Vivo solo y una vez puse un anuncio buscando compañera de piso, después de varias entrevistas, me decidí por una chica que trabajaba en un bufete de abogados.
Es una mujer guapísima, tranquila, morena, 1,80, delgada, pelo hasta mitad de su espalda, ojos marrones contrastan con su piel blanca, con varios tatuajes algunos visibles y otros tatuajes que descubriría tiempo después... ademas muy buen feeling transmitía.
Nuestra vida era bastante rutinaria, solo coincidíamos por las noches cuando ella regresaba de su trabajo, ya que ella después de trabajar iba al gimnasio y salía con sus amigas y solo eran conversaciones de como fue el día y poco más.
Durante bastante tiempo, la única relación que teníamos era como compañeros de piso, pero poco a poco fuimos cogiendo confianza, llevándonos muy bien. Con el correr de los días, las miradas se volvieron más evidentes, miradas que duraban más de lo normal.
Cada vez fuimos cogiendo más confianza, porque empezó a vestir más ligera de ropa (pensaba que era por el calor del verano). Una vez, la vi saliendo de la ducha casi desnuda. Y me habló con naturalidad, como si nos conociéramos de toda la vida…
Todo cambió un Viernes en que llegó del trabajo y me propuso pedir unas pizzas y ver una peli, terminada la peli, recogemos la mesa y nos volvimos al sofá a hablar, si teníamos algún rollo con alguien , etc etc ..
La charla fluía, y el gintonic empezaba surgir su efecto, y de repente noto como se recuesta sobre mi hombro y le paso mi mano por detrás de su espalda, empiezo a sentir como su mano empezaba a acariciarme el brazo. Yo me dejé hacer, pero esa mano empezó a pasar por mi pecho y al no ser de piedra la copié y comencé a hacerle caricias a ella también, por su brazo, por su cuello, por su escote, así durante un tiempo, hasta que avancé un poco más y empecé a rozar su sujetador y poco a poco hacer como si fuese a meter la mano dentro de él, ella ya me estaba tocando la zona de la goma de mi pantalón corto, metí mi mano dentro del sujetador y fui jugando hasta llegar a su pezón y le dí una leve caricia que la hizo suspirar. Eso hizo que mi polla se pusiera a mil y ella lo notó porque también empezó a meter su mano por debajo de mi pantalón y calzoncillo. Ahí vi que estaba en un punto sin retorno y no iba a fastidiar el momento. Seguimos un buen rato con caricias hasta que nos movimos y nuestras caras quedaron muy juntas por lo que en segundos ya nos estábamos besando.
Esto sí que duró muy poco, porque los dos teníamos unas ganas de follarnos, por lo que la poca ropa que teníamos nos la quitamos en un visto y no visto.
Le pregunté que como le gustaba más y ella me dijo que para empezar que se ponía ella debajo. Estaba siendo muy romántico, se notaban las respiraciones, besos apasionados, hasta que coloque mi polla en su bonito y depilado coño. En ese momento me dijo que fuese muy despacio porque llevaba mucho tiempo sin hacerlo y no quería que le hiciese daño. Fui metiéndola poco a poco quedándome quieto para que se fuese acostumbrando y empecé a moverme despacio subiendo el ritmo poco a poco.
Tantas ganas teníamos que ella empezó a temblar como no había visto nunca, pidiéndome que me quedase quieto. Nos quedamos juntos un rato en mi cama, pero las ganas no se había acabado por lo que seguíamos muy excitados. En cuanto me cogió la polla, se levantó como un resorte y se fue directa a comérsela. Como la chupaba, era una delicia verla así. Éste si que iba a ser el polvazo de la noche.
Era una delicia como se movían esas tetas y como se corrió, no paraba de temblar. Ni rozarla me dejaba, estaba como ida. En ese momento me pidió que la empotrase y se puso a cuatro. Que gusto cojer esas caderas y darle duro a ese coño todo mojado. Nos quedamos dormidos y cuando me desperté pensaba que eso había acabado pero era todo lo contrario.
Me fui a la ducha para quitarme todo ese sudor y cual es mi sorpresa que viene y se mete conmigo con la excusa de ducharnos juntos, pero esa mentira se esfumó muy rápido, tan rápido como mi polla despertó.
Y cual fue mi sorpresa, cuando me dijo que aprovechando que estábamos en la ducha que le gustaría que se la metiese por el culo, que tenía esa fantasía.
Poco a poco fui dilatando su agujero y fui metiendo la polla, que gusto poder correrme dentro de ese culito.
Después de la ducha y el cansancio y la resaca que teníamos nos volvimos a la cama y nos quedamos dormidos.
