadas del lascivo conserje, era como si la hubiese dejado marcado como su propiedad, como su puta, haciéndole recordar que ese viejo pervertido y asqueroso se había transformado en el primer hombre de su vida, se había transformado en el primer hombre en disfrutar de su voluptuoso cuerpo adolescente como se le dio la reverenda gana, ya que solo había faltado que se la culiara por la panochita para haber gozado de todos sus encantos,

Ese viejo pervertido y barrigón se había dado el festín de su vida con las exuberancias de su curvilínea figura, besando su cuello, lamiendo su conchita, manoseando y estrujando sus pechos y sus nalgas con deseo y pasión, chupándole el culito con lujuria y perversión, donde el viejo se afano con esmero en comerse cada rincón de su descomunal trasero, preparando sus redondas y duras pompis para lo que se le venía.

Cómo era posible que don Felino fuese el primer en hombre en hacerle el amor, un viejo de esos que le daban asco y le repugnaban por sus pervertidas miradas llenas de calentura hacía sus grandes y desarrollados atributos juveniles, ya que varias veces lo había sorprendido mirándole el trasero con lujuria, haciendo que se indignara por lo descarado que llegaba a ser el pervertido conserje.

Pero lo que sin duda alguna más le afectaba, incluso más que haberse entregado a un viejo de horrible aspecto físico y avanzada edad, era que simplemente había la experiencia más increíble y placentera de sus 18 años, su cuerpo estaba plenamente complacido por todo el placer que le había propinado el experimentado vejete, descubriendo que era una chica multiorgásmica gracias a los 5 orgasmos que don Felino le hizo alcanzar, en el fondo estaba feliz y radiante.

Ahora la nena se sentía sucia por todas las cosas que había hecho, le estaba siendo duro racionalizar que se había acostado con un viejo, de solo imaginar que diría su padre si se enteraba le hacía sentir pánico, por lo cuál decidió ir a ducharse para ordenar sus ideas y quitarse esas desconcertantes sensaciones que le acechaban la entrepierna, aquello era lo que más le afectaba, que a pesar de todas sus culpas y arrepentimientos, su cuerpo reaccionaba de esa manera cuando pensaba en don Felino y su pene.

La adolescente una vez dentro de la ducha, sabía que su cuerpo hace bastante tiempo venía reclamando a gritos ser consentido, necesitaba desahogarse y liberar esa energía que sentía contenida, con el pasar de los días su calentura y excitación no dejaban de crecer, aunque intentara no pensar en ello, su cuerpo la traicionaba reclamando alguna atención, delatando sus deseos por entregarse a los placeres carnales, su instinto de hembra estaba anhelando sentirse mujer y desatar esa enorme calentura, ahora sabía muy bien lo que su cuerpo necesitaba para estar más calmo, verga, mucha verga.

Por eso se había preguntado qué pasaría si fuese más provocativa para vestir con el tremendo cuerpazo que se gastaba, de solo imaginarse saliendo a correr con esas calzas ajustadas y transparente la hicieron estremecerse por las cosas que le podrían decir, ya que se veía demasiado provocativa, rozando lo vulgar por su pronunciado pubis que se marcaba muy notoriamente a través de la transparencia, además que las robustas dimensiones de sus enormes nalgas se revelaban de manera obscena, pero a pesar de sus prejuicios, quería usarlas, quería salir así y sentirse en armonía con la voluptuosidad de su cuerpo adolescente, sin saber que aquella decisión la llevaría terminar transformándose en la puta de un viejo.

La nena cuando salió no pudo evitar sentirse feliz por el hecho que reconocieran su belleza, produciéndole satisfacción de saberse atractiva y deseada para el sexo opuesto, sintiéndose el centro de atención de las miradas masculinas e incluso algunas femeninas, cada vez más orgullosa por ser la dueña de un cuerpo tan privilegiado, experimentado una vanidad que nunca antes había sentido, pero fue cuando esos cuatro obreros cincuentones, que más parecían una jauría de lobos hambrientos y sedientos por sus desarrolladas formas.

Produciéndole placenteras sensaciones que recorrieron todo su cuerpo al sentirse admirada y deseada de manera tan intensa, las cuales aumentaron cuando le soltaron las vulgaridades que deseaban hacerle en la intimidad, sintiendo un nerviosismo de solo pensar en las cosas que le dirían cuando vieran su retaguardia con esas calzas.

Qué melones tienes pendeja tetona, tienes cara de que te fascina la verga, dale bebita chúpame el biberón que lo tengo lleno de leche espesa, tremendo pedazo de culo nena, ¿te gusta mostrar las nalgas pendeja rajona?.

