El vecino perverso. Parte final

Capítulo 3: El encuentro final

Pasaron varias semanas desde aquel día inolvidable, del encuentro con Damián.
Miriam recordaba con placer ese día, y esos recuerdos servían para que las relaciones con su esposo hubieran mejorado sustancialmente. Probaban cosas nuevas, nuevas posiciones y sobre todo ella hacía realidad las fantasías de su esposo. Se entregaba por completo y hasta llegaba a masturbarlo y hacerle unas fellatio de campeonato. Algunas veces hasta lo dejaba que se vaciara en su boca, cuando no tenía muchas ganas de ser penetrada.
De Damián no tuvo más noticias, y esto la decepcionó un poco. Salía por las noches, cuando su esposo dormía, esperando ser sorprendida. Iba a la piscina con la ilusión de no estar sola, pero nada de esto pasó. Ella no sabía como contactarse con él sin despertar sospechas. Por fin, una tarde, mientras se aprestaba para instalarse en el parque, golpearon la puerta. Al abrir, se encontró con Damián. Se quedó sorprendida.

- Hola Miriam, le dijo serio
- Hola Damián, dijo mirando rápidamente para los costados. El calor y la hora hacía que ningún vecino estuviera afuera lo cual era una suerte.
- Mira, nos quedaron cosas pendientes según hablamos la última vez, y tengo un par de amigos en mi casa a los que le gustaría conocerte. Les he hablado maravillas de tí, dijo con un extraño brillo en los ojos, que la hizo excitarse.
- Ni sueñes con que vaya a tu casa. Todo el mundo me vería. Y además están tus padres.
- Mis padres, han viajado y no volverán por un par de días. Es temprano y tu maridito no volverá por unas cuantas horas, y no, no pretendo que salgas a la calle y te metas en mi casa. He preparado una escalera para que puedas entrar a mi casa por el fondo. Allí te esperamos. Si quieres, y si no, tu te pierdes el saber hasta donde eres capaz de llegar, y amigos como siempre, y diciendo esto dio media vuelta y se fue por donde había venido. Miriam entró rápidamente a su casa.
Estaba loco si pensaba que era una puta barata que iba a andar saltando tapiales. Y estaba muy equivocado si pensaba que podía compartirla con quien se diera en gana. No era una mujer tan facil.
El teléfono sonó. Atendió y era su esposo.
- Querida, hoy tengo una reunión en el trabajo así que no volveré hasta muy entrada la noche. Cena lo que quieras que yo comeré algo aquí, le dijo, sellando la decisión de Miriam, ¿ Qué ibas a hacer?, le preguntó
- Iba a la piscina, ya que hace mucho calor, le dijo sintiendose realmente acalorada.
- Me parece bien, ten cuidado con el sol, y no te quedes mucho a la intemperie.
- No te preocupes, salgo un rato y luego entro otro poco, le dijo, dándole lástima la ingenuidad de su esposo, quizaś voy a comer algo en el jardín. ¿ Tienes llave? Preguntó sabiendo la respuesta.
- No, me la olvidé, dijo su esposo
- Bueno, por las dudas, cuando llegues mandame un mensajito porque si no desde el fondo no voy a escuchar el timbre, le dijo con inocencia.
- Si mi amor, no te preocupes, cuando esté llegando te aviso, un beso y disfruta el día, le dijo.
- Chau mi amor, dijo y colgó.
Se miró en el espejo del comedor. Su cuerpo enfundado en la bikini se veía muy deseable. Tomó su pareo, se lo envolvió sensualmente en la cintura, y salió al patio. Allí, contra la pared del vecino, una banqueta hacía de escalera y del otro lado una mesa y una silla permitía descender sin esfuerzo del otro lado. Subió agilmente, sin pensarlo, y bajó del otro lado. Cruzó rápidamente el parque asegurándose que nadie la viera y golpeó la puerta del fondo de la casa de Damián. Por un momento se sorprendió del valor que tenía, de la audacia de la que era capaz. De lo viciosa en que se había convertido. Mujer de un solo hombre a la que ahora no le alcanzaban todos los hombres del mundo.

