Encuentros peligrosos - parte 1 - Luna de miel

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No te vas a arrepentir


ENCUENTROS PELIGROSOS
PARTE 1 - LUNA DE MIEL


Cuando conocí a Sofía apenas tenía catorce años, yo solo era dos años mayor que ella, era la hermana menor de una compañera de cursos. Solo empezamos como esos amores juveniles, puros, inocentes, de invitarla a tomar un helado y en un descuido, con la excusa de limpiar sus labios manchados con crema de vainilla, le robé un primer beso.
Fui su primer hombre, ella mi primera mujer y aprendimos juntos todo sobre el amor.

Pasados los veinte decidimos probar convivir y empezamos a recorrer un camino de pareja, ella con sus ocupaciones, yo con las mías, éramos uno para el otro, puro amor, esos amores platónicos, de película.
El tiempo pasó demasiado rápido, casi sin darnos cuenta Sofía llegaba a treinta años, y como obsequio de cumpleaños me pidió algo especial, quería formalizar ante el altar, la novia vestida de blanco, la fiesta, el viaje oficial de luna de miel, tantas veces postergado.

Y nos pusimos manos a la obra, civil, iglesia, buscar salón, seleccionar invitados y toda esa parafernalia que resultó fantástica.
El viaje de bodas, queríamos algo especial, único, Sofía soñaba conocer Europa, pero hubiera sido endeudarse en demasía, preferimos dejar ese viaje para el futuro e ir a algo más cercano. Desestimamos Chile y Uruguay por la cercanía, Recife y Bahía parecía ser una buena opción, pero Sofía tenía un poco de miedo por el idioma y lo desconocido. A su turno, también tachamos de la lista las playas de Cuba y de Isla Margarita en Venezuela, por la situación política de ambos países. Todo fue cerrando para elegir a México para tomar una semana de placer.
Y entre todas las cosas que estábamos programando en esos días previos a la boda nos encargamos de ver vuelos y parajes disponibles en la tierra Azteca.
Y ahí fuimos nosotros, los eternos enamorados, el uno para el otro, el sol y la luna, la tierra y el mar, dos almas gemelas que eran uno para el otro en un viaje que, sin saber, cambiaría muchas cosas.

Recuerdo que la primera vez que vi a Roxanne fue en el free shop del aeropuerto, había ido por unos chocolates para calmar a mi esposa, sería nuestro primer vuelo y la idea la atemorizaba bastante, ella estaba ojeando unas revistas y solo no pude dejar de observarla, es que era de esas mujeres que naturalmente llamaba la atención, alta, demasiado alta, de largos cabellos recogidos, teñidos en un original pelirrojo, de ojos claros y rostro poblado por pecas, lucía unos aros llamativos, una chaqueta negra con delgadas líneas grises, entallada a su cuerpo, hacía resaltar un busto más que sensual, por debajo una pollera en gris apagado llegando a sus rodillas, le dibujaban un trasero sencillamente espectacular.
Fuimos a pagar casi al mismo tiempo, cortésmente con una sonrisa le di prioridad por ser mujer, ella me devolvió la sonrisa dejándome ver unos seductores dientes perlados. En esos segundos de cercanía me embriagué con su exquisito perfume, ella sin dudas vestía bien, olía bien, lucía bien, se despidió con un 'hasta luego' y la vi alejarse meneando de lado a lado sus caderas, mientras sus finos tacos repiqueteaban en los cerámicos del local.

Me olvidé de ella, volví con mi amor y poco después anunciaban el embarque para el vuelo AR-322 con destino al aeropuerto de Guarulhos en Brasil, donde deberíamos hacer conexión para seguir a México.
Subimos al jet, para nosotros era toda una experiencia, buscamos nuestros asientos y nos relajamos mientras poco a poco se iba llenando.
Fue cuando una pareja se acercó a nosotros por los dos asientos libres que estaban a la derecha de Sofía, alcé la vista y era ella, la chica perfecta del free shop, ella también me reconoció, y me dijo algo como

Que casualidad! hace un momento nos cruzamos cierto?
Si, en el free shop, respondí mientras me paraba para cederle paso.

