Deposité la fuente con mucho cuidado

Deposité la fuente con mucho cuidado sobre la mesa y la miré.
Estaba todo perfecto, jamás me había salido tan bien.
Anuncié al aire que la mesa estaba servida.
A mis espaldas, pude oír que él se acercaba, muy lentamente.
La nariz apuntando hacia arriba, olfateando el ambiente.
Me distraje sazonando un poco más con pimienta y tomillo.
Entonces la sentí: esa nariz húmeda y fría rozándome.
Caí de rodillas y mi mano levantó despacio esa falda de tul transparente.
Al sentir la primera embestida montándome, de manera brutal y urgente, supe que ya no me importaba que la cena se enfriara…

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