Esto sucedió hace ya varios años, pero lo recuerdo conclaridad. Mi esposa, llamémosla Sofía, me preparó una sorpresa decumpleaños: un álbum de fotos boudoir.
El fotógrafo fue mi primo, Rodri. Rodri vive en lacasa del fondo de nuestro mismo terreno; ya que le alquila a mi madre, así queestamos en constante contacto. Además de su trabajo en una empresa, Rodri teníasu pasión como fotógrafo freelance. Él se ofreció a no cobrarle nada,lo que facilitó el asunto.
Rodri había montado un mini estudio en su casa.Tenía un telón de fondo que podía desplegar, luces softboxy flashes.
Al mirar el álbum, supe que la sesión se había hecho allí. Laidea de que Sofía y Rodri hubieran pasado horas solos en ese estudio, a pocosmetros de donde vivíamos, planeando, posando y capturando esa intimidad enlencería, me generó una punzada de celos mezclada con una excitación. Ellatiene buen cuerpo, tetona pero sin exagerar y tremendo culo.
Ella había estado bajo las órdenes de Rodri,recibiendo instrucciones sobre cómo mover el cuerpo. Él había tenido quetocarla para ajustarle la pose o el ángulo.
Las fotos eran espectaculares. Sofía lucía lenceríafina color beige, super escotada y posaba con sensualidad. Él había estadodetrás del lente, viendo a mi esposa en lenceria.
"¡Me encantan! Quedaron espectaculares," le dijea Sofía. "Pero no quiero que vuelvas a hacer esto sino estoycontigo."
Ella asintió, despreocupada. "No hay problema, miamor. Esta vez solo fue una sorpresa. Ya deberíamos hacer una juntos enalgún momento.
Nunca me había interesadola fotografía hasta ese momento. De inmediato le exigí a Rodri: “Quiero queme hagas unas fotos así también, que luzcan mi entrenamiento”. Claro que aceptosin problemas además de que era mi cumpleaños.
Luego de que Rodri me hiciera unas sesiones de fotosa mí solo que por cierto quedaron geniales, entré en grupos de Facebook defotografía y comencé a hacer varias sesiones con otros fotógrafos porintercambio (TFP), es decir, el intercambio es que ellos pueden usar lafoto para su portafolio o para promocionarse y tú obtienes la sesión de fotosgratis; y así fue como conocí el mundo de la fotografía profesional. Ayudómucho que ya tenía fotos hechas de muestra gracias a Rodri, sin tenerfotos hechas es más difícil porque te piden referencias o tus trabajos hechos.
Una noche estábamostomando unas cervezas con mi primo Rodri. Nuestrasjuntadas (cervezas, truco y algo de droga para "levantar") siemprese daban los viernes en la noche, ya que era el día en que la esposa de Rodri seiba a visitar a su madre. A veces también nos juntábamos con mi amigo Luisque vivía a dos casas y compartíamos gustos en la juntada.
Una de esas noches que estábamos con Rodri y con miamigo Luis, mientras fumábamos y jugábamos al truco, Rodri me dice:"¿Y cuándo hacemos esa sesión de fotos, eh?".
Se referíaa un comentario que había hecho mi novia de hacer fotos junto a mi en algún momento,pero pasaba el tiempo y no se daba la ocasión.
Debo confesar que ella siempre fue algo atrevida, le gustapresumir sus resultados del gym, sube fotos en bikini o ropa interior yvestía de forma provocativa, pero sin exagerar (por ejemplo, si usa shorcitosmedia nalga, por arriba viste más tapada, o para salir si usa vestido muyescotado con pliegues a los costados notando que no usa ropa interior, en esecaso el vestido es bien largo).
Yo también estabadeseando esa sesión junto a ella, me parecía algo único para hacer en pareja. Seme ocurrió que quizás sea por Rodri que mi novia la hacía larga ohisteriqueaba, quizás no quiere posar conmigo frente a él pensé. Asíque intenté buscar un fotógrafo diferente. Publiqué un anuncio en los grupos defotografía buscando una sesión por intercambio, pero mi falta de experiencia mejugó una mala pasada: no fui claro.
