Sabrina es mi prima. Es es prima que solo se ven una vez cada tanto o en eventos familiares cumpleaños, graduaciones, navidad o en año nuevo, etc.
La ultima vez que vi a Sabrina.
Sabrina ya no era la nena que recordaba del año nuevo pasado, el tiempo la había transformado en una hembra explosiva y provocadora.
Su piel es blanca, suave y radiante, destacando cada curva bajo las luces de la casa.
Sus tetas naturales crecieron, volviéndose pesadas, redondas y con una firmeza que desafía cualquier escote. Pero lo que más me voló la cabeza fue su culo, ancho, bien cargado y con una forma circular perfecta que se menea con un descaro total al caminar.
Tiene el pelo castaño largo y sedoso, que usa para enmarcar una cara de ángel que esconde una mirada de puta sedienta de placer.
Sus labios carnosos, siempre húmedos, son la invitación final para entender que mi prima dejó de ser familia para convertirse en la perra más sucia de mi colección.

Navidad en lo de mi vieja siempre es lo mismo, mis tíos borrachos y anécdotas repetidas.
Pero el año pasado maso menos para esta fecha. Tuve el mejor regalo de navidad de todos
Mientras esperaba la llegada familiares, estaba parado en el living hablando con mi primo (hermano de Sabrina) sobre el laburo.
Justo llego Sabrina. Ella tenía que pasar entre la silla y yo. El espacio era mínimo, pero en vez de pedirme que me corra, ella solamente se mandó.
— Permiso, Ale... Susurró Sabrina con su voz angelical y un poco traviesa.
Mientras pasaba Sabrina no solo se limitó a pasar.
Sino a apoyarme todo su culo redondo sobre mi entrepierna, restregando sus nalgas contra mi verga, que se me puso de piedra al instante.
Sentí la suavidad de su culo contra mi verga.
Moví mi cadera hacia adelante, marcándole bien el territorio, y ella, lejos de apurarse, echó el culo más hacia atrás, restregándose con un descaro que me dejó seco.
Me sonrió por encima del hombro y siguió como si nada
— Pasa tranquila. Le dije con una sonrisa de depredador, mientras mis ojos le escaneaban el movimiento de las caderas.

Apenas llegaron todos los invitados nos fuimos afuera para comer.
Durante la cena, Sabrina se sentó alado mío.
Mientras mi familia se ponia al dia con parientes que solo vemos en momentos especiales cumpleaños, graduaciones, año nuevo o navidad, etc.
Comence a sentir algo sobre mi muslo que se movia hacia mi entrepierna, revise debajo de la mesa y era la mano de Sabrina. Casi escupo lo que estaba comiendo.
La mano de Sabrina se detuvo sobre mi verga y la comenzo acariciar.
— Bueno ya va haciendo hora para abrir los regalos. Dijo unos de mis tios.
Sabrina me miro a los ojos con una mirada de puta y se levanto.
Mientras miraba como Sabrina se iba adentro de la casa. Me quede hinotipsazo por su culo el movimiento de su cadera. Ella giro la cabeza y me sonrio.
Pasaron unos 10 minutos.
No podia creer lo que me habia pasado, mi cabeza no podia creer lo que habia hecho Sabrina a centimetros de nuestros familiares.
— Ale vas a buscar a Sabrina. Me dijo la madre de Sabrina.
— Si tia no hay problema. Le respondi.
Comence a buscar a Sabrina por la planta baja, por el baño y el living y no la encontre.
Tendra que estar en la planta de arriba pense.
Comence a subir las escaleras y a buscar cuarto por cuarto.
Justo entre a mi antiguo cuarto.
Ahí estaba ella.
Se había sacado el vestido y tenía puesto un disfraz de Mamá Noel sexy, de ese terciopelo rojo que no le tapaba nada.
Una lencería roja que combinaba perfectamente con el disfraz que tenia puesto.

— ¿Qué hacés, Sabrina? Tu mamá te está buscando. Le dije, cerrando la puerta con llave.
— ¿Te gusta, Ale? Es tu regalo... Me dijo mientras se acercaba de una manera muy sexy.
No aguanté más. La agarré de las caderas y la atraje hacia mi. La inocencia se había ido al carajo.
Nos comenzamos a bezar.
Me senté en el borde de la cama y ella se arrodilló en el medio de mis piernas.
Me comence a desabrochar el pantalon dejando mi verga al descubierto.
Ella no dudó. Pasó su lengua por toda la cabeza de mi verga y después se la comió entera, bajando hasta la base.
Escuchaba sus ruidos de atragantamiento mientras me miraba desde abajo con los ojos vidriosos.

Ella se saco mi verga de su boca. De su boca salia un hilo de saliva que me dejaba re caliente y como combinaba perfectamente con su mirada de puta que tenia en ese preciso momento y su gran cuerpo.
Ella se subió arriba mío.
Se sentó sobre mi verga y empezó a cabalgar con un ritmo furioso.
Desde mi posición, veía su cara de plcer y cómo sus tetas rebotaban salvajemente frente a mi.
El sonido de su concha mojada chocando contra mis huevos era música para mis oídos.

