Su mejor amiga. No sé el porqué pero sí el cómo. XVI

Su mejor amiga. No sé el porqué pero sí el cómo. XVI

Me quedé perplejo. Creo que había perdido el control y era más que evidente. El viejo Lucio se amasaba la pija sin ningún tapujo y era normal pero estaba distinto. 

-¿Te parece?- Me buscó con la mirada Pauli. Todavía con su pollera por demás corta y su camisa bastante desarreglada.
- No traje más forros.- Retruqué, lo más rápido que me dejó la mente.
- Yo estoy sano.- Aclaró Lucio.
- No pero no hacemos las cosas así.- Le dije, poniendo un límite.
-Esta bien. Igual, creo que tengo uno que compré hace poco por las dudas de que ...- Se iba el viejo con sus palabras para adentro, demostrando que esperaba cogerse a mi pareja.
- ¿Te parece otra vez?- Le Susurré a Pauli.
- La última. Lo hacemos hoy y ya está.- Me suplicó, mordiéndose una uña, pidiendo permiso.
- ¿Y yo que hago?- 
- Te la chupo y después me llenas de leche, lo que estábamos haciendo hasta ahora...- Completó cómo dejando en evidencia que era lo mismo pero no era lo mismo. Yo ya no lo estaba decidiendo.
-Ya está, Pauli. Dale, va...-
- acá está.- Venía, cojeando Lucio como un triunfo, cómo si fuese la pastilla de la presión, de la diabetes o de cualquier enfermedad que podría tener un tipo de su edad. 
- Que bien.- Sonrió Pauli y me di cuenta.

Pasamos nuevamente. El viejo se sentó en la silla.

- Chupamela, por favor.- 

Pauli no tardó en arrodillarse y comenzar a comersela.

- Que bien que la chupas, nena... Ahg...- tiraba su cabeza hacia atrás. - Cuántas veces te imaginé, por favor...- 

Pauli se encendía y se la chupaba a más velocidad para pararsela. 

- ¿Mucho pensaba?- lo miraba, aunque el viejo mantenía su cabeza hacia atrás. Sin decir nada. - ¿Le gusta como me se la chupó, señor?- hablaba con voz de puta, mientras se la metía en la boca, casi entera y empezaba a tomar forma. - Amor, vení... - Me pidió y obedecí, como un boludo o un cornudo.- Escupime un poquito.- Me señaló el culo. 

Metí mi cara y le escupí por poco tiempo. Ya estaba muy duro. Me bajé el pantalón y me puse detrás de ella y se la apoyé en el culo. 

- Amor...- Pauli soltó la pija, me miró y se paró. - Después me la cojes, es que Lucio ya está duro y va a tardar...- Me dijo al oido, mientras ella me pajeaba.

El viejo se bajó el pantalón, agarró el preservativo y lo colocó en la punta de su pija. Pauli se quedó mirándolo un segundo hasta que entendió lo que Lucio le pedía. Con esa sonrisa que me decía te amo, se agachaba para agarrar el preservativo con la boca y recorrer todo el tronco del viejo hasta hacer tope y atragantarse un poco. Pauli ya estaba por demás excitada, frotó su clítoris mirándome y mordiéndose el labio. Se ubicó dándole la espalda a Lucio escupió su mano y metió dos dedos a su culo. Agarró la pija de Lucio y poco a poco se sentó.

-aaaahg...- Gimió cuando se sentó al fondo y le temblaron las piernas. 

Lucio la miraba mientras subía y bajaba lentamente. Agarraba y apretaba el culo de mi pareja. Yo miraba pajeandome lentamente, desde una silla. Comenzaron a agarrar ritmo, Pauli agarró la mano del viejo y se la llevó al clítoris y le apretaba los gruesos dedos mientras se quedaba clavada en su pija y gemía. Estuvieron así unos minutos. 

-¿Podes ponerte a cuatro patas, nena? Es que estoy acalambrado.- Sonrió el viejo y Pauli también. 

Se paró. Lucio indicó el camino a su habitación y le indicó que se ponga en cuatro.

-Nene, fíjate en el botiquín que tengo un gel, ¿Me haces la gauchada de traerlo? Así no la lastimo.- 

Otra vez, obedeciendo. Pauli, dominada y yo... Llevando el gel. Se lo alcancé porque ya deseaba que esto termine.

-Despacio, Don Lucio porque la tiene muy gruesa...- Beboteó, mientras el viejo se la iba metiendo. 

Me quedé de costado, en la puerta de la habitación. Viendo al viejo cansado que le daba lentamente y Pauli que hacia fuerza hacia atrás.

-Nena... Ah... Discúlpame... Pero... Que puta que sos...- Exclamó entre gemidos. -muy putita...ah... Más fuerte, señor...- tiraba su culo bien hacia atrás. 
- ¿Te gusta que los viejos te cojan el culo, putita?- Le dijo, agitado. Ella gemía, cada vez más fuerte. Yo abrí los ojos esperando no sé qué. -¿Te gusta que te cojan el culo los viejos ,puta? Le repitió y le empezó a dar más fuerte. - contesta, putita...- 
- ¡Ah, ah, ah! Si, si... Ah, me gusta que me cojan el culo los viejos... Ah, así, así...- Respondió y me puse frente a ella y le puse mi pija en la boca.

