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....tal vez con el hijo (Relato bastante gay)

Continuación del relato "Si no se pudo con la madre...". Es conveniente leerlo primero para entender la trama de la historia
Como siempre 100% ficticio

2.- Matías
Ese sábado Lucas se dio un baño especial, se jabonó su glande como nunca y hasta se dejó bien limpio el culito, por las dudas. Se puse su bóxer más ajustado y el jean que mejor le marcaba sus 23 cm, gruesísimos, destructores. Nada le hacía sospechar que Mati fuera gay, pero estar a solas en su casa con un pibe, hacía que su pajerísimo morbo se pusiera a mil. ¿Cómo podía pensar en esas cosas? Era el hijo de Alicia, de su amor de la infancia!!! Pero bueno, la realidad es que uno controla lo que hace, pero lo que uno piensa, a veces corre como un caballo desbocado.
A las 10 sonó el timbre, Se saludaron a la argentina, con un beso en la mejilla
-Pasá Mati, vamos a la cocina, al fondo del pasillo- Lucas lo dejó pasar adelante y clavó sus ojos nuevamente en el culito del pibe, que se había venido con unos jeans negros que le marcaba las curvas de una cola preciosa.
La puerta del dormitorio estaba abierta de par en par. Matías miró para adentro, e instintivamente se acarició las nalgas. A él también estar a solas con un tipo le hacía volar los ratones. Nunca se había comido un maduro, aunque... bueno mejor no recordar. Sonrió apenas. Encima el maduro era amigo de la madre y, por lo que la madre le había contado, eran medio noviecitos de chicos. ¿Casualidad?, ¿destino?,¿se daría? Naaa, el tipo seguro quería  montarse a la madre y darse el gusto que no se pudo dar en la escuela. Además se lo veía muy varonil ¡Cómo si eso fuera garantía de algo! Su mamá y él lo sabían muy bien, demasiado bien. Mati frunció el ceño, -mejor dejemos que fluya-, pensó. 
-Sentate, Mati-. Lucas se llevó la mano al bulto, "nooo boludo, ¿qué hacés?" resonó en su lóbulo frontal, pero ya su mano acariciaba su notoria bragueta.
Mati le devolvió una sonrisa sensual. -Parece que el viejito quiere guerra- , pensó. Su culito, que desde esa vez había quedado clausurado, le empezó a cosquillear. -Mamy, me parece que te robo el noviecito-, pensó.
Se sentaron lado a lado, hombro con hombro, pierna con pierna casi, aparecieron las carpetas, las ecuaciones, las dudas. La charla, puramente didáctica, fluía, pero a Mati la tibieza de la pierna de Lucas no le permitía concentrarse en los problemas y a Lucas, la boca y la mirada del pibe a 30 cm de la suya, tampoco. La cosa no avanzaba.
-Mejor que paremos un poco Matías ¿Café o mate?
-Si, mejor, no entiendo nada. Café-
Mientras Lucas batía el instantáneo, por su cabeza volaban mil cosas, ¿intentaba?, ¿Y si la cagaba porque el pibe no era gay?, ¿cómo quedaba con Alicia? "Andá despacio, boludo", se dijo, "dejá que fluya", se dijo.
Los dos jarros humeantes fueron a la mesa y quedaron frente a frente. La charla de boludeces surgió y fue fluyendo, hasta que Lucas, sin la menor intención, hizo la pregunta complicada.
-¿Cómo fue que te atrasaste un año en la secu, Mati?-
Matías quedó en silencio. Agachó la cabeza. Miró un rato el piso, relojeó el bulto de Lucas, levantó la cabeza.
-¿Mi vieja no te contó nada?-
-No, sólo que hubo algún problema con tu viejo-
-A veces pienso que, no se, él se dio cuenta y no lo pudo evitar. A veces pienso que alguno le contó, no sé, ya por ahí habían pasado los hijos de algunos amigos de él y tal vez contaron en la casa, pero sea como sea, se dio. Bueno, no se tal vez lo busqué, bueno, no, la verdad yo un poco lo busqué. Yo no le echo culpa de nada, pero mi papá me comía la cola cada vez que podíamos-
Lucas arqueó las cejas, por un lado lo apenaba lo que le pasó a Mati, pero por otro le confirmaba que con ese chico podía pasar algo...
-Entiendo perfectamente Mati-, dijo Lucas, intentando que la alegría no se le notara. Su pija empezó a crecer.
