Me vuelvo una madre incestuosa VII

Mi esposo llamó para avisarme que en un par de horas estaría en casa.

C: tu padre viene para acá!

Tenía la cara de mi hijo metida entre las nalgas y su lengua jugando con mi ano.

C: Luis, tu padre viene para acá!

Mi voz se escuchó más como un grito de placer que un regaño, mi hijo entendió que debíamos reponernos ante su llegada.

L: ¿le dirás todo lo que hicimos esta noche?
C: primero tengo que ver si viene en condiciones, debe estar cansado y hasta débil entonces tomemos con calma las cosas hijo, pero se lo diré como prometí.
L: tenemos tiempo para que te la meta en el culo?
C: solo me dijo que estaría aquí en un rato y aunque es lo que más estoy deseando mi amor creo que tendrá que ser para después.

Se puso de pie y me jalo de la cama quedando frente a él, me comenzó a dar un morreo en toda forma, sus manos jugaban con mis nalgas mientras su boca me besaba el cuello, una de sus manos cambio de lugar a mis tetas y la otra a mi vagina, mientras me comía la boca con su lengua, al ser mal alto que yo tuve que estirar mis piernas quedando de puntitas con los dedos de mis pies.

L: ¿Quién es mi puta?
C: ¡Yo soy!
L: ¿Mi mamá es mi puta?
C: si hijo, ¡soy tu puta!

Mi cabeza pensaba en mi esposo camino a casa con la esperanza de verme, mientras mi cuerpo lo único que deseaba era que mi hijo no me soltara.
Mis manos se movieron por todo su cuerpo, su espalda, sus pectorales que eran de un hombre de verdad, su estómago duro trabajado en el gimnasio, puse mis manos en sus nalgas, duras y fuertes y sus piernas como robles parado ahí haciendo con su madre lo que se le antojara.
Me separé de él un poco y mis dos manos fueron directo a tu vergota.

C: ¡Está durísima!

Me tomó de los brazos y los puso en sus hombros.

L:abrázame, ¡sujetate bien mamita!

No entendí que quería hacer, pero le hice caso, lo abrace por el cuello y sus manos me tomaron de las piernas, de un solo esfuerzo me cargó en viento.
Me tenía a la altura de su estómago y nuestras miradas se cruzaron pues quedamos frente a frente.

L: te gustan las vergas grandes?
C: si como la tuya mi amor.

Poco a poco me fue bajando hasta que sentí la cabeza de su verga en mi panocha.
Quise soltar una de mis manos para guiar su verga pues estaba peligrosamente en mi culito, pero él no me lo permitió.
Me siguió bajando poco a poco hasta que su verga encontró la entrada de mi vagina, y me dejó caer sobre ella.

C: hijo se me fue toda!

El no dudó ni un segundo y lo que acababa de hacer me comprobaba que ahora ya no era mi hijo el que me tenía ahí ensartada en su verga sino mi macho, estaba sorprendida que en una sola noche mi hijo se convirtiera y me tomara a su antojo.

C: esta enorme tu pito, que rico, que rico.

Agradecí el haberlo inscrito en el fútbol americano, su altura y sus fuertes músculos le hacían tan fácil el tratarme como una muñeca de trapo, mis manos acariciaban su espalda que marcaba cada músculo cada que él me levantaba, sus fuertes manos me tenían de los muslos y me subían y bajaban a un ritmo increíble e hipnótico sobre todo el largo de su tronco.

Un par de pasos de mi hijo me pusieron de costado frente al espejo que está en mi habitación, yo no era consciente de eso hasta que él me habló.

L: abre los ojos mamita, mira que rica te vez.