Además de fotógrafos, me escribieron modelosfemeninas para posar conmigo. La idea me pareció excitante y, para ser sincero,me gustó. Acepté. Organicé una sesión con una modelo y otro fotógrafo querespondió mi anuncio, llamémosle Alberto. El estudio era profesional,con telones, flashes de estudio y todo el montaje.
La sesión con la modelo fue, desde elprincipio, muy hot. Ella posaba en lencería negra yyo en bóxer. Aunque el acuerdo era profesional, el ambiente estabacargado; la química era innegable, y yo me sentía como si estuviera engañando ami mujer.
Alberto guiaba: así,date la vuelta… muy bien, ahora tapale los pechos con el brazo derecho…
Hicimos fotos en poses muy íntimas, en un sillón, de piefrente al telón, abrazados, yo por detrás apoyándola, ella agachada bajándomeapenas el bóxer y sonriendo.
Después de esa serie, Alberto sugirió desnudos,manteniendo la regla del TFP de "desnudo artístico sin mostrargenitales".
Ella se quitó la lencería. Me pidió que me quitara el bóxer,pero me quedé con una toalla cubriendo estratégicamente. En las primeras posesde desnudo me retire la toalla, ella se colocaba de espaldas a la cámara. Yoestaba sentado en un sillon rojo y ella se sentó sobre mi, en las piernas, elcontacto de su piel desnuda con la mía fue la primera transgresión real.
Luego, nos pidió tumbarnos en el suelo. Alberto nosindicó entrelazar nuestras piernas, y que yo la abrazara con fuerza, ocultandosu pecho con mi brazo y el mío con mi rodilla. La pose nos obligaba a estarpecho a pecho, piel contra piel, sintiendo su respiración cerca y su cuerpototalmente desnudo pegado al mío. En ese momento, me senti realmente atraído,quizás ella acostumbraba hacer eso o no, pero senti que hubo una atracción.
En otra pose, yo estaba de pie, y ella se apoyó en micuerpo, tomando mi mano y dirigiéndola para que cubriera estratégicamente supubis.
En fin hubo mucho contacto, no puedo decirque no disfruté aquella sesión... Fueron muchas fotos bastante subidas de tono.Sabía que tarde o temprano mi mujer se enteraría, así que tendríaque buscar la forma de decírselo sin que se enojara.
La noche en casa de Rodri
Otra noche, mas adelante, escabiando con Rodri,la ocasión pintó sola. Justo llegó mi novia con su mejor amiga Brenda (una zorrita,por así decirlo), que venían de un bar, y se quedaron con nosotros.
Salió el tema de las fotos enseguida, el alcohol ayudó adestrabar los nervios. Brenda dijo que le gustaba la idea de una sesión boudoir.
El ambiente se encendió. Rodri, cámara en mano, nodudó. Primero, le hizo una sesión a Brenda en su mini estudio, mientras Sofíay yo mirábamos, bebiendo y haciendo comentarios. Ver a Brenda posar con esaconfianza. Eso animó aún más a mi novia para posar con migo y al fin seatrevió.
Tras la sesión de Brenda, era nuestro turno. Yo mefui quedando en bóxer, mientras mi mujer se fue al baño a ponerse unalencería de encaje blanca. Cuando regresó, mi pulso se aceleró. Ellamostrando sus curvas en esa lenceria blanca por partes transparente.
Apenas se puso frente al telón, el deseo de que la vieranme excitaba bien en el fondo. Sofía se movía con total seguridad,lanzándole miradas cómplices a Rodri y sonriendo con esa cara deatrevida que le da el alcohol, mientras él dirigía con su cámara. Rodri nosubicaba con instrucciones precisas: "Acérquense más, junta tu cuerpo al deella. Ahora, mira a la cámara."
Rodri movía las luces de estudio (grandes cajas de luz yreflectores) creando un juego de sombras y luces. La confianza creció y lasposes se volvieron más íntimas: yo, arrodillado frente a ella, besando su panzay la clásica pose de él de pie, ella abrazando su cadera con las piernasenredadas. Ambos parados de frente al otro, abrazados, besándonos y asÍ. Cadainstrucción era una provocación, y verla entangada al objetivo de la cámara,sumida en la performance, me llenaba de orgullo y excitación.