Nos presentaos por una mera formalidad, Roxanne era su nombre, Marcos el mío, Sofía mi mujer, Alexis su marido.
Las dos mujeres quedaron al centro, nosotros a los hombres a los extremos.
Llegó el momento del decolaje, Sofía estaba tan nerviosa que parecía arrancar el posa brazos, y fue un momento emocionante, el avión ganó altura y todo se tranquilizó de repente.
Roxanne y Sofía se pusieron a charlar en el vuelo, y se dio naturalmente que se conocieran sus historias y nuestras historias, ellos tenían algunos años más que nosotros y se la pasaban viajando por el mundo, de casualidad nuestro destino era el mismo y no solo eso, también el hotel que habíamos reservado. Mi mujer le comentó sobre todo el estrés que le generaba toda esta nueva experiencia y ella le dijo que se quedara tranquila, que ellos nos ayudarían en un viaje que conocían de memoria.

Llegó el aterrizaje, y a cambiar de avión, esta vez, Alexis fue quien se sentó a mi lado para tender lazos de cordialidad.
Nos contaos algunas cosas y él fue directo al grano, me preguntó si hacía mucho tiempo que éramos swingers a lo que respondí con una sonrisa

Swingers? como que swingers? de donde sacaste eso? - dije muy seguro de mí mismo
Nadie reserva en un hotel para parejas swingers si no son swinger - me respondió asumiendo que yo disimulaba

En resumen, en lo que quedaba de vuelo, nos enteraríamos que en nuestra ignorancia habíamos reservado habitación en un hotel para parejas que gustaban cambiar parejas, que ni siquiera imaginábamos que existieran este tipo de hoteles y que Roxanne y Alexis vivían su pareja de esa manera y que tal vez tendríamos problemas por resolver en poco tiempo.

Al llegar notamos que estábamos en el mismo paraíso, la temperatura del agua, la arena, los colores los paisajes, y realmente viviríamos una semana de ensueño. Pero esa semana tendría un plus que no habíamos calculado, la excitación de convivir con parejas que cambiaban día a día, en sentirnos observados, en recibir propuestas, y un sinfín de situaciones que potenciaban nuestras fantasías y hacían que cada encuentro íntimo con mi querida mujer fueran explosiones de chispas y electricidad.
Sofia y yo jugábamos muchos con situaciones hipotéticas de cruces con alguna chica, o con algún muchacho, mezclas enviciadas de ocultas fantasías con celos disimulados, pero al final, en la cama, solo estaba ella, solo estaba yo.

A todo esto, podría decirse que Roxanne y Alexis de alguna manera se habían transformado en nuestros tutores, ellos nos enseñaban un poco de su mundo de intercambios, pero sin pasar los límites, compartíamos alguna cena, algún paseo de playa, tardes de piscina, a veces Roxanne estaba con algún amigo casual y a veces era Alexis quien llevaba de la cintura alguna de las mujeres del lugar.
Y así vivíamos la luna de miel más caliente que puedan imaginar.

Si México nos había sorprendido por ese tipo de hoteles en el cual habíamos caído inocentemente, aun nos faltaban sorpresas, Roxanne invitó a Sofía y Sofía me vino con la consulta, 'playa nudista'.
Nunca habíamos estado en una y cuando estábamos en Argentina preparando todo, aun antes del casamiento, algo había charlado con mi mujer al respecto, la idea me daba mucho morbo y excitación, una vez en la vida, probar la experiencia, pero Sofía había contrarrestado cada insinuación con un 'no' rotundo. Era evidente que algo estaba cambiando en ella, justo ahora ella era la que insistía en ir, con nuestros nuevos y casuales amigos.
Y quedamos en hacerlo, aceptamos el reto y sabíamos que en esto no tendríamos retorno.


Encuentros peligrosos - parte 1 - Luna de miel


Esa tarde estaba espectacular, fue uno de los mejores días, con un cielo celeste y limpio, con una brisa apenas perceptible en el rostro y muchos recuerdos nos traeríamos de esa jornada de amigos, Roxanne tenía un cuerpo escultural, decididamente perfecto, parecía una caricatura porno, se hicieron evidentes también sus pechos operados injertos de silicona, también lucía depilada por completo, Alexis por su parte no se veía muy atlético pero tenía una verga terrible que colgaba de lado a lado, también se depilaba por completo y el detalle de su tamaño no pasó desapercibido ante los ojos de mi mujer, quien cada tanto me codeaba disimuladamente sin poder creer lo que veía, ella me susurraba 'pellizcame porque estoy soñando despierta' en un juego íntimo de seducción y provocación.
Habría más cosas para recordar, como que mi mujer y yo éramos dos principiantes y que pasaríamos horas eternas de vergüenza, casi permanentemente tirados en la arena, boca abajo, envueltos en pudor, y que nuestros amigos vivieran con total libertad su desnudez, como todos los que estaban en ese lugar.

