Mi corazón comenzó a latir más rápido, mis manos temblaban, mi garganta estaba seca y en mi pantalón se formaba un bulto producto de la excitación por lo que veía a través de un pequeño espacio en la ventana de mi casa; mi mejor amigo Raúl de 1.90 tomaba con sus enormes manos las caderas de mi esposa Brenda y la penetraba violentamente, mientras ella ahogaba sus gemidos hundiendo su cara en el sillón de nuestra casa.
La diferencia de tamaños entre ellos era notoria, pero, aun así, midiendo tan solo 1.60, resistida cada una de las embestidas que mi amigo le daba, no es para menos, después de todo tenía un enorme culo que amortizaba cada choque entre sus cuerpos, además de resistir también unas cuantas nalgadas que Raúl le daba.
Contrastaba también su color de piel, mientras que ella era blanca, pelirroja y de ojos color verde, él era moreno, musculoso y muy bien dotado.
Hace apenas unas horas los tres estábamos tomando y divirtiéndonos juntos en la sala, pero todo cambio cuando los bailes comenzaron, vi el momento exacto en el que todo inicio, cuando sus miradas se cruzaron y nublados por el alcohol comenzaron a bailar mientras yo observaba desde el sillón. Justo el mismo donde ahora Brenda recibía con placer la enorme verga de Raúl. No es que nos emborrachemos rápido, más bien habíamos bebido mucho.
Mientras sonaba una canción de reggaetón, Brenda ya estando ebria, se paró en medio de los dos y comenzó a bailar muy sensual, justo para después comenzar a hacer “twerk” entre risas.
Raúl y yo quienes éramos amigos desde la secundaria, alentábamos a mi esposa desde nuestros asientos para que siguiera bailando. Note como creció un bulto entre los pantalones de mi amigo, por su tamaño, no era algo fácil de ocultar.
- ¡Ven!, baila conmigo- me dijo Brenda entre risas tomándome de la mano.
-No, tu estas loca, yo no sé bailar- respondí
-Jaja, anda es muy fácil yo te enseño- me volvió a insistir
-¡Claro que no! Jaja, sabes bien que no me gusta bailar, ahí está Raúl, mejor baila con él.
Raúl volteo a verme sorprendido y al mismo tiempo buscando mi aprobación.
-Dale viejo, no hay problema, baila con Brenda- Dije, dando pie (sin saber) a todo lo que vendría.
Se levanto y se quedó quieto, mientras Brenda le movía el culo “perreando”. Tomo las manos de Raúl y las puso en su cintura, mi amigo ni siquiera titubeo y se pegó al culo de mi esposa, estoy seguro que Brenda sintió el enorme bulto en su pantalón, pues dio un ligero salto por la sorpresa, para inmediatamente después, volver a pegarse con más fuerzas, restregando sus nalgas en la entrepierna de mi amigo.
Comenzó a excitarme ver la escena y me excite aún más cuando mi esposa volteo a verme con una mirada retadora y provocadora mientras mi amigo la tomaba de la nuca y ella levantaba más el culo.
No pude ocultar mi erección, al verla mi esposa se hecho a reír. La música terminó y el ambiente era ya muy tenso, al no haber estado nunca en una situación así, lo único que se me ocurrió fue poner más música.
Esta vez Brenda se acercó a mí, se sentó en mis piernas y me empezó a besar. Estábamos muy excitados, al sentir sus suaves nalgas sobre mis piernas, no pude evitar comenzar a estrujarle el culo. Ella no dejaba de besarme, estaba muy caliente, subí un poco su vestido, ofreciéndole a Raúl la mejor vista de la noche, solo una pequeña tanga negra cubría ese hermoso culo, solo esa pequeña tanga evitaba que mi amigo la viera completamente desnuda. Brenda por otro lado, parecía no darle importancia, seguía besándome y cada vez lo hacía con más intensidad. Pasé mi mano por debajo y pude sentir que estaba completamente mojada.
