Inocencia caribeña, Pervertida -1-

Autor BEX LOVE
ATENCIÓN:(Antes de comenzar el relato, quiero advertir que esta es una historia donde se prolonga en el tiempo, y el comienzo de la misma es mas para que cree el ambiente e ir conociendo a ambas mujeres. No faltará todo tipo de situaciones sexuales y pervertidas para disfrutar. Pronto llegaremos a esos momentos.) Ahora sí, os dejo con el inicio de este relato.
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Esta apasionante historia de amor, sexo, celos, erotismo, dominación e incesto, comienza cuando decidí tomarme un año sabático después de mi separación. Dejé mi trabajo como ingeniero en una empresa de energías renovables, para embarcarme en un viaje al caribe y desconectar de una vida rutinaria y amargada.
Mi nombre es Vincent, de ascendencia estadounidense, aunque nací y viví en España toda mi vida.
Fui un hijo afortunado, pues mis padres eran adinerados y recibí una suculenta herencia cuando fallecieron en un accidente de tráfico. Pues poseía un ático en el centro de Madrid, un chalet en la costa Alicantina, mas otra casa en la sierra en los pirineos aragoneses.
Como comprobareis el dinero no era problema para mí, pero aun así no me satisfacía tener todo el dinero que necesitaba ni mis bienes materiales. O al menos no sabía sacarle el provecho necesario para mi felicidad. Decidido a darle sentido a mi vida, realicé el viaje al caribe que la cambió por completo, saqué un billete para Rep. Dominicana y embarcarme en mi nueva aventura.
Al aterrizar en Santo Domingo, me dirigí al aparta-hotel que había reservado y dejé allí todas mis maletas y enseres para salir a la ciudad y visitar cada rincón. La gente allí es muy amable y distendida, me gustaba el acento local, el clima y la ciudad… pero lo que más me atraía eran las mujeres y chicas de allí, casi todas eran bellezones, de piel blanca, mulatas y negras.
Había mucha variedad, además solían vestir con ropa muy corta y ceñida, algo muy típico del lugar, claro está, por el clima caluroso.
Después de pasar toda la mañana recorriendo los lugares más turísticos, decidí irme a algún sitio mas apartado y menos turístico de la ciudad.
Cogí un taxi y le dije al taxista que me llevara a las afueras. Me Llevó a un pueblo que tenía mucho encanto, le pague y dije que me diera su teléfono para llamarle en unas horas para que me recogiera, y así lo hizo. Al bajar del taxi y dar un corto paseo por el pueblo, entré en una pequeña tienda donde tenían comestibles y otros artículos varios, pues tenía intención de comprar algunas botellas de vino y ron para llevarme al aparta-hotel. Al entrar en la tienda había una dependienta señora mayor muy amable que me saludó y dijo que cualquier cosa que necesitara se lo dijera.
No había nadie en la tienda, (o eso creía yo). Estaba mirando algunas de las botellas que iba a llevarme cuando en el pasillo de al lado escuché la voz de una mujer.
  - No mi amor no, sabes que ahora no podemos permitirnos nada de eso.-
A continuación, oí el lamento de otra voz femenina, esta vez más joven, la de una adolescente quejándose…
- ¿Mami por ue ya no puedo tener nada? - decía casi sollozando.
- Deja de quejarte y coje solo lo que te he dicho y deja lo demás.-
La chiquilla enfurruñada se dio la vuelta para dejar en los estantes los artículos que había seleccionado, parecían cosas de peluquería, tintes y artículos para el cabello. La chica adolescente apareció por mi pasillo donde yo me encontraba, pues los artículos que llevaba se disponían al lado de donde yo me encontraba.
Al verla aparecer, mis ojos se abrieron por completo, ella me miró aún con cara de pena por tener que dejar todo lo que había escogido. Me quedé sobrecogido por la hermosa visión que tenía ante mi. Era una chica guapísima, de piel mulata, cabello largo medio rizado y ondulado negro, unos ojos grandes oscuros, mediría como 1.60 cm y llevaba puesto un short vaquero y una camiseta de tirantes amarilla. Pero es que para la edad que se suponía tener, tenía un cuerpo muy desarrollado, era voluptuosa de pecho y culo respingón.
Después de dejar los artículos, me volvió a mirar con aún cara de pena y se dirigió al pasillo donde estaba la otra mujer. ¿Qué puedo decir?, que verla caminar desde atrás, contoneando su hermoso trasero me trastornó. Me dirijo al mostrador y pagar las bebidas que había seleccionado y allí estaban las dos mujeres para pagar lo suyo.
- Son 190 pesos – Dijo la dependienta a la mujer que parecía adulta.
