Romina, mi perra cap 50 a 53

Romina y la trampa del deseo 23

Oscar estaba sobre Romi en la cama cogiéndola a fondo y bien duro, estaban recuperando todo el tiempo que habían perdido, encima recién me había roto el culo, por lo que duraba un montón cogiéndola a Romi que emitía todo el tiempo sonidos de estar acabando. Yo por mi parte había quedado arrodillado al borde del sillón con la tanga todavía entre los muslos, perdida toda voluntad para moverme presa de una profunda contradicción, ofendido y dolorido por haber sido poseído analmente por Oscar, y presa de la sensación de placer indescriptible que había sentido, había tenido un orgasmo de los más profundos que recordara sin siquiera tocarme, pero a la vez que fuera un tipo desagradable como Oscar, me provocaba una sensación de lo más dolorosa, cuando volví en mi Romi estaba arrodillada en el sillón a mi lado y Oscar empezaba a sodomizarla a ella ahora, Romi me hizo girar la cabeza para besarla. Oscar la estuvo bombeando un largo rato, en un momento se salió de Romi y volvió a acomodarse detrás de mí, sentí una confusión inmensa, hice como que lo rechazaba empujando con mi culito. Romi hablo:
- Ay papi..., igual que una adolescente..., cuando una rechaza a un macho así empujándolo con la colita y quedándose dispuesta a ser penetrada lo unico que consigue es calentarlo más.
Sentí la sonrisa de Oscar al tiempo que su pija bien dura entraba ahora mucho más fácilmente, y lo sentí calientarse cuando lo empujaba con el culito. Romi tenía razón se puso más caliente al sentir como fingía rechazarlo, volvió a tomarme pasando sus manos por debajo de mi pecho y tomándome de los hombros. Empezó a hablarme al oído bien fuerte para que Romi también oyera:
- Te gusto como te partí el culito..., eh? Te encantaría que te siguiera cogiendo toda la noche...? – dijo esto y se quedo quieto con su pija enterrada al fondo de mi culo, Romi seguía apoyada con el cuerpo en el sillón pero una de sus manitos estaba en su concha pajeándose.
Sentía mis cachetes colorados, la sangre fluía a mi rostro, realmente me recordaba las calenturas de la adolescencia, pero sentía que nada podía decir. Oscar volvió a hablar:
- Quiero que me digas si queres que te siga cogiendo o preferís que pare y siga con Romi.
Yo no conteste nada, no tenía fuerzas para hablar, pero por más odio que sentía otra vez me sentía cerca de mi orgasmo sin siquiera tocarme. Quería que parara y a la vez deseaba que explotara de nuevo en mi culo, a la vez no quería que Romi sintiera esto como su máxima victoria intuía que después de esto nada sería igual.
- Si no me contestas algo voy a seguir con tu mujer. – me soltó de los hombros y se quedo incorporado con su pija incrustada en mis entrañas esperando una respuesta.
- Y...? queres que te lo llene de vuelta o sigo con ella?
- Si...
- Si que?
- Lenamelo de nuevo, me escuche decir mientras Romi aumentaba la intensidad de su paja y Oscar volvía a tomarme de los hombros y empezaba a cogerme cada vez más violentamente estuvo un rato largo todavía dándome, sentía mi cara hirviendo, Romi se incorporo y empezó a pajearme lentamente cuando Oscar se tenso y Romi se dio cuenta que estaba llegando empezó a pajearme más fuerte, otra vez sentí que Oscar me llenaba y a la vez Romi me hacía explotar a mi también cuando le mire la cara a Romi se mordía el labio inferior y su cara era de máximo placer, se puso de rodillas delante de Oscar que se había incorporado de nuevo con su pija todavía en mi culo, de rodillas detrás de mí y se besaron nuevamente. Romi le dijo:
- Gracias..., te ganaste mi respeto..., vamos a tener que recuperar el tiempo perdido..., podes pedirme lo que quieras que no te lo voy a negar...,
- Estás segura?