Me paré y la dejé acostada al borde de la cama con las piernas abiertas, apuntando al techo.
La agarré con una mano de la cintura y la otra de una pierna, abriéndola del todo.
— Mirá cómo te entra, perra. Sos toda mía. Le dije.
Entré en ella con un golpe seco.
Su vagina me apretaba tanto que sentía que me iba a correr ahí mismo.
El contraste de mi mano oscura sobre su piel blanca y el rojo del disfraz era visualmente pornográfico.

Me estaba apunto de correr pero no me podia ir sin antes probar ese culo.
La puse en cuatro sobre mi cama.
Agarré mi verga y busqué su culo.
— ¡Ahhh! ¡Ale!. Soltó un grito.
— Me duele... pero no pares. Me decia casi gritando.
Ella no paraba de gemir y gritar.
En ese momento mi mente no paraba de imaginar varios escenarios como que alguien suba a buscarnos y nos vea, o que alguien la escuche y nos atrape.
Pero mi cuerpo solo podia pensar en una cosa y era seguir disfrutando del regalo que me dio Sabrina.
Y solo por esta vez decidi escuchar a mi cuerpo.

Luego de un rato.
La puse de nuevo de rodillas. Mi verga estaba a punto de explotar.
— ¡Sí, Ale! ¡Lléname la cara!. Me gritaba desesperada mientras sacaba la lengua como una desesperada.
Finalmente, me comence a correr sobre su cara. Mi semen le bañó sus mejillas, sus labios y sus tetas.
Ella se quedó quieta, con la lengua afuera, saboreando el final de la fiesta.
— Feliz Navidad, Ale, espero que te haya gustado tu regalo de navidad. Susurró, lamiéndose los labios manchados.
— Me encanto, el mejor regalo de navidad de todos. Le dije.
Luego de ese increible momento se comenzo a desnudar y a ponerse devuelta la ropa que tenia antes.
Nos terminamos de poner "presentables" y volvimos a la fiesta con nuestros familiares

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¡Feliz Navidad a todos mis seguidores!
Espero que la estén pasando tan bien como yo.
No pido puntos por este post, es mi regalo personal para todos ustedes que bancan mis relatos, mis experiencias, mis fantasías y el crecimiento de mi harem.
Disfruten del morbo, y sigan portándose mal...
¡Que el Amo los está mirando y siempre tiene un castigo listo para las que se portan como putas!
¡Felicidades y que tengan una noche bien sucia!
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Alejandro Y Elisa: La Adicción De La Tía:
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La ultima vez que vi a Sabrina.
Sabrina ya no era la nena que recordaba del año nuevo pasado, el tiempo la había transformado en una hembra explosiva y provocadora.
Su piel es blanca, suave y radiante, destacando cada curva bajo las luces de la casa.
Sus tetas naturales crecieron, volviéndose pesadas, redondas y con una firmeza que desafía cualquier escote. Pero lo que más me voló la cabeza fue su culo, ancho, bien cargado y con una forma circular perfecta que se menea con un descaro total al caminar.
Tiene el pelo castaño largo y sedoso, que usa para enmarcar una cara de ángel que esconde una mirada de puta sedienta de placer.
Sus labios carnosos, siempre húmedos, son la invitación final para entender que mi prima dejó de ser familia para convertirse en la perra más sucia de mi colección.

Navidad en lo de mi vieja siempre es lo mismo, mis tíos borrachos y anécdotas repetidas.
Pero el año pasado maso menos para esta fecha. Tuve el mejor regalo de navidad de todos
Mientras esperaba la llegada familiares, estaba parado en el living hablando con mi primo (hermano de Sabrina) sobre el laburo.
Justo llego Sabrina. Ella tenía que pasar entre la silla y yo. El espacio era mínimo, pero en vez de pedirme que me corra, ella solamente se mandó.
— Permiso, Ale... Susurró Sabrina con su voz angelical y un poco traviesa.
Mientras pasaba Sabrina no solo se limitó a pasar.
Sino a apoyarme todo su culo redondo sobre mi entrepierna, restregando sus nalgas contra mi verga, que se me puso de piedra al instante.
Sentí la suavidad de su culo contra mi verga.
Moví mi cadera hacia adelante, marcándole bien el territorio, y ella, lejos de apurarse, echó el culo más hacia atrás, restregándose con un descaro que me dejó seco.
Me sonrió por encima del hombro y siguió como si nada
— Pasa tranquila. Le dije con una sonrisa de depredador, mientras mis ojos le escaneaban el movimiento de las caderas.

