Mi vecino me rompio el culo

Mi vecino me rompió el culo
Ese mes mi marido trabajaba en horario nocturno,por lo que estaba sola en mi cama, aguantándome las ganas, como ya era unacostumbre luego de nueve años de matrimonio. 
Pasaba de la medianoche cuando me levanté para cerrar la ventana de la sala, yaque se había largado a llover.
Estaba haciendo lo mismo con la ventana de la cocina, cuando por entre el ruidodel agua y de los truenos, me parece percibir algunos gemidos.
Trato de escuchar mejor y sí, en efecto, eran gemidos de placer, y proveníandel departamento de Pablo, mi vecino del departamento de arriba.
No se trata de un buen vecino en lo absoluto, ya que desde que nos mudamos aesa casa tipo chorizo, habíamos tenido varios altercados por su costumbre deponer música fuerte a altas horas de la noche.
Pero ahora no era cumbia villera lo que se escuchaba, sino los gemidosapasionados de una mujer que parecía estar pasándola muy pero muy bien.
Fui a la sala, me serví una medida de whisky, para matizar el ambiente y volvía la cocina, que es desde dónde se escucha mejor.
Abrí del todo la ventana y pese a que salpicaba la lluvia, me senté en lamesada, dispuesta a disfrutar de esos sonidos como si fueran propios.
En algún momento dejé el vaso a un costado y deslicé un par de dedos por debajodel camisón. No tenía ropa interior puesta, así que me empecé a frotar,sintiendo de inmediato ese calor que es distinto a cualquier otro, pero quesolitario es menos redituable.
No puedo negar que le tengo envidia a esa mujer que, a unos pocos metros,disfruta de algo que yo no puedo tener. Es entonces que me doy cuenta de que meestoy masturbando con mi vecino.
De repente cesan los gemidos, y por sobre los ruidos de la tormenta se escuchagritar a la mujer.
-¡Por el culo te dije que no!-
Parece que él le dice algo.
-Por el culo no quiero, me duele- reafirma ella.
De nuevo el murmullo apenas audible de Pablo.
-Porque no te vas a la mierda- le vuelve a gritar ella. 
Hay ruido de golpes, insultos, algo que se rompe, una puerta que se abre y secierra y el taconeo de la mujer por la escalera.
Fui corriendo a la ventana de la sala, con el teléfono en la mano, para llamara la policía cualquier cosa, ya que con ese sujeto nunca se sabe. Llego atiempo para verla pasar por el pasillo, casi corriendo, bajo una cortina deagua. Pablo la sigue por detrás, en cuero, tan solo con un slip puesto,tratando todavía de convencerla. Pero no hay caso, la mina no da el brazo atorcer.
Cómo desde la ventana ya no se podía ver nada, abrí apenas la puerta, con tantamala suerte que Pablo ya estaba volviendo, y me vio justo ahí, espiando comouna vieja chusma.
Se lo notaba de mal humor, con un gesto adusto y agresivo, lo cual no era paramenos considerando que lo habían dejado con la leche en los huevos.
Ya habíamos tenido algunas discusiones en el pasado, por lo que se prepara paramandarme a la mierda por meterme en lo que no me importa. Pero al notar que leestoy mirando el bulto, cambia drásticamente de actitud.
-¿Te gusta?- me pregunta, agarrándose el paquete con una mano.
Quiero cerrarle la puerta en la cara, pero no puedo, algo me lo impide.
-¿Está tu marido?- me pregunta.
Le digo que no con la cabeza.
-¿Y tus hijos?-
-Durmiendo- le respondo con un hilo de voz.
Siento miedo y excitación, siendo ésta última la emoción predominante.
-Dejame pasar y te dejo disfrutarla- me propone, bajándose el slip para volcarante mí una pija dura y parada, que se tuerce hacia un costado.
No le digo que sí, pero tampoco que no, por lo que él decide por mí, y entracomo una tromba, chorreando agua por todo el palier.
Desde dónde estoy puedo sentir el olor de su hombría, un fuerte olor a pija quese filtra por cada uno de mis conductos nasales. Sé que es una locura, pero lacalentura puede más que la razón y ya no puedo negar lo que siento. No sé lodigo, pero puede adivinarlo.
