Mamá caliente (1 y 2) resubidos

Luciano (así se llama) siemprefue consentido por María, su madre. No sé si porque fue único hijo o porqueella suplía la falta de cariño de su esposo con el amor por él, pero el caso esque lo consintió hasta límites insospechados.
Hoy Luciano tiene 21 años yMaría, su consentidora madre, 41.  Perolos hechos que voy a contar sucedieron un tiempo atrás. Todo lo que pasó, lovoy a relatar con el mayor de los detalles posible. Así que advierto que seráuna historia de mucho morbo, sexo y situaciones incestuosas.
María era por ese entonces unajoven esposa, morocha, delgada de estatura media y con un cuerpo muy cuidado.Tenía en ese momento, y tiene aún, una cintura muy marcada con hermosas caderasy un culo redondo y muy firme. Sus pechos son medianos y se mantienen muyfirmes a su edad. Con respecto a la parte sexual, María estaba muy pocoatendida por su marido ya que éste siempre estaba pendiente de los negocios yla compra y venta de propiedades, autos, dólares y otras cosas.
Quizás fue ese el motivoprincipal por el cual dedicara toda su atención a Luciano.
Toda esta sucesión de hechos, comenzaronun día en que, luego de que Luciano se fuera al colegio, ella se puso aordenarle el cuarto y a hacerle la cama. En el momento de correr las sabanas seencontró con una mancha húmeda. Lo primero que pensó es que se había orinado unpoco, pero de manera instintiva paso las yemas de sus dedos por la tela y vioque estaba húmedo, frío, pero la textura era cremosa. Automáticamente se diocuenta que su hijo ya no era un niño y que había tenido su primera poluciónnocturna.
Así fueron pasando los días ysemanas, y de vez en cuando volvía a aparecer la mancha delatora. Su hijo yatenía erecciones y acabadas como todo un hombre. Fue entonces que empezó agestarse en María una semilla de curiosidad y fue así como se dio cuenta de quesu tierno hijo miraba videos porno en la computadora.
Tengamos en cuenta que, si bienMaría era mayor, no pertenecía a una generación analfabeta digitalmente y supobuscar claramente en la notebook de Luciano el material que calentaba a suchiquito. Pero una cosa lleva a la otra y descubrió, junto con el porno, otrascosas muy interesantes que la metieron en un camino de mucha intriga, calenturay obsesión.
En principio, pudo acceder achats que tenía con sus amigos del colegio y no podía creer que su hijitohablara de tetas, conchas y culos con un nivel de desparpajo tremendo. Esverdad que lo hacía con sus amigos y en la intimidad uno puede soltarse de otramanera. María sabía que estaba mal lo que estaba haciendo al espiar a su hijo.Estaba invadiendo la privacidad de él, pero su curiosidad podía más.
En uno de los chats grupales undía vio que uno de sus amigos, el que ella conocía como el más gracioso delgrupo, escribió: ¡la mamá de Lucho está buena, eh! Estaba sola en el cuarto desu hijo y una sonrisa se le dibujó en la cara. Se sintió orgullosa de podergustarle a un chico de esa edad, y más aún cuando había tantas madres lindas enesa división.
Pasaba el tiempo y María seguíabuscando y mirando, muy de vez en cuando, los chats en la computadora de suhijo. Entre todos estos WhatsApp y conversaciones a las que pudo acceder, unale llamó la atención y era un diálogo muy inocente con su amigo Matías
-       Viste lo buena que está Sofía
-       Si, la vi
-       Me dijeron que te quiere chapar, le decía Matías
-       ¿A mí?
-       Si, a vos boludo
-       Ah
-       ¿Y qué esperas?
-       ¿Para qué?
-       Para decirle algo, no se
-       No sé, que se yo…
En otra ocasión, María le estabapreparando, como solía suceder, milanesas de carne fritas con puré de papas.Era la comida preferida de Luciano y es por eso que se esmeraba especialmentepara que quedaran perfectas. Compraba el mejor peceto, los huevos frescos, elrebozador y calculaba las cantidades justas de leche y manteca para el puré.  Estaba totalmente abstraída en la cocina yquizás es por eso que no se dio cuenta que su hijo se había ido a su cuarto ylo llamó de un grito “Lucianooooo” para que bajara a comer. Como parecía nooírla, decidió subir y cuando estaba llegando le pareció oír gemidos queprovenían de la habitación de su pequeño. Apoyó su oído en la puerta y escuchóclaramente que era un video que se reproducía en la computadora. Era evidente,su hijo estaba mirando porno.
Como buena y comprensiva madreque era, no quería hacer pasar un momento incómodo a su hijo y por eso le gritódesde unos metros y automáticamente el sonido se detuvo.