La puerta se abrió y Damián la hizo pasar. En el living, dos jovenes estaban sentados. Ambos, tan morenos como Damián. Uno tenía unos años menos. El otro en cambio pisaba los 30 años. Los dos se notaban fuertes y varoniles.
- Miriam, te presento a mis mejores amigos. Lisandro el más jovencito y Cristóbal el mayorcito. Amigos, esta es la mujercita de la que les hablé. Es muy curiosa y hoy viene a enterarse lo que pasa cuando se juntan varios hombres con una sola mujer.

- Hola Miriam, dijo Lisandro acercandose a ella y besándola en la mejilla. Cristobal, sin hablar se acercó, le tomó el cuello y la besó también en la mejilla. El contacto con estos machos la hizo calentarse.
- Siéntate, por favor que traigo algo para tomar, dijo Damián alejándose hacia la cocina. Los dos jovenes le hicieron lugar en el sillón entre ellos. Miriam timidamente se sentó en ese lugar. Mientras esperaba que Damian regresara, sintió las miradas de sus nuevos amigos recorrerle todo el cuerpo, y esa sensación la atemorizó en principio, pero la llenó de satisfacción poco después. Ella les gustaba y los iba a complacer. Cruzó sensualmente las piernas, dejando que su pareo se abriera y sus piernas asomaran.
- Champagne para todos, dijo Damián regresando con una bandeja con sendas copas. Miriam, nerviosa se apresuró a vaciar su copa y Damián volvió a llenarlo. Así durante un buen rato , hasta que la botella se terminó. Los amigos habían tomado una copa cada una y ella se había liquidado el resto de la botella sintiendose mareada y liberada.
Una música sensual invadió el ambiente.
- Para empezar vamos a bailar un poco, dijo Damian tomándola de la mano. La apretó bien contra su cuerpo y comenzó a moverse. Miriam sentía como la verga de Damián crecía contra ella.
- ¿ te gustan mis amigos? Le susurró al oído
- Si, parecen buena gente.
- No te equivoques, no son buena gente, pero eso a tí te favorece.Hoy va a ser un día inolvidable para tí.
- ¿ Que les contaste?, le preguntó
- Que te gusta la verga de todas las formas, que te gusta chuparla y que te encanta que te enculen. Y que además mueres por un gang bang en toda la regla y eso es lo que te vamos a dar hoy
- ¿ Porqué me ofendes? No soy una puta
- Eres una puta pero muy educada, y no te ofendo, al contrario, me vuelves loco, ¿ No lo notas?, le dijo refregándose contra ella
- Si lo noto, pero no me trates como una cualquiera.
- Tu no eres cualquiera, eres la mejor perra que he tenido en mis manos, dijo mientras habilmente le desató el pareo que cayó al suelo. Una expresión de aprobación salió de los otros participantes.
En ese momento Damián la besó y sus manos buscaron el broche del corpiño hasta desabrocharlo y de un tirón arrojarlo sobre sus amigos, dejándola casi desnuda. Miriam trató de cubrirse pero su macho no se lo permitía, comenzando a acariciarle las tetas.
- Espera que tus amigos nos miran, dijo Miriam tratando de calmar a Damian
- Es bueno que miren el bombón que van a comerse en un rato, ¿ no te parece?, le dijo mientras seguía recorriendo todo su cuerpo. Por fin su mano subió por su pierna y se introdujo en su entrepierna, haciéndole pegar un respingo. Miriam se sentía avergozada por la forma en que Damián la exhibia ante sus amigos, a la vez que excitada por sentirse el centro de atracción de la reunión. Al girar veía a los jovenes sentados y eran evidente que estaban empalmados y agitados.
- ¿ Alguien más quiere bailar? Preguntó y su lugar fue ocupado de inmediato por Lisandro, quien se pegó al cuerpo de Miriam igual que como había hecho Damián.
- Eres muy bonita, mujer. No he visto cuerpos como el tuyo en zorras mucho más jóvenes. Te cuidas bastante, no? Le preguntó mientras sus manos recorrían su espalda.
