Según él, soy una puta increíble.

Hola, mi nombre es Laura. Para ustedes Lau. Quisiera darle las gracias a:
burrodearranque1976 , elprofewalter, thecrazysecret, manguera1, Antohott, alas100, Fachelo, srshishio, Zevitas, leodiablo, jberzero, sabesfrench, hgeorge, trovaparatodos, curiosoymas, maxiponce119, totemstot, EmmitaAsh, DODIPARRALENIO, CAT2007 y Pepe199 por sus comentarios. Y aclaro, soy una chica “muy de novio” por eso no les puedo pasar mi número. Pero veremos qué hacer, dejen que lo piense.

Hoy vuelvo a contarles algunas cosas que me pasan para compartir con Ustedes este calor que siempre llevo conmigo.
Un día de verano de hace un par de años atrás me tocaba ir a cuidar la casa de mis suegros dado que ellos se habían ido de viaje. De ese viaje familiar también participaban mi novio y sus dos hermanos, razón por la cual los encargados de cuidar la casa éramos la familia política: mi concuñada Agustina, mi concuñado Diego y Yo.
El viaje duraría tres días viernes, sábado y domingo y la orden de mi suegra era que nos dividiéramos el trabajo entre los tres, o sea un día cada uno. Mi día asignado iba a ser el domingo, Agustina iría el viernes a la noche y Diego pasaría por la casa el sábado a la tarde.
Yo desesperadamente quería cruzarme con Diego. Mis fantasías debían cumplirse, quería que él me viera como mujer, quería coger con él. Empecé entonces a armar un plan para asegurarme de que nada ni nadie se enterase de lo que Yo quería hacer. A nadie se lo conté, ni siquiera a Sol mi más secreta confidente.
Mi intención era la de pasar la noche del sábado con Diego. Para eso me aseguré de que Agustina no alterara los planes y me cambiara el día a mí o a Diego.
El viernes por la noche pasé por la casa de mis suegros. Haciéndome la distraída entré para encontrarme con Agustina que regaba las plantas.
- Hola Agus, cómo estás ??
- Hola, Lau ¿Qué andás haciendo? ¿No te tocaba venir el domingo?
- Sí, sí. Lo que pasa es que vengo de visitar a Sol y necesito pasar al baño. ¿La casa está abierta?
- Pero claro, sí, pasá. Está todo abierto.
La dejé hablando sola y entré apurada tratando de demostrar que sí necesitaba ir al baño. Está claro de que el baño no me interesaba. Mi idea era robarme un par de llaves de la casa para usarlas ese fin de semana. Conseguí lo que buscaba. Me metí en el baño para justificar el tiempo, escondí las llaves y salí haciéndome la aliviada.
Para eso Agustina ya había terminado. Se puso a hablar tonterías y empezó a cerrar todo. Yo la ayudaba y le seguía su conversación, pero no podía dejar de pensar en lo que iba a hacer al otro día. Terminamos, llegamos a la puerta y al poner el candado ella me pregunta:
- ¿No te animás a alcanzarle las llaves a Diego? Yo ahora me voy para el otro lado y a vos te queda de paso, ¿podés??
Yo me quedé muda. Todo mi plan se iba al carajo. No me salía nada para contestarle.
- Pero mirá que no hay problema, Si no podés voy Yo nomás.
- No, no. Está bien. Voy Yo. Vos quedate tranquila. Le dije y agarré las llaves.
Algo tenía que hacer. La oportunidad de encontrarme cara a cara con Diego se me adelantaba y no podía dejarla pasar.
Así que salí caminando hasta su casa. En el camino sólo podía pensar en él, en cuando lo ví desnudo en la ducha, en cuando le rocé los labios tratando de robarle un beso, en cuando me lo imaginaba cogiéndome y haciéndome acabar. Empecé a excitarme, mis pezones aparecían nitidamente sobre mi remera y mi concha se humedecía.
Llegué frente a su casa. Me apreté más la remera y me apresté a robarle otra vez un beso. Toqué timbre y esperé
Él salió. Un poco sorprendido me saludó preguntándome qué hacía allí. Se acercó a saludarme y al momento de llegar a mi mejilla yo torcí mi cara como buscando las llaves que iba a llevar en mi bolsillo. Fue el movimiento perfecto. Sus labios levemente cerrados se chocaron con mi boca entreabierta y el contacto de nuestros labios fue total. Él se dio cuenta y retrocedió, tratando de justificarse, yo me quedé estática con los ojos cerrados y tratando de no dejar escapar el sabor de su boca. Él trato de justificarse, no sabía como decirlo, Yo decidí seguir adelante y le dije:
- Está todo bien, no hay ningún problema. Es un beso de cariño, de amistad. Está bien.