Abrí los ojos y nuestras imágenes en el espejo me hicieron estremecer, completamente desnudos, mi hijo cargando a su madre mientras mi vagina devora su vergota centímetro a centímetro cada vez que baja.
Me vi directo a los ojos, ni en mis más sucias fantasías me hubiera imaginado verme tan sexy, tan rica, tan puta, mis piernas aprisionando a mi hijo por la cintura con su verga encajada en mi conchita, mis tetas aprisionando su pecho y mis nalgas estrujadas y manoseadas por sus manos mientras me tenía clavada en su miembro.

Estaba en éxtasis total, cogiendo nuevamente con mi hijo en una posición que jamás me habían echo, solo la había visto en películas porno, a su padre jamás se le habría ocurrido algo así pensé.

Habían pasado unos 15 min cálculo cuando de pronto.

Ring, ring, ring.

El sonido del timbre de la casa me hizo dar un salto sobre mi hijo y este me desmontó de su verga quedando los dos frente a frente asustados y jadeando.

Ring, ring, ring.

C: ¡tu padre!

Me quedé de pie helada sin saber qué hacer cuando mi hijo me abrazó.

L: mi padre trae llaves por qué tocaría la puerta.

Que tonta, tenéis razón, la sola idea de que fuera él quién estuviera en la puerta de la casa me hizo estremecer, aunque estaba segura de lo que estaba haciendo y nada arrepentida lo que menos quiero es lastimarlo.

C: ve a ver quién es.

Ordené a mi hijo mientras buscaba entre la habitación algo con que cubrirlo, una bata de mi esposo fue la encargada para mi hijo y que saliera a revisar quién llamaba a la puerta.
Yo me quedé ahí de pie desnuda escuchando bajar a mi hijo las escaleras y abriendo la puerta.
Aun jadeando de excitación y sorpresa me comencé a vestir pues mi esposo no tardaría en llegar.

L: mamá, dice la vecina que si puede estacionar su auto en la entrada?

Maldita vieja pensé al escuchar a mi hijo gritarme.

C: sí hijo, solo dile que si tengo que salir yo la llamo para que la mueva.

Escuché los pasos de mi hijo regresar por las escaleras.

L: ya se fue, podemos seguir.

Se quitó la bata que le había dado quedando parado frente a mi nuevamente desnudo, en cuestión de dos segundos su verga comenzó a recuperar su erección y mis ojos no podían apartar la vista de ese majestuoso monstruo gordo y cabezón, lleno de venas.

C: mi amor debemos darnos prisa tu padre no debe tardar en llegar.
L: me dejaras así?

Su mano tomó su verga y comenzó a moverla de un lado a otro como hipnotizandome.

C: mmmm por ahora sí, pero te compensaré más tarde.
L: ¿cómo?
C: esta noche te daré mi culito.
L: ¿Con mi papá en casa?, Le dirás?
C: Con calma hijo ya te dije, pero sea como sea hoy en la noche puedes meterme ese monstruo en la colita.
L: ok mami, que puta eres.
C: ve a tomar un baño y a vestirte para esperar a tu papá.

Salió de mi habitación desnudo hacia la suya y yo tuve que darme prisa, cambia la ropa de cama y levante todo rastro de que ahí había ocurrido una cogida entre mi hijo y yo, puse las prendas a lavar y me metí a tomar un baño, justo al salir en la cama había algo de ropa que yo no recuerdo haber puesto ahí y mi hijo desde la puerta de mi habitación me sonreía.

L: ponte eso para que recibas a papá.

Una sonrisa cómplice entre los dos fue suficiente, cerró la habitación.

En la cama había una blusa blanca escotada y algo transparente, unos leggins color crema que me quedan muy apretados y con los cuales marcó culazo y panocha.
Revise si había algo más y nada, ni brassier ni tanga, pensé que tal vez mi hijo quería que eso lo eligiera yo pero no creo que se le pasará un detalle tan obvio.

C: quieres que enseñe las tetas y que marque culo y panocha, travieso!