Mientras sacaba las fotos, charlábamos, bebíamos y reíamos,ya alegres entrando más en confianza. Así, después de unos cambios de lencería,paramos a preparar más tragos mientras Rodri editaba las fotos ensu computadora. Se podría decir que ya estábamos un poco ebrios.
Aprovechando que las chicas estaban distraídas mientraschusmeaban las ediciones y charlaban entre ellas, le dije a Rodri: "Che,¿tomamos algo para ‘levantar’?"
Rodri me miró, con el flash aún en la mano, y asintió deinmediato.
En ese lapso llego mi amigo y también vecino Luis. Másmorbo me dio porque él no estaba enterado de nada y la vio en esa lencería a minovia así de repente. Le comentamos rápido la situación y se puso a tomarcon nosotros. Esta vez mi novia ya no tenía vergüenza para nada, quizásel alcohol y el que Brenda estuviera presente la desinhibió del todo. Yoya no quería posar y menos en frente de Luis. Tiré la idea de finalizar,pero Brenda insistió en hacer fotos con mi novia. No quería ser el malode la película así que tuve que aceptar.
Estas fotos salieron mejor y más hot, másdesinhibidas y con su compinche amiga, ambas en lencería algotransparente y la tanga tipo hilo casi. Posaban como si fueran novias sin darsebesos, pero simulaban, boca abajo mostrando las nalgas frente al telón, encuclillas y hasta en 4. También fotos enfrentadas acariciándose. Esto eramuy morboso para los chicos y claro que para mí también, aunque sentí queestábamos yendo demasiado lejos. Finalmente, las convencí de que yaestaba, se vistieron, nos quedamos tomando un rato más y nos fuimos acoger con mi novia. Brenda durmió en el otro cuarto en nuestra casa y claro,Luis se quedó con Rodri editando las fotos. Hasta ahí terminótodo ese día.
En los días próximos Rodri usó una foto de mi noviapara su portfolio etiquetándola. Como todo intercambio era válido, luegole llegaron muchas propuestas a mi novia de otros fotógrafos, y asíinició ella en la fotografía, al igual que yo en su momento. Claro que ella conmás alcance por ser mujer. Ella continuó haciendo fotos sola en lenceríay demás, siempre y cuando yo la acompañara en cada sesión, ya que notodos los PH (fotógrafos) me daban confianza.
Propuesta Indecente
Pasado un tiempo de la sesión de fotos anterior, yateníamos más confianza y experiencia en el tema. Mi novia había explotado sufaceta hot y su gusto por posar de forma profesional. Había hecho fotoscon varios fotógrafos, incluido mi primo Rodri, y no solo boudoiro en ropa interior, sino también al aire libre, muy producida y maquillada, enestilo vintage, en blanco y negro y muchas variantes. Se habíaemocionado con el tema por un tiempo y luego dejó de hacer fotos.
Tiempo después, hubo una fiesta en casa. Éramos un grupo deamigos y amigas, pero al final, como a la 01:00 a.m., se fue la mayoría yquedamos los de siempre: Luis, Rodri, mi novia, su mejor amiga Brenday yo.
En esta ocasión estábamos bebiendo champagneporque estábamos de festejo. A medida que más nos entonábamos, decidimostomar algo “para levantar”, como siempre. Entre alcohol, drogas, música ycharlas nuevamente salieron los temas hot. Ya no me daba morbo ni nadahablar sobre las fotos porque era algo normal, ya de solo ver el perfil de Rodrihabían fotos de mi novia que usaba de muestra en su portfolio, se habíanormalizado la situación. Pero no solo hablamos de eso, Brenda, como mencionéantes, era bastante atrevida y le gustaba hablar de temas hot.
Continuando la noche ya todos entonados, Rodriaprovechó la oportunidad para decir algo; ya se lo traía en mente desde hacerato, pero no encontraba la ocasión. Nos hizo una propuesta indecente.Mencionó que en ciertas sesiones el fotógrafo paga a la modelo. Yo ya imaginabalo que traía en mente: ofreció una paga para hacer fotos más hot y dedesnudos a Brenda y a mi novia.