La dulce chiquilla muy confundida volvió a inquietarse bajo el agua cuando recordó esos comentarios, sobre todo cuando escuchó al señor de piel oscura que parecía gorila por su contextura gruesa junto a esos brazos enormes y tonificados, le pareció muy intimidante por su
color de piel y las cosas que decían de los hombres de color, ademas que la miraba como si quisiera violarla.

Que ganas de ponerte en cuatro y romperte esas enormes nalgotas a vergazo limpio puta calienta vergas.


Angie mientras enjabona delicadamente su hermosa figura sintió una intensa y poderosa sensación, generando un intenso calor que evocaba desde su conchita hacía cada parte su cuerpo, obligándola a bañarse con agua helada, ya que nunca se habían referido a ella de esa forma, la había llamado puta, ahí había comenzado todo, eso era lo que más le había marcado junto con sus deseos de romperle el culo, no sabía porque, pero algo le produjo esa palabra cuando la escucho, que la mantuvo en un estado de excitación constante, sabía que era una palabra sucia y vulgar, la había escuchado antes, pero nunca se lo habían dicho a ella, ahora ya lo sabía en carne propia, ya que se había comportado como tal, además ya sabía a ciencia cierta lo que deseaba hacerle ese obrero de viejo de piel oscura.

La culona jovencita apartó de forma inmediata esos pensamientos y deslizó el jabón por toda la extensión de su redondo e imponente trasero, como también por el canal que separaba tan majestuosas montañas de carne, podía reconocer claramente que ahí se habían despertado facetas de su personalidad que no conocía, ya que siempre se desconcertaba porque pudiesen existir hombres tan asquerosos y desvergonzados como don Felino, que ni siquiera disimulaban sus miradas.

Por hombres así era la razón porque nunca le había gustado vestirse ajustada, para no despertar esos bajos instintos que provocaba en los hombres, especialmente los hombres maduros y los viejos pervertidos, que le miraban el culo como si quisieran romperle las nalgas, le daba mucho miedo que algún día un degenerado no pudiese aguantar más la calentura que provocaba la exuberancia de sus juveniles atributos, y pudiera terminar abusando de la inocencia de su cuerpo.

Además siempre se indignaba con esa clase de comentarios, sobre todo viniendo de tan desagradables sujetos, pero esta ocasión por alguna extraña razón eso no ocurrió, ya que en el lugar más recóndito de su mente, había disfrutando despertar aquellos bajos instintos en ese grupo de viejos calientes, que sólo podían soñar con una jovencita tan voluptuosa como ella, pero que jamás podrían tenerla, brindándole ese intenso y perverso placer morboso que le dejó completamente empapada la vagina.

Mientras sus manos ya recorrían sus robustas piernas para llenarlas de espuma, no entendía cómo pudo sentir aquellas íntimas y placenteras sensaciones con esos viejos lujuriosos, menos en plena calle, ya que ella siempre había sido una chica decente, hasta ayer, que se calentó de solo pensar en todas las morbosidades que podrían estar deseando hacer con ella, descubriendo que había disfrutando sentirse el centro de atención de aquellos lascivos señores, de calentar y excitarlos a conciencia con su voluptuoso cuerpo adolescente.

En aquel el momento no supo describir lo que sintió, pero a medida que iba recordando lo sucesos, iba comprendiendo que su necesitada condición de entregarse a los placeres carnales eran evidentes, de sentirse amada, admirada, deseada, vivir esa calentura que por tantos años llevaba reprimida, de entregarse a los brazos del placer y desatar toda su pasión.

La inocente jovencita con rostro de niña y cuerpo de mujer, llevó la mano derecha a su intimidad con la intención de asear la inmaculada zona, sabiendo que no pudo evitar que se despertara la puta que había disfrutado de provocar, le había gustado despertar aquellos impulsos en esa clase de hombres, pero lo que más le había calentado fue imaginar las posibles consecuencias de su vestimenta, por ejemplo qué ese viejo gorila impulsado por la calentura que provocaba la exuberancia de sus juveniles atributos, pudiera terminar rompiéndole el culo como se le diese la gana junto con los otros señores. Eso que siempre le había dado miedo, ahora le había calentado a tal punto que había terminado entregándose a don Felino, convirtiéndose en la puta del viejo conserje de su villa.


Pero inmediatamente apartó esas perversas ideas de su cabecita, después de lo que había pasado no podía seguir alimentando ese tipo de pensamientos con más hombres, ya estaba muy arrepentida por el solo hecho de haberse acostado con don Felino, no podía seguir recordando ahora a los obreros, pero tampoco podía olvidarse de ese vagabundo cochino y asqueroso de unos 65 años que estaba tirado a los pies de un árbol, el cual se veía muy mal físicamente.