- No tanto, dijo ella reaccionando entre la excitación y el alcohol.
Se movieron un rato al ritmo de la música. El aroma del macho la omnubilaba. Sentía como se iba mojando mientras sus cuerpos se rozaban.
Lo que mas le sorprendía y a la vez la excitaba es que ninguno de los machos hacía el mínino gesto de seducirla. Por el contrario. Ella era solo un objeto sexual. Estaba claro que significaba solo un agujero donde los machos iban a desfogarse. Sin miramientos. Sin sentimientos. Puro sexo. Existía un pacto silencioso. Ella estaba allí solo para ser cogida.
Por fin, fue Cristobal quien se acercó y tocando el hombro de Lisandro ocupó su lugar. Junto a él se sentía una niñita, no por la edad sino por el tamaño del hombre. Tenía una espalda ancha, con musculos duros como pudo palpar y su cabeza quedaba en el pecho de él.
Giraron un par de vueltas hasta que su pareja se detuvo en seco.
- Bueno nena, tengo calor. Harias bien en sacarme un poco de ropa. Vamos, muéstranos de lo que eres capaz, dijo quedándose parado en medio del salón.
Mirian lo miró y lentamente comenzó a desabrochar su camisa, hasta conseguir sacarla de dentro del jean. Desabrochó las mangas y dando la vuelta se la quitó por la espalda. Así, detrás de él la excitó el cuerpo que veía. Bronceado, sin una pizca de grasa. Todo músculo. Volvió a colocarse delante de el y buscó sus labios. Necesitaba besarlo. Cristobal respondió suavemente al reclamo de la hembra y la besó tiernamente, lo que la enloqueció aún mas, ya que esperaba un beso depredador que hiciera juego con el cuerpo que estaba viendo. La ternura la desarmó.
- Ahora sigue con ellos, le indicó Cristobal.
Miriam se acercó a los otros dos y realizó la misma tarea que antes, dejándolos desnudos de la cintura para arriba. Eran cuerpos agradables. Lisandro era un poco más lampiño, seguramente por su juventud. A Damián ya lo conocía.
En ese momento Cristobal la tomó en sus brazos y levantándola la acostó en el sofa. Se arrodilló a su pies y comenzó a recorrer con su lengua sus piernas, desde sus pies hacia arriba. Las sensaciones de la hembra eran imposibles de relatar. Fue haciendo que separara las piernas y cuando llegó a sus muslos, hábilmente desplazó su bombacha y con su lengua tomó posesión de su sexo. Nunca le habían hecho esto. Sintió que un relámpago le partía el cuerpo. Un shock eléctrico la atravesó y desesperadamente tomó a Cristobal de los cabellos, no para alejarlo, sino para que se quedara allí para siempre.
Mientras ella estaba volando ante el tratamiento que recibía, no se percató que Damián había terminado de desnudarse. Se dio cuenta cuando sintió la herramienta del muchacho frotarse en su cara.
- ¿ Te gusta mamita? ¿ Te gusta que te metan la lengüita? Aprovechá ahora porque dentro de un rato ya no va a poder ser porque te va a salir leche por todos los poros, y ahora empieza a chupar, vamos, le dijo ofreciéndole su pedazo. Sin abrir los ojos capturó esa verga y la metió en su boca todo lo que pudo. Una de sus manos dejó la cabeza de Cristobal y tomo posesión de los huevos hinchados y duros de Damián. Estaban muy calientes.Cuando la lengua de Cristobal aceleró entrando y saliendo de su sexo, fue demasiado y alcanzó un orgasmo ruidoso y total.
- Tenías razón, Damián, es una perra calentona, dijo Cristóbal poniéndose de pie. En esa posición tomo su bombacha y lentamente la bajó hasta sacarla por los pies y dejarla totalmente desnuda.
- Me gustaría empezar, si no les molesta, dijo. Los demás asintieron y entonces Cristobal se desnudó rápidamente. Tenía una verga mas corta que la de Damian pero algo más gruesa.