- No lo dudes..., lo que quieras. – dijo y volvieron a besarse, su pija seguía dura todavía en mi culo.- me parece que en algún momento no te supe valorar. Lo que quieras..., dijo recalcando su voz de puta.
- Oscar se salió lentamente de mi, su pija estaba dura todavía, se fue hacia el baño, cuando salió se besaron con Romi en el medio de la sala, aseguro que se tenía que ir porque su esposa le iba a armar una bronca y mientras mas tarde llegara peor sería. Romi lo acompaño hasta la puerta y lo beso. Yo estaba llorando en silencio. Romi pasó a mi lado y me dijo que me fuera a lavar que me esperaba en la cama. Me acosté a su lado en silencio. Luego de un largo silencio. Romi acomodo su cabeza sobre mi pecho y me dio un suave beso en los labios.
- Esto no tiene que volver a pasar. Le dije.
- No seas tontito..., de ahora en adelante va a pasar cada vez que Oscar quiera..., somos sus perritas... , dijo y puso su mano sobre mi boca impidiéndome hablar. Romi se durmió y yo sentía mis lagrimas corriendo por mis mejillas. No me podía dormir, la luz del día entraba ya por la ventana, me levante de la cama y me fui al sillón del comedor. Quería dormir solo.
Romina y yo camino al infierno

Después de lo sucedido con Oscar, paso un mes en el que la situación se fue complicando cada vez más. Cada vez estabamos más tensos e incomunicados. En algún momento me sentí en el punto más alto de saturación, ya no podía soportar más, decidí que era el momento de separarnos, cuando se lo comente a Romi, quedo como desencajada, le dije que en unos días dejaría la casa. Ella no quería saber nada, prefería irse ella con la nena a la casa de sus padres, buscar un trabajo y después buscarse un lugar, también discutimos por esto pero al final hicimos como ella quiso.
Estuvimos tres meses separados, Romi estuvo todo el tiempo mal, no salía de la casa de sus padres, estaba muy deprimida y no tenía ganas de nada. Yo seguí con el trabajo como un autómata pero no podía concentrarme en nada, la vida no tenía color, todo era opaco y sin vida. Cuando pense en el tema me di cuenta que todo lo que había pasado no era culpa de nadie yo también había aceptado el juego. Finalmente una tarde después del trabajo la fui a buscar con nuestro auto viejo, Romi me vio y vino corriendo a abrazarme la nena se prendió de mis piernas. Pusimos sus cosas en el auto y volvimos a casa. Esa noche hicimos el amor como hacía mucho tiempo no lo hacíamos. Tuvimos tres meses de luna de miel, como en nuestros primeros tiempos hacíamos el amor todo el tiempo como conejos. De a poco volvimos a los jueguitos de empezar a calentar tipos, de que Romi se dejara manosear en los amontonamientos en los parques, en fin de nuevo íbamos al mismo lugar. Los dos lo aceptamos. Una mañana, estaba en la oficina del jefe y Romi me llamo de casa el jefe la atendió y le dijo que se alegraba mucho de que estuviéramos juntos de nuevo, enseguida me pasó el teléfono Romi me contaba que estaba embarazada, me sentí muy feliz, se lo comente al jefe, que me palmeo el hombro y me felicito.
- Espero que me inviten a cenar pronto, me gustaría festejar con Uds. –sentí mi pija crecer bajo el pantalón. Ya en casa le conté a Romi que el jefe quería festejar y cogimos con mucha pasión, pero en realidad por el momento no deseábamos incorporar a nadie a nuestra cama.
A la semana del anuncio del embarazo la empresa se decreto en quiebra, todos decían que era una maniobra del gerente y del presidente, que estaban por abrir una nueva empresa y querían sacarse un montón de gente de encima. No se hicieron cargo de nada, quedamos en la calle y sin nada de dinero. Romi me consolaba todo el tiempo y me tranquilizaba, algo iba a surgir. Pasaron dos meses en que no conseguí nada, casi no teníamos sexo me sentía muy deprimido con la situación. Romi me hacía calentar diciéndome que si no la garchaba se iba a tener que buscar un machito que la cogiera. Paso una semana y me sentí peor, contaba los días, eran dos meses y una semana, cada día era un infierno para mí.
