Mi Verano en Japón


Mi Verano en Japón



Prólogo
¿Quién no se ha sentido atraído alguna vez por Japón? Esa cultura milenaria tan opaca para occidente, donde sus gentes tienen comportamientos extraños para nosotros, como ocultar sus sentimientos, saludarse sin tocarse…
En esta novela exploro ese mundo sensorial japonés tan alejado del nuestro, pero tan oscuro y opaco que pocos son los invitados a explorar su gran perversión.
Toni es un chico que vive en una localizad española que históricamente guardó una secreta relación con Japón hasta que esta fue descubierta en tiempos recientes, investiga su pasado y descubre que su padre fue un antiguo samurái… ¡Sí, sí, esto está basado en hechos reales! Cualquiera puede investigar un poco y descubrir fácilmente el nombre de dicha localidad y su historia.
Fascinado por sus orígenes contacta con una familia en Japón que guarda una carta de su ancestro común.
Poco a poco se conocen y aparece una sugerente propuesta, una invitación a pasar un mes de vacaciones en japón conociendo a esta familia supuestamente descendientes de su ancestro.
De modo que Toni se prepara a conciencia, hasta estudia japonés en una academia y un uno de agosto aterriza en Osaka, ¡dispuesto a vivir intensamente esta aventura!
¿Le acompañas en su viaje?
 
