Primera Xp con una escort

Primera Xp con una escort

Bueno, les comento que soy un hombre casado y después de intentar una doble vida con alguna amante y casi ser descubierto, tome la decisión de buscar alguna señorita pagada para sacarme las ganas y no dejar evidencia. Este relato es la experiencia que compartí en un foro sobre experiencias con escorts.

relato



Magali, bendito infierno
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escort



Después de meditar horas y horas, navegando en un popular foro sobre experiencia con escorts, finalmente me decido a llamar a una señorita, llamada Magali, me decido luego de leer las entusiastas XP de algunos foristas (como si fueran críticas de una buena película). La llamo desde el laburo, su voz es dulce, casi infantil, con una tonada imposible de confundir, arreglamos para el sábado, cuatro de la tarde, me da la dirección y algunas indicaciones.
En casa, trato de seguir con mi rutina, trato de no hacer ningún movimiento sospechoso, pero mi mujer (zorra astuta, si las hay) me juna por el rabillo del ojo. “Este anda en algo”, me dice sin decirlo.
Sábado a la mañana, en el trabajo, mañana agitada (por suerte), así sin darme cuenta, llega la hora de la salida (Yabadabadu).
La llamo a mi mujer y le digo que voy a quedarme en lo de mi viejo, que me voy a jugar futbol, bla, bla... Como era de esperarse empiezan las complicaciones (Houston tenemos un problema). ”Mejor veni a casa, te cocine algo que te va a gustar” (mierda). "Como siempre preferís estar con tus amigos, que con tu familia" (fuck). "Vos te estas por ir a otro lado" (merde), la discusión se extiende por un buen rato, finalmente le corto, apago el celular y san se acabo. Durantes unos segundos cavilo, a la noche no me espera nada bueno, va a ser una larga, larga noche...
La cita con la señorita es a las cuatro, son las tres y veinte. A lo loco me baño, enjuagando cuidadosamente al amigo, le digo unas palabras de aliento y le doy unas palmaditas (por un segundo creo ser el viejo Timoteo Griguol)
Me cepillo los dientes, algo de enjuague bucal, desodorante, me pongo la ropa, informal, pero impecable, hace frío. El toque final, Hugo Boss Energise, vieja fragancia mía, de antiguas noches de cacería.
De casualidad, agarro al toque un remis. Le digo la direecion al tachero. "Es acá", me despierta el tachero, yo estaba en la luna. Maldita paradoja el lugar es justo frente al hospital donde trabaja mi jermu (es enfermera), por lo bajo me río (que mas puedo hacer), desde el celular la llamo, me dice el lugar exacto, camino mirando hacia adelante, rogando que no aparezca ninguno de esos pelotudos que justo estaban por ahí y te dan la cana, toco el portero” Espera", me dice una voz de mujer muy distinta, mas fría. Una mujer me abre la puerta ”Pasa”, me dice igualmente de fría. Como un perrito, le hago caso, entro y subo las escaleras "¿Era Magali?", en el segundo piso espero unos segundos, pero ella no sube "Bue, toco la puerta", una voz me dice "Ya voy". En estos momentos mi corazón se acelera, en el silencio del departamento estoy seguro que puede escucharse mi corazón latir... Toc, Toc...
La puerta se abre despacio, yo entro de puntitas de pie, Magali, me da un beso en la mejilla, nada que aportar a otras descripciones de la señorita, es hermosa, una Lolita, con una sonrisa fácil, como de una propaganda de crema dental, me da la espalda y se va hasta la cama, de espaldas la vista es mejor, un precioso culito, en un segundo mi cabeza vuela, que lindo culito, mi corazón ya esta calmado, el que ahora se impacienta es mi pene, como si ese hermosa cola fuera metal y mi verga un imán.
La habitación es confortable, calida. Me siento en la cama, mientras ella se acurruca junto a la estufa, despacio me saco la pilcha, hablamos un par de huevadas, la señorita es simpática, una hermosa sonrisa, nada fingido, o capaz que le agradé, ahora soy yo el que la invita a la cama, le acaricio la piel, suave como terciopelo, le saco la tanga despacio, un deleite ver esa almejita depilada, el amigo a esta altura esta por reventar, sin embargo, le pido paciencia. La pongo de espaldas mientras la sigo besando, le saco el corpiño y la vuelvo a dar vuelta, hermosas tetas, un poco pequeñas tal vez, me las meto en la boca, deliciosas, le paso la lengua por la punta de los pezones, la sigo besando, en el cuello, en las mejillas, cada tanto le robo un beso en la boca, mi pene ya no soporta, me pide salir, me levanto de la cama y me pongo el forro, suelto a la fiera, como un tigre en el coliseo romano. Se la meto despacio, estamos en la posición del misionero, entro y salgo, despacio, me vuelve loco, ella esta con los ojos cerrados, la siento gemir, al oído le repito una y otra vez lo hermosa que es. Seguimos en la misma posición, sigo entrando y saliendo, cada vez entro mas profundo. Cambiamos de posición, se arrodilla en la cama y yo desde atrás la vuelvo a penetrar, me vuelve loco esta mujer, la cintura es pequeña, la agarro con las dos manos, mientras se la meto puede ver su culito, que ganas que tengo de meterla ahí, no se si se puede, tampoco le pregunto, no me hago drama, sigo entrando y saliendo, en el cuello siento las primeras gotas de sudor, la acuesto boca abajo, sin sacar la verga y le sigo dando, ella sigue con los ojos cerrados, muerde los labios y me pone aun mas caliente, le entro con todas las fuerzas que tengo, dejo el alma, pero bajo un cambio. "Ahora cogeme vos a mi", le susurro al oído, me acuesto boca abajó, ella se sube encima, empieza a moverse, despacio, con movimientos suaves. Recupero el aire y algo de fuerzas y empiezo a moverme, me siento, me acomodo, mientras sigo moviéndome, me pongo de pie y con ella arriba, se la meto con fuerza y ella sigue clamando, el cuerpo ya empieza a sentir el desgaste, años de casado, falta de deporte... La acuesto en la cama y empiezo a despedirme de esa conchita, entro y salgo, entro y salgo, tengo ganas de sacarme el forro, como si hubiera hecho un gol y como si el forro fuera la camiseta, ganas de revolearlo y gritar frente a la tribuna. Acabo adentro de ella, tiemblo de placer, unos segundos mas me quedo adentro, disfrutando de esta belleza, de su piel blanca y esa conchita. Estoy cansado, me tiemblan las piernas, Miro al quetejedi, antes de salir le había pedido que al menos hagamos dos, ahora lo miro, todavía erguido, orgulloso y le digo “vamos, ché, hasta aca llegamos”. Miro la hora, enseguida tengo que volver al trabajo. Mientras me pongo la ropa, charlo con Magali, ella esta fresca como una lechuga, le cuento las penas de un hombre casado, y ella me cuenta algo de su vida, me dice que es de Misiones, que ahora se pero va a volver en agosto y que se yo que mas. Me acompaña hasta la puerta y la despido con un beso, bajo las escaleras a mil, salgo a la calle, ya no me importa quien carajo pudiera estar afuera, camino unas cuadras buscando un taxi, prendo un pucho, una profunda bocanada y lo tiro a la mierda, pasan autos, los miro si mirar, me espera una larga noche.


amante

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