Los gemelos 6 (relato gay)

Continuación de "Los gemelos 1", "Los gemelos 2", "Los gemelos 3", "Los gemelos 4" y "Los gemelos 5"
Recomiendo leerlos para entender la trama


6.- Metamorfosis 1
El domingo Damián volvió a trabajar, trabajó en el dormitorio, en la cocina, bajo la ducha, en el sillón del living. Quedó cansadísimo, sentía las piernas como flan, el agujero inmenso a cada paso le avisaba que se lo habían recogido.
Claro, la confesión con Jessy era imprescindible, pero no se animaba. Toda la semana la hermana le rompió las bolas preguntándole porqué estaba tan contento y qué había hecho en la casa del vecino. 
-Nada, corté el pasto, limpié el quincho - Jessy se hacía la boluda y lo miraba de reojo, ¡si hasta caminaba distinto!
-Si cortar el pasto te pone tan contento, decile al vecino que voy yo a cortar el pasto -
Lucas estaba "entrando en ritmo", se había pasado toda la semana con Damián rondando sus dos cabezas, cada noche se había masturbado pensando en Damián. Hasta una de esas noches se despertó de golpe, estaba soñando que Damián, caminando como gata en celo, se subía a la cama y le franeleaba la pija con sus nalgas enfundadas en una tanga roja, Abrió los ojos justo cuando el primer goterón de semen abandonaba su glande. ¡Sueños húmedos a los 30 y pico!, nooo, la paja no era como el trigo, debía volver al polvo diario que tenía en su época de heterosexual. Más de una vez durante la semana quiso ir a golpear con alguna excusa la puerta de la piecita, pero el sólo pensar que en el barrio se dieran cuenta que a él le gustaban los tipos lo aterraba, y en su machirulismo de puto nuevo se imaginaba que para todo el barrio él iba a ser el que se dejaba y Damián el villerito que en su virilidad juvenil le rompía el orto.

Llegó el sábado y Damián de nuevo con la bermuda ajustada se fue a "trabajar" a la casa de Lucas, bien temprano le había dicho Lucas porque había "mucho para hacer". Lo recibió un beso como para dejarlo sin aire, y una tanga rosa sobre la cama.