Zorro Blanco.
1
Todo comenzó cuando en la escuela nos enseñaron que un japonés Hasekura Tsunenaga había visitado mi pueblo hacía cuatrocientos años en la primera la primera misión diplomática que el país nipón hizo a Occidente.
Así fue como descubrí que mi apellido “Japón” provenía nada más y nada menos que de los samuráis que acompañaron a Hasekura y que decidieron quedarse en mi pueblo para emprender una nueva vida.
Esto me llevó durante años a investigar mis orígenes así fue cómo contacté con una familia en el propio Japón de hoy en día para preguntarles si algún antepasado suyo viajó a Japón y hete aquí que sí, eran ellos mis antepasados.
Nos estuvimos escribiendo emails y llegamos a conocernos a través de videollamadas, pero mi japonés era muy básico aunque podía entenderme con ellas en inglés.
Se trataba de una pequeña familia compuesta por los padres y dos hijas, en la que la madre, Miyuki era descendiente de uno de aquellos samuráis que se quedaron en mi pueblo y que dejó atrás a uno de sus ancestros.
Ella conservaba una carta que hizo llegar su padre a sus ancestros contándoles cómo era mi pueblo, hace nada más y nada menos que: ¡cuatrocientos años! Allí estaban los apellidos de una chica a la que había conocido aquí y que era uno de mis antepasados.
De modo que de alguna manera Miyuki, sus hijas y yo, descendíamos de un linaje común, el samurái que se estableció en mi pueblo para emprender una nueva vida tras un año y medio de travesía allá por el año 1614.
¡Cuando las vi a través de la pantalla no podía creerlo! Miyuki, la madre era un bellezón japonés. Una MILF con unas enormes bolas que ocupaban la parte baja de la pantalla de mi ordenador.
¡Qué decir de sus hijas! Rio y Yui. La primera era la más risueña y comunicativa, mientras que la segunda era más tímida y recatada. Ambas habían heredado los atributos maternos, convirtiéndose en dos bellezones de chicas japonesas con las que yo quería entablar amistad en mi caliente juventud.
Confieso que les dediqué de mis calenturas primaverales desde que nos conocimos en aquellas primeras video llamadas. Así cada poco establecíamos comunicación y nos íbamos conociendo.
Les caía muy bien y entre ellas casi se peleaban por hablar conmigo a solas, aunque por desgracia esto nunca ocurrió.
Pero lo más sorprendente fue cuando me propusieron, ¡que pasara las vacaciones con ellas!
¡No podía creerlo! Pero así fue como ocurrió, esto me llevó a hacerme el pasaporte y a realizar todos los preparativos durante casi un año para: ¡Mi verano en Japón!
Durante esos meses avancé mucho en mis estudios de japonés, al menos hablado, para poder comunicarme tanto con ellas como con locales japoneses como su padre, quienes no hablaban ni papa de japonés.
Miyuki era la excepción, pues ella emprendió estudios universitarios y aprendió inglés, al igual que sus hijas Rio y Yui.
¡No podía creerlo, iba a viajar a Japón un país fascinante y no solo eso, iba a conocer a mis bellas parientes japonesas!
2
El aeropuerto estaba atestado de japoneses cuando aterricé tras largas horas de vuelos. Todos los rótulos escritos en japonés me resultaban extraños, pero por suerte, bajo ellos estaban sus correspondientes traducciones al inglés, así fui capaz de orientarme y recuperar mi maleta y llegar a la zona de llegadas del aeropuerto, donde si todo había ido bien me esperarían mis parientes, pero por más que busqué no las encontré en un primer momento…
Sólo al rato vi a un tipo japonés con un cartelito donde estaba mi nombre, al acercarme me saludó en perfecto japonés y por lo que entendí era el marido de Miyuki que se excusaba por no haber podido venir a recogerme y que él me llevaría a su casa antes de salir para su trabajo. Así que me acompañó a su coche y me llevó por la autovía hasta su casa en las afueras de la ciudad de Osaka.
No hablamos más durante todo el trayecto, a mí me pareció raro, pero estaba impactado mirando por la ventanilla, ¡viendo aquel extraño país donde había aterrizado!
Paró en la que parecía ser su casa y llamó al timbre. Mientras esperaba un escalofrío de emoción me recorrió cada centímetro cuadrado de mi piel, ¡ya estaba allí! ¡Ya las conocería a ellas!
Con el corazón a punto de escapar por mi boca Miyuki apareció en el portal y me mostró su gran sonrisa haciéndome una semiflexión en forma de saludo que fue correspondida por mí igualmente.
Yo sabía, por mi profesora de japonés, que era muy importante no acercarme a ellas y darles dos besos como era costumbre en mi país, ya que los japoneses no se sienten cómodos con el contacto físico, así que era lo que había…
–¡Hola Toni-chan! ¿Cómo estás? –dijo en perfecto inglés.
–¡Bien, bien! ¡Miyuki-san! ¡Cuánto me alegro de verte! –dije en perfecto japonés lo cual sorprendió no solo a ella sino también a su esposo.
–¡Hablas japonés, qué sorpresa! –dijo en prefecto japonés mostrando una amplia sonrisa y haciendo otra flexión.
–¡Un poco, solo un poco! –contesté correspondiendo su flexión y su sonrisa con la mía–. ¿Y Rio y Yui, no están? –pregunté nervioso.
–¡Sí, claro que están! ¡Rio, Yui, ya ha llegado! –dijo girándose hacia la casa y elevando un poco el tono de voz.
La primera en aparecer fue… una chica rubia que no recordaba para nada. ¡Quedé estupefacto! Cuando la miré a los ojos y esta me sonrió la reconocí.
–¿Rio, eres tú?
–¡Claro quien si no tonto! –dijo ella sonriéndome con su forma de hablar un tanto brusca.
–¿Te has teñido el pelo? ¡Te queda genial! –le pregunté en inglés.
–¡Ah si! –dijo sonriendo y poniéndose algo colorada, lo cual contrastaba con lo echada para adelante que fue antes en su contestación.
–¡Toni-kun! ¿Eres tú? –dijo una vocecilla detrás de ellas abriéndose paso.
–¿Yui? –dije yo aunque la había reconocido perfectamente.
Recatada y sensual, ¡hum! Hice la flexión correspondiente de saludo y ella la correspondió junto a su sonrisa.
–¡Debo irme o llegaré tarde! –interrumpió el marido.
–¡Ah, ok cariño ve a tu trabajo! –dijo la esposa.
Así quedé solo en la entrada de la casa, frente a Miyuki, Rio y Yui, ¡no podía creerlo! Discretamente miré sus bustos y me deleité con su belleza.
–Estarás cansado del viaje, ¡anda pasa! –dijo Miyuki invitándome a entrar.
–¡Si pasa te enseñaré toda la casa! –dijo Rio al instante.
–¿Tú Rio? ¿No llegas tarde a tus clases de recuperación? –dijo Yui.
–¡Oh, si! ¡Qué despiste! –contestó Rio.
–¡Ay Rio, tú siempre igual! Anda ve a clase, nosotras enseñaremos la casa a Toni-chan.
Así comencé mi pequeña aventura japonesa en aquella mañana en aquel extraño país…
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Mi Verano en Japón  es mi nueva novela. En ella me adentro en la cultura japonesa y descubro lo calientes que pueden llegar a ser una madre y sus dos hijas en el país del sol naciente, ¿te atreves a descubrirlas?
Si quieres que siga publicando esta obra es muy sencillo, dame tus 10 puntos, ¡que yo los vea! De manera que si diariamente se alcanzan los 200 ptos al día siguiente verás un nuevo capítulo publicado, ¡así de fácil!
Pero si no quieres esperar, ya sabes donde encontrar la obra completa...

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