Apenas llegaron todos los invitados nos fuimos afuera para comer.
Durante la cena, Sabrina se sentó alado mío.
Mientras mi familia se ponia al dia con parientes que solo vemos en momentos especiales cumpleaños, graduaciones, año nuevo o navidad, etc.
Comence a sentir algo sobre mi muslo que se movia hacia mi entrepierna, revise debajo de la mesa y era la mano de Sabrina. Casi escupo lo que estaba comiendo.
La mano de Sabrina se detuvo sobre mi verga y la comenzo acariciar.
— Bueno ya va haciendo hora para abrir los regalos. Dijo unos de mis tios.
Sabrina me miro a los ojos con una mirada de puta y se levanto.
Mientras miraba como Sabrina se iba adentro de la casa. Me quede hinotipsazo por su culo el movimiento de su cadera. Ella giro la cabeza y me sonrio.
Pasaron unos 10 minutos.
No podia creer lo que me habia pasado, mi cabeza no podia creer lo que habia hecho Sabrina a centimetros de nuestros familiares.
— Ale vas a buscar a Sabrina. Me dijo la madre de Sabrina.
— Si tia no hay problema. Le respondi.
Comence a buscar a Sabrina por la planta baja, por el baño y el living y no la encontre.
Tendra que estar en la planta de arriba pense.
Comence a subir las escaleras y a buscar cuarto por cuarto.
Justo entre a mi antiguo cuarto.
Ahí estaba ella.
Se había sacado el vestido y tenía puesto un disfraz de Mamá Noel sexy, de ese terciopelo rojo que no le tapaba nada.
Una lencería roja que combinaba perfectamente con el disfraz que tenia puesto.

— ¿Qué hacés, Sabrina? Tu mamá te está buscando. Le dije, cerrando la puerta con llave.
— ¿Te gusta, Ale? Es tu regalo... Me dijo mientras se acercaba de una manera muy sexy.
No aguanté más. La agarré de las caderas y la atraje hacia mi. La inocencia se había ido al carajo.
Nos comenzamos a bezar.
Me senté en el borde de la cama y ella se arrodilló en el medio de mis piernas.
Me comence a desabrochar el pantalon dejando mi verga al descubierto.
Ella no dudó. Pasó su lengua por toda la cabeza de mi verga y después se la comió entera, bajando hasta la base.
Escuchaba sus ruidos de atragantamiento mientras me miraba desde abajo con los ojos vidriosos.

Ella se saco mi verga de su boca. De su boca salia un hilo de saliva que me dejaba re caliente y como combinaba perfectamente con su mirada de puta que tenia en ese preciso momento y su gran cuerpo.
Ella se subió arriba mío.
Se sentó sobre mi verga y empezó a cabalgar con un ritmo furioso.
Desde mi posición, veía su cara de plcer y cómo sus tetas rebotaban salvajemente frente a mi.
El sonido de su concha mojada chocando contra mis huevos era música para mis oídos.

Me paré y la dejé acostada al borde de la cama con las piernas abiertas, apuntando al techo.
La agarré con una mano de la cintura y la otra de una pierna, abriéndola del todo.
— Mirá cómo te entra, perra. Sos toda mía. Le dije.
Entré en ella con un golpe seco.
Su vagina me apretaba tanto que sentía que me iba a correr ahí mismo.
El contraste de mi mano oscura sobre su piel blanca y el rojo del disfraz era visualmente pornográfico.

Me estaba apunto de correr pero no me podia ir sin antes probar ese culo.
La puse en cuatro sobre mi cama.
Agarré mi verga y busqué su culo.
— ¡Ahhh! ¡Ale!. Soltó un grito.
— Me duele... pero no pares. Me decia casi gritando.
Ella no paraba de gemir y gritar.
En ese momento mi mente no paraba de imaginar varios escenarios como que alguien suba a buscarnos y nos vea, o que alguien la escuche y nos atrape.
Pero mi cuerpo solo podia pensar en una cosa y era seguir disfrutando del regalo que me dio Sabrina.
Y solo por esta vez decidi escuchar a mi cuerpo.

Luego de un rato.
La puse de nuevo de rodillas. Mi verga estaba a punto de explotar.
— ¡Sí, Ale! ¡Lléname la cara!. Me gritaba desesperada mientras sacaba la lengua como una desesperada.
Finalmente, me comence a correr sobre su cara. Mi semen le bañó sus mejillas, sus labios y sus tetas.
Ella se quedó quieta, con la lengua afuera, saboreando el final de la fiesta.
— Feliz Navidad, Ale, espero que te haya gustado tu regalo de navidad. Susurró, lamiéndose los labios manchados.
— Me encanto, el mejor regalo de navidad de todos. Le dije.
Luego de ese increible momento se comenzo a desnudar y a ponerse devuelta la ropa que tenia antes.
Nos terminamos de poner "presentables" y volvimos a la fiesta con nuestros familiares

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¡Feliz Navidad a todos mis seguidores!
Espero que la estén pasando tan bien como yo.
No pido puntos por este post, es mi regalo personal para todos ustedes que bancan mis relatos, mis experiencias, mis fantasías y el crecimiento de mi harem.
Disfruten del morbo, y sigan portándose mal...
¡Que el Amo los está mirando y siempre tiene un castigo listo para las que se portan como putas!
¡Felicidades y que tengan una noche bien sucia!
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