En la ignauración de su tienda.

En el barrio habia una muchachaque era muy cachonda, no lo aparentaba pero una vez entraba en calor parecíaposeída por afrodita y no podia parar hasta tener la leche que tanto deseaba.
Pero bueno comencemos por elprincipio, deben saber como la conocí para hacerse a la idea de como era ella y demás pormenores que quizás no les importen a ustedes pero a mi me hace recordarla y de nuevo me pone la pija a reventar. Como debe ser.
 
Todo comenzó cuando ibamos a la universidad, si bien no ibamos en la misma carrera compartiamos el camión que nos llevaba a destino. Un dia mientras yo esperaba el camión ella comenzó asacarme platica, cosa que de primer instancia me desagradó un poco porque yo pretendía oir música en mis audifonos pero ya después me sentí cómodo y le seguí la platica.
 
Ella era bajita de estatura, de complexión un poco robusta con un buen trasero y bonitas tetas, al menos lo que se entreveía sobre la blusa. Era agradable y de un modo de ser muy ligero,parecía tomarse las cosas con calma y sin darle tanta vuelta a los asuntos.
 
Pero bueno ya me estoy extendiendo mucho, la historia que les voy a contar sucedió después que hayamos cursado la universidad. Como a los 3 años de egresados o quizás 5. Un dia de repente me la encontré por la calle y ella me saludó amablemente y me abordó diciéndome que iba a poner una tienda a media cuadra para que la visitara. Que iba a vender ropa de hombre y mujer, que podia pasar a mirar sin compromiso. Y cuando fui hice algo más que solo mirar.
 
Unos dias después pasé por dicha dirección pues me quedaba de paso entre mi casa y mi trabajo, la verdad yo ni recordaba que ella me habia invitado a conocer la tienda y ver la mercancia.Pero por alguna razón yo pasé por allí. Ella estaba en la puerta y de nuevo me saludó y me dijo:
 
-Hola, joven- con una sonrisa tan natural en ella- ¿Va a pasar a mirar lo que ofrezco? Tengo unas camisas muy bonitas y también algunos jeans. Ande pase y mire sin compromiso para que sepa lo que hay y cuando guste venga a comprar.
 
Me dio pena desairar su invitación, sólo era pasar y mirar un poco ¿Qué de malo habia en ello?
 
Entonces pasé y efectivamente la tienda estaba surtida de mercancía variada para ambos sexos y de momento se concentraba en unas pocas prendas pero se notaba el ímpetu y el potencíal de aquello. Al fondo tras el mostrador tenia algo de ropa interior, muy poca pero también estaba exhibida a la vista. La tienda parecía agradable aunque el espacio no era muy amplio se podia caminar a gusto por allí.
 
-Hay algo que te quieras probar?-me preguntó y de momento no me dí cuenta el cambio sutil que habia hecho en la forma de hablarme pasando del usted al de tú para generar confianza.  Ella iba vestida con un vestido apenas un poco arriba de las rodillas, algo suelto yunas zapatillas con tacón. Las zapatillas y el vestido eran de color negro. Su forma de vestir era sencilla como siempre la habia conocido.
 
-Bueno veo que tienes algunas cosas interesantes pero la verdad ahorita no estoy interesado en probarme nada.Quizás será después, pero veo que tienes buen surtido y creo que te irá muybien. Ya verás.
 
-Tú que eres hombre dime, ¿Qué colores de camisa o playera crees que se vendan más?
 
-Bueno creo que de entrada los más comunes son el azul, el negro y el blanco. Ya de ahi puedes probar con un rojo, amarillo o verde pero los básicos son los primeros tres.
 
-Vaya... oye y dime- me miró fijamente- ¿Cómo me queda a mi el blanco? me preguntó con algo de nerviosismo.
 
-¿El blanco?- pregunté yo mirándola, no sabia si su pregunta era respecto a como se vería con ropa blanca o a que se refería pero en ese instante mientras yo la miraba ella hizo algo inesperado. Sin dejar de mirarme se levantó poco a poco el vestido, su miradame penetraba atándome a ella a la vez que sus manos me guiaban por donde debia mirar.
 
Levantó un poco más y alli estaba, el color blanco que me había dicho. Las braguitas que llevaba puestas eran de color blanco como la pureza. Eran unas bragas sencillas y... soltó el vestido, no pude ver más.
 