Una tarde salí a ver a unos amigos para ver si me podían conseguir algo, llegue tarde en la noche y Romi me esperaba con uno de sus vestidos transparentes, hacía mucho que no teníamos sexo.
- Hola mi amorcito, que suerte que llegaste, me siento muy calentita..., me vas a coger hoy?, porque sino me voy a ir a dar una vuelta...
- Es que estoy muy cansado amor...
- Bueno no te hagas problemas..., llamo tu ex jefe..., dice que quiere venir a cenar con nosotros..., dejo un celular..., lo llamo para que me lleve a dar una vuelta?, Me dijo mientras agarraba el teléfono. Sentí mi pija dura como hacía mucho no la sentía, le arranque el teléfono de la mano y la lleve hacia el cuarto, Ro me miraba con cara de caliente, le arranque prácticamente el vestido. Y la tire en la cama, me subí sobre ella y la monte.
- Cuidado la pancita amor...., que querrá tu ex jefecito..., tendrá algún trabajito..., o querrá trabajarme..., dijo con su voz de putita.
- Que puta que sos..., le dije y se la clave a fondo...
- Ay... amor, es que hace tanto que no salimos con nadie..., y vos sabes que tu jefe me aprecia..., la gire en la cama y la deje culo arriba. La cola no..., me dijo. Se la clave despacio en la concha y empecé a bombearla.
- Lo vamos a llamar a ver que quiere, pero no te hagas ilusiones vos sos mi hembra...
- Tú mujer..., y la hembra de él... –acabamos los dos juntos y nos quedamos dormidos abrazados. En la mañana Romi me esperaba con el desayuno preparado, me dio un beso y nos acariciamos durante todo el desayuno la nena todavía dormía. Me había comprado el diario, marque unos avisos y me prepare para salir, la situación estaba cada vez más dura. Romi me dijo que lo llamara al jefe a ver si tenía algo para mí, que lo invitara a cenar pero nada raro, la nena iba a estar con nosotros, no queremos problemas, verdad? , me pregunto

Romina y yo camino al infierno 2

Ese día otra vez la rutina, interminables colas, mucha gente buscando trabajo, poco trabajo, que si es muy grande, que su curriculum es muy bueno, que sobrepasa lo que buscamos, que esto, que lo otro. Hice una pausa para comerme un pancho y encontré en el bolsillo de la camisa una nota de Romi, llámalo al jefecito, no te olvides, preparo la cena, anotado a continuación el teléfono. Tuve una erección al momento y me dedique a comer mi pancho sentado en una plaza, primeros días de primavera, aire tibio, chicas con poca ropa, en fin, la vida no esta nada mal, pense.
Me comunique con el jefe, charlamos un rato y le dije que lo esperábamos a la noche a cenar. Seguí buscando toda la tarde, como siempre: cualquier cosa me llamaban. Volví cansado a casa. Romi me esperaba con el mate, había estado trabajando en el jardín, la nena estaba en la bañera había cumplido cuatro añitos, Romi ya tenía 32 y yo a mis 35 me sentía un viejo, sin poder conseguir trabajo. Tomamos unos mates, le comente a Romi que el jefe venía a cenar, que él iba a traer la cena que no quería provocarnos gastos. Romi no hizo ningún comentario en especial, cuando saco a la nena del baño me fui a bañar. Romi se puso un vestido elegante pero nada especial, me miro sonriente, nuestra hija cenaba con nosotros, la situación había cambiado un poco. Cerca de las nueve sonó el timbre, fui a abrir, el jefe me dio la mano y me pidió que lo ayudara a bajar unos paquetes del auto, traía un oso de peluche inmenso para la nena. Entramos a la casa Romi salió al encuentro con la nena en brazos, parecía protegerse. La nena se bajo enseguida de Romi ni bien vio el oso, vino corriendo a agarrarlo, era más grande que ella, lo miro al hombre que se lo había traído y dijo gracias. El jefe se acercó a Romi, la tomo suave de la cintura y la beso en ambas mejillas, esta Ud. tan hermosa como siempre señora. Romi solo hizo una mueca sonriendo, nos sentamos a cenar en el comedor. La charla fue transcurriendo normalmente mientras cenábamos, la nena estaba en la mesa con nosotros, tomamos bastante vino, empezábamos a estar muy alegres. El jefe dijo:
- Bueno, antes que nada quisiera desestimar todos esos rumores que dicen que el presidente y yo armamos esta quiebra, ustedes saben que soy una buena persona dijo poniendo su cara de malicia habitual. Levanto su copa y brindamos. Quería proponerles algo y digo proponerles porque se que Uds. Siempre deciden de a dos..., hizo una pausa bastante larga..., se que ud sigue sin trabajo y realmente debe ser desesperante la situación.
