Agosto en la isla

Estando en Cala Ratjada en Mallorca fue mi primera experiencia de estar desnudo con mi mujer en una playa al efecto.
Debo admitir que todo se realizaba con discreción, pero no sin las curiosas y disimuladas miradas a cada uno de los cuerpos que pasaban, tanto por nosotros como por los otros bañistas, todos procedentes de distintos países europeos y sudamericanos.
Para entrar a Cala Ratjada se lo hace entre tamariscos y algunas dunas bastante bajas, pero lo suficiente discretas como para echarse un polvo. Se podían notar toallas y cuerpos separados por palmos de tierra entregados a la dulce “tarea de hacer el amor”.
En agosto la isla ardía, así que nos tiramos con mi mujer al agua y cuando salimos vi los pezones de mi mujer con el escozor de frio como se paraban lo cual no me llamo la atención.
Pero puedo asegurar que estaba equivocado. Supongo que el contexto la tenía un poco ardiendo. Por lo que cuando nos secábamos puso una toalla sobre mi pija y paso su mano por debajo y empezó a acariciarme. Creo que no se había percatado el movimiento que había en nuestros alrededor de gente cogiendo. Le saque la mano, deje que mi choto se pusiera fláccido, levante la toalla y algunas pertenencias y la lleve sin comentarle a un lugar más reservado.
Ni bien tendí la toalla, ella se abalanzo sobre mi pija y comenzó a chuparla, casi con furia. Cosa extraña en ella pues chupándome y pajeandome suavemente es como le gustaba hacerme acabar y poner cara de asombro cuando el gran chorro de leche salía de mi pene.
Le acariciaba el pelo pues temía que en realidad pudiera lastimarme el glande con sus dientes, pero su pasión era de una vehemencia total. Por lo que me deje ir mientras con mis dedos bien ensalivados acariciaba su clítoris, que rápidamente se mezclaron con sus jugos vaginales.
Cuando la masturbaba, mientras ella me continuaba chupando, creo que mostro su faceta más lúdica, su capacidad multiorgasmica, lo que me lleno de placer, cerré los ojos como para acabar en su boca. Y me fui en un estado de gloria total.
Cuando me recompongo veo a mi mujer jugando con mi semen en la boca con sus dedos pero mirando hacia un lugar indefinido. Había una pareja que nos había estado mirando y el hombre estaba bien al palo con la mano de su compañera rodeándole la pija enorme. Y creo que la calentura de mi mujer tenía cierta dedicación a estos contertulios que estaban o habían estado en lo mismo que nosotros. La compañera de nuestros espiones, se paró y se acercó y empezó a besarse y a chupar mi semen de la boca de mi mujer. Mi mujer respondía de una manera que me descolocaba a mí por las cosas que hacía. Jamás la había visto así. El hombre más tímido y aun completamente al palo se acercó como para separar a su compañera que no había pedido ni un permiso, fue ahí, donde mi mujer se abalanzo sobre eso pija dura, el hombre me miro y yo perplejo creo que si la seña de si, que no había problemas.
Estaba frente a mi mujer, la madre de mis hijos, viendo como ella le chupaba la pija a otro hombre. No la conocía. Toco a la compañera y le indico que fuera por mí. La Mujer viéndome tirado se acuclillo para que le chupe bien la cajeta. Mientras se dirigió a mi pija en un 69 donde quedamos ambas parejas viéndonos.
A mi mujer le brillaban los ojos, vi cómo se puso en cuatro patas, el hombre escupió su pija, y le hizo el culo sin una queja. Seguía perplejo. A mí que jamás me permitió ni meterle un dedo.
Gateo un poco para acercarse a mí y compartir la chupada con la otra mujer. Esta escena no me la había imaginado jamás desde el día que salimos de la iglesia.
VI al hombre tirar la cabeza para atrás, a mi mujer que el largo pelo lacio la caía sobre los hombros y me di cuenta como estaba acabando en lo más profundo de su orto.
Ya ella parecía una marioneta por las formas que adoptaba por la cantidad de orgasmos y yo estaba ahí, mudo, casi inactivo y como con bronca y desde adentro empecé a cogerme a la otra flaca.
La puse de nalgas y se la enterré bien por el orto mientras mi mujer extenuada miraba con cara perversita, y su casual compañero limpiaba su fláccida pija.
Mirándolos a los dos y con las nalgadas de la flaca acabe por segunda vez en un rato, fue otra gloria.
Caí sobre el cuerpo de mi compañera, ella se acercó a su pareja y ambos se retiraron raudamente.
Volvimos al mar y nos bañamos. Volvimos hasta donde estaban nuestras cosas pusimos cada uno su toalla y tomamos sol y nos pusimos a charlar como si nada hubiera pasado.
Hasta el día de la fecha tengo relaciones sexuales con mi mujer esplendidas, y cuando estoy un poco agotado recuerdo la fechoría y me impongo nuevos límites.
Nunca hablamos porque cada uno hizo eso, algunas razones habrá. Pero no volvimos más a Cala Ratjada.

9 comentarios - Agosto en la isla

Mquuen
Buen Relato
perchacubo
Gracias por leerme.
mariojuanjho
excelente relato, pero si es real creo que se merecen que hablen de la experiencia entre ustedes
semental_salta
Muy buen relato 🙂 🤘 🤘 sigue escribiendo..
mamasexy
Excitante relato! es real?
perchacubo
Casi real. Sinceramente. Algo así viví
perchacubo
Gracias por leerme
Soloenbaires
Muy buen relato!!!! espero que sea real!!
perchacubo
Vivi, algo parecido le comente a otro user, Y con mi esposa.
joselo10
muy bueno!!! felicitaciones.