-Mi vieja llegaba tarde por el laburo 3 veces por semana, y esos días con mi viejo nos dábamos con todo.
-¿Y Alicia los descubrió?-
-Si, una noche volvió temprano y escuchó los ruidos que venía de mi pieza, abrió la puerta y me vio boca abajo en el borde de la cama, meneando la colita a lo loco, con la pija de mi viejo dentro y él gritando por la garchada que le estaba dando con mis nalgas. Ahí se pudrió todo mal-
-A la mierda!, ¿y?-
-Esa misma noche nos fuimos a la casa de mi tía y a la semana nos mudamos a la casa de mi abuela. Y claro, con el kilombo, y el cambio de barrio, abandoné quinto y lo retomé este año. Pobre vieja, ni se imagina que los dos hijos de mi tía esa noche y toda la semana me garcharon hasta cansarse y que hasta debuté como activo con el culito de uno de mis primos, jeje.-
Matías paró su relato, apoyó sus manos en los muslos de Lucas, lo miró desafiante a los ojos y continuó.
-Ahora ya sabés por qué me atrasé en la secu, y también sabés que soy re putito- 
Con el relato su colita se había empapado de jugos rectales, y hasta su pito casi sin uso se había puesto duro.
La pija de Lucas estaba que reventaba, ya le dolía por lo apretada que estaba dentro del jean, la tenía que liberar. Se inclinó, apoyó sus manos también  en los muslos de Matías y lo miró también a los ojos, el pibe entreabrió los labios, esos labios húmedos, grandes, sensuales, como los de la madre. En segundos se estaban devorando a besos. Volaron los jarros, se mojaron los apuntes, las ropas volaron por el aire. Apenas Mati vio la espada enorme de Lucas, se arrodilló y se la empezó a restregar por la cara, mmm, se sentía tan bien esa carne caliente y ese abundante preseminal mojando sus mejillas! Comenzó a lamer el glande, enorme, delicioso, se la fue metiendo en la boca, y comenzó despacio el vaivén. Lucas le tomó la cabeza y le comenzó a acariciar el pelo, comenzó a gemir. Sabía que su tamaño no era fácil de manejar y no quería forzar al hijo de Alicia, aunque se moría de ganas de cogerlo por la boca hasta que se tragara los huevos. Mati cerró los ojos y siguió engullendo pija, era gorda, muy gorda, mucho más que todas las que se había comido de sus amigos y compas, costaba, pero se sentía tan bien!, era tan feliz volviendo a chupar una pija después de tanto tiempo! Con sus  dos manos la agarraba de la base y el resto se lo engullía, siempre al límite de la arcada. Intentó un poco más, vino la arcada, hasta ahí! Lucas gritó, la sensación que le daba en el glande cuando entraba en la garganta de Mati era increíble, empezó un mete  y saca cortito, el placer era enorme. Mati lagrimeaba, babeaba, pero seguía. La pija se hizo más enorme aún, se hinchó, Lucas le apretó la cabeza y le dio una pujada más, siiii, la leche caliente, abundante, dulce, inundó la boca de Matías, sus ojos cerrados, su cara de paz, su boca sonriendo si es que con una pija de 23 cm en la boca se puede sonreír. Al fin!!, luego de tanto tiempo, de tantas angustias, de tantos reproches, de tantas culpas, volvía a saborear leche de macho! 
Mati se sacó la pija de la boca, mirando a Lucas a los ojos tragó todo el semen y después limpió de ese glande enorme hasta el último resto de lechita.
Lucas lo hizo incorporar, y lo tomó de la mano. 
-Vení, vamos a la cama- Se sentó contra el respaldo, sus piernas abiertas, la pija, su tercera pierna, fláccida en el medio. Mati se subió caminando como gata y se puso de nuevo a lamérsela.
-No, no, pará, vení. Lo sentó a su lado y de inmediato Mati apoyó la cabeza sobre el pecho del primer noviecito de la madre y se puso a jugar con su pija.
-¿Te gustó Mati?-
-No, para nada-, dijo con una sonrisa y de inmediato se incorporó, se acostó boca abajo entre las piernas de Lucas y se la comenzó a chupar de nuevo. El sólo ver las curvas de ese culito, más la lamida genial del pibe le pusieron a Lucas la pija dura como piedra.
-Ponete en 4, Mati-, ordenó Lucas
