Parte 3: De videollamadas y extraños en internet

Hola de nuevo, aquí va esta nueva entrega que da continuidad a la crónica de como una pareja se adentra poco a poco en la práctica del cuckold y otros menesteres.


Andrea, mi esposa, había estado experimentando nuevas sensaciones al relatarme sus encuentros sexuales con otros individuos mientras cogíamos en la oscuridad de nuestra habitación; supongo que el hecho de estar sumidos en una oscuridad total le daba la confianza de ser más explícita y a mi de imaginarla y sentirla al mismo tiempo, volviéndolo una sensación muy placentera. En una ocasión le dije que sacara su dildo para jugar, lo colocó fijo en la pared gracias a la ventosa que este curioso artefacto incluye en el extremo inferior, pero fue colocado a la altura de su cara, giró su espalda hacia mi y me dijo "métemela, mientras se la chupo" y bien, de rodillas en la cama (la cual estaba pegada a la pared, permitiendo esta dinámica) la penetré despacio, dándome oportunidad de husmear lo que ella hacía con su boca, con los ojos cerrados y una mano sosteniendo esa verga y mamando como si de verdad se tratase de un hombre más en esa habitación. Sus gemidos se escuchaban cada vez más fuertes, más placenteros, paraba las nalgas para que mi pene entrara más profundo, estaba llena de éxtasis...

Después de este encuentro, en una charla de café, le comenté que había sido maravilloso experimentar esa situación, y ella asintió diciendo en una sonrisa que también lo había disfrutado mucho, aunque hablar de ello le provocaba mucha vergüenza en ese momento, se sonrojó y sonrió como quien sabe que acaba de cometer una travesura; después de ello le sugerí la idea de hacer un trío HMH, lo cual siempre me resultó más atractivo que un trío MHM, porque el hecho de verla llena de placer y dominada por todas partes me encendía muchísimo. Pero sabemos que no todo es inmediato y que estos temas delicados involucran celos, consenso, detallar perfectamente las cosas que sí y las cosas que no aceptaríamos, etcétera, de modo que estuvimos hablando largo y tendido sobre el tema, Andrea dijo que no le resultaba una mala idea pero que tenía muchas inseguridades en temas de salud y de selección del prospecto para este proyecto.
Parte 3: De videollamadas y extraños en internet


Con el tiempo se me ocurrió que creando un perfil para ella en alguna red de adultos podría conocer prospectos, no de modo real, sino en modo virtual, para ir creando confianza en sí misma y poder poco a poco convencerse de querer dar el siguiente paso. Así fue que esta nueva aventura comenzó, en esta misma red, Poringa, conoció a varios prospectos, algunos fueron debut y despedida, y algunos fueron más constantes, intercambiaron fotos, videos, audios, y finalmente...una videollamada.

En esa primer videollamada la vi confiada, segura, vestida de lencería negra, transparente; no sabía lo que sucedería y me sorprendió verla frente al monitor de la laptop mostrando sus senos, esos pezones morenos y pronunciados que vuelven loco a cualquiera, apretándolos y acercándolos a la cámara, mirando con deseo la verga que estaba en su pantalla y hablando con ese extraño mientras se decían mensajes entre jadeos como "aah, tu verga me encanta, ojalá pudieras estar aquí en persona" y él "qué tetas más hermosas, ponlas más cerca de mi" mientras se masturbaba mirando. Sacó su dildo y lo mamó con mucha astucia, escupía sobre él mientras lo masturbaba imaginando que era el de aquél muchacho en la pantalla, yo miraba desde una esquina de la habitación para no ser invasivo y contaminar ese ambiente; rato después él le pidió "¿Puedo ver tus nalgas?" a lo que ella aceptó y se puso en cuatro, hizo a un lado su tanga negra, que apenas y cubría algo, y mostró todo, el ano y la vulva que ya le chorreaba de humedad, comenzó a tocarse y a gemir en esa misma posición, se daba palmaditas con la cabeza del pene plástico y gemía a cada palpar contra su piel. Finalmente lo introdujo en su vagina despacito, ella estaba muy caliente, yo estaba que estallaba, y el tipo en el monitor aún más, se notaba en su mirada. 

Andrea decidió pedirle de forma inusual "Quiero que me des tu leche ahora, se acostó de lado y comenzó a penetrarse con su juguete cada vez más rápido y hábilmente, mientras miraba con carita de deseo a su interlocutor, quien en un esfuerzo se masturbó más rápido para ella, eyaculando, tirando chorros de semen sobre su mano mientras Andrea gemía delicioso al ver que había logrado su objetivo. "Fue un placer" le dijo, y se despidió meneando la mano y sonriendo a aquél chico veinteañero, me miró y dijo "ven aquí" y me tumbé de inmediato sobre ella, cogiéndola con mucha energía, mi verga la embestía una y otra vez, ella gemía y me pedía "más, más, más adentro, lo quiero todo" aferrada a mi espalda, rasguñando mientras mordía mi cuello. 
Ambos llegamos al orgasmo en el mismo momento y fue como levitar, como un trance en el que ninguna droga te lleva.

Desde ese momento la interacción con extraños fue casual, pero cuando se ha dado, lo hemos disfrutado de forma similar, esto nos llevó a lo siguiente, que ya lo platicaré con más detalle en la siguiente entrega de esta crónica sexual.

Mientras tanto me gustaría saber su opinión al respecto, como se sintieron al leer este relato y si hay alguna sugerencia, crítica constructiva, es muy bienvenida también.


Poringuera



-Frank.

1 comentario - Parte 3: De videollamadas y extraños en internet

Rick2017 +1
Una delicia tu relato, amigo, felicidades, y si tu esposa es la de las fotos, te felicito otra vez, esta que se cae de buena. Suertudo el que se la lleve a la cama cuando ella esté lista.