Esto lo dije solo para mí y comencé a vestirme, la blusa era de manga larga y el escote cubría mis tetas grandes pero al ser delgada mis pezones se transparentan, los leggins subieron con dificultad por lo pegados que son pero los metí lo más que pude en mi culo para dibujarlo tal y como lo quería mi hijo, me pare frente al espejo y por dios que puta me veia con mi panocha completamente marcada haciendo pata de camello, subí un poco más el leggins y mi panocha quedó completamente partida, al ser de color piel parecía que estaba desnuda.

L: vaya mamita, que rica te vez, que puta tan sexy.

Mi hijo estaba de nuevo en la puerta de la habitación observando.

C: no me puse brassier ni tanga, así lo querías.
L: si mami, vaya sorpresa que se llevará papá.

La puerta de la entrada se abrió y mi hijo bajó a recibir a su papá.
Yo me quedé en la habitación y apenas escuché que ellos estaban en la sala baje las escaleras.

C: hola mi amor cómo te fue?

Mi esposo estaba de espaldas a mí y al girar para verme su cara me reveló que claro que se llevó una gran sorpresa.

M: hola, bien, estás, bien amor me fue bien.

Sus ojos no se apartaron de mi entrepierna, él más que nadie sabe que cuando marco panocha es porque ando caliente y quiero verga.

L: ven mamá siéntate que papá nos platique como están las cosas.

Mi hijo me llevó de la mano a la sala y me sentó en el sillón junto a él, su padre se sentó en el sillón individual frente a nosotros y comenzó a contarnos.
Tras unos minutos mi hijo puso su mano en mi pierna y esto me puso algo nerviosa, me sobaba desde la rodilla hasta medio muslo mientras escuchábamos a mi esposo.

M: y ustedes cómo se la pasaron?

Antes de poder contestar, mi hijo tomó la palabra.

L: genial, mi mami es excelente, no la pasamos muy rico, cierto mamá?
C:si, no la pasamos muy bien.
L: por qué no le traes algo de tomar a papá!

Esto me pareció una orden de parte de mi hijo y creo que ya se por donde iban las cosas, estaba marcando su territorio, claro, me vistió como él quiso, me sentó a su lado y ahora me daba órdenes, vaya que mi hijo maduro en una noche de niño a hombre.
Me levanté del sillón quedando de pie a un lado de mi hijo.

C: te traeré un café o prefieres otra cosa?
M: Un café está bien amor.
L: tengo a la mejor mami del mundo.

Casi me caigo sobre mi hijo pues este se incorporó un poco quedando sentado al filo del sillón y sin avisarme me abrazó las piernas quedando su cara a la altura de mis caderas.
Restregó su cara en mi cuerpo y quedando de frente a su padre voltee a ver hacia abajo, su cara estaba casi en mi vagina.

M: ¡vaya que te veo abrazar a tu madre!

Cerré los ojos al escuchar a mi esposo alentar a mi hijo.

M: me gusta que le demuestres a tu mamá que la quieres hijo, ella se merece todo nuestro cariño.
L: la quiero muchísimo.

Mi hijo no me soltaba y su boca estaba peligrosamente cerca de mi entrepierna, una de sus manos me libero y la puso en una de mis nalgas, esto me estremeció pero me encantó, pues como estábamos frente a su padre a menos que tuviera vista de rayos x no se daría cuenta que nuestro hijo me tenía tomada del culo.

C: voy por el café de tu padre.

Mi hijo me soltó y camine hacia la cocina casi trastabillando pues mis piernas temblaban de la emoción.

Regrese a la sala y los encontré platicando muy agusto, como hace años no los veía pues estaban entre risas y bromas

C: toma mi amor tú café.
M: gracias linda.

Me senté esta vez en el respaldo del asiento del sillón de mi esposo y me voltearon a ver.

C: qué sucede?

Los dos se rieron y yo volví a preguntar que sucedía.