Esto solo fue el inicio de una relación de compañeros de piso.
Es una mujer guapísima, tranquila, morena, 1,80, delgada, pelo hasta mitad de su espalda, ojos marrones contrastan con su piel blanca, con varios tatuajes algunos visibles y otros tatuajes que descubriría tiempo después... ademas muy buen feeling transmitía.
Nuestra vida era bastante rutinaria, solo coincidíamos por las noches cuando ella regresaba de su trabajo, ya que ella después de trabajar iba al gimnasio y salía con sus amigas y solo eran conversaciones de como fue el día y poco más.
Durante bastante tiempo, la única relación que teníamos era como compañeros de piso, pero poco a poco fuimos cogiendo confianza, llevándonos muy bien. Con el correr de los días, las miradas se volvieron más evidentes, miradas que duraban más de lo normal.
Cada vez fuimos cogiendo más confianza, porque empezó a vestir más ligera de ropa (pensaba que era por el calor del verano). Una vez, la vi saliendo de la ducha casi desnuda. Y me habló con naturalidad, como si nos conociéramos de toda la vida…
Todo cambió un Viernes en que llegó del trabajo y me propuso pedir unas pizzas y ver una peli, terminada la peli, recogemos la mesa y nos volvimos al sofá a hablar, si teníamos algún rollo con alguien , etc etc ..
La charla fluía, y el gintonic empezaba surgir su efecto, y de repente noto como se recuesta sobre mi hombro y le paso mi mano por detrás de su espalda, empiezo a sentir como su mano empezaba a acariciarme el brazo. Yo me dejé hacer, pero esa mano empezó a pasar por mi pecho y al no ser de piedra la copié y comencé a hacerle caricias a ella también, por su brazo, por su cuello, por su escote, así durante un tiempo, hasta que avancé un poco más y empecé a rozar su sujetador y poco a poco hacer como si fuese a meter la mano dentro de él, ella ya me estaba tocando la zona de la goma de mi pantalón corto, metí mi mano dentro del sujetador y fui jugando hasta llegar a su pezón y le dí una leve caricia que la hizo suspirar. Eso hizo que mi polla se pusiera a mil y ella lo notó porque también empezó a meter su mano por debajo de mi pantalón y calzoncillo. Ahí vi que estaba en un punto sin retorno y no iba a fastidiar el momento. Seguimos un buen rato con caricias hasta que nos movimos y nuestras caras quedaron muy juntas por lo que en segundos ya nos estábamos besando.
Esto sí que duró muy poco, porque los dos teníamos unas ganas de follarnos, por lo que la poca ropa que teníamos nos la quitamos en un visto y no visto.
Le pregunté que como le gustaba más y ella me dijo que para empezar que se ponía ella debajo. Estaba siendo muy romántico, se notaban las respiraciones, besos apasionados, hasta que coloque mi polla en su bonito y depilado coño. En ese momento me dijo que fuese muy despacio porque llevaba mucho tiempo sin hacerlo y no quería que le hiciese daño. Fui metiéndola poco a poco quedándome quieto para que se fuese acostumbrando y empecé a moverme despacio subiendo el ritmo poco a poco.
Tantas ganas teníamos que ella empezó a temblar como no había visto nunca, pidiéndome que me quedase quieto. Nos quedamos juntos un rato en mi cama, pero las ganas no se había acabado por lo que seguíamos muy excitados. En cuanto me cogió la polla, se levantó como un resorte y se fue directa a comérsela. Como la chupaba, era una delicia verla así. Éste si que iba a ser el polvazo de la noche.
Era una delicia como se movían esas tetas y como se corrió, no paraba de temblar. Ni rozarla me dejaba, estaba como ida. En ese momento me pidió que la empotrase y se puso a cuatro. Que gusto cojer esas caderas y darle duro a ese coño todo mojado. Nos quedamos dormidos y cuando me desperté pensaba que eso había acabado pero era todo lo contrario.
Me fui a la ducha para quitarme todo ese sudor y cual es mi sorpresa que viene y se mete conmigo con la excusa de ducharnos juntos, pero esa mentira se esfumó muy rápido, tan rápido como mi polla despertó.
Y cual fue mi sorpresa, cuando me dijo que aprovechando que estábamos en la ducha que le gustaría que se la metiese por el culo, que tenía esa fantasía.
Poco a poco fui dilatando su agujero y fui metiendo la polla, que gusto poder correrme dentro de ese culito.
Después de la ducha y el cansancio y la resaca que teníamos nos volvimos a la cama y nos quedamos dormidos.
Esto solo fue el inicio de una relación de compañeros de piso.
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