Me la comenzó a chupar con más fuerza, al igual que se tiraba hacia atrás para metersela bien en el culo.

-Que puta de mujer que tenes, nene, ¿Vos sabés las veces que venía y se agachaba para mostrarme la bombacha?- seguía con un ritmo más lento. Sentí que Pauli sonreía, mientras Lucio decía eso. -Yo pensé que sólo le gustaba mostrar pero... -
-¿Mucho le mostrabas la bombacha?- La miré y ella hizo lo mismo, sin sacársela de la boca. 
-¿No le contaste a tu marido cuando venías con pollera cortita y te agachaba, putita? ¿Le contaste la cantidad de veces que lo hiciste?-

Ella no contestaba y se agitaba. Soltó mi pija y se dejó caer en la cama, tocándose el clítoris, metiéndose los dedos. Yo estaba frente a ella y Lucio seguía.

-¿Cuando ibas a buscar el aceite en el bajo mesada y movías el culo? ¿Sabes las veces que quería sacarte todo y romperte el culo?
-ah, ah, ah... ¿Muchas?-
- todas, puta... Todas...-

Volvió a chuparme la pija y estuvimos unos minutos en un ritmo muy lento. Pauli soltó mí pija y salió.

- ¿Le falta mucho?- Le preguntó, agitadisima y ya cansada. El viejo dudó. - Vamos a la cocina. - Dijo ella.

Salió y el viejo atrás. Hasta que me levanté y llegué, Pauli estaba en cuatro, sobre una silla.

- Así te ponías, puta...- Sonrió el viejo y se fue directo a cogerla. 

Empezó a darle con todas las ganas.

- Puta, flor de puta resultaste.- La insultaba y eso la encendía más.
- si, muy puta, muy puta. cógeme el culo, dele, señor. -
- Te voy a romper el culo, puta. Hoy y siempre que te lo pida.-
- ah, ah, ah, si... Por favor... Así...-

Me acerqué a que me la chupe porque no daba más. 
- ah... ¡Ah, ah! Me está dando muy fuerte el señor, ¡Ah...- Me dijo y se comió la pija.

El viejo estaba agitadisimo, salió, se sentó y ordenó que Pauli se siente. Soltó mi pija y se la metió toda en el culo. Saltaba con mucha fuerza, su cara era de dolor y placer. El viejo la tomaba de la cintura y la tiraba con fuerza para abajo.

- Dale, nena... Dale... Ya acabo.-
- Si, por favor... Ah... Ah... - Me miraba Pauli con los ojos idos.
- ah, se rompió el preservativo, nena... Ah, ah... Seguí, seguí que acabo.-
-¡Salí!- Le ordené.
- Seguí que acabo...-
- ah... Ya está amor, ya acaba... Por favor, ah, se siente enorme... Ah...-
-Levantate.- Le dijo el viejo. 

La empujó a la mesa, se sacó el forro. Yo me quedé helado.

- Abrite el culo...- Le dijo.
- ¿Así?- 

Se la metió entera y ella gritó.

- ¿Te la voy a volver a coger?- Le daba fuerte y la agarraba bien fuerte de la cintura.
- ah... Ah... Aaaah... Siii, seguro, siii señor...- 

El viejo le dió dos embestidas más y acabó. Se desplomó sobre Pauli. Yo me miré y estaba acabado. No me había dado cuenta, no me percaté de absolutamente nada de lo que había pasado hacía unos pocos minutos. Pauli fue al baño, el viejo se sentó. Nadie dijo nada más. Subí mí pantalón y me fui sin siquiera esperar a Pauli. Me senté en la puerta de entrada. Pauli bajó, no dijimos nada. No cenamos. Esa noche dormí en el sillón.


Al día siguiente sentía un nudo en el estómago que no me dejaba siquiera vivir. Fui a trabajar sólo para no tener que verle la cara a Pauli. No sabía ni cuánto me duraría, ni mucho menos si podría soportar todo esto que estaba aconteciendo.  

Maca: ¿Nos vemos?
Yo: si.
Maca: ¿En media hora?
Yo: si.
Maca: ¿Qué te pasa, boludo? ¿Vas a estar así de cortado?
Yo: No, perdón. Te necesito, amor. 

Seguí trabajando y volví a mí celular, el WhatsApp ya se había enviado y lo había leído. 

Yo: Perdón, se me escapó.
Maca: Que lástima. En un rato nos vemos.

Ese mensaje me sacó la primer sonrisa desde hacía muchas horas. La esperé en el estacionamiento donde ella guardaba el auto. Cuando me di vuelta, la vi entrar con un jeans que le marcaba a la perfección sus piernas, una campera que apenas dejaba distinguir sus tetas y su pelo perfecto iba de un lado al otro. 

-hola, Ju...- La interrumpí con un beso largo, cerré los ojos pero pude sentir que ella no.
- Te extrañé...- 
- Juan, yo también pero no podemos seguir así...- 

Continuará...

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