M: nada mi amor lo que pasa es que ahorita que ibas caminando hacia la cocina Luis dijo que parecía que ibas desnuda de la cintura hacia abajo. Yo le dije que era por el color de la ropa que traes y cuándo venías de regreso le dije que observaba bien que de frente parece que también venias desnuda y justo llegas, te paras frente a nosotros y vemos que no estás desnuda, nos causó gracia.
C: ok, pero no me veo mal o si?
M: no mi amor para nada, al contrario verdad hijo que se ve muy bien tu mama?
L: perfecta mamá te vez perfecta.
C: pero por qué dicen que parece que voy desnuda?

Mi hijo con su comentario abrió la puerta para que yo entendiera por donde iba el juego pues su padre entró en el sin darse cuenta, no lo reprendió ni riño y ahora me tocaba a mí apoyar a mi hijo en su plan malévolo y perverso.
Vaya sorpresa me estoy llevando al ver que mi hijo es más osado de lo que pensaba.
Jamás me comentó sobre este juego y creo que fue lo mejor pues al yo no saber nada todo me está saliendo de una manera natural y espontánea, creo que es el plus para que mi esposo esté entrando al juego sin saber que es una trampa.

C: nadie me va a responder, ¿por qué dicen que parece que voy desnuda?

Mi hijo volteo a ver a su padre pues aunque él quiera contestar esa pregunta se vería muy obvio y se delataria así que supe que era la pregunta perfecta para mi esposo.

M: bueno amor tu sabes que esa ropa que usas a mí me encanta y nunca eh tenido problema en que la vistas, tenemos a un hombre en la casa que está creciendo y hoy se dio cuenta de lo que otros hombres en la calle ya se han dado cuenta, no debes de tomarlo a mal pues somos hombre y nos fijamos en esas cosas.

Mi esposo estaba dándole vueltas al asunto intentando justificar el hecho de que su propio hijo hubiera visto a su madre con otros ojos como los hombres en la calle que él menciona.

L: disculpa mamá no debimos haber dicho nada.

Mi hijo hizo el ademán de levantarse del sillón para retirarse pero mi esposo lo detuvo.

M: espera hijo no tienes que irte. Mira Cecilia no es nada malo pero debes entender que somos hombres y Luis al igual que yo y otros hombres pues nos fijamos en esas cosas.

Supuse que mi esposo creyó que me molestó el comentario y sin querer entendió que debía apoyar a su hijo.

C: no me han respondido por qué dicen que parece que voy desnuda?

Tercera vez que preguntaba pero no dejaría de hacerlo hasta no obtener la respuesta que estaba buscando de mi esposo.
Mi hijo nuevamente volteo a verlo y agachó la vista al suelo, ahora era un niño que había hecho una travesura y su mamá estaba molesta, pero su padre había apoyado esa travesura y debía ahora rescatarlo.

M: pues el leggins está muy ajustado amor y se te marca el trasero, yo en son de juego le dije a Luis que viera que enfrente también parece que vas desnuda por qué pues vas marcando vagina.

Un silencio se hizo presente en la sala.

M: ya habías andado así antes por la casa lo sé pero no debes molestarte con el chico está creciendo ya casi es un hombre y es normal que se fije en las mujeres y hoy se fijó en su mamá es algo normal para su edad no lo tomes a mal.

Cada palabra que mi esposo decía lo hundía más y más en todo esto, él no entendió que la víctima en esta sala era él.

M: si quieres molestarte con alguien que sea conmigo por…
C: espera amor, crees que estoy molesta?
M: no?
C: claro que no, estoy halagada, los vi platicando y riendo como hace mucho no los veía así y me causó curiosidad saber cuál era la risa.
M: pensé que por el comentario te habías molestado?
C: por supuesto que no mi amor, he andado por la casa vestida así muchas veces y que hoy tu y mi hijo se dieran cuenta, se tomarán el tiempo de verme, verlos bromear, reir, me hace muy feliz, me halaga y los amo.