También hubo un poco de propuestas veladas, los ojos de Alexis cayendo y otra vez sobre el trasero de mi mujer, es cierto que ella tiene un culito respingón y muy apetecible, pero en la mirada de ese hombre se hacía evidente su deseo, descarado, sin importar que yo estuviera presente, pero a la vez, Roxanne parecía jugar conmigo, siempre estaba cerca, y como si no se hubiera dado cuenta, sus enormes pechos pasaban una y otra vez cerca de mi rostro, como casualmente, al punto de provocarme una erección que esmeré por ocultar.
Esa noche, mi mujer y yo cogimos como animales, era rara la situación, pero ella solo hablaba de la belleza y admirable perfección de nuestra amiga, y yo tenía entre ceja y ceja la enorme verga de Alexis, recuerdo que le dimos sin parar hasta quedaros dormidos.

Llegaba el día de nuestro regreso a Argentina, se terminaba nuestra caliente semana, Alexis y Roxanne tendrían todavía algunos días por delante, por lo que nos invitaron a una cena despedida, en un lugar que ellos conocían, donde había comidas típicas mexicanas y ponían temas musicales variados de todo centro américa, con ese ritmo caribeño tan rico.
Y ahí fuimos, muy natural, nada extravagante, recuerdo que él tenía una camisa floreada tipo hawaiana, un pantalón corto a las rodillas y esas chancletas de playa, ella por su parte, un short de jean despintado y un top amarillo, bastante llamativo, con unas zapatillas planas, era solo pasar el tiempo.
Cenamos, bebimos, reímos, hubo chistes, miradas peligrosas, y juegos de palabras que mi mujer y yo preferimos dejar pasar.
A media noche pusieron un poco de bachata y Roxanne salió despedida de su lugar, le encantaba el tema y quería bailar, intentó que su marido la siguiera, pero se negó, entonces vino por mí, y que demonios, soy de madera para mover los pies, así que no le quedó más remedio que llevarse a mi mujer a la rastra.

Alexis y yo quedamos bebiendo unas cervezas, el pasó la mano por mi espada, tomándome del hombro más alejado, como amigos y me dijo

Qué lindas son las mujeres, no crees? son lo más lindo de la tierra, pechos, caderas, esos traseros...

No respondí nada, mis pupilas se llenaban con los movimientos de la mujer que amaba y de la mujer que deseaba, él prosiguió

Vamos, vamos a bailar un rato, conozco a mi chica, y si la dejo sola terminará llevándose a la cama a la tuya...

Sonreí, y no me quedó más remedio que ir a bailar un poco, pasó un tema, otro, al tercero, entre risas Alexis se robó a mi esposa, y se la llevó a bailar con él, pero yo no en quedaría solo, en un abrir y cerrar de ojos Roxanne estaba pegada a mí, moviendo con sensualidad sus curvas de infierno, llegó un tema lento, y su cuerpo se pegó al mío, demasiado apretados, estábamos a la misma altura, mis ojos clavados en los suyos, nos separaban unos pocos centímetros, podía sentir su respiración agitada con olor a cerveza llegando una y otra vez a mi nariz, sus tetas parecían incrustarse en mi pecho y mis manos se habían aferrado peligrosamente a su cintura, muy cerca del nacimiento de sus glúteos, me di cuenta que la deseaba, y que tenía una erección evidente refregándose en su bajo vientre, me sentí como que ya solo nosotros estuviésemos en el lugar, intenté besarla...

Roxanne reculó apenas para evadirme y advertirme

Si nosotros nos vamos, ellos se van...

Sonó a un golpe frío, desmotivador, era cierto, Sofia bailaba con su cabeza reposando en el pecho de Alexis, la conocía demasiado, sabía que estaba cediendo y era lógico que, si me iba a coger a Roxanne, Alexis se cogería a Sonia, de eso se trataba el juego.
Me di cuanta que no estaba preparado, así que discretamente volvimos a la mesa solo para que corriera el tiempo, todo había terminado.

El día siguiente emprendimos el regreso, el vuelo fue raro, diferente, Sofía es una chica de hablar en demasía, pero estaba sorprendentemente callada, mirando por la ventanilla del avión, encerrada en sus pensamientos, y yo estaba en una posición similar, repasando una y otra vez la semana que terminábamos de vivir, muchas cosas habían cambiado, deseos ocultos afloraron, y comprendí que mi esposa había sido mi única mujer, y estaba desesperado por probar otra cosa, otra chica, coger con otra, como una necesidad animal que yo mismo cercenaba, esa mujer pelirroja me quitaba el sueño, y también comprendí a Sofía, un poco le pasaba lo mismo, ella tenía sentimientos, necesidades, deseos, y sabía que solo yo había sido su hombre, entonces, no me extrañaba que fantaseara con alguna otra verga, y más, si era la verga de Alexis.