- No nos llega para todo mi amor. – Le dijo la mujer adulta a la chica joven mulata.
- Tenemos que dejar los panties (braguitas) que elegiste para poder pagar la comida.-
La chica joven resoplo con cara de pena y tristeza al ver que lo único que la habían dejado comprar no podían permitírselo.
- Ya hace dos semanas de mi cumpleaños y ni siquiera unos panties me compras mami.-
Al decir lo de mami me quedé sorprendido pues la mujer era de piel mas clara, aunque también de un tono tostado. Era mas alta que la chica, unos 1.70 cm de altura y cuerpo esbelto, aunque compartían el tamaño del trasero y caderas, la madre tenía algo menos de pecho que la hija. Además tenía los ojos ligeramente rasgados, y un pelo castaño corto y mas liso, cortado a la altura de la nuca. Realmente parecía una modelo, a pesar de aparentar unos treinta y pocos años. Si era su madre, debió tenerla muy joven.
Al escuchar la conversación y justo tras ellas reaccioné.
- No se apuren por la compra, si quieren yo puedo pagarla, incluso lo que la chiquilla quería coger antes.-
Ambas me miraron extrañadas.
- Vamos, una chica tan linda y habiendo sido su cumpleaños hace poco, no puede quedarse sin su regalo.-
- ¿De verdad haría usted eso señor? - me respondió la madre.
- Claro, no hay problema, que coja todo lo que necesite y yo me encargo.
- Gracias señor, no sabe como se lo agradezco.
Mandó a su hija a coger los artículos de peluquería y me dio un abrazo muy complacida.
- Mi nombre es Lizbella y ella es mi hija, no se como agradecerte lo que acabas de hacer.-
Lizbella, el nombre le venía perfecto, pues realmente era muy bella… Aunque por el mismo parámetro, su hija debería llamarse “Lizbellísima”
- Mi hija “Pam” y yo estamos pasando apuros en estos momentos y nos has ayudado mucho, asi que muchas gracias señor.-
Se me hacía raro que me tratase de señor, no es muy común en mi país, además de que solo tengo 39 años y dudo que hubiera mucha diferencia de edad.
- Acabo de llegar a Santo Domingo y la gente de aquí es muy amable conmigo, ¿Qué menos que agradecérselo a dos chicas tan dulces como ustedes.?-
Ella sonrió de nuevo tras el piropo cuando llegaba su hija con un montón de productos de belleza.
- Pamela, dale las gracias al señor, que nos ha ayudado con la compra.-
- Gracias señor- decía con una amplia sonrisa, digo lo de amplia pues tenía una boca grande con grandes y gruesos labios marrones.
- Mi nombre es Vincent.- Dije presentándome a ambas mujeres esculturales.
- Muchas gracias Vincent. – volvió a responder la joven mulata.
Salimos con toda la compra a la calle y Liz me preguntó que planes tenía para hacer. Le respondí que dar una vuelta por el pueblo y buscar un lugar donde comer…
- Pues el mejor lugar donde comer es en mi casa, estás invitado, para agradecerte lo que acabas de hacer por nosotras, ¿Pam, quieres que el Sr. Vincent venga a casa con nosotras a comer.?
- Claro que si mami, ha sido muy amable y me gustaría que se quedara.-
Acepté su invitación y nos dirigimos andando por un sendero entre una espesa flora y arboles tropicales hasta su casa. Mientras caminábamos hacia ella, teníamos conversación de las cosas que quería visitar, a lo que me dedicaba en España y demás temas triviales. Pamela andaba con las bolsas de su compra unos pasos delante de mí y su madre Lizbella que caminaba a mi lado. No dejaba de mirar de reojo y con disimulo, cada vez que su madre no me miraba… el redondo y respingón culo que su hija movía al caminar… era casi hipnótico.
- Has tenido una hija preciosa.- Le dije a Liz cuando ella me miró de repente.
- Gracias, pero esa es una edad muy difícil, además ella está muy desarrollada para su edad, solo tiene 16 años y es muy inocente, no quiero que cualquiera se a
proveche de ella.-
Realmente ese cuerpo inducía al pecado con esa carita angelical de amplios labios gruesos, grandes ojos y naricilla chata.
Llegamos a su casa, que era una simple choza muy humilde con paredes encementadas y techo de uralita. Me invitó a pasar y me dijo que me sentara en un viejo sillón que tenía en el salón, mientras ella iba a la cocina a preparar la comida.
- Mi amor, hazle compañía al Sr. Vincent mientras preparo la comida y sírvele una copita de vitamina R - (es como llaman al ron allí).