Le pregunté de inmediato si era un trabajo de algunaagencia. Él respondió, con un tono convincente, que era "solo comoexperiencia", que necesitaba pocas fotos así para su portfoliofuturo.
Brenda dijo de una: "Claroque sí." Sofía puso cara de pícara: "¡Ay, no sé!",que yo traduje como un "Sí, pero insistime, o que yo la apruebe ". Empecéa sentir adrenalina nuevamente, Le dije: "Si tú quieres, hazlo."
Fuimos a buscar algunas prendas que compramos en el sexshop(con mi novia en la intimidad jugamos con ropa del sexshop, esposas,juguetes, etc.). Y las usarían con Brenda.
Sofía y Brendase pusieron la lencería de red y se dirigieron al mini estudio. Ambasfumaban y posaban con el cigarro en una atmósfera de burdel elegante.Estaban prácticamente desnudas, y esta vez, el juego se volvió explícito.
Frente a la cámara de Rodri, ambas se besaron yse acariciaban con sensualidad. Yo pensé: esto está comopara hacer Cam4. (Algo que luego comenzamos a hacer con mi novia, pero esoes otra historia.)
Nosotros (Luis y yo) también fumábamos, bebíamos yconversábamos mientras disfrutábamos del espectáculo. Luis halagaba a Sofía,y de Brenda decía cosas más fuertes. Rodri, en cambio, estaba máscerca de ellas, concentrado en la dirección, aunque era evidente que buscabael contacto físico bajo el pretexto de "ayudar en las poses".
Luego se desnudarondel todo y posaban como unas auténticas zorras, pura actuación creería.
Exposición Anal y Vaginal:Posaban en cuatro en la cama, mirando hacia la cámara con caras de atrevidas,mostrando su vagina y su ano. Fue una sensación tremenda para mí.
Poses de Dominación:Hacían poses "estilo amor", acostadas boca abajo y enfrentadas,acariciándose el cabello. Paradas frente al telón, donde nuevamente jugaronpapel las luces. Luego, las poses se volvieron de dominación: cada una atadaen la cama (boca abajo y boca arriba) con poses que sugerían una sodomización oun bondage explícito.
Aquíla transgresión fue máxima: Rodri era el director, pero nosotros participamosactivamente ayudando a atarlas a la cama. Éramos un equipo.
Tiempodespués, en una fiesta de cumpleaños de un amigo, estábamos jugando cartas conel grupo. En la charla, se mencionó la sesión de Brenda con Sofía,ya que Rodri usaba algunas fotos para su portfolio. Me aplaudíanpor "permitir eso" y por "la buena onda".
Ahí vino el problema. Uno de mis mejores amigos, que sabíasobre mi sesión TFP con la modelo, agregó: "Y sí, además tútambién hiciste tus fotos de a dos, no puedes quejarte."
Fue un golpe helado. Tuve que confesarle todo a Sofíaen ese momento. Me exigió que le mostrara las fotos y le mostré las fotos conla modelo. Ella no se enojó de inmediato; su ceja arqueada y una sonrisapícara me indicaron que la curiosidad y la competitividad eran mayores que elcelo. Vi cómo una extraña mezcla de morbo y competitividad.
Se levantó del sofá,tomando una copa de champagne, y me miró fijamente, sonriendo de formapícara: "La próxima sesión con Rodri vamos a asegurarnos de que el booklo haga con un modelo masculino..." —dijo ella, cerrando laconversación.
La adrenalina me golpeó más fuerte que el alcohol. Sudesafío fue una bofetada de excitación.
Los chicos gritaban: "¡Uuuuu, jajaja!"
"¿Estás hablando en serio?", logré decir, con lavoz ahogada por la sorpresa y el morbo.
Ella me dio un beso rápido, con sabor a alcohol y a unanueva promesa, antes de ir a vestirse.
"Te lo dije: si tú puedes, yopuedo mejor. Y tú vas a estar allí, mirando."
Los chicos gritaban nuevamente: "¡Uuuuu, jajaja!",celebrando el desafío.