Cuando bajó, a María se le escapóuna mirada hacia la entrepierna de su chiquito, cosa que afortunadamente pasódesapercibida para él. Notó que tenía hinchada la zona y que evidentementehabía tenido una erección que estaba bajando. En su cabeza, María empezaba apensar en la etapa que se venía con su hijo adolescente y todo lo queimplicaba. Estaba en otra, cuando Luciano la sacó de sus pensamientos con lapregunta de muchas noches:
-       ¿No viene a cenar papá?, preguntó
-       ¿Qué?, María estaba con la cabeza en otro lado
-       Si papá no viene a cenar hoy tampoco
Ese “tampoco” denotaba la pocapresencia del padre dentro de la casa.
-       No, hoy no puede
-       Vos lo justificas
-       No Lucho, mi amor, no lo justifico
-       Podría estar más en casa, ¿no? Dijo su hijo
-       Sí, pero tiene trabajo
-       Ya tenemos de todo, autos, casa, viajes, ¿porqueno afloja un poco?
-       Tenés razón, pero bueno, vamos a comer
A María le impactaba la madurezde su hijo. Quiso salir del paso con la comida y lo consiguió. Así que, puestosa cenar, se divirtieron de lo lindo charlando como siempre lo hacían. Eran unamadre y un hijo muy compinches.
-       Tenés novia?
-       Mami, que es esa pregunta así de golpe
-       Bueno, quiero saber
-       No, no tengo
-       Pero alguna te gusta, ¿no?
-       Si, alguna me gusta
-       Bueno, no pregunto mas
Al día siguiente, Luciano entra aducharse y María se da cuenta de que últimamente tarda más de lo habitual.Seguramente de está masturbando, piensa. Eso le trae recuerdos de suadolescencia y todo el tiempo que pasaba masturbándose en su casa de SanIsidro, mientras sus padres peleaban y vivía el tormento de la separación. Sóloesos momentos, en donde a sus jóvenes años se metía bajo las sábanas o en labañera y empezaba a explorar su cuerpo. Siempre fue muy sensible y las partesde su cuerpo así lo eran también. Sin poder evitarlo su mente voló y se vio así misma enjabonando y tocándose los pezones en la bañera, y se calentó. Hacíamucho que no le pasaba de estar caliente en el medio de la nada.
La ducha de su hijo corría hacemucho tiempo. Sabía que tenía tiempo y corrió hacia su cuarto. Cerró la puertay rápidamente se acostó en la cama boca arriba metiéndose la mano dentro de labombacha. La humedad la sorprendió. ¿Cuánto hacia que no se mojaba de esamanera? Sin dudarlo, se metió dos dedos muy profundamente y sus pezones se irguieroncausándole dolor y excitación. Una mano subió y se metió dentro del corpiñopara acariciarse ese botón. Lo disfrutó mucho. Sus dedos seguían dentro de laconcha y ahora salían para frotar su inflamado clítoris. El orgasmo se acercabay no quería que sucediera porque lo estaba disfrutando realmente mucho. ¿Suhijo se estaría masturbando también? Un espasmo la sacudió con ese pensamientoy el orgasmo se precipitó sin vuelta atrás.
-       Aghhhhhh aghhhh ahhhhhh ahhhh, aullaba mientrasacababa
-       Mami, ¿estás bien? Se escuchó a Ramiro detrás dela puerta
Eso la hizo volver a la realidad.¿Cuánto tiempo había pasado? ¿Cómo pudo haber estado tan alejada de la realidady haberse dejado llevar por el deseo de tocarse?  Por suerte se iluminó rápidamente para salirdel paso
-       Sí, sí, me golpeé con la cama, aghhhh ahhhh,mintió
-       Ah, bueno, está bien
-       Aghh, se relajó en la cama
-       Había pensado que…
-       ¿Que? Se alarmó
-       Nada, nada
Ni quiso volver a preguntarle asu hijo que había pensado. ¿Se habrá dado cuenta que estaba acabando? Semoriría de vergüenza si así fuera. Bueno, después de todo seguramente él haríalo mismo. Por otro lado, se sentía feliz de volver a sentir la pasión y elfuego interior que hacía mucho que no sentía.
 
Pasó un tiempo, no mucho cuando Luciano hablando con sumadre le dice que había invitado a Sofía, una amiga, a tomar la merienda. Lepreguntó si le daba dinero para llevarla a un buen lugar.
-       Mmmmm, solo una amiga?
-       Si, má, solo una amiga, respondió con seriedad yun poco avergonzado
-       Bueno, tranquilo, no pasa nada si es más que unaamiga
-       Ya sé
Pero no lo era. Hacía un tiempose había besado con Sofía a la salida del colegio y cada vez con más frecuenciapasaban tiempo juntos. Los primeros besos adolescentes son de las mejores cosasque le pueden pasar a una persona. Y de los primeros besos a las primerascaricias, esos avances y conquistas que lentamente se van logrando. La banderade haber llegado hasta tocar un pecho por encima de la ropa, la cariciaconstante, el bulto que crece se siente en el cuerpo de ella. Todo eso es unaetapa maravillosa y Luciano las disfrutaba a pleno.