- Y que quiere ud, proponerme?
- Bueno en realidad proponerles... y nos miro de nuevo a los dos deteniéndose en cada uno de nosotros un tiempo bastante largo. Pocas veces he tenido una secretaria como su señora y realmente necesito alguien así, con esa disposición tan especial, dijo deteniéndose en las palabras, saboreándolas y saboreando el efecto que iban causando en nosotros que empezábamos a calentarnos. Que me brinde unos servicios tan integrales..., yo se que esta embarazada..., pero eso es un buen motivo para proponerle un sueldo todavía mayor..., serían unas horas a la mañana.
Romi no hizo ningún comentario, solo agacho su cabeza hacia su copa hizo una especie de sonrisita y no dijo nada, yo sentí una mezcla de sensaciones muy grandes, estaba muy caliente pero a la vez no me hacía gracia la idea, en realidad ya sabía cual era el trabajo. Romi lo miro al jefe, su cara le decía que era un perverso pero no había ningún rechazo sino aceptación en su mirada, el jefe levanto su copa y brindo nuevamente, Romi choco su copa con él.
- Bueno mi marido, debe tomar una decisión..., a mi me encantaría colaborar en mi hogar..., pero no me gustaría que mi marido se sienta desplazado..., él es el hombre de la casa dijo sonriendo. Yo me sentí profundamente turbado no sabía que decir.
- Yo..., en realidad..., pense que me ofrecería algún trabajo...
- Bueno..., no se..., podríamos inventarle algo..., no quisiera insultarlo..., no se si se animaría a trabajar como cadete..., dijo y sonrió perversamente. Otra vez me basureaba delante de mi mujer y yo estaba molesto pero excitado, el jefe continúo. Podría empezar su trabajo ahora..., acostando a su hija..., así yo puedo charlar un rato con su señora...., mientras levantamos la mesa... – me puse de pie la nena tenía cara de cansada, cabeceaba de a ratos en la silla, la tome en brazos y la lleve a la cama, en seguida se quedo dormida. Salí y fui hacia la cocina Romi estaba poniendo los platos en la pileta el jefe estaba apoyado en la mesa mientras tomaba vino de su copa.
- Cierre la puerta, no vaya a ser que se levante su hija..., cerré con llave la puerta de la cocina lo que indicaba claramente mi consentimiento. Empezó ud muy bien su trabajo, si sigue así pronto tendrá un ascenso, dijo mientras dejaba su copa en la mesa y se acercaba a Romi, la abrazó desde atrás, Romi dejo caer sus brazos al costado del cuerpo, estaba sin voluntad, entregada, el jefe le levanto el vestido y le pegó un cachete en cada glúteo que vibraron en el aire. Se alejo y tomo de nuevo su copa, se sentó y se quedo mirándola a Romi que se había quedado quieta, sus glúteos totalmente expuestos con la tanguita que tenía. Le extendió su mano y la sentó en su regazo..., se empezaron a besar profundamente, el jefe le acariciaba todo el cuerpo... estuvieron apretando un largo rato, el jefe me miro a mi y me dijo, fíjese que no este su hija afuera asegúrenos el camino hacia el cuarto, así lo hice y pasaron hacia el cuarto, entramos los tres y cerré la puerta, el jefe se recostó en la cama y me indico que desnudara a mi mujer, lo fui haciendo lentamente, solo quedo con su tanga puesta, se notaba su pancita pero no demasiado, la llevó hacia él y la acostó boca abajo en la cama, se puso sobre ella y la estuvo magreando un largo rato, después se dedico a chuparle el culo muchisimo tiempo mientras le ponía una almohada bajo el vientre, se incorporo para desnudarse y se acomodo lentamente sobre Romi, la penetro despacio por su culo y se detuvo cuando la tuvo toda adentro. Giro la cabeza y me miro sonriente, saboreando su triunfo. Nos hablo:
- No saben como extrañaba esto..., la necesitaba..., - como pudo la hizo incorporar quedando en cuatro, vos también me extrañabas...., no?