Déjame lamerte el sudor y chuparte la zorra culonsita puta…

Angie cuando escucho esa última palabra fue dominada por una sensación que la hizo quedarse paralizada observando cómo el degenerado viejo se acariciaba la verga por encima del pantalón con una mirada llena de lujuria y perversión, quedó atónita de la impresión y la conmoción por unos 3 segundos, con su inocente y curiosa mirada puesta en la entrepierna de ese viejo vagabundo, sin decir nada se dio la media vuelta y salió corriendo a toda velocidad con el corazón palpitando a mil.

Todas esas situaciones la habían dejado en un estado de calentura que la había llevado comportarse como nunca lo había hecho hasta ese momento, provocando a don Felino numerosas veces para sentir esa poderosa y reciente sensación de sentirse admirada y deseada por hombres que supuestamente jamás podrían tenerla, ese morboso placer de sentirse deseada por viejos asquerosos, pervertidos y degenerados, la había llevado a encontrar el placer más grande su vida.

La culona adolescente no se había dado cuenta, pero mientras se aseaba pasaba sus dedos cada vez más cerca del clítoris, inconscientemente se estaba masturbando suavemente pensando en todos los orgasmos que había sentido con don Felino, donde solo con el primero había terminado pidiéndole lo que en el fondo quería, experimentando un placer colosal que la hizo moverse lascivamente con sensuales movimientos de cadera, meneando el culo de manera endemoniada sin cesar los apretones de sus descomunales nalgotas a la vergota del don Felino, quién la punteaba como si estuvieran culiando, mientras su conchita se estremecía entre fuertes espasmos que expulsaban abundantes líquidos, corriéndose por varios segundos en un prolongado orgasmo que le hizo ver las estrellas.

Mmmmm ¡aaah aah sí sí que rico me ummm no aguanto más, me voy a venir, me voy a venir, ¡aaah aah sí sí quiero vergaaaa, deme verga don Felino, deme vergaa aaaah ooooh mmmm me vengo oh oh oh sí sí sí.

Detuvo inmediatamente aquellos tratos tan placenteros que brindaba a sus estrechos y tiernos labios vaginales, mientras su corazón se agitaba por las cosas que estaba imaginando, su conciencia y su lado racional, le cuestionaban cómo podía estar tocándose pensando en esas cosas después de sus culpas y arrepentimientos.

No podía volver a excitarse después de las culpas que la acechaban, de solo imaginarse que dirían sus padres de saber lo que había hecho, le hacían cuestionarse todo, no podía seguir ese camino, lo que tenía que hacer era enterrar y olvidar para siempre su indecoroso encuentro con el viejo conserje.

Tenía una gran confusión por lo que había sucedido, no podía decir que estaba traumada, pero no terminaba de creer lo que había hecho, sabiendo que había terminado ese capítulo de su vida, poco a poco debía retomar la normalidad, pero lo que ignoraba la inocente colegiala, es que a partir de ese día había comenzado su camino hacía la perversión y degradación absoluta de su persona, a menos que un milagro ocurriese, sin embargo su cuerpo estaba ardiendo en calentura, a pesar de sus miedos y arrepentimientos, estaba ya demasiada excitada por recordar todas las cosas que había hecho con don Felino.

Ummm será solo por esta vez, está será la última vez que pensaré en esto.


Entonces ahí, solo con la excusa que sería la última vez, fue que se permitió seguir navegando a través de sus órgasmos mientras sus dedos reanudaron las estimulaciones sobre el botoncito de su conchita, mordiéndose los labios de recordar como ese enorme pene le presionaba la ajustada entrada de su tajito, que no cedió ningún centímetro ante el enorme glande del viejo, pero a pesar del tremendo placer que sentía, una parte de ella le decía que no podía entregarle su virginidad a un hombre así, pensando que si se la chupaba iba a poder evitar que don Felino la desvirgara.

Pero lo que más le sorprendía de ese evento, era que en ningún momento le pidió que no se la metiera por ahí, no hubo ninguna queja ni resistencia de su parte porque ese viejo feo y barrigón estuviese intentando meterle la verga por la conchita, ya que estaba siendo dominada por esa poderosa sensación de sentirse a merced del placer que le daba don Felino.

Quién le hacía sentir lujuriosamente las gruesas dimensiones del enorme instrumento de carne palpitante, que emanaba un calor que le producía una excitación incontrolable, que la llevó a pegar con desenfreno su entrepierna contra la tremenda pichula del viejo, gozando como se deslizaba esa enorme cabezota sobre sus empapados labios vaginales, con suma facilidad por los abundantes líquidos que ambos producían, los cuales se mezclaban morbosamente producto del caliente roce que le hacía presagiar que don Felino la estaba preparando para hacerla su mujer debido a su nula resistencia.

