El diario de Mirielle III (final)

CAPITULO III.- “No hay quinto malo”.




.Aaaaah nena, que rico coges preciosa, mmmmmm-

FAP FAP 

Me decía Roberto mientras me la metía por atrás de a perrito, empujando con ganas su verga, mientras me magreaba las nalgas, las apretaba y las abría con cada embestida.

-¿te gusta cogerme papi?, ¿Te excita ponerme en cuatro?- le dije entre jadeos y con una voz sensual y cachonda

.-Uuuuuy nena, sabes que me fascinas estas bien rica Miri, no me canso de cogerte amor, ¡Aaaaahhhh!-

FAP FAP

Roberto era un hombre casado y con 2 hijos de 38 años, de tez blanca y tiernos ojos color miel, de barba cerrada y cabello en retirada de color castaño, de trato amable y cordial, bastante noble y tranquilo, no delgado ni gordo, de complexión normal, el tipo de hombres que no suele visitar los centros de perdición nocturnos, Roberto era un hombre de familia responsable y sin embargo, era la cuarta vez en dos meses que compartíamos la cama en aquella cómoda habitación dentro del Club de Brenda, donde toda su dulzura y gentileza se evaporaba para dar paso a un hombre apasionado y sensual, ahí se convertía en el amante salvaje y atrevido que muchas mujeres sueñan y para darle su crédito, me constaba que Roberto era bastante bueno y complaciente en la cama.

FAP FAP ¡FAP!

-Aaaay Papi, traes muchas ganas-

Le susurraba cachonda a mi amante en turno, al sentir sus embestidas con más fuerza y rapidez, el no paro de bombearme con furia por 5 minutos más, hasta que en una de esas su verga se salió de mi raja, coqueta y seductoramente sacudí mi redondo trasero invitándolo a regresar y terminar su faena.

-¡Oooops papi, equivocaste el camino, no es por ahí!-

Le dije a Roberto al sentir la punta de su verga intentar perforar mi hoyo chiquito.

-¡Heeeey!, tranquilo-
Le solté bruscamente al mismo tiempo que me volteaba para verlo a los ojos, al segundo intento de Roberto de metérmela por el culito.

-Anda Miri estas bien sabrosa nena, me muero de ganas por chingarte tu anito, ¡Pagare la diferencia!, ponte otra vez de perrito cielo-

-No papi, lo siento, no en mi chiquito-

-¡Pero Miriiii!, tu sabes que cumpliré mi palabra, te pagara la diferencia, muero por poseer tu culito, se buena y déjame chiquitearte-

-Lo siento, ¡No!-

-¿Por qué Miri?, soy tu cliente frecuente, sabes que puedes confiar en mi…

-No es eso Roberto…-

-Ok, el maldito dinero primero, está bien, ¿Cuánto por el culito?-

Me quede en silencio unos cuantos minutos, y después de pensarlo le respondí una cantidad considerable de dinero

-¿No crees que es algo caro Miri?-

-Bueno no es barato lo acepto, pero tendrías el plus de ser el primero…-

-¿Eres virgen de atrás Miri?, Woow, ¡Que rico, mmm!, virgencita del culito y con esas nalgotas mmmm-

-Mhm, así es Roberto, nunca he practicado sexo anal, mi Anito es lo único que aún me queda virgen-

-Mmmmm…En ese caso comprendo lo del precio, ¡Diablos!, desgraciadamente no traigo esa cantidad conmigo, pero la tendré para la próxima semana, ya sabes llego temprano para que no me gane otro cliente y después a darte en tu chiquito-

-Otra cosa Roberto, aunque sea puta espero comprendas que dar el culito no es fácil, es por eso que sigo virgencita de atrás, no quiero que mi estreno sea aquí, no sé si me vaya a doler y pueda controlar los gritos, mejor vamos a un hotel y ya más privadito y sin prisas te entrego mi hoyito-

-Está bien Miri, muy entendible, de una vez ponemos hora y fecha, ¿Quieres?-

Roberto y yo nos pusimos de acuerdo, acordamos lugar y hora, y como su tiempo estaba próximo a terminar, agarre su pene que ya se estaba poniendo flácido, le quite el condón que estábamos usando, y bese su glande gentilmente para luego proceder a mamárselo golosamente...
Habían pasado diez meses desde mi debut en el club nocturno de Brenda, y siendo honesta no podía quejarme para nada al respecto, mis apuros económicos eran cosa del pasado, como puta me iba bastante bien, no había noche que alguien no me invitara a su mesa por lo menos un par de tragos o incluso a un baile privado, pero lo fuerte y que me dejaba bastante más dinero era el tener sexo con mis clientes.

Sostenía relaciones con ellos al menos 3 veces por semana como promedio, de preferencia de Jueves a Sábado, sin embargo en días muy buenos incluso atendía 2 o clientes por noche, eso durante mi jornada laboral en el club nocturno, pero hacia 5 meses atrás me había hecho de clientes frecuentes y a ellos los atendía los domingos y lunes que el Club permanecía cerrado, una ocasión en Diciembre y con eso de los aguinaldos había tenido 11 relaciones sexuales en una semana, mi record personal.