Fue en esa salida a merendar endonde al regreso de la merienda pasaron por una plaza y se besaron muchotiempo. En un momento, mientras estaban sentados ella se puso encima de él ysintió su erección completamente. Eso la excitó a la jovencita y se frotó sindisimulo sobre la verga erecta e hinchada de Luciano. Un orgasmo la invadió ysoltó un pequeño gemido. Se separó al instante y lo miró con cara rara a sunovio
-       Me encantó
-       ¿Si?
-       Sí, y lo besó en la boca con más profundidad quenunca
-       Mmmmm, a mí también, decía Luciano con la verga másdura que nunca
Siguieron besándose un largo ratoy volvió a su casa caminando y sintiendo dolor en sus testículos, cosa que lopreocupó, pero trató de no darle importancia. No quiso masturbarse al llegar yse fue a estudiar hasta cenar con su padre y su madre.
A los días, María escucha risas yla puerta que se abre y era Luciano su hijo con Sofía, que, aunque no loadmitiera aun, ya tenía el status de novia. Sofía era una nena muy linda, conhermosa sonrisa y dientes, una cabellera ondulada y rubia, muy flaquita y conunos pechos incipientes que se adivinaban debajo del gris uniforme del colegio.
-       Hola mami, ella es Sofía
-       Hola Sofía
-       Viene a estudiar, se apuró Luciano
-       Hola, señora
-       Decime María y tuteame, por favor
-       Hola María, entonces
No tardaron ni un minuto enperderse en la habitación de Luciano y cerrar la puerta tras ellos. Al rato, lacuriosidad la pudo a María y, sigilosa, se acercó a la puerta del cuarto y pudoescuchar que se besaban y ella le decía:
-       Pará que puede entrar tu mamá
-       No entra sin golpear
-       Mmmmm, me da cosa
-       Dejame que te toque un poco más… decía él
-       Mmmmm, me encanta cómo me tocas, reconocía ella
Ese pequeño diálogo que escuchole provocó una rara mezcla de celos y excitación. ¿Celos por qué? Era su nene,su hijito, pero ya estaba en edad de hacer esas cosas. Encima Sofía parecía unalinda chica para él. Nuevamente la excitación pudo más y sintió que se mojaba. Losrecuerdos de su adolescencia con su novio de ese momento la invadieron. Se vioen su cuarto con Sergio, su novio de ese momento besándose y acariciándose comodos desesperados. Hasta pudo recordar cuando sintió su primer orgasmofrotándose contra el cuerpo de él. Corrió a su cuarto a tocarse, pero esta vezse desnudó por completo y mirándose al espejo se vio hermosa. No tardó ni cincominutos en llegar al orgasmo y acabó con una fuerza tremenda. ¿Qué le pasaba?¿Por qué estaba tan caliente? No le importaba, no era momento de preguntas. Eramomento de disfrutar.
Bajó las escaleras no sin antespegarle un grito a los apasionados jovencitos:
-       Luciano, Sofíaaaaa, ya está la merienda en elcomedor
-       Ahora vamos
-       Gracianas, dijo Sofía
Bajaron y no pudo evitar ver locolorada que estaba Sofía, pero sobre todo lo que le llamó la atención fue elbulto de su hijo. Se lo notaba hinchado y no fue difícil adivinar que su hijocargaba una buena herramienta
Merendaron con desesperación.Ella intentaba cuidar los modos, pero se notaba que tenía hambre. Luciano comiómucho y en un momento que María miró al pasar una mano de él le acariciaba lapierna desnuda debajo del uniforme de colegio de Sofía. La sacudió esa imagen.
Al rato, se pusieron de pie yMaría aprovechó para preguntarles:
-       ¿Que están estudiando?
-       Historia, dijo Luciano
-       Geografía, dijo Sofía al mismo tiempo
-       Jajajaja, María se rio con ruido
Sofía se puso colorada y Luciano,también. Subieron las escaleras y María no pudo evitar volver a espiar.Realmente estaba disfrutando esta etapa de espionaje de los movimientos de suhijo. Tras la puerta se escuchaba:
-       ¿Sos boludo? ¿Por qué dijiste historia?
-       ¿Y vos porque dijiste geografía? Dijo él
-       Porque la semana que viene tenemos prueba…
-       Uh, no me di cuenta
-       Jajaja, me quería morir, dijo Sofía
-       No pasa nada, mi mamá es copada
-       ¿Se habrá dado cuenta?
-       ¿De qué? De que no estábamos estudiando, Lucianoaprovechó para volver a abrazar a Sofía
-       Mmmmm, me encanta como me besas, le reconocióella
-       Mmmmm, y a mí también como besas vos
-       Quiero besarte acá, le dijo el acariciando sustetas
-       Mmmmm, no sé, está tu mamá por acá
Si supiera que estoy detrás de lapuerta y escuchando todo, pensó María.
-       Dejame un poquito, aunque sea, insistió él
-       Solo un poquito dijo ella
María tuvo que bajar a la cocinay pensar en otras cosas porque ya estaba al borde de masturbarse nuevamente. Esosrecuerdos de su adolescencia con su novio y los primeros franeleos que laexcitaban sobremanera.