Se acercó al sillón, tomó una de sus piernas y la levantó y apuntó su herramienta. Lentamente hizo que fuera abriendo los labios de su sexo y de a poco fue entrando, con pequeños y sensuales empujones. Los gemidos de la hembra acompañaban cada empujón, mientras seguía chupeteando la verga de Damián. En pocos momentos Cristóbal la había guardado toda dentro de Miriam y comenzó a moverse rítmicamente, mientras se apoyaba con una mano del respaldo del sillón y con la otra la tomaba del cuello. Damián comenzó a acariciarle las tetas mientras ella seguía chupando.
- Dejala Damián que quiero darla vuelta, dijo Cristobal y Damián se retiro dejando solo a su amigo.
Desmontó e hizo que se pusiera en cuatro patas , tomando el respaldo con sus manos. Se acercó así por detrás y volvió a poseerla, esta vez con mas violencia. Damian dio la vuelta y volvió a ofrecerle el chupetín que Miriam aceptó encantada.
Cristobal ahora mientras la penetraba se adueñó de sus tetas y sus pezones a los que acariciaba y pellizcaba alternativamente, haciendo que la hembra temblara ante cada caricia, ante cada pellizco.
En un momento Cristobal comenzó a acariciarle el culo. Tomaba el lubricante que salía de la conjunción de los sexos y mojaba el ojete, para luego comenzar a introducir uno de sus dedos en él. Miriam ya sabía lo que vendría después, pero ya estaba preparada y dejó hacer. Luego de unos minutos de ese tratamiento , Cristobal se retiró, le escupió el culo y adelantándose apuntó a su ojete como si tuviera una diana pintada en él. Al principio parecía que no iba a lograrlo, pero poco a poco fue venciendo la resistencia de la hembra y la cabeza se introdujo decididamente en su cuerpo.
- Despacio, despacio, que duele, dijo Miriam, dejando de chupar
- No tengo apuro, no te preocupes, tu goza perra, goza, dijo Cristobal quedándose donde estaba sin avanzar mas, y volviendo a magrear sus tetas.
- Es increíble como se te han endurecido los pezones cuando te sentiste enculada. Eres una puta en toda la regla. Te pone que te rompan el culito eh?, le decía Cristóbal, no te preocupes que hoy te lo abriremos bien. No volverá a dolerte nunca mas, te lo aseguro, completó riendo.
- ¿ Porqué no la das vuelta, así puedo mojar yo también, preguntó Damián
- Tienes razón, dijo Cristobal y levantandola del sillón sin dejar de clavarla la llevó en volandas hasta un sillón individual, donde sentó y aprovechando el impulso, la soltó de golpe y la ensartó completamente, provocando un aullido de la hembra que ahora sí se sintió empalada.
- ¡ Uauuuuu! Me partes, me partes, dijo sollozando.
- Tranquila que ya pasó lo peor, ahora es todo miel sobre hojuelas, le dijo Cristobal mientras la tomaba de la cintura y hacía salir y volver a entrar su verga.
- Dejala quieta que así no la voy a embocar, dijo Damián acercándose con la verga en la mano. Cristobal se quedó quieto y Damián inclinándose sobre ella la poseyó por delante.
- Doble penetración, putita, doble penetración ¿ Te gusta? Di que si, vamos, di que te encanta.
- Me gusta animales, si que me gusta. Pero muevanse despacio, por favor, despacio.
- Tus deseos son órdenes, dijo Cristobal ralentando sus movimientos.
El placer de Miriam no tenía límites. El orgasmo le llegó como un rayo y la dejó casi inconsciente. Sus gemidos y alaridos eran espectaculares, y si no hubiera sido por la música y la hora, seguramente hubieran atraído a todo el barrio, pero a esa hora, nadie estaba en la calle.
- Lisandro, ¿ no quieres probarla?, preguntó Damián.
- Si, cuando Uds. la ablanden bien, ya sabes, dijo sonriendo
Miriam lo miraba y no entendía nada. Solo sabía que la estaban cabalgando como a una puta entre dos machos. Nunca le habían hecho esto y realmente le encantaba. Quería que la llenaran definitivamente, pero notaba que, en cambio , los machos no estaban tan apurados para regarla.