-Bueno... eh, te ves bien- dije yo un poco nervioso.
 
-¿Ah, si?- dijo ella con una sonrisa y la voz un poco entrecortada. ¿Viste bien o quieres más? Era una pregunta un tanto incómoda. Obvio que quería ver más pero tampoco queria parecer un sexoso.
 
-Bueno.. en realidad- no acabé de decir nada para cuando ella interrumpió.
 
-Creo que quieres ver más-levantó su vestido de nuevo pero está vez se giró para que le viera las nalgas.Aquello era un espectáculo y mi verga ya empezaba a ponerse a tono.
 
-Ummm que rico... - dije, ya no podía fingir más.
 
-¿Ah, si... te gusta?- me dijo ella.
 
-Si, sin duda.
 
-Si quieres puedes tocar. Para que veas la calidad de las prendas íntimas que vendo- dijo ella mirándome de una manera tan provocadora que resultaba irresistible.
 
-Vaya, que buen servicio...- dije yo y ambos reimos. La situación estaba cargadisima de una tensión sexual que si bien la bromita ayudó a despejar un poco era más que obvio que asi no se iba a desfogar.
 
-Anda ven, no seas tímido. Toca un poco- dijo ella. y se puso de frente de nuevo. Su conchita se veia apetecible enaquellas bragas. Mi tacto comenzaba a exigir ser saciado mientras que la vista ya se imaginaba que más habria debajo de las bragas. Sin embargo no me atrevía a tocarla, habia algo que me lo impedía así que sin decir más nada ella tomó mi mano y suavemente la llevó hasta su conchita.


El tacto era en ese momento mi mejor aliado, el sentido más fuerte, en quien debía confiar mis instintos. Se sentía suave, una textura delicada y apetecible. Ella me miró con intensidad.


-¿Te gusta?- me dijo.


-Si... -fue lo único que pude decir.


-Me gustaría ver que te probaras alguna prenda interior para hombre. ¿Modelarias para mí?


-Eh...- estaba muy nervioso pero sumamente cachondo. Toda aquella situación me habia tomado por sorpresa, mi verga estaba dura y en mi vientre sentía una opresión que necesitaba ser liberada. Aquello era demasiado.



Sin dejar de mirarme con esa intensidad sexual que la había poseído y me estaba transmitiendo a la perfección, soltó mi mano y fue a la puerta. Cerró y corrió una cortinilla que tenía para tapar el sol, aunque en esta ocasión lo que querría tapar no era sus prendas de la claridad, sino más bien querria evitar las miradas fisgonas. Aquel espacio era nuestro y de nadie más. Sólo una mujer y un hombre a punto de compartir su desnudez, su sexo, su placer. A nadie más le debía importar eso.


.¿Entonces? ¿Te pruebas un par de prendas?- me lo dijo con un tono que irradiaba tan provocación sexual que ni siquiera un eunuco hubiera sido capaz de rechazar. Buscó debajo del mostrador y sacó una cajita, de esas de plastico transparente. Se veía que era un paquete con tres calzoncillos tipo bikini. Eso el empaque.


Yo que todavía no parecía haberme decidido del todo a continuar con aquella locura, la miré y volví a mirar la caja.


-Anda ya.. no va a pasarte nada- me dijo. Mira, para que te animes. Se sacó el vestido lentamente, lo levantó y primero vi sus bragas ahora si en plenitud y después su abdomen, nunca antes me habia dado cuenta lo hermoso que puede ser un abdomen con un poco de flacidez, ella no tenia el cuerpo de una super modelo, pero tenia el único cuerpo que yo empezaba a desear. Era un cuerpo real y sobre todo que ese cuerpo exudaba una actitud de cachondería mucho más perfecto que cualquier cuerpo en tallas canon pero insípido. Se sacó el vestido por completo y vi que llevaba un brassiere a juego también blanco pero sin muchos detalles. Era obvio que no iba vestida esperando aquella aventura.


-Ahora si, los dos estariamos en ropa interior. Anda, déjame mirarte y ver como se te ve esa ropa.  Es sólo para ver que tal esta que estoy vendiendo. La verdad no es que sea un tipo arrogante y exija que me rueguen, pero aquella forma de pedirme las cosas con esa insistencia me estaba resultando muy excitante.


-Bueno, pero sólo uno y ya...- dije. En aquel momento yo ya estaba más que dispuesto a jugar aquel juego.