Cierra la puerta y me arrincona contra la pared. De un tirón me rompe el escotedel camisón, desnudando mis pechos.
Estoy caliente, y el hecho de que sea Pablo, mi vecino de arriba, quién estáconmigo en ese momento, me calienta mucho más todavía.
Quiere besarme en la boca, pero se lo impido dando vuelta la cara, por lo queapenas alcanza a chuponearme una mejilla. 
De allí baja hasta mis pechos y me los chupetea durante un rato, metiendo unamano por entre mis piernas. 
No tengo bombacha puesta, así que sus dedos encuentran el camino libre parahurgarme por dentro, y lo que más me excita no es tanto la forma en que me metelos dedos, sino que sea él quien me los mete.
Saca los dedos de adentro y me hace chupárselos. Él también se los chupa,asegurando que la "miel" de mi conchita está más que deliciosa.Entonces no se aguanta más y dejándose caer ante mí, me pega una tremendachupada. 
Aguanté los espasmos lo mejor que pude, hasta que acabo... acabo en sus labios,regalando el fresco rocío de mi intimidad, la "miel" de mi conchita,como él mismo le decía.
Se levanta con toda la cara empapada con mi flujo, se me pone de frente ymirándome a los ojos, la mirada inyectada de lujuria, me la clava. Sentirloentrando en mí fue como... no sé, Pablo es el último hombre sobre la Tierra conquien me hubiera imaginado cogiendo, pero ahí estaba, metiéndomela, llenándomecada rincón con esa carne levemente torcida que me entra como por un tubo.
Cuando la tengo toda adentro, me la deja ahí, latiendo, mojándose en mispropios fluidos, mirándome con cara de: "Por fin te tengo", yentonces empieza a moverse, dentro y fuera, lenta, pausadamente, haciéndomesentir cada pedazo, de la punta hasta la raíz, haciéndome suspirar como a lachica que estaba en su departamento, pero, me doy cuenta de que estoy en micasa, mis hijos duermen en la habitación contigua, ¿y si me escuchan? ¿Si meven cogiendo con ese energúmeno? ¿Qué les diría? ¿Cuál sería mi defensa? ¿Mamiestaba caliente? 
Me muerdo los labios para no estallar en gritos y exclamaciones, dispuesta adisfrutar en silencio esa andanada de pijazos que me tienen crucificada contrala pared.
Tras un rato me la saca, y tomándome de la mano me lleva hacia la cocina, meayuda a quitarme el camisón por encima de la cabeza y hace que me incline sobrela mesada, cuando ya estoy en posición me palmea fuerte la cola, de uno y otrolado y arremete furioso contra mí. 
Me la vuelve a meter, esta vez por atrás, y sujetándome fuerte de la cintura mepega una cogida de esas que te dejan hablando pavadas por una semana.
-Que putona resultaste vecina- me dice sin dejar de cogerme -Mira que yo tetenía como la esposita ejemplar- sus embestidas me sacuden sin compasiónalguna, provocando que me golpee el vientre contra el filo de la mesada -¡Comote gusta la verga...!- concluye y dejándome todo su pedazo adentro, me arrastracon él hacia una silla, se sienta en ella y me hace sentar a mí encima, contoda su poronga bien clavada en mi concha.
-Movete mamita, dale, cogeme ahora vos a mí- me pide apretándome con saña lasgomas.
Y me lo cogí... ahora soy yo la que se mueve, arriba y abajo, mis manos en susrodillas, viendo en un primerísimo primer plano como su verga desaparece una yotra vez dentro de mi húmedo interior.
-¡Si... así puta... putona... así... que bien me montas... sí... hacele másgrande los cuernos al "dolobu" de tu marido...!-
Era por demás subyugante ver como esa verga que se tuerce hacia un costadofluye por entre mis piernas, enterrándose hasta los huevos en mí, colmándome dedelicias y placeres que creía vedados con un hombre como él. 