- Yo creo que ya está bien, te la dejo, dijo Damián retirándose.
Miriam se concentró ahora en Cristobal que la enculaba, y frente a ella Lisandro de espaldas comenzaba a desnudarse. Se quitó las zapatillas, las medias, se bajó los pantalones y se sacó el slip. Un culo delgado y duro quedó ante sus ojos, resultandole agradable. Pero cuando se dio vuelta quedo extática. Tenía ante sus ojos el mayor pedazo de verga que había visto hasta en sus mejore sueños. Esa pieza hacía que la de Damián pareciera de juguete. Se acercó lentamente a ella y la acercó a su boca. Quiso chuparla y tuvo que distender totalmente sus labios para abarcarla. Sus dos manos la rodearon y así y todo sobresalía la cabeza completa. No debía tener menos de 24 ó 25 cms. Y un grosor apropiado. Su mano apenas la abarcaba. Luego de chupetearla un rato, la dejó y Lisandro se arrodilló colocándo el monstruo a la altura correcta para perforar su vagina. Cuando golpeó la puerta de su sexo quiso retirarse, pero como estaba totalmente enculada solo quedó en el intento.
- Vamos a ver si eres tan mujer como piensas, Miriam. Este es el momento, le dijo Damián mientras se masturbaba lentamente. Lisandro se afirmó en su cintura e inclinándose la beso profundamente metiéndole la lengua hasta la garganta, dejándola sin aire. La contracción involuntaria hizo gemir a Cristobal quien apenas si pudo contenerse.
- Tranquila puta que casi me sacas, Uff, Vamos Lisandro metésela ya y dejate de vueltas
- ¿ Te parece que te la meta linda? Le dijo el jovencito mirándola a los ojos.
- Haz lo que quieras, contestó ella
El joven tomó su verga la acercó a la dilatada entrada del sexo de la hembra y a pesar del tratamiento recibido, cuando empezó a entrar, Miriam sintió que era virgen otra vez, tal el dolor y la sensación de estar siendo clavada que sentía. La cabeza parecía un perno caliente y cuando pudo acomodar la mitad, y quiso retirarse, sintió como que su vagina se daba vuelta como una media, de lo apretada que estaba. Si otras dos vergas no la hubieran precedido, esta seguramente la habria desgarrado para siempre. Pero ahora sí las contracciones comenzaron a sucederse una tras otra y Cristóbal ya no pudo aguantar. Comenzó a gritar y a expulsar semen como una manguera. Miriam sentía como los chorros de sucedían y sus orgasmos los acompañaban. El momento de relajación posterior al orgasmo fue aprovechado por Lisandro para empalarla por completo. Miriam juraría que la cabeza de la verga había entrado en su útero, pero seguro que nunca la habían poseído de esa forma.
- Te la comiste toda, mamita. No muchas pueden. La mayoría de las veces tengo que dejar afuera un buen pedazo de verga. Hoy, en cambio, voy a dormir adentro, bien adentro dijo mientras la empujaba hasta el fondo.
- Dejenme salir de abajo, que me van a aplastar, dijo Cristobal, momentaneamente terminado. Lisandro sin sacarla se sentó en el piso y luego atrajo a Miriam hacia el suelo, clavándola totalmente cuando bajo del sillón. Cristóbal se levantó y se desparramó en otro sillón mientras miraba la escena.
Damiań se acercó por detrás y en esa posición volvió a encular a Miriam hasta el fondo. El culo ahora era muy complaciente. Su verga entró como un cuchillo en la mantequilla. La hembra casi ni chistó. Estaba muy ocupada tratando de acomodar la anaconda que tenía adelante. Otra vez se encontró formando parte de un sandwich sexual donde llevaba la peor ( o la mejor) parte.