Al tiempo, Sofía, no tan coloradacomo antes y su hijo bajaban las escaleras y él dijo que la acompañaba a lacasa y volvía.
-       Me parece muy bien, dijo María
-       Chau María, dijo Sofía
-       Chau Sofía, un gusto conocerte, podes venirtodas las veces que quieras
-       Gracias
-       Chau má, vuelvo en un rato
  
Pasaron unos días cuando Maríaestaba en la parte de arriba de la casa y escuchó las risas de Luciano y sunovia que llegaban del colegio. Se asoma desde arriba y ve que se están besandocon desesperación. Las manos de su hijo recorren el cuerpo de la delicadachica, pero ella no se queda atrás y responde con mucha pasión, pero loadvierte:
-       Pará, que puede aparecer tu mamá
-       No debe estar en casa
-       ¿Seguro?
-       Si, dice él y vuelve a besarla
María los mira desde arriba y nopuede creer la visión que tiene y que ellos no se den cuenta. Las manos de élbajan al culo de la pequeña chica y se meten debajo de la pollera del uniformey le acaricia las nalgas con muchas ganas. Ella, por su parte, se separa de ély se saca el suéter bordó y vuelve a besarlo. Luciano le quiere desabrochar un primerbotón de la camisa.
¿Van a coger acá? Piensa María. ¿Hastadónde piensan llegar?, se pregunta. Las manos de él quieren ir hacía la partede adelante para tocarla y ella se la agarra y se las vuelve a poner en elculo. Sabe poner límites, pero sin embargo se deja desabrochar primero uno,luego dos y ahora tres botones de la camisa para dejar ver un inocentesujetador blanco. Él la atrae hacía su cuerpo y la apoya con fuerza. Ella se dejahacer siempre sin dejar de besarlo.
María ve absorta como se besancon pasión y como él sube la mano intentando dejar al aire un pecho de ella.
-       Pará, dice ella
-       No puedo parar, dice él y le baja el corpiño
Un pezón rosado e hinchado sale yLuciano se queda mirando, contemplándolo como a un cuadro. Desde arriba, lavista de María es perfecta y sin darse cuenta una mano se mete dentro de subombacha y se descubre muy mojada, como nunca lo estuvo cree.
¿Acaso se está excitando con suhijo y su novia? Es algo muy perverso y lo sabe, pero no puede dominarse.Abajo, el juego apasionado de los adolescentes no se detiene.
-       Mmmmm, la boca de su hijo se apodera del pezón
-       Sofía tira la cabeza hacia atrás con los ojoscerrados
-       Mmmmm, Luciano sigue prendido del pezón
Todo se detiene en ese instanteen el que Sofía abre los ojos y ve a María asomada desde arriba. Se separa deLuciano como si un rayo la hubiera atravesado. Se acomoda rápidamente la ropa yempieza a agarrar su bolso.
-       ¿Que te pasa? Reacciona Luciano
-       Nada, me voy
-       ¿Que te pasa? Disculpame, le dice él sinentender
-       Está tu mamá arriba
-       No pasa nada, no te vayas
-       Sí, me voy, me da vergüenza
-       Bueno, te acompaño
Salen los dos y como a la horavuelve Luciano muy serio
-       Hola ma
-       Hola Luchito, ¿qué pasa?
-       Ya sabes…
-       ¿Que se?
-       Que Sofía vio que la viste
-       A los dos los vi. Sofía no estaba sola
-       Claro
-       Si, bueno, los vi. ¿Y que tiene?
-       Que le dio vergüenza y no quiere venir más acasa
-       Ayyyy no, que no sea tonta, no pasa nada
-       Es que nos viste en una situación…
-       No te hagas problema, no vi casi nada
-       Bueno, es que
-       Aparte es normal que hagan esas cosas
-       Gracias má, sos una genia
-       Vení dame un beso y quedate tranquilo, le dijoMaría
Luciano la besó y le dio unabrazo
-       Má, te puedo preguntar algo que me tienepreocupado?
-       ¿Que? Decime, no me preocupes
-       Me duele un poco abajo
-       ¿Donde?
-       Acá, y se señala el bulto
-       ¿En el pene?
-       No, siento que es en los huevos
-       Luciano!!!! ¡¿No podés decir testículos?!!!
La palabra huevos la sobresaltóun poco, pero no pudo evitar reírse porque entendía a que se debía ese dolor
-       ¿De que te reís?
-       Nooo, quedate tranquilo
-       Bueno, decime
-       Es que tenemos que hablar como adultos deciertas cosas
-       Si, hablemos
-       Bueno
María no sabía cómo encarar a suhijo con lo que venía a continuación, pero supo que ese era el momento y nohabía que dejarlo pasar.
-       ¿Cuanto hace que no te masturbas?
-       ¿Queeeeee?
-       Yo sé que es un tema raro para hablar con tumadre, pero decime
-       Mami es que….
-       Podes hablar con tranquilidad conmigo
-       No sé, es que…
-       Es que desde que empezaste con Sofía no tetocaste más, ¿no?