- ¿Querés que me ponga eso? -
-Sí-, contestó Lucas con una sonrisa. Dami quedó pensativo, que le rompieran el culo como a la madre era un sueño cumplido, gozar como gozaba la madre era algo anhelado, pero.... ¡él no era mina! Además, era consciente que la madre tenía un culazo impresionante y él apenas dos nalguitas chiquitas, negritas, miserables.
- ¿Qué te pasa?, ¿no te gusta? - Dami tuvo miedo, ¿Y si se negaba y Lucas no se lo cogía más?, ¿Y si Lucas lo rajaba a la mierda y se buscaba otro puto?, seguro se iba a enterar que el hijo de la verdulera se la comía, ¡si lo sabía todo el barrio!, además el bolivianito tenía un ortazo rodondo, grande, y con esos pantalones ajustados que usaba, sus curvas eran una invitación a que se lo garcharan. Si hasta el macho de su mamá se llevó algún pellizcón cuando acompañando a su vieja a la verdu, le clavó los ojos al culo del bolita! Esa noche, su vieja se vengó, cuando el tipo la quiso dar vuelta, le dijo "andá a cogerte al pendejo de la boliviana, ya que tanto lo mirás, puto!". Esa noche el garca ese no había comido culo y terminó pajéandose, a las puteadas con su vieja, los gemelos aguantando la risa.
Se tenía que poner la tanga, no quedaba otra. Pero, ¿si le quedaba fea?, seguro le iba a quedar fea, se iba a ver ridículo, disfrazado. Lucas se iba a reír y al final igual se iba a terminar cogiendo al hijo de la verdu, que seguro la tanga le quedaba bomba y que era medio marica como para usarla, él no, él era hombre.
Tomó coraje, miró como pudo a Lucas. - Esperame -, se metió en el baño con el pequeño trapito rosa.
Se miró en el espejo, quebró la cadera, se acarició las nalgas, frunció la nariz. - Naaa, no me la pongo, puto, sí, marica, no. -, dudó, - ¿Y si Lucas me raja a la mierda?, ¿si él me quiere marica y se calienta porque yo no quiero? -. Se desnudó, se volvió a mirar, suspiró, se agachó, metió los dos pies dentro del trapito y la comenzó a subir por sus piernas, se la calzó, con el terror su pija estaba tan chica que la tanga no abultaba por delante, Damy se vio igual que Jessy, pero ¡qué feo se sentía ese cable metido dentro de la raya!, no se quería mirar, llevó sus manos hacia atrás, tocó el fino encaje de la prenda, mmm, ¡qué suave!, se trató de sacar un poco el cable de la raja. Al fín se miró, wow!!!, no estaba tan mal, la pequeña cintura de encaje y el triangulito que desaparecía entre sus nalguitas oscuras se veía bien, se sentía bien, su cola se veía linda!!!! Al fin sonrió feliz, seguro que Lucas le iba a partir el culo en cuatro cuando lo viera. Se miró por delante. Qué puto calentón, ya había una manchita húmeda, pero su pija seguía dormida, ¿cómo se llamaba esa cosita que Jessy se tocaba?
Salió del baño con miedo y vergüenza, instintivamente tapándose los pechos con los brazos como si extrañara el corpiño, ¿tan fuerte podía transformarlo el ponerse una bombacha? Lucas estaba sentado contra el respaldo de la cama, pajeándose despacito. 
- ¡Wow, estas refuerte Dami! - Lucas saltó de la cama y fue a su encuentro, lo apretó contra su cuerpo y mientras le comía la boca con furia sus manos apretaban las nalgas del nene. La raíz de su pija sentía el rozar de la lycra y el ínfimo bulto mojado de Damián, la lycra lo estaba transformando, su culo se hacía concha, su pija clítoris, se moría de ganas que Lucas le destrozara el culo, pero su pija no se excitaba, metamorfosis, el deseo de gozar como su madre y la lycra de la bombacha lo convertían en esa ambigua mina-macho que en el fondo de su corazón sentía que era.
Lucas lo levantó de las nalgas y lo dejó sobre la cama, no había tiempo para mimos, no había tiempo para franela, lo dio vuelta, le mordió las nalgas dejándole los dientes marcados, zambulló su lengua en el ojetito tembloroso corriéndole el hilo, pero no había tiempo para dilatar, le apoyó el glande en la puerta y con un feroz caderazo, de un solo golpe le clavó los gruesos 22 cm de pija en el culito. Dami se bancó los mordiscos mordiendo la almohada, pero el pijazo no, fue demasiado, el grito fue fuerte, las lágrimas asomaron, pero detrás suyo tenía un toro enfurecido, cada nuevo pijazo le arrancaba un grito, pero Lucas no paraba, y él no se lo pedía, que le rompiera la concha!, era su macho, se la tenía que bancar. De a poco su cola se fue acomodando y el dolor fue cediendo, pero no se fue, dolor y placer, lujuria, entrega, necesidad de sentirse de Lucas, dolor.
No fue largo, Lucas estaba demasiado caliente. Y claro, con el polvo, llegó la conciencia de su bestialidad, se la sacó despacito, la verga salió roja. Damián gemía y lloraba despacito. 
-Uy, esta vez te hice mierda en serio, perdoname, te duele todavía? -
-Si- respondió con un hilo de voz Damián, que sentía una docena de agujas clavadas en su culo. La tanga rosa tenía manchas rojas. Lucas se cagó en la patas, el pibe era "barely legal" así que por ese lado no había drama, pero el sólo pensar que todo el barrio se iba a enterar que había llevado a uno de los gemelos al hospital para que le curaran el culo, lo aterraba. ¡¡Si al menos hubiera sido el culo de la gemela!!, él pasaría por pija cruel y no por puto. Recordó su debut con Gustavo, por suerte había guardado las cremas. 
Fue a la heladera, buscó unos cubitos, los partió con un martillo, rellenó un pañuelo y se fue a la pieza, el pibe seguía boca abajo en la cama, sólo se sentía cada tanto su nariz aspirando mocos. Le quito la tanga, le abrió las nalgas, el agujero seguía abierto. Hizo un rollo con el pañuelo y se lo metió en el ojete. 
