La vecina

Tengo varios meses de vivir en un nuevo apartamento, enfrente vive una familia que tiene una hija que debe rondar mi edad, una mujer bastante amargada, vivir con sus padres a estas alturas de la vida, siempre con la mirada esquiva, usa gafas con un aro dorado, que me recuerdan a las de mi abuela, y vestidos que hacen ver a los de mi abuela demasiado modernos.

En el piso de arriba tengo otra vecina, que es todo lo contrario, vive sola, usa minifaldas y escotes pronunciados, y las gafas son las de una actriz porno.

Decidí emprender un acercamiento a la vecina de arriba la cual fue muy cordial y amistosa, pero el día de ayer me decidí a invitarla a salir, por la noche fuimos a cenar a un lugar acogedor. Al terminar de cenar y dirigirnos al auto, sopló un viento muy frío, lo que me dio oportunidad para abrazar a Soraya y cubrirla con mi abrigo; ella me toma de la cintura y se aferra a mi cuerpo, era una mujer delgada, su estatura era menor a la mía. Mientras nos dirigíamos al auto, me detuve para mirarla y en ese instante ella hacía lo mismo, inmediatamente nos besamos, estuvimos en el auto besándonos por casi una hora, condujimos hasta nuestros apartamentos, al subir las gradas nos encontramos a la desagradable vecina de enfrente; no le prestamos atención, subimos al departamento de Soraya, ella saco la llave y giró la cerradura, entramos; ella no encendió las luces, se colgó de mi cuello a la vez que yo la tomaba por la cintura, me sujeto con las piernas, ella me fue indicando como llegar a su habitación, yo sentía el calor de su concha cuando se frotaba con mi miembro, al llegar a su habitación le quite la blusa y el sujetador, sus tetas eran pequeñas y bien redondas, sus pezones eran oscuros y duros, comencé a besarla en el cuello, ella me desabotono la camisa y el pantalón, estaba mas urgida que yo, según me contó después. Mis manos acariciaban su espalda y se dirigieron a quitar la pequeña falda que cubría su cintura, dejando al descubierto un liguero negro y una diminuta tanga. Ella me quitó de un tirón la camisa y luego siguió con el pantalón, dejándome desnudo y con el miembro erecto, lo sujeto con ambas manos. Ella era delgada y una de mis manos casi cubría sus nalgas. Soraya pasaba mi miembro por su abdomen y casi hasta sus pechos, yo era mas alto.

Nos seguimos besando, la acosté sobre la cama, y le arranque la tanga, que estaba húmeda, la olí y comencé a besar sus piernas y luego sus muslos, las abrí y pude ver una concha con unos vellos negros y rizados, ella sonrió diciendo:

“Si hubiera sabido, te habría despejado más el camino”

No fue un problema para mí, sus labios estaban gruesos y ocultaban un clitoris delicioso, mi lengua se abría paso dentro de esa concha y ella gemía fuertemente.

La sujete de los tobillos y coloque la punta de mi verga en medio de esos labios húmedos, me deje ir, ella gritó con fuerza, su vagina era muy estrecha y apretaba mi miembro haciéndolo palpitar con cada empujón, me dijo:

“Papito voy arriba, por favor, sino me vas a matar”

Acostado sobre la cama y ella de pie con las piernas abiertas, se fue reclinando hasta poner su concha sobre mi verga, y poco a poco fue dejándome entrar hasta que llego al tope, con un grito:

“Así mi amor, estoy lista, hace lo tuyo...”

Con Soraya encima la sujete por la cintura y comenzó un mete y saca delicioso, el ruido de nuestros miembros húmedos friccionándose se combinaba con gritos y gemidos de ambos, además la cama golpeaba el piso fuertemente. En lo mejor de esa cogida celestial, el timbre y golpes en la puerta nos interrumpieron, acompañados de unos gritos:

“Soraya, soy Ana la vecina de abajo, abra por favor”

Era la maldita rara, ambos nos separamos, de muy mal genio, tome una toalla y la enrolle en mi cintura, Soraya se puso un baby doll de un color negro transparente, que dejaba ver todo su cuerpo, no dirigimos a la puerta, Soraya hizo pasar a la molesta vecina, dentro del apartamento siguió con sus gritos:
“Soraya necesito dormir, el ruido de tu cama y sus gritos me despertaron, no puedo creer que no respeten...”