Sentado en el sillón, oliendo el aroma que desprendía la comida que hacía su madre en la cocina y con mi vaso de ron en la mano, veía a Pamela sentada en el suelo rodeada de todos los artículos de belleza y peluquería, abriéndolos y mirándolos como una niña en el día de reyes.
Me miraba sonriendo con las piernas cruzadas y enseñándome a modo de orgullo todas las cosas que había conseguido. Desde mi posición no apartaba mirada de su gran pecho, pues la camiseta de tirantes solo tapaba lo justo, no usaba sostén y aun así sus enormes pechos lucían tersos y prominentes debido a su edad.
Yo me estaba excitando con esa visión y enseguida empecé a tener una erección. Cuando empezaba a fantasear con poder “jugar” con ellos, apareció su madre con una olla de comida que puso sobre la mesa.
- Mi amor, guarda todo eso en tu cuarto, lávate y vamos a comer.-
Pamela se levantó y en vez de irse a guardar todo lo que le pidió su madre, se dirigió a mí, me dio un abrazo y un beso en la mejilla.
- Gracias papi. – me dijo después del beso, y se marchó dando saltitos con todas sus bolsas hacia otra habitación a guardarlas.
Me agradó su reacción espontánea del abrazo y el beso. Su madre sonrió a tal acto y dijo que no la veía tan feliz en mucho tiempo
- Yo también te lo agradezco- dijo Lizbella al tiempo que se acercaba y me daba un beso en la mejilla… pero éste era más pausado y largo que el de su inocente hija. Me miró con alegría y nos dispusimos a disfrutar de la comida los tres.
Hablamos, reímos, comimos y pasamos un momento muy ameno durante la comida. Después de comer, entre ellas recogieron la mesa y Liz mandó a su hija a recoger la habitación y tomar una siesta. El calor que hacía dentro de la choza era tremendo, y ella al darse cuenta me invitó a que podía descamisarme si quería… y así lo hice. Ella salió del salón a su habitación y volvió cambiada con un vestidito muy corto de tirantes blanco. Verla así con tan poca ropa (no llevaba sujetador y aun así tenia los pechos bien firmes y colocados.) Me dio otro subidón de calentura… Sirvió dos vamos más de un licor llamado “Mamajuana” y se sentó junto a mí.
- ¿Cómo un hombre tan atractivo, joven y amable ha llegado hoy a mi casita? – dijo mientras reía…
Eso me sonaba a cortejo… y viniendo de una mujer tan linda no iba a desaprovecharlo.
- Mas bien será como he podido encontrar una mujer tan hermosa y su preciosa hija, me iban a hacer pasar mi primer mejor día de vacaciones. –
- ¿De verdad te parezco linda?-
- Claro que sí. – La miré mientras se lo decía, y ella hacía movimientos exagerados de modestia.
- Me extraña que estéis solas, siendo una mujer tan bella.- Ahora ella dejó de hacer esos coqueteos para asombrarse un poco…
- El padre de Pamela nos abandonó hace unos años, como ves vivimos muy humilde, y sí que he tenido hombres, pero no valían nada, además, nadie quiere hacerse cargo de una madre y su hija… -
- Por lo poco que os conozco, yo lo haría encantado. –
Se quedó mirándome después de mi respuesta un poco asombrada.
- Ay papi, ni que me hubiese tocado la lotería.-
Me hizo gracia lo de “ay papi”, pero eso era muy común allí, además que quizás estaba mas distendida después de las copas que habíamos tomado de ron.
- Haremos una cosa si tu quieres.- Le dije… - Como acabo de llegar y no conozco nada de aquí, os invito a ti y a Pamela a cenar en mi aparte-hotel y ambas me acompañáis por la ciudad a conocerla, ¿Qué mejor que ir acompañado de dos bellezas para que me la enseñen?.
Sin decir palabra dejó su vaso en el suelo, se levantó de su silla y se sentó entre mis piernas dándome un beso en la boca
- Sr. Vincent, es la mejor idea que podrías proponer – Dijo después de besarme…
- No me llames Sr. Vincent. –
- Vale papi – y volvió a besarme en la boca mientras con sus manos acariciaba mi nuca.
Al caer la noche fuimos a la ciudad en el mismo taxi que me había llevado al pueblo de Liz y Pam. Ellas se habían acicalado y cambiado para la ocasión. La madre llevaba un vestido rojo hasta la rodilla de largo, con un poco de vuelo en la zona de la falda, y unos tacones. Pamela, la hija llevaba un vestidito estampado blanco de tirantes con dibujos de flores, ajustado hasta los muslos, y unas sandalias planas.