- Mmmm...., si ... ,el jefe empezó a darle bien duro, no terminaba más, Romi jadeaba muchisimo, hacía un montón que no pasaba nada de esto, no me prestaba la menor atención, solo se concentraba en lo que sentía. El jefe la siguió cogiendo por el culo hasta acabar. Se quedo un largo rato mordiéndole el cuello y besándole la espalda, Romi tenía espasmos que le sacudían todo el cuerpo, el jefe se incorporó y se vistió lentamente. Antes de salir, recorrió su cuerpo acariciándolo lentamente, se detuvo en su culo y separándole los glúteos le metió dos dedos en el culo y otro en la concha y jugo un largo rato con ella.
- Es para que te vayas acostumbrando para el lunes, el presidente también quiere conocerte..., en la otra empresa no tuvo tiempo..., espero que seas obediente con él... – nos dijo lo que pensaban pagarle, era mucho más de lo que yo ganaba antes, también dijo mi sueldo que era uno de los más bajos. Los espero el lunes temprano..., - dejo una tarjeta con la dirección y me dio la mano. Lo acompañe hasta la puerta, volví al cuarto Romi estaba llorando sobre la cama, la abrace y yo también empecé a llorar.
Romina y yo camino al infierno 3

El domingo nos levantamos temprano y fuimos con la nena a la plaza, mientras la nena jugaba en el arenero tomamos unos mates hablando un largo rato. Romi rompió el fuego:
- No me gusto lo de anoche, me preocupaba que te pasaba a vos... tuve miedo, no quisiera volver a separarnos..., me gusta que me cojan pero no sabía que te pasaba. Por eso no te miraba ni nada, no podía dejar de pensar en vos.
- Yo pensé que estabas concentrada en tu goce y por eso no me mirabas.
- Si estaba disfrutando, pero sentía que no me podía soltar, me sentía sucia por primera vez.
- Amor, vos sabes que los dos disfrutamos de esto, estamos enfermos los dos..., por el momento no se te ocurra conseguirme ningún muchacho y todo va a estar bien, dije sonriéndole. Su cara se iluminó.
- No te vas a enojar porque vuelva a ser una putita...?, seguí mirándola sonriente, ¿y aunque te humille...?, su cara se iluminaba cada vez más. Mira que después no quiero arrepentimientos..., me siento emputecida y me gusta..., me va a coger el presidente y no lo conozco..., porque me paga para que lo haga..., soy una puta..., y estar embarazada me hace sentir más puta.
El lunes nos levantamos bien temprano, Romi se puso su vestido transparente rojo con culote que hacía mucho que no usaba, se puso una campera liviana para que no la viera la nena, la despertamos y la llevamos al jardín. Tomamos un taxi, llegamos a las oficinas, eran en retiro un piso quince con vistas al río, había un montón de empleados jóvenes, hombres y mujeres, yo parecía el más grande de todos, rondaban los veintipico. Nos anunciamos con la recepcionista que nos indico las oficinas del jefe, entramos este se puso de pie y vino a nuestro encuentro, cuando Romi se saco la campera y el jefe la vio con el vestido transparente sin corpiño su cara se ilumino aún más.