Me indicó que el probador estaba detrás de ella, así que pasé junto a ella. Mis intenciones eran ir directo al probador, y ponerme uno de aquellos calzoncillos pero ella me detuvo al pasar y agarró mi mano para ponerla de nuevo en su concha y sin decirme ya nada me dio un beso. No fue un simple beso sino que aquello era un beso con pasión, como si nos hubiéramos besado cientos de besos, hurgó mi boca con su lengua y yo hice un tanto lo propio. Luego soltó mi mano en una clara señal para que yo fuera a hacer lo que debía hacer.


En el probador no pensé en otra cosa que en ponerme los calzoncillos. El paquete venia en tres, uno gris, uno negro y uno azul. Sin pensarlo mucho me puse el gris. 



-¿Ya? ¿Todavía tardas mucho?- dijo ella con una voz entrecortada. Pensé que quizás habia pasado algo o habia llegado alguien. Me asomé discretamente.


-¿Salgo?- Pregunté.


-Sí... ven- dijo ella. Y acto seguido me rendí a sus órdenes si no es que desde hace rato ya estaba a su merced. Deslizó su mirada desde mis ojos hasta mi bulto, recorriendo cada parte de mi, sentía la presión de sus ojos como si me acariciaran. Aquello era extraño y nuevo para mi, pero muy placentero.


-Ummm... ponte de perfil- me dijo. Y obedecí. ¡Dios, que bulto! Al decir esto en un gesto genuino, espontáneo y muy natural se mordisqueo el labio. Aquello ya era un pinche paraiso de éxtasis para mi. Me estaba gustando exhibirme.


-¿Te parece?- le dije y me toqué un poco, suave. Solo para antojarle un poco más.



-Ufffs ¿Todavia lo dudas cabrón?- me dijo. Me encantas. A ver ponte otro calzoncillo... por favor. Sólo otro más. Obedecí.


Cuando salí esta vez, la ví tocándose la concha por encima de la braga. Pero al verme apartó un poco la mano, aunque casi de inmediato, como si pensara "al diablo" se la metió por debajo para seguir tocándose, ahora si directamente su conchita. Yo traia el calzoncillo azul.


-Ummm me gusta, lo que veo- dijo ella. Me gusta. Acércate. Obedecí de nuevo. Entonces me dio otro beso y sin decirme más nada, la mano con la que no se pajeaba la puso sobre mi miembro viril.


-¡Estás durisimo!- me dijo. No supe que más decir. Estaba cachondo y no podia ocultarlo. De hecho por más que en las peliculas porno esto fuera apenas el inicio para mi ya estaba empezando a rozar el climax y si ella no quitaba su mano no tardaria en eyacular. Nunca he considerado que sea precoz pero aquello ya era un tanto demasiado para mi. Necesitaba venirme ya.  O que me dejara de tocar. Asi que con un gesto sutil, retiré su mano. Y le dije:


-Ok, falta una. Deja te la modelo- necesitaba ese espacio. Necesitaba respirar para retrasar el orgasmo. Me metí al vestidor de nuevo. Cuando me hube quitado el calzoncillo y estaba a punto de ponerme el tercero el de color negro, ella apareció allí y sin decir nada, entró.


-Mmm- dijo- buena verga... se puso de rodillas y la lamió desde la base hasta la punta y luego la metio en la boca. Lo que hizo a continuación me hizo explotar. Con la verga dentro de su boca, succionó y movió la lengua con rapidez. Nunca me habian chupado asi. Y yo que ya estaba delirante, apenas pude empujarla un poco para indicarle que se retirara... apenas sacó la verga de su boca me corrí. El primer chorro fue a dar directo a su cara, ella brincó hacia atrás de sorpresa pero después se impulsó hacia mi verga y la volvió a llevar a su boca. No dije ni hice nada, mi cuerpo hizo lo suyo... me corrí dentro de su boquita.


-Ummm, que rica leche. Dámela, dámela... y yo la miré extasiado. Su mirada era de una lascivia tal que aun después de haber eyaculado mi verga se mantenia en erección. Eso le gustó. Me pidió que la hiciera acabar a ella. Y seguí sus órdenes. Primero la masturbé, se vino una vez y después le hice un sexo oral. Se vino por segunda vez.  Ya más relajada me dijo que lo habia pasado bien y que me invitaba a seguir con nuestro jugueteo sexual. No pude negarme.
J2023














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