Aquello le causó un descontrol en su interior de solo imaginar el tremendo vergón del viejo entrando por algunos de sus orificios, aquello fue el detonante para estallar en un segundo orgasmo aún más poderoso que el anterior, producto de sentir el tacto del grueso glande intentando meterse en su estrecha vaginita, mientras le comía y le chupaba las tetas lujuriosamente al mismo tiempo que le abría y le juntaba las nalgas como se le daba la gana.

Uhmmm sí don Felino, me gusta, me gusta sentirlo así de grande, se la quiero chupar don Felino, se la quiero mamar, mmmm don Felino que rico, me voy a venir, me vengo de nuevo…

Pensaba que inocente había sido al creer que ese pervertido vejete iba a renunciar a la oportunidad de gozar lo que más deseaba su cuerpo, sus pompis, despertando a esa Angie que estaba deseosa por comerse la enorme pichula del viejo, sin embargo jamás le iba a decir que fue el primer hombre de su vida en todo aspecto, ese triunfo nunca se lo iba a revelar, a pesar de que así era.

Ummm don Felino por favor, déjeme chupársela, déjeme chuparle el pene por favor, le prometo que no lo defraudaré...

Se calentaba y se avergonzaba por igual, al recordar cómo lo miraba a los ojos con su inocente mirada y le pedía de manera sumisa, mientras le acariciaba los muslos cariñosamente, le estaba encantando sentirse tan puta y complaciente con el viejo, quería chupársela, no podía resistirse más a la gran excitación que le generaba ese viejo con su tremenda pichula, y se lo intentaba decir con su mirada.

La nena en el momento que chupaba cada vez más engolosinada, mamando con todas su ganas contenidas, desesperada subía y bajaba cada vez más rápido a través de la enorme barra de carne, pasando su lengua por todo el glande, para luego volver a meterla dentro su boquita, llenándola de saliva, apretando con ansiedad sus gruesos labios, comiéndole la verga con auténtica pasión, con una gula incontrolable donde solo deseaba chupar y chupar, que la incitó a mamarlo como si se me fuese la vida en ello, no quería defraudarlo, quería complacer a ese viejo, quería darle placer, mucho placer.

La colegiala ya no pudo aguantar más la tremenda calentura que la estaba dominando por recordar cómo se comía la rica pichula del viejo conserje, fue así como empezó apretarse desenfrenadamente los tetones, los estrujaba casi con violencia, tal cual lo había hecho don Felino, mientras seguía recordando la pasión y lujuria que desbordaba chupando afanosamente el enorme miembro, ya ni le importaba el estado de sus lastimas nalgas, porque ella sola se las abría y las volvía a juntar con lujuria, pegándose incluso algunas nalgadas que la ponían más caliente, llevándose un dedo a la boquita comenzó a chuparlo imaginando la deliciosa verga del vejete.

Demostrando que había nacido para mamar, ya que fuera de haberlo hecho muy bien, su actitud era digna de una actriz porno, demostraba espontáneamente cuánto le había gustado la verga, donde solo con su primera vez se había revelado el amor y la pasión que sentía por esa parte de los hombres, logrando hacer acabar al experimentado maduro que poseía mucha resistencia en menos de cinco minutos, dejándola completamente bañada en abundante semen de viejo acumulado.


Con los ojos cerrados fue saboreando y degustando el líquido que albergaba dentro de su boquita, el cual poseía un sabor entre ácido y amargo con una consistencia muy espesa, con el corazón latiendo a mil se la fue tragando cómo si fuese el néctar más preciado del mundo, si bien el sabor no era muy agradable, estaba orgullosa de haber logrado complacer al experimentado vejete con su primera felación. Luego don Felino la había llevado al orgasmo chupando el culo y la concha, metiendo un dedo por sus nalgas, haciendo que ella misma fuese quien se entregará por su propia voluntad.

Mmmmm ¿me vas a entregar las nalgas pendeja culona, quieres que te rompa los cachetes?

¡Aaaaah aaaah sí que rico mmmm sí que placer uhmm sí, mmm quiero que me haga eso, mmm sí quiero que usted sea el primero don Felino, quiero entregarle las nalgas ummm ahhh sí quiero verga, quiero que me la meta, méteme la verga la papi, mmm sí me vengo papito mío!!
!

La nena sintió como la vista se le comenzaba a nublar nuevamente por las ricas tocaciones que se estaba aplicando en la conchita, si bien nunca le había gustado masturbarse, ni tampoco tenía experiencia en hacerlo, después de ayer, sentía que conocía mejor su cuerpo, había adquirido estímulos para saber qué era lo que gustaba, avecinando un tremendo orgasmo que le hizo sacudir y mover ese enorme par de nalgotas con deseo y provocación, imaginando que sentía la descomunal vergota del vejete dentro de ella nuevamente, al igual que su cuarto orgasmo, cuando ese viejo le estaba reventando el culo de forma salvaje.