- Ahora si la reconozco..., el otro día en su casa parecía otra..., ese vestido no era de su estilo..., dio una vuelta alrededor de Romi gozando con la mirada, la tomo de la mano y la acerco a los ventanales, había un sillón junto a los mismos, la arrodillo en el sillón mirando al rió, le empezó a acariciar todo el cuerpo parado detrás de ella. Te gusta la vista?, le dijo mientras le levantaba el vestido y le bajaba el culote que quedo entre sus muslos. Yo miraba con la boca abierta hacía mucho que no me sentía tan caliente, el jefe se paró a la izquierda del sillón al costado de Romi y solo jugaba con su mano derecha en su culito. Romi no paraba de gemir.
- Que buen recibimiento... y que linda vista..., dijo Romi, moviendo su culito..., te gusta mi amor como se ve...?, el jefe giro la cabeza y me sonrío. El jefe agarró el culote y termino de sacárselo, le bajo el vestido y la hizo ponerse de pie.
- Vamos a recorrer la empresa que te quiero presentar a los principales responsables. – Dijo el jefe con una sonrisa, Romi no dijo nada pero se veía que estaba caliente sin el culote se veía bien toda la raya de su culo y se veía la línea de pelitos que se había dejado sobre su conchita. Salimos de la oficina, Romi caminaba cadenciosamente, los ojos de los empleados se la comían, ninguno podía disimular, entramos a una oficina y nos presento a un señor que se puso de pie, era cuarentón, gerente de marketing, Carlos se llamaba, el jefe le dijo que era su secretaria y que esperaba que la respete porque era una señora y yo su marido, nos presento a cuatro o cinco gerentes y finalmente tomamos el ascensor íbamos a conocer al presidente en persona. Una secretaria nos anuncio. Pasamos a la oficina, el hombre era un cincuentón de amplia barriga y bigote espeso, la miro a Romi con mirada incrédula. Se puso de pie y vino hacia nosotros. El jefe le dio la mano y le dijo señor: se acuerda que no tuvo tiempo de conocer a la señora en la otra empresa, ahora le va a sobrar y el señor es el marido, nuestro cadete, para lo que le pidamos. El presidente lo miro con aprobación.
- Le gustaría comprobarlo señor?
- Bueno..., como sería...?
- Romina girate por favor... – Romi quedo de espaldas a ellos.
- Tiene un culo muy hermoso, dijo el presidente. Levantale el vestido así el presidente puede ver mejor a tu esposa, que esta embarazada además señor..., me sentía morir, le levante lentamente el vestido a Romi y sus glúteos quedaron al aire, el presidente se acerco a nosotros y acerco sus manos y le acaricio suavemente el culo a Romi.
Que piel tan suave..., - le dio un dedo a Romi para que lo chupe que girando la cabeza lo miro con cara de puta y lo chupo mojándolo abundantemente, el presidente lo metió lentamente en el culito de Romi y se quedo jugando con el en su culito mientras Romi gemía, estuvo un largo rato y Romi tuvo un orgasmo, había sido mucho todo lo que pasamos. Tenías razón..., le dijo al jefe. Es una de las mejores putas que conocí...., con la otra mano le agarró la concha y dijo: esta toda mojada..., una verdadera perra..., le bajo el vestido y nos dijo que podíamos salir. Salimos con el jefe de la oficina.
- Bueno hoy fue solo la presentación, mañana empiezan a trabajar, vas a venir vestida con ropa común, un vaquero, nada del otro mundo acá te vamos a dar la ropa para que te pongas así no tenes que llamar la atención en tu casa, el vestido de hoy esta bárbaro mañana tráelo en una bolsa y te lo pones en el baño, sin ropa interior, como ahora. Primero vas a hacer una recorrida por las oficinas de los gerentes a ver si necesitan algo, que te acompañe tu marido, agáchate... saca culito..., que se vuelvan locos... apoyate en sus manos como al descuido... calentalos..., pero que no se pasen de listos, sos mi secretaria.

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