-No, mejor así- dijo Mati acomodándose boca abajo en el borde de la cama, como esa última vez con su padre.
Lucas le abrió las nalgas y vio ese esfínter rosadito, ya mojado, ya bastante dilatado. No pudo resistirse, no pudo prepararlo. Pensó en Alicia. Lo tomó de la cadera y dio su primer empujón. Mati gritó como nunca había gritado, sintió como que una cuchilla le cortaba el esfínter, esa pija enorme y gruesa le estaba literalmente destruyendo el culo, ese pobre culito que hacía meses que sólo recibía algunos dedos y apenas, porque la vergüenza por ser lo que era y por tener la culpa de la separación de la madre lo castraban. Lucas se detuvo y fue a buscar esa crema especial. Ya Lucas no pensaba en Alicia, no pensaba en los vecinos, su universo era ese agujero enrojecido y abierto que tenía que llenar de pija. Untó y clavó de una hasta el fondo. Mati lloró de dolor, pero mil veces mejor ese dolor en su concha que el dolor de la culpa. Lucas se quedó quieto y le comenzó a dar besos suaves en el cuello, a acariciarle los costados, su mano se estiró hasta la caja de pañuelos de la mesa de luz y le secó los ojos al pibe. De a poco Mati se fue serenando, el dolor fue pasando y esa sensación tan especial que sólo los putos conocemos, comenzó a invadir su esfínter.
-Ay papi, cogeme!-
Lucas empezó muy suave el mete y saca, cortito cortito
-¿Así Mati?-
-Ay si, papi, haceme lo que quieras-
Lucas aceleró, clavó a fondo, apretó, el aire se llenó de gemidos, el mundo se fue borrando, sólo Mati y Lucas, Lucas y Mati, unidos por ese culito devenido en concha del pibe. Mati empezó a menear la cola como esa última vez en la cama con su viejo.
-Ay cómo movés el orto nene!, me vas a hacer acabar de una, pará-
Matí bajó el ritmo y dejó que Lucas comandara, se dedicó a sentir, lo necesitaba tanto! 
Lucas comenzó a acelerar, sus 23 cm entraban hasta las bolas en el culito lampiño y perfecto de Mati, las nalgas golpeaban contra su pubis, cada vez más enrojecidas, el jugo rectal lo mojaba todo, los dos eran enormemente felices.
-Ay Ali cómo te deseaba-, se le escapó a Lucas. Mati escuchó, sonrió, no le dijo nada, pero le pidió cambiar a patitas al hombro.
En esa pose si algo quedaba por entrar, definitivamente entró, el semen comenzó a escurrir de la pija de Mati, no saltó, sólo fue manando de su pija semi parada. Mati comenzó a llorar. Miró a los ojos a Lucas, le tomó las manos como pudo.
-Ay Lucas, no me la saques nunca, llename, preñame, partime, nunca fui tan feliz, pero por favor Lucas, no soy Alicia, soy Matías, soy un putito, soy un putito, soy un putitooo!!!
Lucas paró el mete y saca, se inclinó, tomó la carita de Mati entre sus manos, le dio un suave beso en los labios y luego uno en cada ojito mojado
-No sos un putito, Mati, sos MI putito. Mati, tranquilo, siempre fui gay, lo de tu mamá, no se, fue una boludez de pendejo, ya me la comía desde mucho antes y me la seguí comiendo después.
-¿Te la comías???- 
-Si, era versátil, me la comía y daba de comer-
-¿Y ahora?
Lucas sacó completamente la pija del culito de Mati y se la clavó entera de golpe. 
-Aaaaay brutoo, qué pregunta boluda la mía- Se rieron
-La verdad Mati, soy mayormente activo, pero si se da, si querés, te lo entrego-, y terminó la frase con otro de esos pijazos destructores
-Aaaay, papito, quien quiere ser activo si tiene una pija como la tuya en el culo!!!!!- Volvieron a reír.
Entre charlas, mimos, ardores, besos y caricias, la pija de Lucas estuvo mucho más de media hora entrando y saliendo del ortito de Mati. Cuando al fin entre gritos, la leche de Lucas inundó el culito del pibe y el segundo polvo manó de la pijita de Mati, un beso enorme, largo, suave, cerró todo. Los dos quedaron destruidos.
Se acostaron, se abrazaron, las piernas de Mati temblaban, de su agujero enorme manaba leche, y manaba sangre. Lucas se preocupó.
-Ay no Papi, tranquilo, seguro en un ratito se sana-
-Bueno pero por hoy ya no te la meto más-
-Ay, maloooo!!!-