¡Aaaaaaaaa mmmm si mmmm mmm sí don Felino hágame su puta, mmm quiero ser su bebita puta, mmm porque me encanta todo lo que me hace, me encanta su verga ahhh ummm, siga culiandome así, ooh que rico me culea papi, uhmmm más fuerte don Felino, más fuerte, ummm así deme recio, deme duro, rompa mis pompis por haberle entregado las nalgas como una cualquiera.

La chica se avergonzó mucho por las cosas que había dicho, ella no decía malas palabras, siempre había sido muy educada y correcta con el lenguaje, sin embargo, se había sentido muy bien en el fondo de haber expresado la calentura que sentía de esa manera tan libre por primera vez, dando gritos a todo pulmón, sin importarle si los vecinos podían escuchar como se la estaban culiando, presa del placer y la excitación más grande de su vida al sentirse penetrada por primera vez de forma tan salvaje, ignorando que efectivamente alguien de su vecindario había escuchado sus lujuriosos gritos de placer.

La perversa colegiala que estaba muy cerca de alcanzar el orgasmo con esos deliciosos tratos que se estaba aplicando, llenándose el dedo índice de jabón, lo llevó a su ano y comenzó a meterlo suavemente, sintiendo fuertes molestias, pero a pesar de sus dolores, siguió empujando buscando nuevamente las placenteras sensaciones de sentirse penetrada por el ano, mientras su otra mano se acariciaba vigorosamente la concha, masturbándose con todo al recordar como ese viejo se la culiaba y los planes que tenía para ella.

Ummmmm mmm así goza la verga de tu macho bebita puta, goza cómo se siente una verga de verdad, como te hago mi mujer, mi puta, te dije que te iba hacer adicta a mi pichula pendeja potona y que te quiero adoptar, porque pienso hacer muchas cosas contigo, te voy a emputecer nena, te voy hacer la más puta.

La voluptuosa chamaquita era inconsciente de todas las cosas que deseaba hacerle ese viejo, de solo enterarse de alguna de sus idea le haría entrar en razón, pero esa Angie que se había despertado, deseaba de verdad que ese viejo le hiciera todas esas cosas, donde impulsada por el orgasmo más fuerte de su vida volteo su rostro para besar a don Felino con calentura y desenfreno, entrelazando sus lenguas en una danza circular que desembocaron apasionados besos llenos de lujuria que demostraban sus sentimientos hacía ese hombre que le había hecho sentir cosas que nunca había sentido con los chicos de su edad, por eso nunca había pasado realmente de los besos.

Aaaaaaaaaah aaah sí me vengo papi, mmmmm que placer papi, ummmmm aaah aah qué placer más grande papito mío ooh ooh sí hágame todo eso, mmmm sí me vengo mmmm que rico papi.

Lo que se reafirmó en su último orgasmo cuando se desplomó sobre la enorme barriga después de haber acabado juntos, descansando su cabeza en el pecho del vejete, sintiendo como la espesa y caliente leche de su macho, caía por su culo roto, para luego acurrucarse a su lado mientras el conserje la envolvía con su brazo para acariciarle la espalda y el trasero, como si fuesen una pareja de enamorados descansando y besándose de vez en cuando.

En ese instante supo que jamás podría olvidar todo lo que había experimentado con don Felino, quién se había transformado en el primer hombre de su vida, en su macho como le decía, en ese reconocimiento supo no podía aguantar más, se iba a correr, por lo cual se permitió imaginar por ser la última vez que pensaba en ese tipo de cosas, que don Felino se la metía nuevamente.

de manera ruda y dominante, con esas imágenes fue que empezó a correrse prolongadamente entre gemidos y gritos de placer combinados con sensuales y lascivos movimientos de su voluptuosa figura, que contoneaba sin cesar sus penetraciones a los respectivos orificios, entregándose ya sin reparos al placer que explotaba y se liberaba nuevamente en su cuerpo.



¡Uhmmm aaaaaah aaah aaaah! don Felino usted es mi macho y quiero ser su puta aaah! aahh aahh para que me siga haciendo adicta a la verga, mmm soy su bebita complaciente don Felino, su puta, solo tuya papito oohhh aaah sí sí ummmm…

Angie después de aquel placentero orgasmo, se prometió que nunca más volvería a pensar en ese hombre, de ahora en adelante iba a seguir su vida con normalidad, haciendo como si ese día nunca hubiese pasado, aunque sabía que era imposible, ya que después del placer le vino la culpa, sintiendo que debía hablar con alguien, necesitaba conversar y poder contar lo que estaba viviendo, desahogarse.