Él se quedó mudo. No sabía qué hacer. Yo seguí con las riendas de la situación y le conté que iba a llevarle las llaves de la casa para qué fuera mañana, le hice la historia de Agustina y de que Yo venía para ese lado. Le pregunté si estaba todo bien. Él me respondió con un sí mudo y asintiendo con la cabeza. Yo era la dueña de la situación y me envalentoné. Le dije que me iba y me dí la vuelta, caminé unos pasos y antes de abrir la puerta dí un giro hacia él. Me acerqué y le estampé otro beso, esta vez más certero, sin vueltas, le dejé mi boca sobre su boca unos instantes y al sacarle hice un chistoso “chuic”. Él volvió a quedarse inmóvil. Yo crucé la puerta y llegué a la vereda. Nos miramos y le dije:
- Mirá que está todo bien, son besos de amigos. De buenos amigos. Chau.
Y me fui caminando, orgullosa de lo que había hecho.
Él se quedó en la puerta. Mirándome. Pero ya su cara no era la de siempre, algo en su mirada había cambiado.
Llegué a casa casi corriendo. Excitada. Muy excitada. Me metí en mi cuarto y me encerré con llave. Sin llegar a la cama me saqué todo. Me quedé desnuda frente al espejo. Me miraba y soñaba tenerlo a él detrás de mí. Me arrodillé y empecé a tocarme mirándome en el espejo, mi concha roja y caliente se humedecía cada vez más y mis pezones se veían duros y salientes. Ya no podía contener la calentura que este tipo me hacía pasar, me lo tenía que coger a como de lugar.
Tuve un orgasmo y me tiré rendida en la cama. No dejaba de acariciarme y pensar en los besos que le había dado, jugaba con los labios de mi concha y me imaginaba cómo sería sentir su pija adentro. Me levanté para ir a bañarme. Me depilé toda. Me preparaba para lo que quería hacía tiempo y quería estar espléndida.
Esa noche no dormí, me desperté varias veces soñando con Diego. Lo tenía fijado en mi mente.
A la tarde siguiente empezó verdaderamente mi plan. Lo que había conseguido en la puerta de su casa solo fue un adelanto. Esperaba que él estuviera pensando en mí como Yo en él. Llegué a la casa y preparé todo, me cambié de ropa y me puse la bikini rosa más chiquita que tenía. Eran tres triangulitos minúsculos, la usaba solamente para que no se me hicieran marcas grandes al tomar sol. Siempre la usé en la intimidad, mi amiga Sol me decía que era de “gato”, y nadie me había visto con eso puesto.
Caminé por el patio hasta la pileta y me metí. Me mojé toda y me acosté sobre lo playo para tomar un poco de sol. La idea era que Diego me encontrara así, casi desnuda, con una bikini que casi no dejaba nada a la imaginación. Mis tetas se escapaban por el costado del corpiño y mis pezones se traslucían por la tela. La tanga era chiquitita y mi concha se marcaba toda en ella, quedando mis labios totalmente marcados y mi culo completamente a la vista. Estaba muy caliente. No lo podía esperar más.
Cuando lo escuché llegar me zambullí de vuelta en el agua. Él entró apurado, tratando de ver quién estaba dentro de la casa que se suponía vacía. Nos miramos y él suspiró. Me dijo:
- ¿Qué hacés acá? ¿y a esta hora? ¿No venías mañana?
Me hice la tonta mientras seguía en el agua y esperé para contestarle. Él se quedó mirándome, tratando de descubrir mi cuerpo bajo el agua. Entonces salí, tirándome para atrás el pelo y mostrándome toda para él. Le contesté:
- Vine a tomar sol. El día estaba lindo y se me ocurrió venir. Además acá es el único lugar donde puedo tomar sol sin que me espíen.