Miriam flipaba de placer. Sus orgasmos ya se sucedían sin continuidad y ya no sabía si estaba acabando o estaba siempre al borde de acabar, tal era el placer que sentía. Luego de un rato Cristobal le acercó su verga para que la chupara, ocupando así el último agujero que le quedaba a la hembra para dar placer. Se había recibido de puta. Tres hombres la estaban gozando al mismo tiempo. Miriam chupaba con deleite mientras cabalgaba al monstruo en los momentos en que Damián le daba una pausa en la enculada.
- ¿ les dije o no les dije que era una puta todo terreno?
- Nunca lo hubiera imaginado dijo Cristóbal. Y tan santita que parecía. Bueno señora si le va la marcha, vamos a repetirlo más seguido. La verdad que mi verga se siente muy cómoda con Ud. ¿ Y tú que dices Lisandro?
- Que se la está comiendo toda. No se donde la pone pero mis huevos chocan con su culo en cada empujón. Esto no me pasaba desde que me cogí aquella prostituta de la ciudad, recuerdas? Pero esta no tiene comparación. Es una señora de su casa no una puta entrenada. ¡¡Qué placer!!!!
Pasaron pocos minutos para que el control de Damián desapareciera y dejándose ir la llenó por completo. Quedó sobre su espalda tratando de recuperar el aire, y luego se retiró.
- ¿ Y perrita, quieres ahora dar el examen final para recibirte de puta? Le dijo Damián
- Lo que quieras, lo que quieras, contestó la hembra siempre al borde del orgasmo.
Damián se acercó por detrás y le colocó un pañuelo sobre la boca para impedir que profiriera sonido alguno. Miriam se sorprendió pero siguió gozando. De pronto Damian y Cristobal la tomaron de los brazos y levantándola la arrastraron al sillón. La verga de Lisandro cuando salió hizo un ruido como si destaparan una botella, tal era la presión que ejercía. Pasaron sus brazos por encima del sillón y la retuvieron así arrodillada sobre el sillón e inmovilizada. Miriam no entendía nada, hasta que sintió que Lisandro se acomodaba detrás de ella. Quiso gritar y escaparse pero las manos fuertes de los jovenes no la dejaban mover.
- Tranquila Miriam, quedate quieta y goza y nada va a pasarte. Hace mucho que Lisandro quiere encular una hembra y le aseguramos que tu eras la indicada. No te va a poseer totalmente no tengas miedo. Apenas si te va a poner la cabecita y se va a vaciar dentro tuyo. Aflójate y te dolerá menos.
Los ojos de Miriam pedían piedad, mientras trataba de gritar con la boca tapada lo cual era imposible. Sintió que una mano lubricaba la entrada de su ano ya de por sí bastante abierto. De reojo vio a Lisandro encremando su herramienta. Parecía mas grande que nunca. La cabeza brillosa parecía tener vida propia. Por fin Lisandro la apoyó en el agujero de su culo. La sensación era tenebrosa. Los ojos aterrados de Miriam comenzaron a llenarse de lágrimas.
- Tranquila que nada va a pasarte. Te lo hemos preparado a lo grande así que tiene que ser coser y cantar, le dijo Cristobal con una cara de lujuria indescriptible. Y de pronto sintió que algo enorme se abría camino en su cuerpo. El esfinter de su trasero se resistió unos momentos pero al final abrió el paso para que entrara el depredador. Miriam pensaba como había llegado a este punto. Estos jovenes la iban a destrozar y jamás podría explicarle a su esposo lo que había pasado. Estaba realmente asustada, pero el miedo elevaba mas su excitación. Nunca se había sentido tan caliente.
- Ahí va entrando muchachos,hmmmm, que rico que se siente. No voy a aguantar mucho, creo que apenas pase la cabecita me corro y le lleno la tripa de leche, decía Lisandro mientras se concentraba en la enculada. Por fin Miriam se entregó. Nada podía hacer, y al aflojarse fue todo más facil. La cabeza del monstruo la perforó y Lisandro se detuvo, tomó aire, y luego de gritar como un poseso comenzó a vaciarse por completo, teniendo cuidado de no empujar demasiado , porque de hacerlo la destrozaría sin remedio. Sin embargo la excitación hizo que unos centímetros más de su cachiporra se perdieran dentro de la hembra con el consiguiente dolor.Por fin, eyaculó y cuando se ablandó un poco la sacó, no sin esfuerzo. Casi quedaron pegados como los perros cuando tienen sexo, tal el grado de presión que ofrecía.