Iba acompañado de dos bellezones morenas agarradas a mis brazos cada una, pues el día juntos nos había dado la confianza a ello. Comimos en un restaurante bastante conocido lleno de turistas y seguidamente nos fuimos a una zona con ambiente festivo a tomar unas copas y bailar. Yo no sé bailar apenas, pero ellas si, y contoneaban sus cuerpos al son de la música de salsa que ponían en ese momento.
Lizbella se movía como pez en el agua, contoneando su cuerpo con la música intentando sacarme a bailar y seguir sus pasos. Torpemente bailaba a su lado mientras ella sonreía feliz. Su hija bailaba con nosotros pero sola, ambas hembras suscitaban muchas miradas de los contendientes, la mayoría turistas, y yo me sentía ampliamente orgulloso de tener a dos preciosidades bailando conmigo.
Entrada bien la noche, serían como las 3 de la madrugada, salimos del local, yo había tomado unas copas de más, y Liz también (se veía que le gustaba la fiesta), hasta Pamela bebió alguna copa, y su madre la dejaba hacer, solo por festejar el momento.
- Que pena que se acabe la noche mami, con lo bien que lo estamos pasando –
- si hija yo también lo pienso – … Ese era mi moento entonces…
- La noche no ha acabado por que salgamos de bailar, podemos seguir en otro sitio – Les dije.
- ¿De verdad Sr. Vincent? – Dijo Pamela con esos ojos grandes e inocentes con cara de alegría mientras aferraba uno de mis brazos.
- Si queréis vamos a mi aparta hotel y seguimos bailando y “tomando” allí. –
- Sí, si, siiiii, porfa mamita, di que sí. – Lizbella me miró complacida y asintió a su preciosa hija.
- Claro mi amor, si papito Vincent nos invita, no podemos rechazarlo. –
- Siiii, papi, quiero seguir divirtiéndome. – Dando saltitos y agarrándome también del mosmo brazo que su madre. Mientras daba saltos rebotando sus voluptuosos pechos ante mi… y no cabía mas de gozo al verla.
Llegamos al que era mi hogar en otro taxi, un aparta-hotel con su zona de jardín compartida, cocina, salón y un enorme dormitorio que daba a un baño con jacuzzi y un balcón con unas vistas espectaculares. Apenas había dado cuenta del lugar cuando llegué, pues solo había entrado para dejar las maletas y ducharme.
- Halaaa, que sitio mas lindo mami, mira… tiene bañera. –
Pam recorría cada rincón del aparta-hotel asombrándose de cada cosa que veía, pues ellas en su huilde choza donde vivían solian bañarse en un barreño lleno de agua con una vasija. Lizbella también estaba asombrada, pues creo que jamás había estado en un lugar similar antes.
- ¿De verdad podemos quedarnos en este lugar contigo? - ;e decía incrédula la bella madre de Pamela.
- Solo con una condición. – Y ambas mujeres me miraron atentas al decirle esa frase. – No me podeis llamar mas por mi nombre, ni tampoco señor…., me gusta cuando me llamáis papi…
Las dos mulatitas se echaron a reír a la vez y a la vez ambas dijeron. – Papiiiii!!!! –
Les puse música y serví otras copas de ron a ambas.
- Pam mi amor, esta es la última que tomas, no quiero que te pongas mala. –
- Si mamita. – Cogió su vaso y se puso a bailar ella sola en el salón.
Yo la miraba con ojos de deseo, ese cuerpito bien bronceado, voluptuoso, moviéndose al ritmo de la música, me hizo tener pensamientos de lujuria, imaginando poder tocar ese enorme culo y esas tetas rebosantes de la pequeña Pamela.
- Ay papi, de verdad que no sé cómo agradecerte todo lo que has hecho por nosotras. – Me decía esa madre bellísima mientras yo no quitaba ojo de su hija bailando tan feliz e inocente. No sé si su madre mientras me miraba y decía aquello, tenía la más mínima idea del deseo que su hija despertaba en mi, mientras se contoneaba bailando.
- Mira, no te preocupes por eso, vuestra compañía ya me paga de sobra todo lo que te puedes imaginar, me has invitado a tu casa y yo debía corresponderos de la misma manera, además, lo estamos pasando muy bien, así que solo disfrutemos y no nos preocupemos. No he venido a pasar unos días y largarme como cualquier turista, … pienso quedarme una temporada, y si tengo vuestra compañía, es seguro que valdrá cada segundo que compartamos. –
- ¿Así que piensas quedarte un tiempo aquí? –
- Por supuesto, ¿no te agrada? –
- Desde el primer momento que nos vimos me agrada, pero sé cómo sois los extranjeros… Vais buscando la compañía de una mujer y pronto cambiais por otra diferente. – Hice una pequeña mueca de negación y ella continuó… - Además, ¿Quién quiere estar con una mujer de 32 años y su hija.? En pocos días buscarías a una chica más joven sin cargos familiares… - Le puse un dedo en la boca para que no siguiera hablando…
- No buscaba nada, y de la nada me he encontrado una mujer preciosa con una hija encantadora, así que no tengo intención de cambiaros por nadie, ni quiero… - Liz se ruborizó al decirle aquello.