Me costaba asumirlo, pero sí, Pablo me hacía gozar como mi propio marido nuncalo hizo ni nunca lo hará. Y fue ese goce lo que me cegó por completo,impidiendo que me diera cuenta de lo que estaba a punto de ocurrir. 
No usábamos protección, por lo que cuando entre en razón ya fue demasiadotarde, la leche fluía dentro de mí. Me levanté de un salto, sintiendo como elsemen de mi vecino caía en pesadas gotas por todo el suelo de la cocina.
-¡Uffff... que cogida me pegaste, mamita... me la dejaste echando humo...jaja!-se reía el guacho a la vez que se ventilaba la pija con una mano.
A lo único a que atiné fue a correr al baño y pegarme una buena enjuagada en elbidet, tratando de expulsar todo lo que ese malparido me había eyaculadoadentro. 
Luego me di una ducha y envuelta en una toalla volví a la cocina, pero él ya noestaba. Creí haberme librado de su presencia, pero el sonido de la tele en lasala me hizo entender que no era así. Voy hacia allá y lo veo ahí, sentado enel sofá, en bolas y con una erección que parecía negarse a bajar.
-Va a ser mejor que te vayas- le digo con lágrimas en los ojos, no sé si devergüenza, de culpa o de placer 
-¿Te parece? Para mí la noche recién empieza, mamita- me replica en tonoburlón, sacudiéndose la pija de un lado a otro.
-Ya me cogiste, ¿qué más querés?- le reclamo.
-Bueno, para empezar un buen pete no estaría mal- sugiere.
-Si pensás que te la voy a chupar estás loco- me niego.
-Entonces me quedo acá hasta que se despierten tus hijos y vuelva tu marido- meamenaza.
-No podes ser tan hijo de puta- le recrimino.
-Lo soy, mamita- lo dice como si se enorgulleciera de ello.
-No me llames así- le pido.
Ya me estaba colmando la paciencia con lo de "mamita".
-¿Cómo te llamo entonces? ¿Puta, putita, putona? -
Por lo visto estaba decidido a humillarme.
-Con Lorena es suficiente...-
-¿Entonces Lorena? Acá estoy esperando- insiste, las manos entrelazadas pordebajo de la cabeza, y la pija más parada que al principio.
-Te la chupo y te vas, me lo tenés que prometer-
-Una probadita de esos labios mami..., Lorena, y no me ves más el pelo-
Antes que nada voy a la habitación de los chicos para asegurarme de que siguendurmiendo. Cierro la puerta con llave, para evitar cualquier posible sorpresa yvuelvo con Pablo a la sala. Al tenerme cerca, me arranca la toalla de un tiróny se pasea con ojos lascivos por todo mi cuerpo.
-Que buena estás Lore, mira que te cogí bien cogida, pero si por mi fueraseguiría dándote durante toda la noche-
-Me dijiste que te la chupaba y te ibas- le recuerdo.
-Sí, vení, dale que me muero por probar esa boquita- se entusiasma.
Él está sentado en el sofá, con las piernas abiertas, de modo que me acomodo enel suelo, poniéndome enseguida a cumplir con mi parte del trato.
Mientras se la chupo, se la pajeo con una mano, tratando de hacerlo acabarrápido y que se termine de una vez ese calvario, aunque... no sé en qué momentoempecé a mostrar mi entusiasmo por estar en semejante situación. 
De pronto había apartado la mano y solo usaba mi boca para deslizarme en tornoa su verga. Aunque me resulte repulsivo, debo admitir que Pablo tiene una muybuena pija, dura, negra, venosa, suculenta, debía esforzarme para no demostrarlo mucho que me complacía tenerla en la boca. Incluso ni me negué cuando seapretó la pija contra el vientre y me ofreció los huevos para que se loschupara.
-Quédate así, no te muevas- me dijo en cierto momento sacándome de repente elcaramelo de la boca.
Yo me había puesto de rodillas, prácticamente en cuatro patas, para disfrutarmejor de todo ese banquete, pero por lo visto él parecía tener una idea mejor.Así que me quede ahí echada, mientras él se levantaba y se ponía tras de mí,entonces supe lo que pretendía.