Podía decirse que prácticamente recogía el dinero con pala y carretilla, ahora mi situación económica era otra muy distinta a cuando había llegado a la ciudad huyendo de mi casa, ahora rentaba un departamento muy amplio y elegantemente amueblado, podía pagarme un curso de inglés y mi inscripción a uno de los mejores gimnasios de la ciudad sin problema alguno, usaba ropa de marca, cremas y perfumes finos y caros y hasta me las había ingeniado para terminar la preparatoria abierta, si era puta…Pero si también, la vida me sonreía y me iba a las mil maravillas con mi trabajo y sabiendo que esto no me duraría para siempre, abrí una cuenta en el banco, la cual engordaba semana con semana.

Tener sexo anal con Roberto seria la cifra más alta que habría cobrado hasta ese momento, y a pesar de lo jugosa de la cantidad y de que Roberto no era desagradable, ni sucio, ni un desconocido, la verdad es que me temblaban las rodillas y se me fruncía mi anito cada vez que pensaba en el asunto, de oídas con mis compañeras me había hecho a la idea que el sexo anal era doloroso, duro y nada agradable, pero que al menos la tortura no duraba demasiado, al ser un lugar estrecho la mayoría de los hombres eyaculaban rápidamente, mi trato con Roberto era de tiempo libre hasta que el eyaculara, habría chupadas de estimulación como siempre con cada cliente, pero después de eso puro sexo anal.

La temida fecha llego, Roberto me esperaba en el lobby del lujoso hotel que habíamos pactado con la llave de la habitación en mano, yo iba vestida con un vestido entallado y a la rodilla de color negro, no quería verme como una puta vulgar en un lugar así, así que lucía elegante y sexy sin caer en lo provocativo.

Me saludo de beso con total aplomo y seguridad, y me tomo del brazo, como si fuéramos esposos, intercambiamos nerviosas sonrisas y comentarios vánales y proseguimos riendo y charlando nuestro camino hacia la habitación, me sentía más relajada y tranquila, además el pensar en el dinero que obtendría y en el tiempo que probablemente me tomaría ganarlo me confortaba y animaba a continuar con mi debut anal.

La habitación era muy amplia y bastante lujosa, una elegante alfombra de color rojo en el piso y una de aquellas primeras y caras televisiones a color de 21” a control remoto completaban el cuadro, sin más preámbulos el me dio media vuelta, quedamos frente a frente y me dio un beso en la boca.
-Que hermosa te ves Miri, como me encantaría poder cambiarte a ti por mi esposa, pero ¿Qué se le va a hacer?, demasiado tarde supongo, de cualquier forma eso no impide que pasemos unos momentos increíbles nena- comento Roberto al tiempo que depositaba la cantidad acordada en mi bolso

-No te preocupes papi, yo te hare que te olvides de todo y seré tu novia por unos instantes- le respondí al tiempo que me pegaba a él y lo tomaba por el cuello ofreciéndole mi boca y mis sensuales besos.

Ni tardo ni perezoso, Roberto reacciono a mis caricias con ardor, acaricio mi cabello, lamio mi cuello, acaricio mi espalda por arriba del vestido y gozo apretándome las nalgas con fuerza, después y sin dejar de besarnos el desabotono mi vestido y lo deslizo lentamente hacia abajo, hasta dejarme en mi sexy lencería, me levanto en sus brazos no sin algo de esfuerzo y me deposito con delicadeza en la cama, yo le sonreía nerviosa, tratando de ocultarle mi miedo.

Se desnudó frente a mi como si de la cosa más natural se tratara, me sonrió sin decir palabra ya con su pene dando muestras de vida a escasos centímetros de mi cara, me tomo de la cabeza y me hizo chuparle su verga, me comí aquella deliciosa verga por más de 15 minutos, chupe sus bolas, me atragante tratando de metérmela toda en la garganta, mordí su glande y finalmente su herramienta se mostró, dura y orgullosa, completamente erecta y ansiosa, luego con delicadeza le coloque el condón y le mire a los ojos.

Por toda respuesta me hizo un ademan de que me volteara, obedecí sumisa y algo humillada y me puse en cuatro arriba del lecho, el tomo mi pantie y la jalo hasta despojarme de mi sexy prenda y aventarla frente a mi rostro en la cama, suspire un par de veces y cerré mis ojitos, tratando de relajarme para lo que a continuación vendría.

Coloco la punta de su aparato en mi agujerito y luego presiono con algo de fuerza intentando abrirme despacio, maniobra que repitió un par de veces sin éxito alguno, yo me había aguantado evitando soltar gemido alguno, el respiro hondo un par de veces volvió a colocar su verga en mi entrada trasera y esta vez empujo con más fuerza, pero el resultado fue el mismo.