En su pieza inmediatamente pensó en una de sus mejores amigas, su nombre era Lucila, una rubiecita de ojos azules y de muy lindas facciones, su cabellera era semi ondulada y le llegaba hasta la mitad de su espalda, sus pechos eran redondos y duros, tentadores, un trasero impresionante, que si bien no era tan grande tan grande como el suyo, era el segundo más grande del colegio después de ella, sus medidas son 92 65 98.

Poseía bastante experiencia en el ámbito sexual, desde hace 3 años se había estrenado por todos lados, era de esas chicas que siempre contaban sus experiencias con los diferentes chicos que iba conociendo, dando mucho detalles a cosas que ella no conocía, además le encantaba vestirse ceñida y sacarse provecho, así que era una de las chicas más sensuales y populares del colegio.

Sabía que su amiga había pasado por lo mismo, porque un día había llegado al colegio caminando con dificultad, contándoles luego que se la habían metido por el culo, así que no dudo en llamarla para que le aconsejará, pero en ese momento miró el cubrecama donde se había derramado el semen que provenía de su mancillado esfínter, después que don Felino le llenara el culo con abundante leche espesa de viejo acumulado.

Aprovechando que aún faltaba para que sus papis llegarán, lo tomó rápidamente junto con la ropa que había usado ayer, mirando con particularidad esas calzas blancas que la habían llevado a vivir cosas increíbles e inexplicables, metió todo inmediatamente a la lavadora para luego cerciorarse meticulosamente que no hubiesen rastros de su lascivo y apasionado encuentro con don Felino.

La chamaca antes de llamar a su amiga se fue a vestir, pensó mucho qué ponerse, por un lado deseaba seguir vistiendo ajustada, no quería retroceder y volver a esconder su exuberante figura después de tantos años de complejos y vergüenzas, pero al recordar cómo había terminado por salir con aquellas calzas, le dió mucho miedo volver a sentir esas oscuras sensaciones que la llevaron a terminar completamente dominada por un viejo pervertido de casi 60 años..

Después de pensarlo, decidió que no daría marcha atrás, iba seguir vistiendo ajustada, quería demostrarse que podía ser más fuerte que esas morbosas sensaciones de calentura y excitación que le había provocado sentirse admirada y deseada por hombres de aspectos desagradable, viejos pervertidos y degenerados, no podía limitarse por la existencia de esa clase de hombres, debía controlar e ignorar aquellos impuros impulsos para poder vestirse con ella deseaba.

Pero tampoco quería ser evidente con cambios radicales, menos llamar la atención de sus padres, aunque este último era más por su papi, le daba miedo saber la impresión que podría causar, ya que por otro lado, a su a su mami le encantaba vestirse ajustada y provocativa, de hecho ella siempre la impulsaba a vestirse más sensual, no como lo hacía ella, con ropas anchas y escondiendo su figura.

Por lo cuál decidió hacer una combinación entre su estilo antiguo y la nueva Angie que deseaba comenzar a vestir más ceñido, así se puso en marcha revisando sus prendas para seleccionar lo que se pondría, después de quince minutos revisando supo que usaría, aunque aún estaba indecisa con la ropa interior, lo más lógico era que ocupará un calzón grande para protegerse y resguardarse las pompis, pero uno así le iba a lucir mal y se le iba a marcar, por lo cuál empezó a buscar dentro del cajón de ropa interior.

Donde encontró algo que le gusto, era un fino hilo colaless de color negro que le había regalado su madre para su último cumpleaños, por delante estaba compuesto por delicados encajes transparentes que mostraban su delicioso monte de venus, mientras que los laterales y la parte trasera eran unos simples y delgados hilos que apenas se notaban, de echo quién la viese por detrás pensaría que no esta usando nada, lo cierto es que ese pobre hilito no tenía nada que hacer ante sus enormes nalgotas

Luego se puso por debajo un calza de color negro a la cintura que era igual de ajustada que la blanca de ayer, solo que estas no eran transparentes y le llegaban hasta los pies, pero de igual manera se dibujaban sensualmente sus curvilíneas caderas, junto con sus piernas que se marcaban sabrosamente a través de tela, en especial sus carnosos mulos que se notaban macizos y contundentes, pero el verdadero espectáculo era ver como se marcaban de manera desvergonzada las obscenas proporciones de sus descomunales glúteos, que tremendo era el culo monumental que tenía nena con esos 115 centímetros de nalgatorio, cualquiera que lo viese se quedaría sorprendido del trasero que poseía, sobre todo con esa cinturita de avispa que acentuaba más sus enormes, duros y respingones cachetes.