-¿Me... me vas a... romper el culo?-
Recordaba lo que le había dicho la mujer esa, la que salió corriendo de sucasa: -¡Por el culo no!-
Y si bien yo nunca lo había hecho por ahí, mi pensamiento era uno solo, fuertey claro:
-¡Por el culo sí!-
Lo primero que sentí fue un escupitajo y luego sus dedos esparciendo la salivay parte de mi flujo hacia el interior de mi orificio anal.
-Wow, parece que esta noche voy a desvirgar un lindo culito- se ríe trasdescubrir que nunca lo había usado.
-¿Me va a doler?- le pregunto con un ligero temblor en la voz 
-Jaja, eso es lo mejor de todo, que duela- repone burlón.
Ni bien me la puso me estremecí toda, una cosa es el sexo convencional y otramuy distinta que busquen la alternativa. "La colectora" como él mismola había llamado.
-¿Te gusta por la colectora, Lore?- todavía puedo escuchar su tono pérfido ymorboso.
Si bien nunca lo había hecho por atrás, no estaba para nada reacia a que élfuera el primero. Todavía me resultaba repulsivo, desagradable, pero la cogidaque me había dado en la cocina, lo habilitaba para que fuera incluso más allá.
Ya me había entregado como no me entregué a nadie jamás, ni siquiera a mimarido, un poco mas no haría ninguna diferencia.
Cuándo alcanza a meterme algo más que la cabeza, ahogo un grito de dolor, perono le pido que se detenga, por lo que sigue empujando hacia adelante,vulnerando ahora si el último bastión virgen de mi cuerpo. 
La mitad de su verga bien clavada adentro me dice que ya de virginal no mequeda nada. 
La deja un momento ahí, para que el agujero se vaya acostumbrando a lo que va arecibir, y comienza a moverse, de atrás hacia adelante, metiendo con cadaempuje un trozo más de carne. 
El dolor se acrecienta, un dolor acuciante, intolerable, muerdo el forro delsofá tratando de canalizar de alguna forma ese tormento que parece no terminarnunca. Un tormento dulce y delicioso.
Porque duele sí, pero se trata de un dolor agradable, placentero, que no sepadece en lo absoluto, por el contrario, se goza, se disfruta, es la primeravez que me rompen el culo, pero sé que no será la última.
Sigue avanzando, siempre hacia adelante, firme e inexorable, hasta que parecetoparse con una barrera que le impide seguir en la brecha. Se retira, me vuelvea escupir en el agujero, ahora ya bastante más abierto, y sigue empujando,empuja, empuja y empuja hasta que se escucha (¿o lo imagino?) un"CRACK" y el resto de su verga encuentra por fin el camino a laGloria. La tengo metida hasta los pelos, y ahí dentro la siento más dura ygorda que antes.
Ya con toda su pija adentro, empieza a moverse, muy lento primero, comoamoldándose a mis medidas, y aunque ya me había roto el culo, cada empuje mehacía saltar lágrimas de los ojos, no sé qué más habría por romper, pero cadavez que me la metía hasta el fondo parecía romperme algo.
-¡Ahhh... Ahhhhh... Ahhhhhhh!- me estremecía yo entre clavada y clavada,dejándome horadar el ojete hasta donde el largo de su pija me llegase.
No estuvo mucho tiempo dándome despacio, ya que se alzó sobre sus piernas, lasmanos firmes en mi cintura, y arremetió con todo, clavándomela una y otra vezcon una fuerza demoledora.
Ya tenía toda esa parte entumecida, los repetidos e incesantes pijazos que measestaba uno detrás de otro me sacaban chispas del culo, me trituraban elesfínter, mazazo tras mazazo.
Ya no gritaba, tampoco lloraba, el peor momento había pasado (¿había pasado?)ahora solo gemía y me retorcía bajo su influjo. 
Me mojé dos o tres veces más, algo que jamás me había pasado, sintiéndolo ahoraa él próximo al orgasmo, jadeando cada vez con mayor énfasis, hasta que enmedio de un último embiste, me la deja bien atravesada y me acaba adentro entreexaltadas y profusas exclamaciones. 