- Quiero que os quedéis esta noche conmigo, que disfrutéis, y que no te preocupes de nada, pues mañana si tú quieres seguimos los tres juntos y continuar con nuestras visitas a todo el país mientras me lo enseñas. –
Al decirle aquello se quedó totalmente asombrada… ¿Todo el país?... Eso suponía demasiado tiempo. Su cara de incredulidad pasó a una de recelo al pensar que solo la estaba engañando para aprovecharme de ella.
- Ay papi… no bromees con eso, sabes que he pasado muy malos momentos, y tú me ofreces un edén. – Me miraba con cara de lástimas mientras me lo decía.
- Si de verdad tu hicieses eso por mi, por mi hijita… haría lo que fuese…- Con ese fuese puso una mano sobre mi muslo…
- ¿Ah si? – le respondí mientras ponía mi mano sobre la suya… - ¿Lo que fuese? –
- Lo que fuese – Respondió mientras me miraba a los ojos y mordía su labio inferior… Miró a su hija bailar y la llamó…
- Mi vida, amorcito… ¿Por qué no te vas a la cama a dormir ya?, es muy tarde y papi quiere descansar.
- ¿Y dónde voy a dormir mami?
- Ve al cuarto y luego iré, mientras Vincent y yo nos tomamos la última copa y nos acostaremos pronto. –
Pamela obedeció sin rechistar a su madre, también por complacerme a mi y no agraviarme pensando que estaba cansado y con ganas de dormir. Apagó la música y fue a darle un beso a su madre, acto seguido vino hacia mí y me dio un beso largo y sonoro en la mejilla mientras me abrazaba…
- Gracias papito por este dia tan divertido. – Me dio otro beso mas en la otra mejilla y se fue al dormitorio, dando las buenas noches con la mano.
- ¿Quieres otra? – Me dijo Lizbella señalando el vaso de ron… Antes de contestar a su pregunta me dijo… - ¿O quieres algo diferente? – Sin dudar y con el punto de alcohol que llevaba le contesté…
- Si, quiero algo diferente… pero con el mismo color tostado del ron y aún mas dulce… -
Lizbella se sentó en mi regazo y llevó mis manos a sus pechos. Realmente mi intención al decirle aquello se refería a su tremenda hija mulata al verla despedirse al dormitorio con ese culo bamboleante moviéndose, me puso a mil hace unos instantes.
Pronto se despojó de su vestido rojo y solo le quedaba puesto un tanga también rojo y los zapatos de tacón.
- ¿Es esto lo que te apetecía? – Contoneándose y poniendo sus manos en las tetas descubiertas.
- A mí siempre me apetece más. – Le respondí. Acercándose a mi oído me susurró…
- … Papi, todo lo que me pidas te lo voy a dar. – Me lo dijo susurrándome y chupando mi oreja.
- Entonces ponte delante de mí, date la vuelta y bájate las panties. – Sin decir nada, se levantó de mi regazo e hizo lo que le pedí. Se puso de espaldas a mi de pie, giró la cabeza mirándome al mismo tiempo que mordía su labio inferior, y agachándose poco a poco, fue bajándose con los dedos pulgares el tanga rojo que llevaba puesto… No dejaba de mirarme mientras lo hacía, y hacía leves gemidos para provocarme.
- ¿Es eso lo que te apetecía papi ? – Me lo dijo al bajarse la tanga hasta los tobillos sin dejar de apartar su mirada a mis ojos.
- Me encanta lo que veo, pero tienes un culo tan hermosos que seguro que guarda algo lindo entre ellos. – Le dije…
- Así que tu quieres ver lo que estas nalguitas morenas guardan. – Asentí con la cabeza mientras mi mano se posaba en mi entrepierna.
- Entonces te voy a enseñar mi regalo para ti. – Con sus dos manos abrió su generoso trasero dejándome ver a pocos palmos de distancia su ojete y rajita ya algo humedecida.
- Ummm!.. Creo que son dos regalos los que me das. –
- Entonces tu tendrás que darme uno a cambio – me respondió rápidamente.