Y ahí quedó todo. No hablamos más al respecto por untiempo.
El fotógrafo fue mi primo, Rodri. Rodri vive en lacasa del fondo de nuestro mismo terreno; ya que le alquila a mi madre, así queestamos en constante contacto. Además de su trabajo en una empresa, Rodri teníasu pasión como fotógrafo freelance. Él se ofreció a no cobrarle nada,lo que facilitó el asunto.
Rodri había montado un mini estudio en su casa.Tenía un telón de fondo que podía desplegar, luces softboxy flashes.
Al mirar el álbum, supe que la sesión se había hecho allí. Laidea de que Sofía y Rodri hubieran pasado horas solos en ese estudio, a pocosmetros de donde vivíamos, planeando, posando y capturando esa intimidad enlencería, me generó una punzada de celos mezclada con una excitación. Ellatiene buen cuerpo, tetona pero sin exagerar y tremendo culo.
Ella había estado bajo las órdenes de Rodri,recibiendo instrucciones sobre cómo mover el cuerpo. Él había tenido quetocarla para ajustarle la pose o el ángulo.
Las fotos eran espectaculares. Sofía lucía lenceríafina color beige, super escotada y posaba con sensualidad. Él había estadodetrás del lente, viendo a mi esposa en lenceria.
"¡Me encantan! Quedaron espectaculares," le dijea Sofía. "Pero no quiero que vuelvas a hacer esto sino estoycontigo."
Ella asintió, despreocupada. "No hay problema, miamor. Esta vez solo fue una sorpresa. Ya deberíamos hacer una juntos enalgún momento.
Nunca me había interesadola fotografía hasta ese momento. De inmediato le exigí a Rodri: “Quiero queme hagas unas fotos así también, que luzcan mi entrenamiento”. Claro que aceptosin problemas además de que era mi cumpleaños.
Luego de que Rodri me hiciera unas sesiones de fotosa mí solo que por cierto quedaron geniales, entré en grupos de Facebook defotografía y comencé a hacer varias sesiones con otros fotógrafos porintercambio (TFP), es decir, el intercambio es que ellos pueden usar lafoto para su portafolio o para promocionarse y tú obtienes la sesión de fotosgratis; y así fue como conocí el mundo de la fotografía profesional. Ayudómucho que ya tenía fotos hechas de muestra gracias a Rodri, sin tenerfotos hechas es más difícil porque te piden referencias o tus trabajos hechos.
Una noche estábamostomando unas cervezas con mi primo Rodri. Nuestrasjuntadas (cervezas, truco y algo de droga para "levantar") siemprese daban los viernes en la noche, ya que era el día en que la esposa de Rodri seiba a visitar a su madre. A veces también nos juntábamos con mi amigo Luisque vivía a dos casas y compartíamos gustos en la juntada.
Una de esas noches que estábamos con Rodri y con miamigo Luis, mientras fumábamos y jugábamos al truco, Rodri me dice:"¿Y cuándo hacemos esa sesión de fotos, eh?".
Se referíaa un comentario que había hecho mi novia de hacer fotos junto a mi en algún momento,pero pasaba el tiempo y no se daba la ocasión.
Debo confesar que ella siempre fue algo atrevida, le gustapresumir sus resultados del gym, sube fotos en bikini o ropa interior yvestía de forma provocativa, pero sin exagerar (por ejemplo, si usa shorcitosmedia nalga, por arriba viste más tapada, o para salir si usa vestido muyescotado con pliegues a los costados notando que no usa ropa interior, en esecaso el vestido es bien largo).
Yo también estabadeseando esa sesión junto a ella, me parecía algo único para hacer en pareja. Seme ocurrió que quizás sea por Rodri que mi novia la hacía larga ohisteriqueaba, quizás no quiere posar conmigo frente a él pensé. Asíque intenté buscar un fotógrafo diferente. Publiqué un anuncio en los grupos defotografía buscando una sesión por intercambio, pero mi falta de experiencia mejugó una mala pasada: no fui claro.