- Vaya que te ha quedado el culo abierto, nena. Tardará unos días en acomodarse, pero te aseguro que nunca más tendrás problemas para las relaciones anales. Podrás comerte cualquier cosa por el culo, te lo digo yo, comentó Lisandro, mientras desmontaba.
Por fin la soltaron y ella cayó hecha un ovillo sobre el sillón. No podía mas. La habían usado de todas las maneras posibles.
- Estuviste genial Miriam. Has demostrado ser toda una perra. Puedes estar satisfecha. Si pudiste con nosotros, no hay macho que se te resista. Ahora sería bueno que te vistieras y fueras para tu casa. Yo te acompaño, le dijo Damián atento.
Miriam juntó su ropa y se vistió. Apenas podía caminar. Sentía sus piernas como si fueran de trapo.
Saludó a los jovenes y luego se dirigió a su casa. Damián la ayudó a cruzar el tapial y amablemente la acompañó hasta el dormitorio. Una vez allí, la desvistió y la hizo que se acostara, y se acostó a su lado.
- Mejor te vas que puede venir mi esposo, dijo Miriam
- Dijo que te llamaría antes de venir,así que no hay apuro, dijo mientras le acariciaba la cabeza suavemente, ¿ Gozaste?
- Si, pero fue demasiado, casi me destrozan con esa verga de burro. No pueden abusar así de una mujer, dijo enojada.
- Ya pasó, no te preocupes, pero di la verdad, tu querías tambien probar algo de esto, no?
- Si, debo reconocer que sí, y que además lo disfruté, pero no quiero que vuelva a suceder, le dijo
- Nunca mas, Miriam, no te preocupes
- Eres muy tierno, le dijo Miriam y el aprovechó para besarla
Cuando se separaron, el la miró.
- Hay un problema Miriam, le dijo
- ¿ Que problema?
- Se me puso dura de vuelta y necesito cogerte.
- No puedo mas, dejame por favor.
- Vamos , ponte de costado. Uno rapidito para descargarme, nada más y uniendo el dicho al hecho la hizo girar colocándola de espaldas a él. Se bajo el pantalón y levantando una de sus piernas, acomodó su dura verga y la fue penetrando suavemente.
- No voy a durar mucho, no te preocupes. Todo lo que he visto me ha dejado loco, dijo mientras comenzaba a bombearla.
- Yo no creo poder seguirte estoy agotada.
- Shh, tu quietita que mi verga se encargará de todo, y lentamente comenzó a acelerar el pistoneo hasta terminar corriéndose dentro de su vagina y apretándola fuertemente por detrás.
- Ahhhh , que placer gatita, que placer. Luego de vaciarse, se quedó quieto unos minutos, y al fin se levantó y se vistió. La beso suavemente y se fue.
Cuando llegó su esposo, le dijo que había tomado mucho sol y no se sentía bien. El quiso llamar al médico pero ella le dijo que con un poco de descanso sería suficiente. Con esta historia evitó tener sexo con su esposo durante varios días, hasta que su cuerpo se recuperó de la orgía vivida.
Nunca repitió el sexo grupal, y las relaciones con su esposo andan a las mil maravillas. Pero cada tanto, algunas veces, Damián salta el tapial y le hace el service que necesita para seguir viviendo la rutina de todos los días....

5 comentarios - El vecino perverso. Parte final

Si-Nombre
Esta muy bueno el relato, gracias por compartir
elmedio
whau imaginacion !!!
kramalo
muy caliente....!!! hubiera estado más aun, si ponias una foto de mirian siendo enculada por esta pija...muy bueno..!!
tanno4
excelente trilogia de relatos,muy bueno la verdad,te felicito.
TiziOeste666
Rico gangbang, aunque x mi serian más hombres