- Te daré uno especial, más todos los que tu quieras si me dejas que haga con ellos lo que quiera-
- Papito lindo, quiero mis regalos…, así que toma lo que mas te guste. –
Cuando me dijo eso ya perdí el control sobre mí. Mi polla luchaba por salir del pantalón y no podía contenerme más. La agarré de los muslos y la acerqué hacia mi, no dejaba de separarse las nalgas dejándome a mi disposición todo lo que me ofrecía… Observé detenidamente ese culo abierto, moreno, con su ano a la altura de mis ojos y debajo de los pliegues de su coñito babeante… Al ver que sólo me deleitaba con la vista de su trasero sin llegar a hacerle nada. Me espetó..
- Cariño, ¿No te gusta lo que te ofrezco? – Puso cara de enfado mientras me miraba boca abajo.
- Sólo estoy decidiendo que comerme primero…-
- Comete mi culo…! – Me respondió casi al instante. – Está muy limpio y siento muchas cosquillas cuando me lo rozan. – Soplé en su ojete y le puse un dedo sobre el acariciándoselo… Ella gimió arqueando la espalda.
- Así, me encantaaa…!!! – Decía mientras la manoseaba por su ano. – Papi, pásame la lengua en el, quiero sentirla…- Dejé pasar unos segundos mientras la manoseaba cuando le di dos cachetes en su redondeado culo… Ella exclamó un “Ayy” sin demasiada fuerza. -¿Por qué me pegas.., no te gusta mi culito?-
- Mas bien dirás culazo – Le respondí mientras sonreía.
- ¿Qué mi culo es muy gordo? –
- Me encantan los culos gordos y sabrosos. –
- Entonces con más ganas deberías comértelo – Respondió con un enfado simulado.
- Es que también me gusta azotarlos y ver como rebotan. – Se dio la vuelta, me besó en la boca y me dijo algo que me encantó.
- Cuando te conocí esta mañana, me gustó que me compraras todo de la tienda…, ¿pero sabes? Solo pensaba en ese momento, que solo eras un “Yuma” (viejo extranjero) mas, y quería aprovecharme de ti…
La miré con cara picarona y la dejé continuar… - Pero he visto que no eres como los demás, has sido dulce conmigo y con mi nena, así que por lo tanto he sido mala contigo…, creo que merezco un castigo. – Me miró con cara de niña arrepentida, se colocó apoyando su vientre entre mis piernas, dejándome todo su hermoso culo en pompa hacia mí… -Pégame por ser tan mala papi- Una de mis fantasías se mostraba ante mí, una mujer con un cuerpo escultural se ofrecía a azotarle su hermoso culo.
- Has sido muy mala y vas a recibir tu merecido. – Empecé a darle cachetes en su culo. Al principio no muy fuertes, pero al ver que no se quejaba, continué a darle más fuerte… Ahora gemía cada vez que le pegaba en su hermoso trasero. Al ser morena de piel, no se notaba si se le enrojecía cuando le pegaba. Así que seguí pegándole hasta unos 30 azotes. Cada vez gemía mas fuerte, asi que dejé de azotarla por si su hija se despertara del ruido que hacía.
- ¿Ya mi amor? – me dijo satisfecha.
- Si, ya puedes levantarte, solo una cosa más. Si quieres que pasemos juntos todo este tiempo, no debes mentirme en nada mas, aunque solo te lo guardes para ti.
- Si cariño, me he sincerado contigo, porque veo que no eres como otros.-
- Me gusta escuchar eso, ahora dime, ¿Qué es lo que quieres? -
- Me duele un poco el culito… perdón, mi culazo, ¿Podrías remediarlo? -
La recosté sobre el sofá-cama boca abajo y empecé a acariciar su moreno culo, lo hacía con la llema de los dedos para después darle besos con el.
- Me encanta lo que me haces Vin… No pares…-
No me importó que me llamara por mi diminutivo, también me ponía que usara mi nombre, ya que desde que se lo dije siempre me llamaba papi. Se quedó profundamente dormida mientras le acariciaba el culo y lo sobaba, parecía no darse cuenta de nada. El efecto del alcohol y el masaje habían hecho que durmiera así. Aunque tenía a un bellezón de mujer ante mí, en mi cabeza solo veía a la voluptuosa Pamela. Me levanté del sofá dejando a Lizbella totalmente desnuda y soñolienta para dirigirme al dormitorio donde se encontraba su dulce hija. Abrí la puerta sin hacer nada de ruido y entré en la habitación, la ventabna estaba abierta de par en par y esa noche había luna llena, por lo que aún en oscuras había visibilidad. Pamelita dormía a pierna suelta solo con unas braguitas blancas con dibujos infantiles, con una rodilla flexionada y abrazando la almohada.