-       Como sabes eso…
-       Lo sé porque suele pasar
-       ¿Que es lo que suele pasar?
-       Eso, que la pasas muy bien con Sofía, algo pudever, jajaja
María quiso sacarle un poco dedramatismo a la conversación y soltó una pequeña carcajada para distender unpoco. Se venía una explicación.
-       Sigo sin entender, mami
-       Esto deberías hablarlo con tu padre
-       Ya sé, pero con vos es más fácil
-       Lo sé, te digo que te sientas tranquilo y sepasque conmigo podés hablar todo con confianza
-       Gracias, má
-       Bueno, el tema es este
-       ¿Que tiene que ver como la paso con Sofía?
-       ¿No te imaginas?
-       Algo, pero
-       Pasa que cuando estás empezando con una chica yte besas, como te pasa con Sofía, imagino que tendrás erecciones todo eltiempo, ¿no?
-       Siiii, reconoció tímido y con una sonrisa
-       Bueno, cada vez que te excitas, y eso debe estarsucediéndote muy a menudo, los testículos…
-       Huevos, mami, podes decirlo
-       Si, huevos, lo dijo María
-       Bueno, los huevos, ¿qué?
-       Los huevos producen esperma
-       Ahhhh
-       Esperma que nunca sale porque no eyaculas
María sintió un escalofríorecorrerla al momento de pronunciar el verbo eyacular
-        y volvesa tener otra erección y otra…, siguió tratando de que no se le notara el rubor
-       Ah claro, cada vez que se me para…
-       Claro, claro, decía María que se imaginaba laerección de su hijo y se calentaba inevitablemente
-       Entonces…
-       Sí, lo que tenés que hacer es eso
-       Hacerme la paja
Un escalofrío volvió a recorrerlacuando oyó a su hijo decir “hacerme la paja”, pero se mantuvo incólume y siguió
-       Claro, eso
-       Ah no sabía, ¿entonces debería hacérmela?
-       Claro, mi amor, hacelo, es muy sano a tu edad
-       Ah
-       Bueno, a toda edad es sano…
-       ¿Vos lo haces?  le soltó su hijo
Era un momento tenso para ellaque no había hablado nunca de eso con su hijo, pero sentía que no debíamentirle.
-       Sí, claro
-       Ah, no sabía que se hacía más de grande
-       Es algo que te acompaña toda la vida, le dijoMaría con una sonrisa
-       Ah, bueno me voy a hacer la paja con mástranquilidad ahora
-       Claro, claro, dijo ella, andá tranquilo ahora albaño
-       ¿Ahora?
-       Sí, ¿porque no?
-       No se…
-       Andá dale, te va a hacer bien
Luciano subió y María se volvió aencerrar en su habitación y no pudo evitar masturbarse, pero esta vez pensó ensu hijo masturbándose, bueno “haciéndose la paja” a escasos metros de ella.Pasaron 15 minutos y Luciano apareció con cara de preocupación
-       ¿Que pasa? Preguntó María
-       Es que ya me hice la paja, pero me duele todavía
-       Luciano!
-       ¿Que?
-       ¿No podés decirlo de otra manera?
-       Bueno, me hice una pajita, jajaja
-       ¡Como sos eh!, Y?
-       Me duele
-       Jajaja, tranquilo que no es automático, en unashoras estas perfecto
-       Bueno, dijo, pero seguía con nervios
Al otro día fue María la que loencaró
-       ¿Y? ¿Como te sentís?
-       Mejor má, mucho mejor
-       ¡Viste!
-       Sos una genia!
-       Jajaja
-       ¿Como sabes tanto?
-       Bueno, yo tuve mis novios e hice mis cosastambién
-       Ah, sí sí, claro, a Luciano lo incomodó pensar asu madre con otro que no fuera su padre
-       A propósito…
-       ¿Que?
-       En algún momento vas a tener que hablar con tupadre por el tema de tener relaciones y el uso del preservativo
-       ¡Uy má! ¿No puede ser con vos?
-       No se…
-       Es que con vos es mejor, tengo más confianza…
-       Bueno, gracias
Pasaron unos días y Lucianovolvió del colegio, un poco apenado
-       ¿Qué pasó?
-       Que Sofía no se anima a venir porque le davergüenza que la viste
-       Decile que no tenga vergüenza, que es normal loque estaban haciendo
-       Sí, se lo dije
-       Yo hice cada cosa a tu edad… se entusiasmó María
-       ¿Si, má? ¿Que hiciste? Quiso saber Luciano
-       No te puedo contar, pero quedate tranquilo queno me horrorizó lo que vi, al contrario
-       ¿Como que al contrario? ¿Te gustó?
-       Claro, mi amor, me encanta que disfrutes, eludióMaría con una respuesta sagaz
María se estaba metiendo en unberenjenal, pero su excitación iba subiendo y, empezando a ponerse colorada,siguió
-       El sexo es para disfrutarlo, está muy bienbesarse, tocarse
-       Si, a mí me gusta mucho
-       A mí también…se arrepintió de lo que dijo
-       Con papá lo hacen siempre, ¿no?
