Una de las siete maravillas de mundo

Que ironía, apenas 40 años después me encontraba con Ivana. Compañera en la Universidad aunque iba un año adelantada a mi, me toco estudiar una sola materia con ella. Era pulcra, exquisita y solo estaba en mi fantasía tener algo con ella. Por supuesto que hablo de épocas en donde el amor libre estaba en boga y realmente nuestra vida sexual era mucho más amplia de la que podía haber tenido la generación anterior a la nuestra en Argentina.
Hablamos de nuestras frustradas separaciones y de los hijos, inclusive de los nietos. Éramos dos viejos pero existía la picardía juvenil entre nosotros, como cuando éramos alumnos de esa gran universidad.
Ella se había casado con un ex amigo mio de la infancia y había tenido tres hijos. Todos se habían casado y además había viajado lo que no sirvió para hablar de nuestros viajes.
Cuando finalizo la noche quedamos encontramos otra vez. Los mails era cada día mas íntimos y mas complicados y el acercamiento era evidente.
Realmente no lo podía creer que llegara tan tarde esa oportunidad.
Fuimos a comer a un restorán y yo aquejado un poco por la ciática solo por el gran compromiso me fui a la cita.
Como a las dos horas de charlar la invite, y lo digo sin ningún embargo, a un hotel alojamiento para poder yo estar tirado en la cama.
-ja ja, se reía, me queres coger?
-mal no estaría, pero te digo que en suma me duele mucho todo el cuerpo.
Fui directamente a un hotel que conocía camino de su casa. Me metí y me tire en la cama, sin pensarlo me comió la boca y me agarro la pija para luego buscar el zipper y comenzó a chupármela como hacia tiempo no podía haberlo sentido.
Presente estuvo su ex porque expreso la bronca que tenia de que él allá reiniciado una vida de relación. Cuando la sintió totalmente dura me desvistió suavemente para luego hacerlo ella también.
No lo podía creer, su cara, obviamente avejentada portaba un cuerpo juvenil y trabajado, haber superado los sesenta y a no ser por su cara y cuello de tortuga no lo parecía.
Vi algo casi frenético en ella, como acariciaba todo mi cuerpo, con sus tetas, con su boca, con sus manos, con su entrepierna.
La Planto en mi boca para que le hiciera un buen cunnilingus y ofreció su clítoris como una pequeña nuez a mi lengua.
Realmente no se cuantas veces acabo, pero su agitación lo hacían suponer que estaba en su propia manifestación de una sexualidad esplendida.
Quizás un poco cansada de tener orgasmos, se lanzo sobre mi pija y la comenzó a chupar, me pajeaba, se la pasaba por los ojos y por la cara.
Le dije:
-Ivana me tienes, si no paras de chupar te acabo en la boca
-la próxima vez, ahora déjame sacarte la leche con mi concha.
Me llamo la atención su lenguaje soez siendo una mujer muy atildada, pero estaba claro que estaba pasada de vueltas
Me monto y con su concha trabajaba el tronco de mi pija en toda su extensión, contoneando su cuerpo de una manera angelical.
Puertee su culo y el glande se deslizo, en un momento en que la verga se escapó de su cueva, pero ella corrigió con la mano y se la puso de nuevo en su vagina y la dejo deslizar lentamente haciendo el pase con su vientre, para apretarme la polla con mayor ajuste.
Sentí que su concha era una baba y me di cuenta que eso no lo podría resistir mas.
-Ivana, me voy
-dámela toda hijo de puta, me contesto
Fue esa puteada lo suficientemente soez como para que sintiera de la base de mi pija que me empezaba a correr. Tome sus hombros nos miramos en la cara mientras ella seguía cavando, y parecía no entender nada cuando el chorro de leche inundo su caverna y vi su cara de sorprendida al principio para luego estira su cabeza con su larguísimo pelo hacia atrás y seguir cavando como para sacarme las ultimas gotas de leche que hubiera en mi.
Cuando se levanto jugaba con mi leche, frotaba con su mano sus labios vaginales, se lo pasaba por los labios y los pezones, se chupaba los dedos mojados.
De repente y como si hubiera pasado todo, se levanto y se fue al baño, se lavo y volvió a la cama donde siguió charlando de sus viajes y de sus nietos.
Una vieja dama indigna, pero que dignidad a la hora de hacerme acabar. Ya no soy un chico por cierto, pero me sirvió para revalorizar cualquier edad de la mujer dispuesta a sexo.

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