Podía apreciar su enorme y redondo culo (más grande que el de su madre aún) alzándose ante mi, aun siendo una chica mulata y a oscuras bajo el manto de la luz de la luna, podía apreciar bien todo su esplendor. Me acerqué a la cama y me puse de rodillas en el borde inclinándome hacia delante, poniendo mi cara a la altura de su trasero. Era tan espectacular y hermoso que no dude en darle un beso sobre su braguita infantil. Ella ni se inmutó, seguía durmiendo como si nada. Cada vez presionaba más mis besos sobre su prominente y dorado culo. Hizo un gesto de desperezarse y alargó su pierna flexionada junto a la otra, y quedó otra vez profundamente dormida.
Pamelita, esa chiquilla de ensueño, con un culo y pechos que eran más de una actriz porno que de una jovencita caribeña desconocida, estaba acostada semidesnuda ante mí, y su madre durmiendo más por la borrachera que llevaba que por el cansancio. A Lizbella me la podría haber follado como quisiera esa noche, pero realmente quien me ponía a cien era su escultural hijita. Volví a pasar mi mano sobre su generoso culo, podría hacerlo toda la noche entera y ella ni se inmutaría, seguramente tendría un sueño profundo y feliz después del día que pasamos. Al verla incapaz de reaccionar a mis caricias sobre su trasero, decidí ir un paso más allá… puse mis dedos alrededor del elástico de sus braguitas y empujé hacia abajo, solo pude bajar hasta la mitad de su abultado culo, cuando volvió a removerse…
- Mami… déjame dormir…- Es lo único que dijo y a los pocos segundos siguió en su profundo sueño. Cuando me percaté que dormía de nuevo, volví a intentar bajarle las bragas hasta debajo de su culo. La visión era impresionante, mi erección era de las más duras que había recordado. Me bajé del todo el bóxer que llevaba y los dejé caer al suelo, encendí una de las lámparas del dormitorio para poder ver mejor semejante manjar…
Un culo rebosante de una adolescente morenita yacía ante mí. Mi polla goteaba el líquido pre seminal mientras con mis manos apartaba esos glúteos de piel morena… acerqué mi cara a su trasero para oler ese aroma embriagador. Estaba absorto con lo que olia y veía, no podía aguantarme más… Puse mi lengua en el pliegue que terminaba su espalda y empezaba su culo, y fui lamiendo lentamente hasta llegar al agujerito de su ano. Sabía tan sabroso ese culo, que empecé a lamer con más y más insistencia, hasta que la dulce jovencita se despertó…
- ¿Mamí…, que haces…? – dijo con voz soñolienta y sin apenas abrir los ojos.
- No es mami- Respondí casi por inercia y ante mi nerviosismo al hacer que se despertara. Al escuchar mi voz, se asustó al no reconocerla al instante.
- Mami, Mami…- dijo alzando la voz un poco.
- Shsss! Tranquila cariño, soy papi que viene a ver si duermes bien-
- Hay papi, tenía una pesadilla donde unos fantasmas me robaban a mi mami y se reía de mi…-
- No te preocupes princesa, he venido a ahuyentarlos para que te dejen en paz, y protegerte para que no vuelvan…- Es lo primero que se me ocurrió en decirle, pero al parecer se sintió satisfecha y contenta de que estuviese protegiéndola.
- Sí, haz que se vayan… son malos… - Se volvió a incorporar para seguir durmiendo como si nada hubiera pasado.
En ese momento se me ocurrió algo que en su estado de soñolencia y quizás de borrachera, no fuese capaz de rechazar.
- Papi, protégeme de los fantasmas que no me hagan daño a mi y a mi mamita.- Todo eso lo dijo balbuceando sin apenas ser consciente. Ante una chiquilla medio dormida con el culo al aire y su madre durmiendo a escasos metros de la habitación, me produjo un deseo que no era comparable a nada que había sentido antes jamás.
- Pam… Pamelita…- Le susurré al oído. – Tengo que espantar a los fantasmas, y solo se puede hacer de una manera.- Ella se despertó un poco y poniéndose de lado me preguntó.
- ¿Cómo puedes echarlos?- Al ver que su respuesta era tan inocente como ella, no dudé en indicarle que hacer…
- ¿Puedes ver lo que tengo entre mis piernas?-
- Si papi, eso es una pinta, todos los chicos la tienen.-
- ¿Y tú como sabes eso?-
- Porque las he visto en mi colegio, y además mis amigas cuentan como la tienen sus novios.-
- ¿Y tu tienes novio?-
- No… mi mamá no me deja, dice que son malos para mí.-
- ¿Y te gustaría tener un novio.?-
- Sí…, casi todas mis amigas del instituto tienen uno.- Me miraba con la cara hacia abajo y sus ojos hacia arriba, queriendo tener mi aprobación.