Pasaron los días, los meses, con nuestros amigos teníamos un grupo de WhatsApp y estábamos en contacto y había alguna necesidad velada de volver a encontrarnos, sus fantasmas se habían colado entre nuestras sábanas, y jugábamos abiertamente con mi mujer, a imaginar que habíamos cambiado pareja solo por placer y después de dos meses, los invitamos a cenar a casa.

Llegaron puntuales, mi amor se había encargado de preparar una entrada agridulce y yo asaba algunas carnes a la parrilla, ellos trajeron unas bebidas y un postre helado, recuerdo que ella estaba terrible, con un pantalón engomado negro pegado a su piel y una remera entallada que dibujaba sus tetas como dos pelotas, con el cabello recogido y esa sensualidad que era innata en ella.
Se hizo evidente el calor en el ambiente, es que ella estaba conmigo, y Alexis con mi mujer, pasó la cena, pasó el postre, traje algunas bebidas blancas y un mazo de naipes, formé pareja con Roxanne, y jugábamos contra su esposo y mi mujer, era como que todo se acomodaba, pero en verdad, nosotros nunca daríamos el paso al frente.
En algún momento de la noche, y notando que nuevamente todo quedaría en amagos, Alexis empezó a hablar, a contarnos historias de sus interminables cambios de parejas y que estaban en búsqueda de cosas nuevas, por ejemplo, formar tríos.
Nosotros no entendíamos, pero el siguió

Miren, estamos jugando a las cartas cierto? juguemos entonces. Supongamos un juego de azar, donde tres de nosotros iríamos a la cama para hacer un trío, alguien necesariamente, debería ceder su lugar, puesto que acá no hay engaños, no hay cosas ocultas, ni infidelidades.

Las palabras sonaban peligrosas en la boca de Alexis, y las miradas calientes parecían desafiarse en deseos contenidos, yo tenía una erección dolorosa bajo la mesa, los pezones de mi esposa marcados como botones la delataban y asumí que todos estaríamos más o menos igual, él hizo cortar el mazo a su esposa, quien estaba a su izquierda y repartió una carta a cada uno, entonces dijo

Recordando que esto es solo un juego, y en una hipotética situación, sería justo decidir que quien saque la carta más baja, quedaría fuera de juego, al menos en la primera mano.

Se hizo un silencio profundo, yo era mano, el primero en voltear, podría haber renunciado, voltear la carta sería solo aceptar el trío, porque en el fondo, esto era más que un simple juego.
Di vuelta, un tres de oros amargó mi noche, mierda, no tenía muchas posibilidades de salir bien parado, maldije mi suerte, siguió el turno de mi esposa, y de igual manera tenía el interrogante, Sofía sería capaz de voltear? estaba realmente dispuesta?
Un reluciente rey de oros le llenó la cara de sonrisas, la tensión se transformó en placer y volví a maldecir, ella ya estaba dentro, y yo no quería quedar fuera.
Turno de Roxanne, un dos de espadas pareció sentenciarla, y yo me sentí aliviado, estaba dentro, apenas, pero estaba dentro.
Ella tiró la carta con bronca, y Alexis cerró la vuelta con un siete de bastos, él la tomó por el brazo, y le dijo

Lo siento amor, quedas fuera, agradece que solo es un juego, cierto?

Preguntó a modo de desafío
Pasaron unos minutos más y definitivamente era muy tarde, al despedirnos, Roxanne me dijo

Estos juegos son peligrosos, me quedaría sola, pero bueno, a vos te cogerían a tu linda mujer, igual esto es un pacto, uno a uno iremos quedando fuera, yo seré la primera

Sus palabras sonaron a un frío puñal, como una advertencia, y solo se fueron.
Había sido una hermosa velada, con un final erótico, con un juego de azar, porque todo había sido un juego, o no?

CONTINUARA

Si te gustó esta historia puedes escribirme con título ENCUENTROS PELIGROSOS a DULCES.PLACERES@LIVE.COM

2 comentarios - Encuentros peligrosos - parte 1 - Luna de miel

alejandro1265 +1
Muy bueno!!! Esperando el siguiente relato