-       Nooooo, con papá…la tristeza invadió su rostrosin poder evitarlo
-       ¿Qué pasa?
-       No pasa nada, pero ya de grande no lo haces contanta frecuencia, aunque tengas ganas
-       Es que es algo lindo…
-       Sí, ya lo creo, y su mirada se perdió en losrecuerdos de su adolescencia
-       Se nota que te gusta mami, ¿no?  y que haces entonces?
-       Lo mismo que vos para descargarte y no sentirdolor ahí
-       Ahhh, a vos también te duele
-       No, no me duele, pero tengo necesidad
-       Ahhhh, siiii? ¿Y muy seguido lo haces?
-       Bueno, hijo, no sé si está bien que te lo cuente
-       ¿Qué tiene?
-       Yo te conté y supiste exactamente cuando me hicela paja…
-       Ahhh, un escalofrío la volvió a recorrer
-       ¿Vos no me podés decir cada cuanto te tocas?
-       Es que no hay una frecuencia, es según elmomento
-       Ahora, ¿por ejemplo?
-       Muy seguido, reconoció
-       Mmmmm, mirá vos a mi mamita
-       ¿Y en dónde?
-       ¿Cómo en dónde? Basta, Lucho, no te puedo contartodo
-       Bueno, perdoname
En ese momento María bajó lavista y vio que se formaba una carpa enorme en el pantalón de su hijo. No pudoevitar ver el tremendo bulto que tenía su nene y sin poder evitarlo, un chorrode flujo bajó por su ya húmeda vagina. Él pudo ver a su madre mirándolo y dijoinstintivamente
-       Perdón es que…
-       No pasa nada, andá a descargarte
-       ¿Debería?
-       Claro, estuviste con Sofía y ahora estás denuevo…
-       Con la pija parada…dijo el
-       Luciano! Le gritó ella y casi se derrite con lapalabra “pija”
-       ¿Qué pasa?
-       Como vas a decir eso…
-       Perdón es que…
-       Andá al baño
-       ¿Y vos?
-       ¿Yo que?
-       ¿No te vas a tocar?
María no podía creer lo que lepreguntaba su hijo.
-       ¿De que hablas?
-       Dale mami, vos podés hacerlo también
-       Eso a vos no te importa
-       Bueno, no te enojes
-       Es que es algo muy íntimo
-       Bueno, bueno, es que…
Primero subió Luciano, luegoMaría. Ambos se masturbaron y acabaron como locos. Fue increíble. María se reprochabahaber llegado tan lejos en la conversación con su hijo
 
Los días pasaban y al poco tiempo,fue Luciano el que sacó el tema
-       Mami, cuando me podés explicar lo de lasrelaciones
-       Cuando quieras, pero creo que debes saber muchoya…
-       Me refería al preservativo
-       Podes mirar un tutorial en internet, también, ¿no?Dijo María
-       Prefiero que me expliques
-       Debería ser con tu padre
-       Ya sabes que él nunca está, nunca puede
-       Si, lo sé
-       Yo prefiero con vos
-       Bueno, cuando quieras, dijo María
-       ¿Ahora?
-       ¿Ahora? Dijo ella que estaba en otra
-       Sí, ¿porque no?
-       Bueno, pero hay que tener un preservativo
-       Tengo
-       ¿Ya estas por tener relaciones con Sofía?
-       No sé, mami, ella no quiere, pero el día quequiera…
-       Bueno, dale tiempo
-       Es que en ese momento estoy muy caliente
-       Y ella seguro que también
-       ¿Vos decís?
-       Estoy segura, pero debe tener miedo
-       Tiene miedo
-       Bueno, ¿es su primera vez?
-       Si.
Eso no la sorprendió a María. Peropensó ¿porque tiene tanto miedo esta chica? Se preguntaba. Son otros tiempos yotra información. Aparte su hijo parecía quererla, cuidarla y tratarla bien
-       Bueno, quizás te quiere mucho y quiere esperar
-       No es eso
-       ¿Que pasa?
-       Me da vergüenza decírtelo
-       ¿Que cosa?
-       Dice que le va a doler
-       Es normal, un poco duele, pero no es para tanto
-       Es que…
-       ¿Que pasa Luciano?, decime
-       No se, es que…
-       Dale Luciano, hablá
-       Dice que tengo la pija muy grande, soltó él
-       Luciano!
María se tuvo que reponer de laexpresión “tengo la pija muy grande” y realmente le costó. En un segundo sucabeza era un remolino. Pensaba que su marido tenía algo totalmente normal ynada que ver con ser grande y mucho menos que diera miedo.
-       Perdón mami
-       Está bien, traé un preservativo
-       ¿Me bajo el pantalón?
-       Nooooo, ¿estás loco? María se separó alarmadacomo si su hijo tuviera electricidad
-       ¿Que?
-       Te explico con una banana y después probas solo
-       Ahhh
-       Jajaja, ¡estás loco nene!