-Uffff Miri, ¡estas súper apretadita!, vaya que si eres virgencita sin duda, supuse que esto pasaría mami, así que traje cremita lubricante para facilitarnos la tarea, solo un poco y veras como mi verga resbala como cuchillo caliente en mantequilla dentro de tu hoyito-

Se unto algo de crema en la mano y se la aplico por toda su verga, luego puso un poco de la misma en mi anito.

-Estas bien nalgona nena y ahora tu suculento culito va a ser todo mío-

Coloco de nueva cuenta su verga y con la ayuda del lubricante mi chiquito cedió a la presión ejercida permitiéndole entrar lentamente a su invasor.

-¡Aaaaaahhhhh Miri, Siiiiiii!, que rico, mmmmmmm-
-¡Oooooohhhhhhh, aaayy papi!- respondí mientras apretaba la mandíbula y me mordía mi labio inferior.

Sentía un dolor quemante en mi trasero, como si me desgarraran, mucho más fuerte e intenso que cuando mi himen se rompió, algunas lágrimas resbalaron por mis mejillas, mientras Roberto seguía empujando salvajemente sin piedad alguna-

-¡Aaaaaaaaahhhhh Miri que rico culo!, ya casi tienes toda mi verga dentro, un poco más mami, solo un…mmmmmm, siiiiiiiiii, ¡aaaaaahhhh, toda adentrooo nenaaaa!-

El dolor era insoportable, quemante, ardiente, tan punzante que estuve a muy poco de regresarle su dinero y salir corriendo de ahí, afortunadamente una vez que toda su carne caliente estuvo dentro de mi culo él se quedó quieto, sin intentar siquiera un mete-saca, dándome tiempo a acostumbrarme y a que las paredes de mi ano se ensancharan lo suficiente para que el dolor cediera un poco.

No sé cuantos minutos pasaron con su verga ensartándome por completo el chiquito, pero a mí se me hizo una eternidad.

-¡Uuuuuuuhh, ooouuchh, aaaaay, mmmffff!-

-Tranquila mami el dolor desaparecerá gradualmente, solo unos minutos más toda adentro y empezare a bombearte, mmmm-

Él tenía algo de razón pues el dolor se hizo más soportable y llevadero, mis lágrimas se habían secado y no había necesidad de mantener la mandíbula apretada, el noto mi relajamiento y procedió a sodomizarme.

¡FAP FAP!

-¡Oooooooh Papiii!-

-Si mi nena culona, voy a romperte el chiquito preciosa, mmmm-

¡FAP FAP FAP FAP!

Al empezar el mete-saca rabioso, el dolor que sentía fue dando paso a un placer nuevo y extasiante, el trataba de meterme su verga con sus huevos incluidos en cada embestida, mientras me abría las nalgas por completo al sodomizarme, yo sumisa recibía gustosa sus acometidas aunque a veces el dolor volvía y me hacía estremecer y apretar los dientes hasta hacerlos rechinar de la fuerza de mi mordida.

-¡Que culo Miri, estas para que te lo revienten todos los días amor!, mmmmm, aaaaaahhh me tienes nena, ¡Aaaaah!-

Desafortunadamente para mí, ya una vez que estaba disfrutando del sexo anal, mi amante eyaculo violentamente mientras me bombeaba como un loco, debido pensé a lo estrecho de mi hoyito y a la ganas que Tenia Roberto de romperme el culo.

-¡Aaaaayy Miri, que cogidota!, eres una diosa, mmmmm- me decía mientras se verga sufría los últimos espasmos propios de una grata eyaculación y me nalgueaba con fuerza.

ZAS

-¡Ay Papi!, que rico te viniste, ooooh eres un animal-

Roberto se salió lentamente, me gire rápidamente para comprobar que toda se leche se hubiera quedado dentro del globito, sonreí satisfecha al ver que así era, nos recostamos un poco sin pronunciar palabra alguna, luego nos bañamos juntos, bajamos y me invito a cenar en el restaurante del Hotel, devore un enorme filete con papas con una jarra de Clericot, salimos abrazados del lugar, me dio un beso en la frente y nos despedimos, no sin antes el prometerme que nos volveríamos a ver, la noche apenas comenzaba, camine unos metros por la acera, para casi enseguida abordar un taxi.

Si bien la experiencia anal no había sido del todo placentera, sobre todo al inicio, me había terminado gustando y sabía que sin duda volvería a hacerlo ya fuera con Roberto o con algún otro de mis clientes muy, muy pronto, con estos pensamientos esbocé una sonrisa en el asiento trasero de aquel taxi mientras me dirigía al Club de Brenda a seguir trabajando…
El diario de Mirielle III (final)

1 comentario - El diario de Mirielle III (final)

bellaybestias +1
Muy buen post nos gusto esperamos que pase por el nuestro y comentes gracias