Abracé a mi esposo él sentado y yo de pie frente a él, tuve que inclinarme y le regalé a mi hijo mi culo en primer plano.
Mi esposo me separo de él y casi con lágrimas en lo ojos dijo:

M: Ven hijo dale un abrazo a tu madre, es la mujer perfecta.

Mi hijo se levantó y caminó hacia mí y me abrazó, sentí sus manos en mi espalda y me pegó a él hasta sentir su respiración en mi oído.
Duramos unos 30 segundos abrazados y él me soltó.
Su padre estaba muy conmovido repito casi al borde de las lágrimas.

C: ¿qué pasa amor? Le dije 
M: nada solo que soy muy afortunado, tengo una maravillosa familia, una esposa hermosa y comprensiva, que decir de ti campeón.

Secando sus lágrimas y señalando a nuestro hijo.

M: el que quieras tanto a tu madre que ahora te vea abrazarla me hace estar tranquilo el día que yo muera se que ella se quedará bien acompañada.
L: calla, no digas eso tú vas a estar con nosotros muchos años y vas a vernos ser muy felices.
C: voy por alguna botana a la cocina ya regreso.

Salí caminando a la cocina, moviendo mi culo frente a ellos nuevamente y al regresar note que mi hijo no apartaba su vista de mi vagina, su padre también me miraba pero a los ojos yo intenté actual natural.

C: olvidé las bebidas en la mesa.
L: yo voy por ellas.

Mi hijo fue hacia la cocina y yo me senté en el borde del sillón donde estaba mi esposo.

M: espero que no estés molesta conmigo por lo sucedido.
C: para nada, solo no entendía por qué se estaban riendo.

Me puse de pie frente a mi esposo.

C: se me marca mucho la panocha? 

Espere su respuesta después de unos segundo observándola.

M: como siempre mi amor, pero debes entender que al parecer ya tenemos otro hombre en el casa y se va a dar cuenta.
C: pero no es la primera vez que ando así.
M: lo sé yo me daba cuenta, pero ahora tu hijo está creciendo y también lo vio, no debes tomarlo a mal Ceci debes ser comprensiba con el muchacho.

La ingenuidad de mi esposo me hacía tener el control sobre la situación así que debía de reafirmar mi postura.

M: no te vayas a enfadar con el si lo descubres viendo, tómalo como antes dijiste como un alhago.

Mi esposo se seguía undido en sus propias palabras.

M: creo que aquí en casa debemos tener confianza como familia. Creo que me tienes que ayudar con Luis.
C: ayudarte, con que quieres que te ayude?

La petición de mi esposo me tomo por sorpresa en mi mente me imaginé miles de cosas pero espere que hablara y me dijera en qué pedía mi ayuda.

M: en educarlo en esto de la sexualidad, tu sabes que el y yo pues no hablamos mucho.
C: por eso hoy que los vi reír y platicar me sorprendí.
M: tu te encargaste de hablar con muestras hijas cuando crecieron y esto es un campo desconocido para mi por qué no sabría que decirle.

Si supieras que tu hijo es ya todo un hombre, que tiene una verga deliciosa, grandota, gorda y que me ha llenado de leche la vagina que tú ya no puedes usar, esto pensaba mientras mi esposos estaba ahí frente a mi esperando mi repuesta.

C: tranquilo, algo como lo que acaba de pasar nos confirma que ya no es un niño y que le interesan las mujeres, soy su madre y estoy dispuesta a hablar con él y enseñarle lo que debe saber sobre el sexo.
M: yo trataré de hablar con el pero lo veo más cercano a ti, solo ten comprensión amor a esa edad nosotros los chicos nos pensamos, las hormonas nos traen muy locos no te molestes si suceden más cosas como las de hoy.
C: bueno seré comprensiba con el y hablaré sobre sexo con el para que no vaya a darnos una sorpresa un día de estos.