Él me miraba fijo, podía ver en su mirada una mezcla de desconcierto y curiosidad. Yo aproveché la situación para darme vuelta y me agaché a juntar la toalla, él empezó a caminar hacia mí sin dejar de mirarme. Al llegar hasta mi lado estiré mis piernas juntando las rodillas sin subir la espalda, dejándole a su vista todo mi culo y los labios de mi concha que nada se ocultaban atrás de la bikini. Él se frenó y me miró, Yo me levanté del todo y giré, y tomándolo suavemente de la cabeza me acerqué y le dí un beso en la boca diciendo:
- ¿Por qué te demoraste? Te estaba esperando.
El beso se hizo eterno, al principio eran solo nuestros labios que se tocaban, pero después él reaccionó y me tomó de la cintura, allí fue que le mandé la lengua dentro de su boca y nos empezamos a besar apasionadamente. Ninguno de los dos decía nada, y nos besábamos cada vez con más pasión, con los ojos cerrados, moviendo nuestras cabezas y apoyándonos el cuerpo mutuamente. Cuando le rocé la verga sentí la dureza de su erección y bajé la mano para tomarlo de la espalda y traerlo hacia mí, él respondió apoyándome fuertemente y mandándome la mano en las tetas. Me tenía apoyada contra la pared del quincho, haciéndome sentir su pija dura contra mí. No aguanté más la calentura y le bajé de un tirón la bermuda. Él dejó de besarme y me miró a los ojos, sin decir una palabra me arrodillé mirándolo a los ojos, le agarré la pija con la mano, tiré de la piel para atrás hasta que saliera su cabeza, se la miré, la tenía bien dura, abrí la boca y se la empecé a besar y a pasarle suavemente la lengua. Él cerró los ojos y tiró la cabeza para atrás. Yo se la empecé a chupar, y a verla como era. No era muy larga, pero sí era muy gruesa, con una cabeza no tan grande pero muy ancha en el cuerpo. Mientras se la chupaba me imaginaba lo que sentiría tener esa pija adentro.
Se la chupaba y lo pajeaba, le escupía la pija para lubricarla como había visto en las películas. Él me agarraba de la cabeza y me sostenía. Mientras se la chupaba me saqué el corpiño y apoyé su pija sobre mis tetas, él me miraba y podía ver en sus gestos que me deseaba. Me paré, lo besé nuevamente en la boca y me metí en el quincho. Al llegar a la mesa me quedé de espaldas a él, apoyé las manos y abrí las piernas, siempre de pié. Él llegó, me apoyó y se arrodilló detrás de mí. No decíamos una palabra. Me sacó la tanga despacito y me empezó a besarme la cola suavemente. Con sus manos me acariciaba la concha hasta que me empezó a lamer. Sentía el calor de su lengua en mi concha. Cuando me tocó el clítoris con la lengua, quise tocarme con la mano pero él me la sacó y empezó a tocarme con la suya. Me separaba los labios con los dedos y me pasaba la lengua. Yo, a esa altura, chorreaba. Estaba lista, no aguantaba más. Sin decirle una palabra me incliné sobre la mesa. Él se puso de pié y me metió los dedos en la concha, después acercó su pija y me la presentó. Sentí su cabeza caliente en mis labios, y como empezaba a moverla de arriba para abajo como un pincel. La apoyó y suavemente la hizo entrar. Al pasar su cabeza sentí que de verdad era grande, era gruesa. Él empezó a moverse tratando de hacerla entrar. En el momento en el que la sentí adentro dí vuelta la cabeza para mirarlo, y dando un grito y mordiéndome los labios dije las primeras palabras:
- Sí!!!! Dámela toda !!
Él se empezó a mover con fuerza, sentía como su pija hacía fuerza en mi concha para pasar, sentía que me abría. Yo no era nuevita, pero esta pija era lo mejor que había pasado hasta entonces. Mientras él me agarraba de la cintura y se movía lentamente haciéndola entrar y salir toda, Yo me dejaba coger. Me dejaba para poder sentir toda esa sensación que antes me imaginaba en sueños, y sin esperar mucho más me acabé.
Empecé a sentir que me iba, todo me temblaba y las piernas me fallaban. Me sentía correr, que algo se liberaba adentro mío, empecé a gemir, a morderme los labios, hasta que me acabé. Empujé mi cola contra él para sentir toda su pija adentro mío. Él me agarró de la nuca y me acarició por la espalda hasta la cola que se me había erizado entera. Se movió un par de veces más y la sacó, Yo intenté decirle que no pero él se arrodilló detrás de mí y me empezó a chupar la concha. Cuando su lengua empezó a moverse en mis labios sentí que me caía, y cuando llegó al clítoris sentí que me acababa de nuevo. No aguanté la sensación y le empecé a gritar:
- No!!!! No me la chupes !! Cojeme !!!