Por arriba decidió utilizar pezones para no ocupar sostén, ya que pensaba ocupar un top de color blanco que le quedaba por encima de la pancita y se le entallaba en el dorso, se sostenía de los hombros por dos finos tirantes, que más abajo formaban un leve escote circular que ocultaba los chupones de sus enormes chichotas, aún así sus desarrollados tetones adolescentes se dibujaban perfectamente a través de la tela, redondos y turgentes, muy bien puestas en su lugar, siempre mostrándose orgullosos y desafiantes.

Finalmente se puso por encima del top una camisa color verde menta con girasoles blancos que era algo ancha y le quedaba por unos diez centímetros por debajo de las nalgotas, haciendo que pareciera que iba con un mini vestido, al mismo tiempo que le daba un estilo más urbano y callejero, esto le permitía que pudiese usar calzas ajustadas, pero que a la misma podría ser sutil con sus cambios, por arriba se soltaba unos botones para mostrar el inicio de su canalillo.

Entre el top blanco y la calza negra quedaban unos diez centímetros que mostraban su ombligo y su estrecha y sexy cintura, haciendo que la colegiala se viera despampanante, se veía espectacular con prendas que ajustarán su exuberante figura, por debajo escogió unas zapatillas blancas, se maquilló levemente los ojos y se peino dejando su larga cabellera sin amarrar, ya que le encantaba lo femenina que le hacía lucir.

Una vez lista, se fue a desayunar porque tenía mucha hambre después de todo esfuerzo físico que había realizado culiando con el pervertido viejo conserje, se hizo un par de huevos con una vienesa, los acompaño con pan y jugo de naranja, sin poder evitar pensar tonteras que se le venían a la cabeza relacionadas con los grandes genitales del conserje, después de ello le marcó a Luci, como le decía ella.

Hola amiga, ¿cómo estás?

Hola Luci, necesito hablar contigo, pero debes prometerme que no se lo contaras a nadie.

Angie me extraña, siempre nos hemos contado todo y nunca nadie se ha enterado de las cosas que hablamos, sabes que puedes confiar en mí para lo que sea.

Sí lo sé amiga, es que me da vergüenza decirlo, aaah ya, ahí voy, mmm lo hice amiga.

Aaaaaaay amiga que emoción, hasta que al fin diste el paso, felicitaciones, ¿quién fue el afortunado?

Gracias Lucila, pero eso es lo que más me complica...

¿Por qué amiga?

Es que no puedo creer con quién lo hice Luci, no me vas a creer.

Angie ya no seas así, sabes que no te voy a juzgar, además me pones ansiosa con tanto suspenso que le pones, dime ya.

Ay Luci qué vergüenza, por favor no le cuentes a nadie, pero lo hice con... d-don Fe…fe-felino

¿¡Queeeeeeee!!??, ¿el viejo conserje?, ¿es una broma, cierto?

No amiga… estoy hablando enserio.

Amiga pero como paso eso, no me lo creo, de verdad me estas diciendo que ¿le entregaste tu tesoro a ese viejo?

Es que, fue por las pompis…

¿Le entregaste las nalgas a don Felino?.

Lucila no lo digas así por favor que me da mucha vergüenza y pena hablar del tema.

Angie por dios, es que no te imagino a ti... la más deseada del colegio con un viejo así de fe, lo siento amiga, no quise ofender....

Lucila eso es lo que más me afecta, no se como pude hacerlo... pero ayer estaba muy....

¿Caliente?

Umm sí, pero ahora estoy muy arrepentida y tengo pena amiga...

Amiga la verdad yo no sé como has aguantado tanto sin hacerlo, pero no deberías sentirte apenada, yo he estado con maduros, aunque no tanto como don Felino jajaja, y dejame decirte que han sido las mejores experiencias, por eso lo importante es saber, ¿lo disfrutaste?, ¿pudiste alcanzar un orgasmo por ejemplo?

Uhmmm sí Lucila, cinco.

¿¡Queeeeeeee!!??, ¿me estás hablando en serio?

Si amiga de verdad...

Vaya con Felino, jamás pensé que fuera un semental siendo ya un abuelo...

Ay amigas que cosas dices...

¿Sabías que la mayoría de chicas de nuestro curso no sentimos nada en nuestra primera vez?

Fue doloroso y frustrante por la inexperiencia de los chicos de nuestra edad, y las siguientes tampoco fueron mejores, ya que terminaban antes de que pudiese sentir un orgasmo, entonces deberías sentirte agradecida.

Luci eso también me tiene muy confundida, porque la verdad, lo disfruté mucho, pero el tema es que ahora me duele mucho, además me pegó mucho en las pompis, me las dejo coloradas, tengo mucho miedo de que pudiera hacerme daño amiga, por eso te llame..
.
Ummm amiga, no puedo creer lo pervertida que eres para haberlo hecho por ahí, y no sé porque me imagino como te dejo ese viejo con el tremendo poto que tienes, se tuvo que haber vuelto loco con tanto culo jiji...