María estalló de risas y denervios ante la posibilidad de estar frente al miembro de su hijo.
-       Bueno, bueno
-       Esperá que busco una banana, vos traé elpreservativo
Luciano subió y María eligió labanana más grande para desafiar a su hijo para adivinar el tamaño de su verga. Tomóuna de unos 22 cm y gruesa. Era increíble que ella estuviera tan excitada anteesto. Sabía que estaba mal excitarse con el miembro de su hijo, pero no podíaevitarlo. Luciano bajó con una caja de preservativos en la mano. María loesperaba con una enorme banana en la mano. Él no parecía inmutarse.
-       ¿Así está bien la banana de tamaño?
-       Sí, creo que si
-       Bueno es un poco grande, ¿no?
-       ¿Es grande? ¿Si?
-       ¿Que? ¿Me vas a decir que la tenés de estetamaño? Preguntaba excitada María
-       Si, más o menos
-       ¿Cómo sí más o menos? No podía creer que su nenetuviera semejante verga
-       Claro, cuando se me para, es más o menos así
A María se le nubló la vista ycasi que se desmaya de solo imaginar una verga de ese tamaño. Por suerte, serecompuso
-       ¿Estas bien, má? Luciano notó a su madre muyrara
-       Si si
-       Te noto rara…
-       Es que es un tema que, ya te dije, deberíaexplicarte tu padre, se excusó María
-       Bueno, dale
María quería enseñarle bien a suhijo. Y decidió jugar un juego de rol para provocarlo en el momento.
-       Dale, abrí el preservativo
-       Tomá, Luciano le entregaba la cajita
-       No, mi amor, vos tenés que hacer todo
-       Ah bueno, empieza a abrir la caja
-       Dale, apurate
-       ¿Porque me apuras, má?
-       Porque en ese momento no vas a querer perdertiempo
-       Ajajaja, tenés razón má
-       Dale, dale, Luchito que tengo ganas
-       Mamiiiiii jajaja, Luciano se reía nervioso y lecostaba abrir la caja
María estaba disfrutando elmomento y decidió jugar un poquito más fuerte
-       Dale que estoy caliente, Luchoooo
-       Maaaa
-       ¿Así te dice Sofi?
-       Sí, me dice Lucho
-       ¿No podes?
-       Si si, mirá, Luciano con dificultad pudo sacar elsobrecito de la caja
-       Bueno, ese paso lo tenés que hacer antes deempezar
-       ¿Que cosa?
-       Sacarlo de la caja
-       Ah
-       Dejá solo el sobrecito
-       Está bien
-       Acá es donde vos y ella están muy calientes y tenésque ser preciso
-       Ok, estaba serio Luciano y llevó el sobrecito ala boca para romperlo con los dientes
-       No muerdas el sobre, tiene una muesquita
-       Ah sí si
-       ¿Ves? Lo abrís por ahí
-       SI si, Luciano prestaba atención
-       Ahora te voy a enseñar cómo se colocaexactamente
-       Bueno
-       y lo pones así, mirá bien
María le enseñó a no dejar aireen la punta y con su mano encima de la de su hijo le enseñó a desenrollarlotodo hasta la base. Su madre estaba en un estado de excitación y sin saber cómose animó a tanto, le dijo
-       Viste, no es tan difícil, el tema es el momento
-       Claro, claro
-       Vamos a probar otra cosa, vení
-       ¿Que cosa?
-       Agarrá otro preservativo, María intentaba sonarlo más técnica posible
-       Si, si
-       Pensá que estas con ella, vení vamos al sillón
-       Bueno
-       Sentate ahí y yo te sostengo la banana
-       Ah ok ok
María lo hizo sentar y le puso labanana a la altura de su bulto. No lo hizo a propósito, pero el canto de sumano cerrada agarrando la fruta se apoyó y sintió la verga de su hijo debajo dela tela
-       Ahora dale, sácalo
-       Bueno
-       Mmmmm, dale que tengo muchas ganas de que me lametas, le dijo para ponerlo nervioso y asumiendo el rol de la novia
-       Ay maaaaa
Pero ese comentario jugó encontra y sintió como debajo de su mano la verga de su hijo crecía y sehinchaba. María se excitó mucho y la boca se le secaba. No sabía si seguir eljuego o detenerse. Eligió seguir y fue más a fondo. Con su concha emanandojugos le dijo:
-       ¿Como le dice Sofi a tu pito?
-       No sé, que se yo, pija
-       Ah, María se estremeció al oír la palabra pija
-       ¿Para que queres saber?