Además de fotógrafos, me escribieron modelosfemeninas para posar conmigo. La idea me pareció excitante y, para ser sincero,me gustó. Acepté. Organicé una sesión con una modelo y otro fotógrafo querespondió mi anuncio, llamémosle Alberto. El estudio era profesional,con telones, flashes de estudio y todo el montaje.
La sesión con la modelo fue, desde elprincipio, muy hot. Ella posaba en lencería negra yyo en bóxer. Aunque el acuerdo era profesional, el ambiente estabacargado; la química era innegable, y yo me sentía como si estuviera engañando ami mujer.
Alberto guiaba: así,date la vuelta… muy bien, ahora tapale los pechos con el brazo derecho…
Hicimos fotos en poses muy íntimas, en un sillón, de piefrente al telón, abrazados, yo por detrás apoyándola, ella agachada bajándomeapenas el bóxer y sonriendo.
Después de esa serie, Alberto sugirió desnudos,manteniendo la regla del TFP de "desnudo artístico sin mostrargenitales".
Ella se quitó la lencería. Me pidió que me quitara el bóxer,pero me quedé con una toalla cubriendo estratégicamente. En las primeras posesde desnudo me retire la toalla, ella se colocaba de espaldas a la cámara. Yoestaba sentado en un sillon rojo y ella se sentó sobre mi, en las piernas, elcontacto de su piel desnuda con la mía fue la primera transgresión real.
Luego, nos pidió tumbarnos en el suelo. Alberto nosindicó entrelazar nuestras piernas, y que yo la abrazara con fuerza, ocultandosu pecho con mi brazo y el mío con mi rodilla. La pose nos obligaba a estarpecho a pecho, piel contra piel, sintiendo su respiración cerca y su cuerpototalmente desnudo pegado al mío. En ese momento, me senti realmente atraído,quizás ella acostumbraba hacer eso o no, pero senti que hubo una atracción.
En otra pose, yo estaba de pie, y ella se apoyó en micuerpo, tomando mi mano y dirigiéndola para que cubriera estratégicamente supubis.
En fin hubo mucho contacto, no puedo decirque no disfruté aquella sesión... Fueron muchas fotos bastante subidas de tono.Sabía que tarde o temprano mi mujer se enteraría, así que tendríaque buscar la forma de decírselo sin que se enojara.
La noche en casa de Rodri
Otra noche, mas adelante, escabiando con Rodri,la ocasión pintó sola. Justo llegó mi novia con su mejor amiga Brenda (una zorrita,por así decirlo), que venían de un bar, y se quedaron con nosotros.
Salió el tema de las fotos enseguida, el alcohol ayudó adestrabar los nervios. Brenda dijo que le gustaba la idea de una sesión boudoir.
El ambiente se encendió. Rodri, cámara en mano, nodudó. Primero, le hizo una sesión a Brenda en su mini estudio, mientras Sofíay yo mirábamos, bebiendo y haciendo comentarios. Ver a Brenda posar con esaconfianza. Eso animó aún más a mi novia para posar con migo y al fin seatrevió.
Tras la sesión de Brenda, era nuestro turno. Yo mefui quedando en bóxer, mientras mi mujer se fue al baño a ponerse unalencería de encaje blanca. Cuando regresó, mi pulso se aceleró. Ellamostrando sus curvas en esa lenceria blanca por partes transparente.
Apenas se puso frente al telón, el deseo de que la vieranme excitaba bien en el fondo. Sofía se movía con total seguridad,lanzándole miradas cómplices a Rodri y sonriendo con esa cara deatrevida que le da el alcohol, mientras él dirigía con su cámara. Rodri nosubicaba con instrucciones precisas: "Acérquense más, junta tu cuerpo al deella. Ahora, mira a la cámara."
Rodri movía las luces de estudio (grandes cajas de luz yreflectores) creando un juego de sombras y luces. La confianza creció y lasposes se volvieron más íntimas: yo, arrodillado frente a ella, besando su panzay la clásica pose de él de pie, ella abrazando su cadera con las piernasenredadas. Ambos parados de frente al otro, abrazados, besándonos y asÍ. Cadainstrucción era una provocación, y verla entangada al objetivo de la cámara,sumida en la performance, me llenaba de orgullo y excitación.