Soraya le respondió:

“Ana, no sé cuál es el problema conmigo, pero nadie más aparte de ti se ha quejado”, yo tome una silla y al momento de sentarme Soraya se sentó en mis piernas y siguió diciendo:

“Ana lo mejor será que regreses a dormir, nosotros queremos seguir y cada cual es libre de hacer lo que quiera, es mi apartamento y si no bajamos al de Omar y seguimos frente a tu casa, ¿Qué te parece?” La vecina se sonrojo y sus ojos se llenaron de ira y respondió:

“Claro las putas hacen lo que sea y donde sea” Soraya se incorporo yo hice lo mismo, Ana había pasado la raya y Soraya le dijo:

“Y eso es lo que te da envidia, y mírame...” se volteo y me quito la toalla, y comenzó a besarme, yo seguía con los ojos abierto, y Ana no se movía, Soraya se deshizo del baby doll y me empujo suavemente para que me sentara se volteo hacia Ana y le dijo:

“Envidia a esta puta, es lo único que puedes hacer” a la vez que se sentaba abriendo las piernas y dejando entrar a mi miembro en su estrecha concha, yo estaba estupefacto y Ana no se movía, nos miraba de pies a cabeza, yo tome a Soraya de la cintura y seguí moviéndola con fuerza, metiendo y secando mi verga ella gemía y gritaba, ambos mirábamos a Ana y ella a nosotros, Soraya se incorporo y se puso en cuatro en el piso, yo me puse de pie, este jueguito nos excito a ambos, tener a esa mojigata enfrente sin moverse era algo nuevo para mí, le dije a Soraya:

“Muñeca, ahora quiero tu boca...” ella se arrodilló, su lengua empezó a jugar con la punta de mi verga, yo introduje mi verga hasta el fondo, ella contuvo sus horcajadas, mi miembro llego hasta su garganta y ella seguía mi ritmo de meter y sacar, los ojos de Ana ni siquiera se movían, después de un rato Soraya soltó mi verga y se puso de acostó en el piso, yo abrí sus piernas y comencé a comérmela, su clítoris estaba duro y sus labios mojados y gruesos mi lengua se abría paso de forma frenética, la levante del piso por las caderas y me senté, sus hombros estaban sobre mis rodillas y ella tenía las piernas totalmente abiertas, yo lamía su concha y metía la lengua en su vagina, Soraya gemía y gritaba de placer, luego empece a lamer su culo, estaba un poco tenso pero ella rápidamente con las manos separo las nalgas, dándome oportunidad de meter la lengua. Ambos no dejábamos de ver a Ana y ella no apartaba la mirada de nuestros cuerpos desnudos. Luego Soraya dijo:

“Muñeco, quiero tu leche dentro de mí...” acto seguido me senté en la silla y ella con las piernas abiertas se coloca sobre mí, dándome la espalda, mi verga se deslizo dentro de esa deliciosa y apretada concha, empezamos un mete y seca de forma lenta; mis manos acariciaban sus tetas y pezones, ella me sujetaba del cabello, nuestros movimientos eran cada vez más rápidos, la sujete de la cintura y ella daba de gritos y gemidos, una gruesa carga de semen inundó el interior de Soraya, ambos sudábamos y temblábamos de placer; nuestra vecina seguía inmóvil frente a nosotros, yo me aferre a Soraya mientras nos besábamos, mi verga seguía dentro de su concha y unos hilos de semen y sus jugos se corrían por sus piernas, nuestra odiosa vecina, se puso de pie repentinamente, sonrojada a mas no poder, unas lágrimas salían de sus ojos, rápidamente dejo el apartamento, yo no sabía que pensar aquello había sido extraño, las palabras de Soraya me devolvieron a la realidad:

“Omar, que noche la que me has dado, mañana tengo que trabajar, vamos a dormir...” Nos dirigimos a la habitación, y nos tumbamos sobre la cama totalmente desnudos, nos abrazamos, cuando desperté Soraya estaba colocando una taza de café en la mesa de noche, me dio un corto beso a la vez que me sujetaba la verga, me dio al oído:

“Papi, te ve mas tarde en tu apartamento, hoy quiero conocerlo y estrenarlo”. Me vestí y baje, después de ducharme salí hacía el trabajo. Cuando regrese por la tarde encontré una nota de Soraya diciendo “Muñeco por un poco de música así sabré que estas en casa”. Seguí sus instrucciones y a los pocos minutos sonó el timbre, cuando abrí la puerta Soraya se lanzó a mis brazos en ese momento la puerta de enfrente se abrió, y allí estaba nuestra mojigata vecina, no le prestamos atención, casi al instante de que había cerrado la puerta sonó el timbre, era la vecina, totalmente sonrojada y con una voz muy nerviosa dijo:

“¿Puedo ver?”

continuara...

3 comentarios - La vecina

eljoylamar
mama que vecinas las tuyas te sigo para ver como continua!!!!!!
skoll01
espero ver como sigue con tus vecinas, ojala las mías fueran la mitad de animadas XD