Con las palabras y las caricias vino la modorra. Los despertó el hambre a las 2 de la tarde. Apenas se higienizaron un poco y rajaron desnudos para la cocina. De la heladera Lucas sacó jamón, queso, pan y mayonesa. Mati sobre la mesada se puso a preparar los sándwiches. Lucas sacó la bebida del freezer y con la botella en la mano se quedó mirando la espalda de Mati

- ¡Qué fuerte estás pendejo! -, se apretó contra la espalda del pibe y tomándolo de las tetas comenzó a mordisquearle el cuello. Mati sonriendo tiró el culito para atrás. Lucas no aguantó, se agachó un poco y comenzó a clavársela. El ojetito aún no se había recuperado, así que el misil ahora entraba mucho más fácil.

-Ay, ay, ay, duele Lucas, ay-

-Ya está putito, ya la tenés adentro entera de nuevo, ¿te gusta? -

-Mmm, siiiii, ¡me encanta! -

Lucas lo hizo correr un poco hacia atrás, y le hizo apoyar las manos sobre la mesada, lo tomó de la cadera y comenzó a darle con todo, con cada estocada casi lo levantaba en el aire, el cuerpito delgado de Mati gozaba, su mente soñaba, que no terminara nunca, que no tuviera que volver a su casa a caretear con la madre.

-Llevame a la cama Luqui -

El chico, como hacía con su padre, acomodó la almohada debajo de su pija y Lucas como su padre, apoyó sus manos en el colchón y comenzó a bajar, primero un gemido, luego lágrimas. Lucas paró.

- ¿Estarás muy lastimado Mati? -, el nene sonrió, - no, ¿por? -, -te dolió-, - no me hagas caso Luqui, otra vez te cuento -

La pija exploró cada rincón del culito de Mati, Mati sintió su pancita llena, su orto abierto, pero lo que más le gustaba era sentir el calor del pecho de Lucas sobre su espalda, la presión del pubis de Lucas sobre sus nalgas y ese calor increíble que nacía de su ojetito y lo llenaba de una felicidad tan grande que su cara de culo iba a desaparecer para siempre. 