-Cof, cof, amigos, me retiro, los dejo para que sigan en sus asuntos- Dijo Raúl.
Brenda se apartó de mí, sonrojada, como si hubiera olvidado que él estaba allí.
Estábamos teniendo una de las mejores noches desde que nos conocimos. Parecía poseída, en cuando mi amigo se fue, comenzamos a besarnos. Le quité el vestido dejándola solo en tanga y comencé a comerle las tetas mientras estrujaba sus nalgas con fuerza al mismo tiempo, cada segundo que pasaba se mojaba más. Se lazo sobre mí y me abrazo con sus piernas, entonces aproveché el momento para penetrarla, ni siquiera tuve dificultad para hacerlo, estaba tan mojada que mi pene entro muy fácil, hasta el fondo.
Araño mi espalda mientras gemía de placer, me acerqué a su oído y le susurré:
- ¿te gusto? -
- ¿De qué hablas? - me respondió con dificultad.
- ¿Sentir la verga de Raúl? - Sentí como me apretó más con sus piernas, pero no me respondió.
La puse en cuatro, y comencé a penetrarla.
-Vi cómo le restregabas el culo- Dije mientras le daba una fuerte nalgada.
Ella solo grito, mezcla de dolor y placer.
-Solo estábamos bailando- me dijo entre gemidos.
- ¿Segura? - pregunte, metiéndosela hasta el fondo y dándole otra fuerte nalgada.
Aunque no me respondía, sentía como se mojaba aún más, estaba a punto de terminar, decidí entonces comenzar a masturbarla mientras la penetraba, sus gemidos ya no eran gemido sino gritos.
- ¡La tenía muy grande! - dijo, mientras yo aceleraba el movimiento de mis dedos en su clítoris.
- ¡Dime más! Si no quieres que me detenga- Dije
-Amor, no pares, no pares por favor- me suplicaba.
-Si me gusto, me gusto sentir su enorme verga en mi culo, ¡me calentó mucho! - grito y mientras estaba a punto de terminar, habiendo llegado los dos al clímax, escuchamos de pronto como tocaban el timbre de la casa.
-¡Hey!, soy Raúl, ¿están despiertos?, olvide mis llaves- , se escuchó desde afuera...
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La diferencia de tamaños entre ellos era notoria, pero, aun así, midiendo tan solo 1.60, resistida cada una de las embestidas que mi amigo le daba, no es para menos, después de todo tenía un enorme culo que amortizaba cada choque entre sus cuerpos, además de resistir también unas cuantas nalgadas que Raúl le daba.
Contrastaba también su color de piel, mientras que ella era blanca, pelirroja y de ojos color verde, él era moreno, musculoso y muy bien dotado.
Hace apenas unas horas los tres estábamos tomando y divirtiéndonos juntos en la sala, pero todo cambio cuando los bailes comenzaron, vi el momento exacto en el que todo inicio, cuando sus miradas se cruzaron y nublados por el alcohol comenzaron a bailar mientras yo observaba desde el sillón. Justo el mismo donde ahora Brenda recibía con placer la enorme verga de Raúl. No es que nos emborrachemos rápido, más bien habíamos bebido mucho.
Mientras sonaba una canción de reggaetón, Brenda ya estando ebria, se paró en medio de los dos y comenzó a bailar muy sensual, justo para después comenzar a hacer “twerk” entre risas.
Raúl y yo quienes éramos amigos desde la secundaria, alentábamos a mi esposa desde nuestros asientos para que siguiera bailando. Note como creció un bulto entre los pantalones de mi amigo, por su tamaño, no era algo fácil de ocultar.
- ¡Ven!, baila conmigo- me dijo Brenda entre risas tomándome de la mano.
-No, tu estas loca, yo no sé bailar- respondí
-Jaja, anda es muy fácil yo te enseño- me volvió a insistir
-¡Claro que no! Jaja, sabes bien que no me gusta bailar, ahí está Raúl, mejor baila con él.