Mientras sacaba las fotos, charlábamos, bebíamos y reíamos,ya alegres entrando más en confianza. Así, después de unos cambios de lencería,paramos a preparar más tragos mientras Rodri editaba las fotos ensu computadora. Se podría decir que ya estábamos un poco ebrios.
Aprovechando que las chicas estaban distraídas mientraschusmeaban las ediciones y charlaban entre ellas, le dije a Rodri: "Che,¿tomamos algo para ‘levantar’?"
Rodri me miró, con el flash aún en la mano, y asintió deinmediato.
En ese lapso llego mi amigo y también vecino Luis. Másmorbo me dio porque él no estaba enterado de nada y la vio en esa lencería a minovia así de repente. Le comentamos rápido la situación y se puso a tomarcon nosotros. Esta vez mi novia ya no tenía vergüenza para nada, quizásel alcohol y el que Brenda estuviera presente la desinhibió del todo. Yoya no quería posar y menos en frente de Luis. Tiré la idea de finalizar,pero Brenda insistió en hacer fotos con mi novia. No quería ser el malode la película así que tuve que aceptar.
Estas fotos salieron mejor y más hot, másdesinhibidas y con su compinche amiga, ambas en lencería algotransparente y la tanga tipo hilo casi. Posaban como si fueran novias sin darsebesos, pero simulaban, boca abajo mostrando las nalgas frente al telón, encuclillas y hasta en 4. También fotos enfrentadas acariciándose. Esto eramuy morboso para los chicos y claro que para mí también, aunque sentí queestábamos yendo demasiado lejos. Finalmente, las convencí de que yaestaba, se vistieron, nos quedamos tomando un rato más y nos fuimos acoger con mi novia. Brenda durmió en el otro cuarto en nuestra casa y claro,Luis se quedó con Rodri editando las fotos. Hasta ahí terminótodo ese día.
En los días próximos Rodri usó una foto de mi noviapara su portfolio etiquetándola. Como todo intercambio era válido, luegole llegaron muchas propuestas a mi novia de otros fotógrafos, y asíinició ella en la fotografía, al igual que yo en su momento. Claro que ella conmás alcance por ser mujer. Ella continuó haciendo fotos sola en lenceríay demás, siempre y cuando yo la acompañara en cada sesión, ya que notodos los PH (fotógrafos) me daban confianza.
Propuesta Indecente
Pasado un tiempo de la sesión de fotos anterior, yateníamos más confianza y experiencia en el tema. Mi novia había explotado sufaceta hot y su gusto por posar de forma profesional. Había hecho fotoscon varios fotógrafos, incluido mi primo Rodri, y no solo boudoiro en ropa interior, sino también al aire libre, muy producida y maquillada, enestilo vintage, en blanco y negro y muchas variantes. Se habíaemocionado con el tema por un tiempo y luego dejó de hacer fotos.
Tiempo después, hubo una fiesta en casa. Éramos un grupo deamigos y amigas, pero al final, como a la 01:00 a.m., se fue la mayoría yquedamos los de siempre: Luis, Rodri, mi novia, su mejor amiga Brenday yo.
En esta ocasión estábamos bebiendo champagneporque estábamos de festejo. A medida que más nos entonábamos, decidimostomar algo “para levantar”, como siempre. Entre alcohol, drogas, música ycharlas nuevamente salieron los temas hot. Ya no me daba morbo ni nadahablar sobre las fotos porque era algo normal, ya de solo ver el perfil de Rodrihabían fotos de mi novia que usaba de muestra en su portfolio, se habíanormalizado la situación. Pero no solo hablamos de eso, Brenda, como mencionéantes, era bastante atrevida y le gustaba hablar de temas hot.
Continuando la noche ya todos entonados, Rodriaprovechó la oportunidad para decir algo; ya se lo traía en mente desde hacerato, pero no encontraba la ocasión. Nos hizo una propuesta indecente.Mencionó que en ciertas sesiones el fotógrafo paga a la modelo. Yo ya imaginabalo que traía en mente: ofreció una paga para hacer fotos más hot y dedesnudos a Brenda y a mi novia.
