Esclavitud

( Si bien tratare de que cada capitulo pueda leerse por separado, lo ideal es leer la secuencia completa )

Luego de estacionar su lujoso automóvil y recorrer brevemente el cuidado jardin que rodeaba el pintoresco chalet, el inmenso hombreton busco las llaves de la pesada puerta en los bolsillos de su mugriento mono de trabajo.
Tan solo al ingresar a la espaciosa y bien iluminada sala, vio tirado en el suelo un grueso collar de cuero, en el que se leia Laika escrito con piedrecitas brillantes, aun enganchado a la larga trailla que lo complementaba. Junto a el reposaban dos gruesas tiras de cuero mal curtido .
La súbita alarma que lo embargo, borro instantáneamente el cansancio del largo dia, poniendolo en alerta. Cerro concienzudamente la puerta, aprovechando para encender el antiguo pero bien cuidado tocadiscos y colocar el volumen a un nivel levemente alto, lo suficiente para cubrir cualquier sonido de los que vendrian, pero sin molestar a los vecinos de las casas lindantes.
Al pasar junto al inmenso sillón, que ocupaba buena parte de la sala, tomo un par de las carpetas bordadas a mano que lo adornaban y se las enrrollo en las manos, mientras caminaba a paso lento por el pasillo que llevaba a la cocina, paso sobre la correa sin juntarla, mientras se fijaba en la pesada mesa de madera dura que arrimada a la pared solia utilizar para "educar" a su mascota.
-Asi que la perrita se solto- dijo con una voz profunda, que reververo en la silenciosa cocina- y ademas tiene ganas de ser castigada!! - agregó al ver que faltaba un inmenso cuchillo de su soporte.
Sabía, por dolorosas experiencias anteriores, que la lucha inminente, seria dura, sangrienta y dolorosa. Pero eso no le molestó, mas bien llego a exitarlo un poco. Mientras revisaba el baño a su izquierda, se preparó para el ataque, no saber de dónde pronvendria resultaba un plus de excitación.
Entonces ocurrió, una pequeña figura semi desnuda aparecio por la derecha, surgiendo de la pequeña pieza de limpieza, enarbolando un cuchillo con el que lanzaba estocadas y tajos, mientras siseaba insultos y maldiciones al compas del balanceo de sus pequeños, pero perfetos senos.
El fue retrocedido hacía la sala mientras trataba de esquivar la filosa hoja o la rechasaba con sus manos envueltas, tropezó apenas con el collar perdiendo momentáneamente el equilibrio y obligándole a sujetarse de la pared,lo que dio a la pequeña de rasgos orientales, la posibilidad de hacerle un delgado corte en el pecho.
La afilada hoja Solingren, corto la gruesa tela llegando a la piel bajo ella, haciendo brotar un delicado hilo de sangre. Mientras el se recuperaba de la impresión , sintió su enojo crecer y desidio pasar al ataque. Fingió un nuevo tropiezo y espero otra estocada al pecho, cuando esta llegó, la esquivo con la maestria de la practica y contraataco con un manotazo a la cabeza de la mujer.

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