-       Para ponerte en contexto y que lo vivas como enel momento
-       Ahhhh
-       Dale Luchoooo, me vas la vas a meter, te va adecir Sofi, ¿no?, jugaba María, pero no se animaba a pronunciar la palabra pija
Lo que no se imaginó es que elmiembro de su hijo iba a tomar la dimensión que estaba tomando debajo de sumano. Luciano intentaba con el forro, pero los nervios le jugaban una malapasada. La excitación de María estaba por las nubes. Iba a tener quemasturbarse para calmar el fuego que sentía en su cuerpo
-       Siiii, espero que esté con ganas, dijo élinocentemente
-       Si la tenés como esta banana, seguramente si
-       Ahí me lo puedo poner a ver…
-       Seguro que va a estar con ganas de que se lametas
Como yo en este momento, pensabaMaría. Estaba tan caliente que perdía el control de las palabras que salían desu boca
-       ¿Ella te la chupa? María sintió el respingodebajo de su mano
-       No, mami, todavía no
-       ¿Ni siquiera te hace la paja? Ya la durezadebajo de su mano era total y aprovechó para mover la mano y sentirla
-       Ya está, ya me lo puse, ¿está bien?
-       A ver…
María hizo el movimiento de unapaja sobre la banana y con el dorso de la otra mano acarició el bulto de suhijo mirándolo a los ojos
-       Que sea buena y te haga esto, no cuesta tanto
-       Siiii, me encantaría…
En ese momento, María hizo algoque nunca hubiese imaginado. Por encima de la tela del pantalón, le acarició lapija a su hijo y le dijo:
-       andá al baño que necesitas descargarte
-       Si, mami, necesito hacerme la paja
-       Mmmmm, vas a hacer muy feliz a Sofi con esto,María volvió a acariciarle la pija
-       Gracias má…
El bulto que formaba la pija desu hijo era tremendo. Su concha era un lago, no daba más. Como en un estadohipnótico y sin poder contenerse, le dijo a su hijo:
-       Hasta a mí me calienta pensar en una…cosa así
-       ¿Si, mami?
-       Si hijo, tenés una muy buena pij…
-       ¿Mami, que ibas a decir?
-       Casi lo digo, Ya lo sabes, agradecé lo que Dioste dio
-       Bueno, me voy a mi cuarto, dijo María.
-       Yo me voy al baño y ya sabes a que, dijo Luciano
-       Yo no sé si no hago lo mismo que vos…
A María se le escapó esecomentario. Luciano la miró sorprendido. Ella no podía creer lo que habíadicho, lo que le había confesado a su propio hijo
-       Bueno mami, que lo disfrutes
María dio media vuelta y se fueen dirección al cuarto. Entró y cerró la puerta con llave. Cuando Lucianoescuchó la llave girar supo que su madre se iba a masturbar y se excitó aún más.Ninguno de los dos tardó más de 5 minutos en acabar. Luciano se fue a su cuartoen silencio. María, por su parte, se quedó acostada pensando en todo lo quehabía pasado.
Se sentía muy contrariada. Era suhijo y no podía excitarse con él. En realidad, pensaba, no me estoy excitandocon él sino con su pija. Por otra parte, sentía un deseo irrefrenable de teneruna verga así en sus manos, en su boca, en su concha. Sabía que no podía ser,pero no podía evitarlo
En la cena, evitaban mirarse comosi hubiese pasado algo raro. Por suerte, el padre de Luciano, miraba más elcelular que a ellos y pasó todo rápidamente.
Al otro día, Luciano la encaró
-       Gracias mami por ayer
-       Ah, no tenés nada que agradecerme
-       Por enseñarme y por darme confianza
-       ¿Por darte confianza?
-       Si
-       Pensé que te había puesto nervioso con la escena
-       No, eso sí
-       Pero después me dijiste eso que me ayudó
-       ¿Que cosa?
-       Que tenía una buena pija y que iba a hacer feliza Sofi
-       Bueno, si es como decís similar a esa banana…
-       Claro es muy parecida
-       No te puedo creer…se mordió el labio en un gestode deseo que no pasó desapercibido para su hijo
Ya María se empezaba a excitarimaginándose esa pija
-       Si, si queres te la muestro
-       Nooooo, estás loco?
-       Yo para que la veas si no me crees
-       ¡Te creo porque ayer pude tantear algo y teníasun bulto tremendo!
-       Y eso que ayer no la tenía parada del todo
-       Ah, ¿puede crecer más? María estaba ida
-       Sí, mucho mas
-       Ah, qué bueno entonces, a María se leendurecieron los pezones y Luciano llevó sus ojos ahí
-       Ayer te tocaste, ¿no?
-       No debería contarte eso
-       Sé que sí…
-       ¿Como sabes?
-       Porque cerraste con llave ni bien entraste
-       Ahhh, claro, María tembló pensando en que podríahaber escuchado un gemido
-       ¿Te calienta pensar en una pija así?
-       Luciano!!! ¿Que es esa pregunta?
-       ¡Te pregunto, má! Tenemos confianza
-       Sí, pero no sé si necesitas saber tanto
-       Yo quiero saber de vos también
-       Bueno, dejemos esto acá. Tratá de convencer aSofi de que te ayude
-       Con Sofi vamos muy lento
-       Dale tiempo, si es tan grande como decís esnormal que tenga un poco de miedo
-       Al final no sé si está bueno tenerla grande
-       Creeme que si
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