Raúl volteo a verme sorprendido y al mismo tiempo buscando mi aprobación.
-Dale viejo, no hay problema, baila con Brenda- Dije, dando pie (sin saber) a todo lo que vendría.
Se levanto y se quedó quieto, mientras Brenda le movía el culo “perreando”. Tomo las manos de Raúl y las puso en su cintura, mi amigo ni siquiera titubeo y se pegó al culo de mi esposa, estoy seguro que Brenda sintió el enorme bulto en su pantalón, pues dio un ligero salto por la sorpresa, para inmediatamente después, volver a pegarse con más fuerzas, restregando sus nalgas en la entrepierna de mi amigo.
Comenzó a excitarme ver la escena y me excite aún más cuando mi esposa volteo a verme con una mirada retadora y provocadora mientras mi amigo la tomaba de la nuca y ella levantaba más el culo.
No pude ocultar mi erección, al verla mi esposa se hecho a reír. La música terminó y el ambiente era ya muy tenso, al no haber estado nunca en una situación así, lo único que se me ocurrió fue poner más música.
Esta vez Brenda se acercó a mí, se sentó en mis piernas y me empezó a besar. Estábamos muy excitados, al sentir sus suaves nalgas sobre mis piernas, no pude evitar comenzar a estrujarle el culo. Ella no dejaba de besarme, estaba muy caliente, subí un poco su vestido, ofreciéndole a Raúl la mejor vista de la noche, solo una pequeña tanga negra cubría ese hermoso culo, solo esa pequeña tanga evitaba que mi amigo la viera completamente desnuda. Brenda por otro lado, parecía no darle importancia, seguía besándome y cada vez lo hacía con más intensidad. Pasé mi mano por debajo y pude sentir que estaba completamente mojada.
-Cof, cof, amigos, me retiro, los dejo para que sigan en sus asuntos- Dijo Raúl.
Brenda se apartó de mí, sonrojada, como si hubiera olvidado que él estaba allí.
Estábamos teniendo una de las mejores noches desde que nos conocimos. Parecía poseída, en cuando mi amigo se fue, comenzamos a besarnos. Le quité el vestido dejándola solo en tanga y comencé a comerle las tetas mientras estrujaba sus nalgas con fuerza al mismo tiempo, cada segundo que pasaba se mojaba más. Se lazo sobre mí y me abrazo con sus piernas, entonces aproveché el momento para penetrarla, ni siquiera tuve dificultad para hacerlo, estaba tan mojada que mi pene entro muy fácil, hasta el fondo.
Araño mi espalda mientras gemía de placer, me acerqué a su oído y le susurré:
- ¿te gusto? -
- ¿De qué hablas? - me respondió con dificultad.
- ¿Sentir la verga de Raúl? - Sentí como me apretó más con sus piernas, pero no me respondió.
La puse en cuatro, y comencé a penetrarla.
-Vi cómo le restregabas el culo- Dije mientras le daba una fuerte nalgada.
Ella solo grito, mezcla de dolor y placer.
-Solo estábamos bailando- me dijo entre gemidos.
- ¿Segura? - pregunte, metiéndosela hasta el fondo y dándole otra fuerte nalgada.
Aunque no me respondía, sentía como se mojaba aún más, estaba a punto de terminar, decidí entonces comenzar a masturbarla mientras la penetraba, sus gemidos ya no eran gemido sino gritos.
- ¡La tenía muy grande! - dijo, mientras yo aceleraba el movimiento de mis dedos en su clítoris.
- ¡Dime más! Si no quieres que me detenga- Dije
-Amor, no pares, no pares por favor- me suplicaba.
-Si me gusto, me gusto sentir su enorme verga en mi culo, ¡me calentó mucho! - grito y mientras estaba a punto de terminar, habiendo llegado los dos al clímax, escuchamos de pronto como tocaban el timbre de la casa.
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9 comentarios - Mi amigo Raúl se coge a mi esposa