¡¡Lucila!! Exclamó de la vergüenza ya que ciertamente era como su amiga decía.

Lo siento ajaja, no pude evitarlo, pero no te preocupes amiga, yo tengo todo lo necesario para que estés bien, vas a ver que pronto te vas a recuperar, si quieres nos podemos juntar después del almuerzo para beber una cerveza y me cuentes los detalles sabrosos.

Gracias amiga, me siento mejor después de contártelo y que no lo veas tan terrible, nos vemos, bye.

De nada, tú traes las cervezas.

La joven respiró más aliviada sintiendo como parte del peso que sentía en su pecho se desprendía, le había servido conversar con alguien acerca de lo que estaba pasando, además que su amiga no la había juzgado, al contrario, la había comprendido, ella ya había pasado por muchas cosas dentro del ámbito sexual, se sentía mejor, más liberada y relajada, aún así, le faltaba hacer dos cosas para quedarse completamente tranquila, ambas igual de importantes y complicadas, la primera era hablar con sus padres, sabía que la culpa no le iba a permitir a mirarles a la cara si no confiaba en ellos, ya que siempre la apoyan en todas sus decisiones, en especial con su mami, que siempre la aconsejaba como mujer para que estuviese en paz y aceptación con su cuerpo, con ella misma, por ese lado sabía que su madre era quién mejor la iba a comprender.

Lo segundo era conversar con el viejo para decirle que no se saldría con él, ya que no quería que pasara nada más entre ellos, cuando en eso comenzó a sonar el ringtone de su celular, un número desconocido la estaba llamando, pero quién podría ser un día domingo, sería que era quién ella creía, no había manera de que supiera su número, algo indecisa contesto la llamada con el corazón latiendo a mil, pero solo era una grabadora ofreciendo portabilidad numérica.

Habrán pasado unos quince minutos cuando escucho el timbre de su casa, haciendo que nuevamente su corazón se agitara junto con el nerviosismo al intuir de quién podría tratarse, quién seguramente volvía para seguir gozando de su cuerpo después que ella misma se había declarado como su puta, ese viejo pervertido venía a dominarla nuevamente sabiéndose dueño de su primera vez, venía a reventarle más el culo, o quizás ahora venía a hacerla su mujer y se la iba a meter por la panochita, le venía a romper la telita, venía a robarle su más sagrado tesoro, la virginidad de su conchita, y junto con ella su dignidad.

Todas estas ideas y más pasaron en su cabecita por esos instantes mientras caminaba pensando que algo así no podía ocurrir, si bien la chiquilla tomaba pastillas anticonceptivas, no podía dejar que ese hombre también tomará la virginidad de su estrecha panochita, menos después de lo de ayer, que había sucumbido al primer orgasmo de su vida cuando ese viejo le restregaba la babosa y obscena cabezota de su pene entre los labios vaginales de su empapada y afiebrada conchita, haciendo que los mocos que producía esa inmensa verga lechona se mezclarán de forma vulgar con los caldos de su almejita.

Ni siquiera había cuestionado las posibles consecuencias de haberse dejado penetrar por ahí, como el tema del embarazo, ni siquiera le había importado que sus flujos se combinarán con los líquidos de ese viejo asqueroso, ni siquiera se había cuestionado el tema de usar protección, siendo que ese viejo hasta le había confesado que había estado con varias putas, no podía creer cómo había sido tan irresponsable, ella no sabía si ese viejo se cuidaba, sobre todo si se acostaba con prostitutas, simplemente no podía dejarse penetrar la panochita, muy asustada se asomo por la ventana y suspiro de alivio al ver que era el cartero.

Luego se encaminó hasta el negocio de don Juan para comprar, mientras iba caminando se puso muy nerviosa sintiendo como su corazón se agitaba por el hecho de encontrarse con don Felino, para suerte suya eso no ocurrió, ya que el vejete en esos momentos andaba arreglando un problema con las cañerías del gas, ya que era otro de sus oficios, la gasfitería.

A medida que se encaminaba hacía el negocio de don Juan, noto que rápidamente se volvía el centro de atención de todo los hombres viejos, jóvenes y adultos que se cruzaban con ella, ninguno se podía sustraer a la vista de las enormes nalgotas que se bamboleaban de un lado a otro, a pesar de que la chiquilla estuviera usando esa camisa bien holgada, su vestimenta se podía interpretar como si fuese con medias negras con un mini vestido holgado que apenas le tapaba el trasero, ya que era realmente imposible ocultar el desarrollo de sus inmensas nalgotas, era algo que enardecía el morbo y la calentura de cualquiera al comprobar que la dueña de semejante culazo era una niña adolescente.

Continuará...

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