Primera experiencia swinger

Allá por mis 18 un amigo me invitó a un célebre boliche swinger, el cual sería la puerta a un largo prontuario de corneador, morbo máximo para los que disfrutamos del sexo física y psicológicamente.

El lugar se dividía, o se divide, abajo en un bar o boliche para bailar y arriba en un antro lleno de sillones largos contra las paredes, donde las parejas podían coger libremente. La primera vez que fui me senti francamente intimidado, había muchas parejas teniendo sexo y tipos tratando de meterse entre ellas, cosa que me causó cierto rechazo, de manera que terminé tomando unas copas y tocándome en casa pensando en algunas mujeres que alcancé a ver en la oscuridad bolichera.

La segunda vez que fui me animé un poco más y me senté en frente de una pareja que pasaba los 50. Por cómo echaban a los que se acercaban se diría que querían estar solos, sin embargo el morbo pudo más y permanecí en mi lugar mirando cómo se besaban y manoseaban. Ella una morocha hermosa de pelo largo, ojos claros y con una cola gigante que el marido apretaba como si no hubiera mañana. Viendo esa escena resolví aprovechar la situación, pelé la pija desde mi asiento en primera fila y me toqué tímidamente con el mero fin de acabar e irme, con eso saciaría mi calentura. La suerte estuvo de mi lado, el marido le dijo algo al oído a la morocha, ella me miró tocándome, le respondió y él me llamó con un ademán, tras lo cual me subí los pantalones como pude y me acerqué rápidamente. Tenía grandes nervios, pero la morocha me los sacó en seguida agarrándome fuerte la pija, metiéndosela en la boca y poniéndose en cuatro para ordenarle al marido que la chupara.

Ahí tuve el primer morbo de corneador, de ver como una mujer siente el sabor de una pija ajena mientras el marido mira y, si tiene suerte, le chupa el culo o la concha. En este caso, el marido tuvo suerte y la chupaba deteniéndose cada tanto para verla a ella chupándome a mi, lamiéndome los huevos y la pija con maestría, mirándolo a veces pícaramente. Pero claro, eso no le bastaba a la morocha, así que al ratito lo corrió al marido y me hizo señas de que vaya yo atrás, a lo que accedí sin problemas, poniéndome un preservativo extrafino con la intención de penetrarla.

El cornudo ni intentó intercambiar lugares, conocía su rol así que se puso en frente, donde comencé a verlos yo, para tocarse observando cómo un pendejo le cogía a la mujer. Bombeé unos cinco minutos sintiendo ese culo gigante en mi pelvis y, para mi sorpresa, la morocha guió mi mano y dedos a su ano, cosa que me enloqueció. Escupí un poco y metí mi pulgar sin prisa pero sin pausa en medio de esas nalgas enormes, mientras seguía bombeando y manoseando todo su cuerpo. A todo esto, el cornudo se tocaba como desesperado viendo a la mujer en cuatro, con las tetas colgando, una pija en la concha y un dedo en el culo.

Pasaron pocos minutos antes de que yo quisiera acabar, sinceramente con semejante cuerpo y situación era difícil durar, pero la experimentada quería aprovecharme al máximo, de modo que me pidió que acabara y me limpiara con su cola.

Nuevamente accedí sin problemas, me saqué el preservativo y acabé una cantidad enorme de leche que bañó su cola y espalda. Cuando iba a limpiarme la leche restante me agarró la pija y la frotó desde el medio de su orto hasta abajo, rozando su concha.
Agradecí satisfecho, como no hacerlo, y, mientras me alejaba subiéndome los pantalones, veía al cornudo besando a la morocha y acariciando sin asco su culo enorme bañado de leche.

2 comentarios - Primera experiencia swinger

Shuli8189 +2
Si no fue en bash pega en el palo. Exelente.