Había recibido la leche de Pablo por adelante y ahora la recibía también poratrás. 
En medio de plácidos estremecimientos caemos derrumbados al suelo, abrochadostodavía, disfrutando juntos esos últimos momentos de placer.
-Ahora si por favor, andate- le digo cuando por fin me la saca del culo, sinsiquiera mirarlo, aunque adivinaba en su rostro alguna sonrisa de suficiencia,la típica del macho que sabe que te cogió como nadie.
Me quedo tirada en el suelo, lo único que alcanzo a escuchar cuando se va es elruido de la puerta al cerrarse. Me quiero levantar, pero las piernas me fallan,no me sostienen, por lo que tengo que ir casi arrastrándome hasta el baño,pasando antes por el cuarto de los chicos para asegurarme de que siguendurmiendo, a Dios gracias no se enteraron de nada. 
Lleno la bañera con agua caliente, sales aromáticas y me doy un baño deinmersión de casi una hora. Cuando salgo ya son casi las seis de la mañana, enun par de horas tengo que ir a trabajar. Igual me meto a la cama, dispuesta a dormir,aunque sea unos minutos.
Estoy con el cuerpo a la miseria, me duelen articulaciones que ni sabía quetenía. Me duele todo, pero lo que más me duele es el culo, por lo que meacuesto de lado, tratando de no apoyarme en esa zona de la había abusado tanto.
Cuando me despierto, dos horas más tarde, me duele mucho más todavía, sientocomo que me late por adentro, sigo sin poder sentarme, y acuso una leverenguera al caminar. 
Temo que me haya fisurado el ano, lo cual es muy probable después de labrutalidad con que me hizo la cola.
Pese a lo dolorida que estoy, me levanto, me visto y salgo a la calle antes deque los chicos se despierten. Aunque hay dos o tres farmacias a la vuelta decasa, voy a una que no me conozcan. Compro la píldora del día después, y unapomada para la irritación de zonas sensibles. Paso también por la panadería,compro facturas y vuelvo para desayunar con mis hijos. Luego del desayuno ymientras ellos juegan, me encierro en mi cuarto, me tomo la dichosa píldora yme aplico generosamente la pomada alrededor de todo mi orificio anal. 
Luego llamo a mi trabajo para dar parte de enferma. 
"Descanso médico por rotura de ojete".
¿Y ahora qué?, me pregunto después. ¿Cómo seguirá esto de ahora en más? ¿Quéhará Pablo después de haberme hecho suya? ¿Qué haré yo después de haber sidosuya como no lo fui jamás de nadie? Ni mi marido, que me dio dos hijos, mehabía hecho todo lo que él me hizo solo en una noche. 
No sé qué pasará mañana, pasado mañana, al día siguiente, pero de algo estoysegura, más allá del dolor y la culpabilidad por lo ocurrido, no me arrepiento,por primera vez en mi vida disfrute intensamente ser mujer.
 

6 comentarios - Mi vecino me rompio el culo

Cuervo_5691
Excelente!!!🔥🔥
Mariposadelsur69 +1
Muchas gracias Cuervo!!!!
Cuervo_5691
@Mariposadelsur69 me calentó imaginar🔥🔥
Mariposadelsur69 +1
Me imagino que te habras hecho una tremenda paja, no?
hojoluar
Mmm linda historia pero se me hace que esta escrita por un hombre expresando su morbo y fantasia sexual mas oculta hay palabras y terminos mamifestado imconsientemente en primera persona masculina mmm.dudoso
Mariposadelsur69
Es una historia o relato... solo hay que disfrutarla amigo... solo eso!!! Gracias!!!!
mendoza_41 +1
muy buen relato , ojala vuelva Pablo , me la reparaste hija de puta jajjajajaj
Mariposadelsur69 +1
mmm... me encanta eso!!!!
mendoza_41
ufffffffff lo volvia leer y me hice tremenda paja ......toda la lechita te di!!!
Mariposadelsur69
Buenisimo!!! Gracias!!!!