El mesero: segunda parte (historia real)

Segunda parte: 
El mesero 

Sabía que el trayecto no era muy largo, yo estaba a 25 minutos en auto y él un poco menos por la charla que habíamos tenido previamente. Pero como siempre yo quería más y de ser algo muy corto hacer lo posible para que lo que dure sea bueno.

Mi cuerpo expresa con impulsos de exitacion mi deseo de probarlo, con sentir su miembro en mis manos no era suficiente. Su fluido me invitaba a sumergirme en su sabor y fue el momento de introducirlo en mi boca. 
El mesero intento reclinarse más hacia atrás para entregarme toda su sexo, con su mano hisquierda mantenía el volante y con la otra me invitó a qué bajara al placer. Mi pelo estába húmedo y el calor de su mano en mi cabeza me encendia de goce.
Mi lengua jugueteaba con el hilo de su fluido. Lamí su tronco de arriba había abajo, lo succionaba y lamía como si estuviera disfrutando de un helado en pleno verano. 
Mi lengua recorría sin piedad su prepucio, lo subía y bajaba con la masturbación que le prácticaba. 

--Que bien la chupas! Chúpamela toda, comela entera...ahh, ahh. -que me hablara de esa manera hacia que mi cuerpo se desarme de lujuria. Su erección era tan ardiente y lo desfrutaba con las sutiles embestidas que podía llegar a darme en esa posición
-si... Te gusta?, te la chupo toda... Así te gusta? -mi boca subía y bajaba, no me entraba entera, pero yo quería tragarmela toda. Mi saliva se hacía más espesa con lo profundo que intentaba llegar. 
--Ohh, mmm... Ohh! Si!. -yo seguí escuchando su voz suelta y sin pudor de ser sometido a su sexo. Seguí chupandosela con desenfreno.
-Que buena pija tenés, me re calentas... -suelto mis palabras de manera lujuriosa.
--Toda tuya...oh, oh. Voy a acabar, me vas hacer acabar, te vas a tomar la lechita?… Ohh, ooohhh -y descarga su sabor en mi boca.
-Dame lechita, si, si...mmm, mmm si. -me la tomé toda, pude sentir las contracciones de su miembro que no cesaban de derramar su interior en mi boca. 

Se mantuvo firme unos instantes más, frenó el paso del auto y se acomodo el Jens. 
Me miró y sonrió. Me dijo que nunca antes se había animado a qué le practiquen sexo horal mientras conducía.

--Me dejaste casi sin aliento, es la primera vez que me la chupan manejando. -me mira y sonríe. 
-Bueno, bien... Hay una primera vez para todo, no?. -sonrio, pero en mi mente pensaba que quería sentirlo adentro, que me cogiera. Y cuando daba por terminado el asunto me interrumpe el pensamiento. 
--Vos tenés que ir a tú casa? O tenés algo más que hacer? -Me sentí afortunado porque estaba dispuesto a sentirme la más puta en la cama si surge la oportunidad de coger. 
-No. Nada, que tenés pensado? -dije con vos pícara.
--Vamos a mi casa, Vamos? -se notaba muy entusiasta con que fuera, así que le dije que sí!

Condujo unas 5 cuadras más y llegamos a su casa, pasamos por un pasillo porque el tenía su propiedad al fondo, delante me contó que vivia su hermana y dos sobrinas. 

Ya eran alrededor de las 20.30hrs. el cielo obscuro y la lluvia no daba tregua. 
Entramos a su vivienda y todo parecía estar en orden, me dió la impresión de ser muy organizado y meticuloso. Pedí que me diera permiso para usar su baño quería enjuagar su sabor y orimar. Lugo que salí ingreso él y me dijo que encendiera la tele o ponga música. Que me maneje sin drama. 
Desde el baño también me sugirió si quería tomar algo. Era día de semana y tomar bebidas alcohólicas nunca fue lo mío así que le dije que no, pero que acepta tomar otra cosa... 

Nos encontramos en su living, había encendido la tele, las noticias de fondo y un gato gris que ingreso de afura por la cocina, estaba muy mojado, su dueño tomo una toalla y lo seco. El me ofreció nuevamente algo para tomar, pero está vez fueron un par de mates. Charlamos un buen rato, pegamos buena onda.
Pasaron las 22.00hrs y la lluvia empiesa a cesar fue el momento de irme.
No me dejó hacerlo, me tomó del brazo y me estampó un beso. Respondí sus besos hasta que se tornaron más intensos. 
Una electricidad recorría mi espalda y empezamos a desvestirnos. Me desvesti casi por completo y mientras lo hacía la figura robusta del mesero me dejó más exitado.
Su figura era muy masculina, era un hombre de pelo en pecho, algo marcado y piernas fuertes como si realizará algún deporte. Había saboreado su sexo, pero al verlo tan libre pude admirarlo con más atención, sus testículos hacían el juego perfecto. Sin estar sentado y sujeto a una butaca de auto, admirarlo desnudo y tan firme paresia haber aumentado su tamaño. 

Me tomo por el frente y nuestros sexos se encontraron y empezamos a frotarnos sin piedad, me quito la última prenda que nos impedía sentir nuestros cuerpos desnudos y me llevo a la cama. 
Recostado boca arriba sus manos me empezaron a tocar sin límite alguno, mis pezones estaban erguidos de exitacion, me los pellizca y nuevamente la electricidad recorre por mi cuerpo. Suelta una se sus manos y empieza a tomarme con sus dedos, recorrido mi entrada forma círculos con la llema de sus dedos, amenazan en entrar, mi vientre se contrae. 
Cuando decide que ya era suficiente me introduce en su boca, y la experiencia que tanto había provocado en los demás ahora la estaba sintiendo yo mismo. Era la primera vez que algún me prácticaba sexo oral. 
Tenía 20 años y fue mi primera experiencia siendo succionado por su boca y por lo suave de sus labios.
Su lengua recorrió todo mi sexo hasta llegar a mi entrada, fue cuando nuevamente con la llema de sus dedos volvió a hacer círculos. Jugaba con mi placer y yo me retorcía cada vez más. Cerraba mis piernas pero el las abría, mis testículos estaban colorados provocado por lo insaciable de su boca. 
Cuando decidió que ya era suficiente juntó mis piernas y las dejo sobre la cama mi torso estaba casi de frente, no quería dejar de contemplarlo, cuánta perversión destellaba su mirada.

Su mano derecha empezó a cachetear mi cola, para ese entonces su sexo amagaba en ingresar constantemente, lo frotaba en mi entrada y con cada juego sentía el placer de su sometimiento.
Giro mis piernas en sentado contrario a las que estaban y nuevamente empezó a cachetear mis cachetes, picaba pero no llegaba a arderme. Estaban tan colorados que podía sentirlos calientes.

Ahora los círculos que antes hacía con la llema de sus dedos en mi entrada, lo hacía con su virilidad, estába tan húmedo y así de costado con las piernas juntas sin poder moverlas porque con una mano controlaba su sexo y con la otra presionaba para que no abriera las piernas. Estába ingresando, yo hacía lo posible para dilatarme aún más. 

*Espero les guste, dejen sus comentarios y puntuación. 
 
Mañana les dejo la tercera y última parte.

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