-Ay!, que frioooo!- El fresco trajo alivio a la lacerada colita de Damy. El hielo duró poco, el calorcito del esfínter en seguida lo convirtió en agua. Lucas fue por más hielo y repitió el tratamiento. La segunda vez el pañuelo salió apenas rosado. Lucas respiró aliviado. Al fin Damy levantó la cabeza de la almohada
- ¡Me hiciste mierda papi! - Lucas sonriendo comenzó a acariciarle las nalgas 
- ¿Todavía te duele? -
-Un poquito, cambiame el hielito, porfa papi- El cuarto pañuelo con hielo molido fue a dar en el ojete roto para siempre de Damián. Luego vinieron las cremas gringas y así de a poquito el dolor en el culo de Damián fue cediendo.
Lucas se acostó al lado del nene, lo abrazó fuerte, y entre mimos y besos suaves se quedaron dormidos.
Dentro del sopor del sueño Lucas comenzó a sentir una sensación muy agradable que venía de su pelvis. Abrió los ojos. Damián, de nuevo con la bombacha puesta, le estaba chupando la pija, en cuatro patas. La pija entraba hasta la mitad, el nene no se animaba a más, y volvía a salir, a veces los labios se quedaban en el glande y Lucas sentía cómo la lengua lo recorría, el pibe mamaba como para campeonato, a veces la tomaba con una mano y la lamía toda de arriba a abajo como si fuera un helado. Lucas comenzó a gemir, los ojos pícaros de Damy lo descubrieron despierto. ¿Se puede sonreír con una pija más que gruesa en la boca?, no, pero los ojos chispeantes lo decían todo. El nene dejó caer toda la saliva acumulada en su boca sobre la pija de Lucas, se incorporó, se cruzó por sobre sus piernas, le dio la espalda y se llevó la verga al culito. Entre quejidos de dolor se fue sentando.
-Pará Damy, hoy dejá descansar tu colita, ¿si?-
-Quiero tu leche Lucas, quiero tu lecheeee-
-Bueno, vos manejá-
Cada centímetro que entraba le sacaba un quejido de dolor, no importaba, deseaba que sus nalgas chocaran contra el pubis de su macho, deseaba comérsela hasta el rabo como el culazo tragón de su madre hacía, deseaba que toda la carne de Lucas lo habitara, que Lucas lo preñara otra vez, que nunca dejara de cogerlo, deseaba sentirse mina, hacer su culo concha, hacer su pijita clítoris, se franeleaba las tetitas, si, ya no eran los dos botones insensibles de antes. El dolor era lacerante, pero el deseo era mayor, quería terminar de romper su culo, literalmente. Quería matar completamente lo que le quedaba de virilidad. Tal vez en el útero de su vieja, con Jessy al lado 9 meses, la naturaleza había sembrado en él las mismas hormonas que en su hermana, y  la pija de Lucas esa tarde sobre el césped las habían despertado para siempre. Ay!, el dolor era intenso, pero la voluntad era mayor. Al fin sus nalgas descansaron sobre el pubis de Lucas. 
Su macho lo tomó de la cadera y lo sostuvo hacia abajo.
-Quedate quieto un rato, dejá que se te dilate un poco-
Damián sonriendo giró su cabeza
-Me lo rompiste Lucas, antes de empezar a chupártela me metí dos dedos y casi no rozaban, estoy reabierto Lucas-
-Pero estás lastimada, andá despacio, nena-
¿Nena?, sí, Lucas le había dicho nena, sonrió feliz
Empezó a levantar su cola, de dentro de sus nalgas oscuras comenzó a asomar la pija más clara de Lucas para luego suavemente volver a perderse en ese culito roto, en ese culo hecho concha, ya el dolor no importaba, nunca Damián había sido tan feliz. Cuando bajaba sentía cómo el misil de Lucas le llenaba las tripas y cómo el último tramo engrosado de la pija le abría aún más el esfínter, y gemía, con esa mezcla de dolor y de intenso placer que esa pija enorme le estaba dando. Cuando subía sentía un vacío dentro suyo, no, no quería ese vacío, su culo debía estar lleno de la pija de Lucas y con desesperación volvía a clavársela, aunque le doliera, aunque sintiera que su esfínter se partía. Cabalgó media hora, cuando sintió engrosar la pija de Lucas dentro de él, apoyó con fuerza sus nalgas contra el pubis de Lucas y se reclinó hacia atrás, la leche caliente lo inundó, la sintió dentro de su panza, como un sol que lo calentaba por dentro, que le quitaba el frio de las noches en la villa, el frio de la ausencia, el frio de la panza vacía cuando no había guita. Renunció a sus bolas, renunció a su pija, renunció a la virilidad creciente de su adolescencia tardía. Su destino estaba sellado.
Se fue desclavando despacito, mientras Lucas le acariciaba los costados, de su inmenso agujero brotó la leche que acababa de recibir, bajó tibia por sus muslos, un poquito de sangre, poca, sus piernas temblaban. Su pija fláccida pero llena de preseminal señalaban claramente que ahora Damián gozaba con su culo, su pija era un adorno, era ya su clítoris.
Se acostó boca abajo junto a Lucas que aún no se recuperaba del orgasmo magistral que Dami le había regalado. Sintió la mano de su hombre recorriendo suave sus nalgas, sintió el dedito hurgador que quería ver cómo había quedado el ojetito, la cara interna de sus nalgas, su esfínter, todo, estaba empapado de moquito rectal, el mejor lubricante que existe, y que su calentura y el ariete de Lucas habían traído fuera.
-Como estás Dami?-
-Roto completamente mi amor-
-Lo se, lo gocé, ¿te duele nena linda?-
-Poquito mi amor, pero estoy destruida, ¿dormimos un ratito?-
Lucas le besó las nalguitas, le dio un beso suave en los labios y cruzándole una pierna sobre las nalgas y un brazo sobre la espalda se quedó dormido junto a su putita





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