Mi hijo regreso de la cocina y tuvimos que comportarnos y dejar esta plática para después, mi mente me jugaba malas pasadas pues la actitud de mi esposo ante esta situación me tenia desconcertada, es cierto que nunca fue celoso y jamás se molestó por qué yo saliera en ropa entallada o corta a la calle es más no se molestó jamás por ir marcando culote o mi panocha pero esto de hacerlo frente a mi hijo y que él no se molestará me tenía muy pensativa.

La travesura de mi hijo funcionó y no sabía si lo había planeado o no pero al igual que su padre entre en ese juego me estaba encantando ser el centro de atención de los dos hombres en mi casa.

Ya en la noche en nuestra habitación mi esposo y yo tomamos una ducha, me comporte cariñosa con su verga solo un poco intentado despertarla sin éxito, puse mi mejor cara y le sonreí para no hacerlo sentir mal.

C: puedes jugar un poco con mi culito?

Mi esposo entendió rápidamente la orden aunque no supo mi propósito, esta noche le prometí a mi hijo que su verga entraría por mi culo y debía prepararlo.
Empezó por tocarlo con sus dedos, el agua y el jabón del baño ayudaban mucho en esa tarea.

C: mete un dedo en mi culo.

Ordene a mi esposo y este obediente lo hizo, comenzó a dilatarlo con sus dedos primero uno, después dos y yo estaba muy excitada.
Senti de pronto que sus dedos estaban cambiando de hoyo y se incrustaban en mi vagina.

C: no, no, sigue metiendo tus dedos en mi culo mi amor.

Una vista rápida a la verga de mi esposo, pero nada apenas y vi que se puso morcillona pero no le alcanzaba para poder encajarmela.
Llevábamos más de 15 min en la ducha, me penetraba con sus dedos mi culito, lo dilataba con agua y jabón, lo lavaba para ser usado sin saberlo.

C: creo que me voy a venir!!!

La cara de satisfacción de mi esposo no tenía precio, estaba encantado con la idea de hacer correr a su mujer y no lo desepcionaria.
Gemía y me quejaba muy rico con cada metida de sus dedos en mi culo, el aceleró el movimiento y yo descarge un grito de satisfaccion que esperaba que mi hijo escuchará.

M: baja la voz mi amor te va a oir el vecindario entero.
C: me hiciste venirme tan rico.

En cuanto salimos de la ducha mi esposo tenía una sonrisa en la cara.

M: me encanta verte feliz, aunque solo haya sido con mis dedos yo
C: no sigas, me encantó y punto.

Calle su boca con mis dedos, yo estaba feliz aunque el aún no sabía el por qué, dejaré que duerma tranquilo esta noche pensé.

C: me quedo un poco adolorido, me puedes poner un poco de lubricante para que no me moleste.

Que gran mentira era eso, pero el como buen esposo accedió sin cuestionar.

M: lo siento Ceci fui muy brusco?
C: tranquilo amor solo que hace años que no lo usabas pero con un poco de lubricante se arregla.

Me puse en 4 patas sobre la cama completamente desnuda y el con la botellita de lubricante en la mano comenzó a ponerme poco a poco.

M: no cres que sea mejor un poco de crema.
C: no, no con esto esta bien, pon un poco dentro también.

Uno de sus dedos me volvió a invadir el ano con lubricante en el.

C: prueba si resbala tu dedo.

El dedo de mi esposo entro y salió de mi ano sin problema alguno un par de veces.

M: ya está mejor?
C: mucho mejor, gracias.

Fui hasta mi cajón de ropa interior y guarde el lubricante, saqué una tanga de hilo negra muy pequeña y me la puse, una playera larga apenas llegando a mi muslo tapando mis grandes nalgas fue todo mi atuendo, nada raro para mi esposo que ya estaba en la cama casi durmiendo.

C: estubo cansado el viaje?
M: bastante.
C: deberías de descansar, yo iré por un vaso con agua a la cocina.