La leche llegó, la relajación llegó y el hambre volvió. Esta vez sí, comieron los sandwiches y la gaseosa y a los 10 minutos estaban de nuevo en la cama durmiendo abrazados, Mati dormía sonriendo, su cabeza apoyada sobre el pecho de Lucas, su mano había quedado sobre la pija de Lucas que, con los ojos cerrados, no terminaba de conciliar el sueño.  Si con la madre creyó alguna vez que debutaría con una mina, con el hijo, que hasta si el hubiera sido menos puto, tal vez él hubiera sembrado en Alicia, con el hijo gay de su noviecita de la pubertad, era el puto más feliz de la tierra.

No hubo para los dos una tarde más bella,  se pasaron todo el día en la cama, entre mamadas, 69s, besos, caricias y lengüita en el ortito lastimado.
A eso de las 20 Mati volvió a la casa, ya no sangraba pero rengueaba un poco y le dolía otro poco, pero ¿qué importaba?
Entró, la vio a la madre y la abrazó como nunca, Alicia asombrada, siempre era tan parco y poco demostrativo su hijo!
-Que te pasó que rengueás?-
-Nada ma, me tropecé en la esquina, ya se me va a pasar. Ahh, ma, mañana voy de vuelta a lo de Lucas, nos quedaron unos temas para repasar-
-No querés que lo invite a almorzar y estudian acá?-
-No ma, Lucas tiene una compu mejor.-
Alicia se quedó pensando. Qué bueno que su casi noviecito se llevara bien con su hijo. Tal vez, pensó, su sueño de anoche de tener a Lucas partiéndole la concha pudiera hacerse realidad. Tal vez su proyecto de noviecito de la infancia pudiera ser su nueva pareja, se sentía tan sola! Su tajito comenzó a humedecerse, hacía tanto que no garchaba! Había que terminar lo empezado la otra tarde.
-Ahh, ma no voy a cenar, ya Lucas me dio de comer bastante y estoy muy cansado, me voy a la cama-
-Bueno hijo, yo quizá salga un rato con alguna amiga-
A eso de las 22 en la casa de Lucas sonó el timbre. Lucas, vestido apenas con una camiseta vieja y un short sin nada debajo estaba poniendo en el lavarropas las sábanas que se habían manchado con su semen y los jugos del culito de Mati. Fue a abrir. Era Alicia!
Le agarró el cagaso, ¿seria que Mati le habría contado y ahora la madre venía a putearlo? 
Alicia se había venido con un vestido escotado negro que mostraba sus pechos grandes y bellos y remarcaba la blancura perfecta de su piel
-Hola Ali, pasá, disculpá la facha, ¿pasó algo?-
-No, todo lo contrario, todo bien, mejor que bien. Por eso te venía a agradecer- , la mina tomó a Lucas de la cintura y le comió la boca de un beso. Lucas, confundido no sabía muy bien que hacer, no tenía excusas, solos, o se la garchaba o le decía que era puto, así que también la tomó de la cintura y le dio lengua. Al rato estaban en la cama y la cara de Lucas entre las tetas de Alicia, que le rodeaba la cintura con sus piernas y le mojaba el pubis con el jugo de su concha. Era su oportunidad de terminar lo que había querido hacer en su lejanísima pubertad, pero no pudo. Intentó ponérsela una y otra vez, pero apenas le enterraba un pedacito, comenzaba a perder dureza, Alicia le acariciaba la cabeza, le daba besos suaves y le decía, tranquilo bebé, estás nervioso. Al cuarto o quinto intento, Lucas dijo "basta", "hacé lo que sabés hacer", la dio vuelta, le mojó el esfínter con el jugo de la concha y se la mandó a guardar, gritó como loca pero se la comió entera. La verdad no era tan rico como el culo increíble de su hijo, y por más que bombeaba y bombeaba no llegaba a acabar. Estuvo dándole como 45 minutos a la mina hasta que pudo llegar al orgasmo y eso fue porque se puso a pensar en los gemidos de su hijo. La hizo mierda. 
Alicia volvió rengueando a la casa, tal vez se tropezó en la misma esquina que su hijo.

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