Él se levantó, me dio vuelta y me sentó arriba de la mesa. Yo lo abracé y levanté las rodillas. Él se garró la pija con la mano y me la apoyó en la concha. Jugaba con su cabeza en mis labios, la humedecía en mi acabada, me rozaba el clítoris. Hasta que la metió. Yo cerré los ojos y me hice para atrás. Él empezó a moverse y a tocarme y chuparme las tetas. Me cogía pausadamente, haciendo todo el recorrido de su pija dentro de mi concha. La metía hasta el fondo y la sacaba toda. Me enloquecía que hiciera eso.
Yo decidí rodearlo con mis piernas por su cintura, puse una mano sobre la mesa y la otra en su hombro y empecé a moverme yo también. El me agarró de la cintura y empezó a moverse más rápidamente. Los dos estábamos como locos. Estuvimos un rato así. Yo quería hablar y no podía, toda mi atención estaba puesta en sentir esa pija adentro mío. Hasta que pude balbucear:
- Dejá que te monte !!!
Él se detuvo y me empezó a besar. Sacó su pija y me dijo:
- ¿Dónde querés que me ponga?
- Subí a la mesa. Le dije.
Él se subió y se recostó sobre la mesa quedando casi sentado, dejando sus piernas hacia abajo. Yo me acerqué y le empecé a chupar la pija. Él me tomaba de los pelos para verme comer su pija, y Yo lo miraba a los ojos con mi mejor cara de puta y se la escupía y lo pajeaba.
- ¿Querés que te monte? ¿Me querés arriba tuyo?. Le dije.
Él me miraba como se la chupaba y su cara era de no poder resistirse más:
- No me la chupes más que me acabo. Me dijo.
Yo le agarré la pija desde su base y pasándole la lengua desde las bolas hasta la cabeza le dije:
- ¿Qué problema hay? Llename toda de leche. Tenemos toda la tarde para nosotros. ¡Acabame ahora, acabame en la boca!
Él me agarró de los costados de la cabeza y tiró su cabeza para atrás, Yo seguí chupándole la pija hasta que sentí que su cuerpo se arqueaba y empezaba a descargar su leche en mi boca.
Antes ya había dejado que me acaben en la boca, pero esta vez fue distinto. La cantidad de semen era mucha. Mientras apretaba su pija con mis labios sentía pasar el semen que me iba llenando la boca y no pude tragarlo a todo así que empecé a escupirlo hacia fuera.
Él no gritó, pero su cuerpo denotaba lo que le pasaba. Al terminar esa acabada seguí chupándole la pija mientras me tragaba lo que tenía en la boca. Lo hacía más lentamente pasándole los labios a toda su gruesa pija. Él se enderezó y empezó a mirarme. Yo lo miraba a los ojos y lo limpiaba con mi lengua. Estaba tan caliente que desde mi concha chorreba líquido por mis piernas. Me empezó a acariciar el pelo, Yo ya había terminado con la boca y empezaba a tocarlo con las manos.
Él se sentó en la mesa, Yo me paré masajeándole la pija. Me agarró de la nuca acercándome a él como para besarme y antes de tocar nuestros labios me dijo:
- Que buena puta que sos. Sos increíble.
Nos besamos muy apasionadamente.
Yo dejé de besarlo en la boca y empecé a besarle todo el cuerpo hasta llegar de nuevo a su pija. Me arrodillé y se la empecé a chupar de nuevo.
- Quiero seguir cojiendo. Vamos a la pileta. Le dije.
Él se sonrió y me dijo:
- Me vas a matar.
Yo le contesté:
- Hoy sos para mí, y hasta mi cola no paramos.
Le sonreí, me dí vuelta, salí del quincho y me tiré a la pileta.
Él salió atrás mío. Pero esa será otra historia.


PD: un saludo a todos los Pajeros de Larroque y Gualeguay. En especial a vos (ya sé quien sos). Es obvio que él no se llama Diego. ¿Qué querés, que nos cuelguen del mástil del Colegio Virué?