Le pregunté de inmediato si era un trabajo de algunaagencia. Él respondió, con un tono convincente, que era "solo comoexperiencia", que necesitaba pocas fotos así para su portfoliofuturo.
Brenda dijo de una: "Claroque sí." Sofía puso cara de pícara: "¡Ay, no sé!",que yo traduje como un "Sí, pero insistime, o que yo la apruebe ". Empecéa sentir adrenalina nuevamente, Le dije: "Si tú quieres, hazlo."
Fuimos a buscar algunas prendas que compramos en el sexshop(con mi novia en la intimidad jugamos con ropa del sexshop, esposas,juguetes, etc.). Y las usarían con Brenda.
Sofía y Brendase pusieron la lencería de red y se dirigieron al mini estudio. Ambasfumaban y posaban con el cigarro en una atmósfera de burdel elegante.Estaban prácticamente desnudas, y esta vez, el juego se volvió explícito.
Frente a la cámara de Rodri, ambas se besaron yse acariciaban con sensualidad. Yo pensé: esto está comopara hacer Cam4. (Algo que luego comenzamos a hacer con mi novia, pero esoes otra historia.)
Nosotros (Luis y yo) también fumábamos, bebíamos yconversábamos mientras disfrutábamos del espectáculo. Luis halagaba a Sofía,y de Brenda decía cosas más fuertes. Rodri, en cambio, estaba máscerca de ellas, concentrado en la dirección, aunque era evidente que buscabael contacto físico bajo el pretexto de "ayudar en las poses".
Luego se desnudarondel todo y posaban como unas auténticas zorras, pura actuación creería.
Exposición Anal y Vaginal:Posaban en cuatro en la cama, mirando hacia la cámara con caras de atrevidas,mostrando su vagina y su ano. Fue una sensación tremenda para mí.
Poses de Dominación:Hacían poses "estilo amor", acostadas boca abajo y enfrentadas,acariciándose el cabello. Paradas frente al telón, donde nuevamente jugaronpapel las luces. Luego, las poses se volvieron de dominación: cada una atadaen la cama (boca abajo y boca arriba) con poses que sugerían una sodomización oun bondage explícito.
Aquíla transgresión fue máxima: Rodri era el director, pero nosotros participamosactivamente ayudando a atarlas a la cama. Éramos un equipo.
Tiempodespués, en una fiesta de cumpleaños de un amigo, estábamos jugando cartas conel grupo. En la charla, se mencionó la sesión de Brenda con Sofía,ya que Rodri usaba algunas fotos para su portfolio. Me aplaudíanpor "permitir eso" y por "la buena onda".
Ahí vino el problema. Uno de mis mejores amigos, que sabíasobre mi sesión TFP con la modelo, agregó: "Y sí, además tútambién hiciste tus fotos de a dos, no puedes quejarte."
Fue un golpe helado. Tuve que confesarle todo a Sofíaen ese momento. Me exigió que le mostrara las fotos y le mostré las fotos conla modelo. Ella no se enojó de inmediato; su ceja arqueada y una sonrisapícara me indicaron que la curiosidad y la competitividad eran mayores que elcelo. Vi cómo una extraña mezcla de morbo y competitividad.
Se levantó del sofá,tomando una copa de champagne, y me miró fijamente, sonriendo de formapícara: "La próxima sesión con Rodri vamos a asegurarnos de que el booklo haga con un modelo masculino..." —dijo ella, cerrando laconversación.
La adrenalina me golpeó más fuerte que el alcohol. Sudesafío fue una bofetada de excitación.
Los chicos gritaban: "¡Uuuuu, jajaja!"
"¿Estás hablando en serio?", logré decir, con lavoz ahogada por la sorpresa y el morbo.
Ella me dio un beso rápido, con sabor a alcohol y a unanueva promesa, antes de ir a vestirse.
"Te lo dije: si tú puedes, yopuedo mejor. Y tú vas a estar allí, mirando."
Los chicos gritaban nuevamente: "¡Uuuuu, jajaja!",celebrando el desafío.
Y ahí quedó todo. No hablamos más al respecto por untiempo.
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