- No te preocupes cariño, si quieres tener novio, tendrás a quien quieras, ya eres lo bastante mayor como para poder tenerlo.- Miró hacia mis ojos asombrada, y contestó…
- ¿Y mi mamá?-
- Yo puedo convencerla para que te deje tenerlo, ¿Te gusta algún chico?-
- La verdad es que no, sólo es por tener novio como las demás-
- ¿Y si yo quisiera ser tu novio, me querrías como tal…? Asombrada ante mi propuesta con la boca abierta, me contestó…
- Seguramente serás novio de mi mami, he visto como la miras. -
- Pero no has visto como te miro a ti.- Contesté.
- ¿Tu a mi me miras? Eres muy mayor para mi.-
- Se que es lo que te parece, pero a las chicas de tu edad les gustan los hombres maduros-
- Jajajaja, eres un loco papi. ¿Y mi mamá que?, creo que le gustas mucho, podrías ser mi papá.-
- Y si fuera tu papá, ¿No te gustaría ser mi novia.?- Ante esa pregunta se extrañó por que no concebía ser su padre adoptivo y novio a la vez…
- No sé…- Es lo único que respondió.
- Podemos ser novios y también ser tu papi de verdad…, pero solo si no le dices nada a tu mamá.-
- Vale – Me respondió encogiéndose de hombros y como si fuese algo normal.
- Si ahora somos novios, ¿Qué tenemos que hacer?-
- Lo primero y más importante es que tu madre no lo sepa, será nuestro secreto.-
- Vale- Respondió mi nueva y adolescente novia mientras asentía con la cabeza. –Y lo siguiente, es que te pondré unas normas para que las sigas, tendrás que hacer todo lo que te diga-
- Vale papi, haré lo que me digas y seremos novios.- Lo dijo con tanta naturalidad y confianza que me dio la certeza que podría continuar con mi cuento de los fantasmas sin ningún reparo.
- Muy bien Pamelita, ahroa que somos novios voy a hacer que los fantasmas de tus pesadillas se vayan para siempre.-
- Si papi si… ¿Qué tengo que hacer? –
- Es muy sencillo, la primera vez solo tienes que ponerte de rodillas sobre la cama. –
- ¿Así?... – Haciendo ella lo mismo que le pedí, aún tenía bajadas las braguitas que antes le quité.
- Muy bien mi amor, ahora con tus manos debes abrir tu culito, es lo que mas les gusta a los fantasmas, pero yo pondré mi cara en el para que se asusten y no vuelvan.- …(Hasta a mi me parecía estúpida la proposición, pero es lo único que se me ocurrió en ese momento de calentón y algo de borrachera.)
- Si, si, si…- Pamelita me hizo caso y abrió su redondeado y jugoso culo ante mí, mientras estaba a cuatro patas sobre la cama. –Rápido papi, pon tu cara ahí y échalos para no tener mas pesadillas. - …Metí mi nariz empujando su anito cerrado mientras mi boca llegaba a su chochito. Tenía algunos pelitos en el, probablemente nunca se rasuró, pero aun así me daba igual. Saqué mi lengua y saboreé los incipientes jugos que empezaba a emanar de su rajita.
- Me haces cosquillas allí abajo…- Es lo que dijo cuando empecé a lamerla.
- ¿Entonces sigo o paro? –
- Sigue, sigue, me gustan…- Por lo tanto, seguí lamiendo ese coñito tierno, regalándome cada gota de jugo que me sabía a miel.
- Ummm… si llego a saber el gustito que me hace eso antes, ya me habría buscado un novio aunque a mi madre no le gustara que lo tuviese. –
- Mi niña-. Le dije con una sonrisa malévola.
- Siempre debes hacerle caso a tu madre, a no ser que yo te diga lo contrario, ¿Lo has entendido bien?-
- Si Papito, sólo cuando tú lo digas. - Seguí lamiéndole el coñito a Pamelita a cuatro patas, hasta que tuvo su primer orgasmo con mi lengua en su rajita. Le dí un beso de buenas noches, le subí las braguitas, y me dirigí al salón donde aún dormía Lizbella, sin darse cuenta que acababa de comerle el coño a su hija esa noche.

2 comentarios - Inocencia caribeña, Pervertida -1-

Cuckhot
Excelente relato!