Apenas abrí la puerta encontré a mi hijo en la cocina, sus ojos se iluminaron al verme vestida así.

L: que rica te vez mamita.
C: ven no tenemos mucho tiempo.

Tome a mi hijo de la mano y fuimos de la cocina a la sala, me tire en el sillón más grande y me puse a 4 patas, subí la playera que tenía puesta y mi culote apareció apenas adornado por esa diminuta tanga negra.

L: que culote tienes mami.
C: anda ya mete tu verga en el.
L: debo lubricarlo!!!
C: tu padre ya lo preparo está listo.

Mi hijo se arrodilló frente a mi culo y me dio una nalgada que sonó en toda la casa.

L: espero que esté listo por qué voy a romperlo.

Ya no dije más, solo me dispuse a disfrutar lo que veía venir.
Voltee la mirada hacia atrás y la vergota de mi hijo estaba apuntando a mi culo, dura y cabezona.

L: lubricala un poco.

Escuché esto de mi hijo y pensé que me hablaba a mi, pero en realidad se lo dijo a mi vagina, pues paso la cabeza de su verga por todo el largo de mi panochita que estaba más que mojada.
De un solo empujón me la hundió en mi puchita más de la mitad y empezó un mete y saca hasta que toda su verga estaba enterrada en mi, la vagina de su mamá.
Un par de metidas más y sin avisarme puso la cabeza de su pitote en mi anito,empujó y empujó hasta que está entro solo su cabeza.

C: está enorme hijo.
L: te gustan las vergas grandes?
C: me encantan!
L: te gustan gordas?
C: si

Y fue lo último que recuerdo, su verga se deslizó poco a poco dentro de mi culo, parece que lo devoraba, centímetro a centímetro senti como su verga se abría camino dentro de mi recto, hubo una pausa y por fin reaccione.

C: está toda dentro?

Pregunte algo asustada, le di el culo a mi hijo y aunque la sensación era increíble quería saber si ya la tenía toda dentro.

L: aún falta la mitad.
C: la mitad!!!

Tenía solo la mitad de su vergota en mi culo y pensar que mi hijo me tendría algo de compasión fue un gran error, me relaje sobre el sillón y el aprovecho esto para enterarme de un solo empujón la otra mitad de su verga.

C: hijo, hijo, ayyyy 
L: ya se la comió toda tu culo.
C:ya la tengo toda adentro?
L:si, vaya que eres una puta increíble, te la comiste toda por el culo.

Comenzó a deslizar su verga hacia afuera de mi culo y apenas sentí que estaba por sacarla cuando me la volvió a hundir toda sin avisarme.

Un par de minutos habían pasado donde mi hijo me tenía a 4 patas empalada por el culo.

M: Cecilia, ¿puedes traerme un vaso con agua?

La voz de mi esposo desde la habitación me hizo abrir los ojos pues estaba disfrutando las metidas de verga que me estaba dando nuestro hijo.

C: si, si ya te lo llevo.

Apenas pude contestar cuando mi hijo me puso una de sus manos en la boca para callarme.
Su verga se deslizaba dentro de mi culo una y otra vez, lo sacaba a la mitad de su largura y volvía a undirlo dentro de mi culo.
Más de 20 centímetros de verga entraban dentro mi ano y nada más imaginar que esa enorme verga era de mi hijo me tenía empapada y en éxtasis.
Me sentía tan puta, tan sexy, era una madre incestuosa y me encantaba.

L: toma mi leche mamita.

Fue lo último que escuche cuando un disparo en mi recto me anunció que mi hijo se estaba corriendo dentro de mi culo.
Uno, dos, tres perdí la cuenta de cuántos disparos de semen inyectó mi hijo dentro de mí, estaba tirada en el sillón de la sala con mi hijo detrás de mí y su vergota encajada en mi culo, toda su corrida dentro de mi ano y mi esposo esperando en la habitación.

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